Título: Sólo un poco más.
Fandom: EXO (y aparición de Taemin de SHINee).
Pareja: Lukai, mención de 2min.
Resumen: La SM ha dado vacaciones a sus artistas por el Año Nuevo Lunar, sin embargo, Jongin se siente frustrado porque no las está pasando con quien en realidad le gustaría.
Notas: no es AU, por inusual que sea en mí. Lo he escrito en presente porque me ha dado la gana. Mardisión gitana a
arrocyto por animarme a escribir esto cuando yo debería estar estudiando. Los créditos de la imagen también son de ella~.
Jongin sabe que es gilipollas. Taemin se lo suele repetir a menudo, pero incluso si no lo hiciera, Jongin lo sabe de sobra. Siendo objetivo, no entiende cómo la gente le soporta, porque dice y hace cosas que él mismo no aguantaría a otras personas. Kyungsoo suele decir que es maduro, pero su hyung no sabe nada.
Dejar que su mejor amigo lo prepare todo tiene sus ventajas e inconvenientes. Lo bueno es que no se tiene que preocupar por la planificación del viaje, el hospedaje, ni lo que harán en Japón. Es un país que no conoce, un idioma que no domina, por eso precisamente es el destino perfecto. Taemin está acostumbrado a ir y venir, sabe de sobra qué hoteles son indicados para su estancia por su discreción, por no mencionar las zonas de ambiente y fiesta. Hasta aquí todo bien. El problema es que su amigo no tiene precisamente control del dinero que gasta y es un desastre para organizar cualquier cosa, pero si fue capaz de irse solo a Suiza, confía en que puedan llegar en la fecha estimada a Japón.
Una vez lleguen al país vecino, lo que hagan allí no le preocupa en absoluto. Taemin es un culo inquieto, no le dejará descansar en ningún momento. Está emocionado por enseñarle el país que tanto le gusta y eso es precisamente lo que necesita: movimiento. Ir de un lugar a otro, hacer turismo y divertirse. Llevan años soñando con una escapada como esa, los dos solos comiéndose el mundo, pero se supone que no iba a ser del modo en que ha surgido.
En teoría, lo planificarían con tiempo y elegirían los destinos juntos, porque Jongin también quiere tirarse en paracaídas y hacer todas las cosas que Taemin ha tenido la oportunidad de hacer en los últimos años. Cada vez que le contaba una de sus anécdotas, Jongin se moría de envidia escuchándolas y su amigo le prometía que algún día lo harían juntos. El viaje a Japón se ha planeado en poco menos de dos días, ha sido apresurado y ahora se encuentran sentados en el avión que los está alejando de Corea.
Jongin debería estar emocionado, pero no lo está. Taemin le ha dicho que ni se moleste en fingir o le pegará un puñetazo. Jongin adora a su mejor amigo incluso si es un insensible de mierda, por eso se ha prometido que en cuanto pisen tierra extranjera, dejará todo su pesimismo en el avión y se concentrará en disfrutar.
En realidad, no es que sea insensible, Jongin sabe bien que no lo es, pero no es de los que muestran sus sentimientos fácilmente. Sus pensamientos más profundos son algo que comparte únicamente con aquellos con los que tiene auténtica confianza, y él es una de esas personas afortunadas. Sin embargo, Taemin habla sin pelos en la lengua y dice las cosas tal y como son.
-Después de haber vivido toda mi historia con Minho, vas y cometes el mismo error que yo. Es que eres subnormal.
-Vale, Taemin, ya lo sé, joder.
-No, ya lo sé, no -le interrumpe, porque le va a obligar a escuchar lo que tiene que decir le guste o no-. Porque soy yo el que te va a aguantar lloriqueando todo el viaje.
-¡Pues te jodes! ¡No haberme propuesto venir! -le dice enfadado.
Ninguno levanta la voz más de lo necesario, porque no están en un lugar privado en que puedan gritarse abiertamente.
-Encima desagradecido... -chasquea la lengua mientras Jongin desvía la mirada a la ventanilla- Mira, te has comportado como un imbécil, sí, pero él tampoco lo ha hecho bien.
-¡Es que es eso! -se gira inmediatamente- ¡Es que me da muchísima rabia! Luhan no para de ponerme excusas para todo, cuando no es uno, es otro. ¡Joder! ¡Que a Tao le ha faltado tiempo para pedirle a Sehun que pase las vacaciones con su familia! ¿Tanto le costaba llevarme como un amigo? ¿Qué pensaba? ¿Que le iba a comer la boca delante de su gente o qué?
-Cálmate -le pide Taemin, haciéndole un gesto para que baje la voz-. No tengo ni idea de cómo será su ambiente familiar, ¿vale? Pero tendrá sus motivos. Estamos hablando de Luhan, no de Tao, ése no piensas las cosas dos veces antes de hacerlas. Y Sehun menos.
-Pues a veces me gustaría que Luhan pensara un poquito menos, ¿sabes?
-Te gustaría que pensara un poquito más en ti -le corrige con una sonrisa de entendimiento.
Jongin se frustra más, porque lleva razón. Se cruza de brazos y vuelve a mirar por la ventana. Sabe de sobra que está mal que compare su relación con la que tienen sus compañeros de grupo, pero no puede evitarlo. A veces siente mucha envidia porque se nota el lazo fuerte que hay entre ellos. Uno siempre está para el otro y aunque no han dicho abiertamente que están juntos, todos lo saben y lo aceptan, cada uno a su manera. Sin embargo, nadie sabe lo que hay entre Luhan y él, salvo Taemin, claro, y puede que Minseok, no está seguro.
Le vuelve loco el estar con él las veinticuatro horas del día y sólo poder besarle cinco minutos, pero sabe que eso es lo que hay. Ahora comprende todo lo que Taemin le contaba respecto a Minho y él, especialmente los celos. Minho es una persona muy allegada a sus hyungs, del mismo modo que Luhan lo es con sus amigos. Pero la diferencia principal entre ellos, es que a Minho se le notaba ese brillo en los ojos cada vez que miraba a Taemin, cada vez que le hablaba, o cuando no estaba presente pero salía en el tema de conversación. Se le notaba enamorado, del mismo modo que se nota que Tao lo está de Sehun. Y eso es lo que quiere Jongin, que a Luhan se le note también.
-El último día estuve todo el rato esperando a que tuviera hueco para mí -le explica tras un largo silencio-. Me sentía ridículo. Le pidió ayuda a Minseok hyung para preparar su maleta, y luego estuvo hablando con Yixing y los otros. Me sentí invisible. Y cuando le hablé de la posibilidad de ir más tarde a Beijing... tendrías que haber visto su cara.
Jongin se pasa las manos por el rostro para borrar esa imagen de su mente. Incomodidad, eso era lo que había visto en él. Luhan ni siquiera tuvo que prepararse una excusa porque no se lo permitió. Le deseó un buen vuelo y se dispuso a marcharse, pero le impidió irse de ese modo, así que Jongin no aguantó más y soltó toda la mierda que llevaba acumulando. Luhan trató de hacerle comprender su situación, pero Jongin estaba cansado de ser siempre quien tuviese que adaptarse a él. Acabó diciéndole que hiciera lo que le saliese de los huevos y no se despidió de él.
Japón es impresionante. Jongin tenía muchas ganas de ir tras todas las historias que le cuenta siempre Taemin, pero vivirlo es mucho mejor. Su humor mejora en cuanto llegan al hotel, dejan las maletas, comen algo y empiezan a hacer cosas. Van cubiertos con gorros, bufandas y gafas de sol para no ser reconocidos. Se hacen pasar por dos chicos normales; hace mucho tiempo desde la última vez que tuvo la oportunidad de caminar por la calle sin cámaras ni fans que le persiguieran. No paran de decir tonterías, de reír y pegarse amistosamente. Taemin le lleva a sus sitios preferidos, se pierden por el camino unas cincuenta veces, pero eso lo hace más entretenido. No se acuerda de Luhan en ningún momento.
Al final del día está reventado de la caminata, porque sólo se han sentado cuando cogían el transporte público, a veces ni con esas porque no había sitio. Pero no es excusa para Taemin, que quiere salir de fiesta. Tampoco lo es para él, que está deseando dejarse llevar por la música y moverse sin control.
Taemin le pregunta si le importa que queden con unos amigos suyos, y a Jongin le da igual en realidad, pero le recuerda que sus conocimientos de japonés son limitados. Taemin bromea diciéndole que ni siquiera se le entiende en coreano, lo que hace que se gane otra patada.
Los amigos de Taemin son simpáticos y se comportan como anfitriones. Se sorprenden con su parecido y tienen que explicar, una vez más, que no son hermanos de sangre, pero sí de corazón. Comienzan a beber en cuanto pisan el primer garito y para cuando llegan a la discoteca, ambos están como una tuba, pero eso no les impide quemar la pista de baile. No recurren a los movimientos compenetrados habituales de las coreografías, sino que dan botes y se mueven sin control, mezclándose perfectamente con las personas que los rodean. Jongin no entiende nada de lo que le dicen los japoneses, pero ríe sin parar.
Puede que esté borracho, pero a Jongin no le pasa desapercibida la cercanía de su mejor amigo con uno de los chicos que les acompañan. Se apunta mentalmente interrogarle más tarde, aunque tiene claro que hay algo entre ellos cuando los ve dirigirse hacia el baño juntos. Se alegra por él y continua bailando con el resto del grupo. No tiene ni idea de quién más de ellos será gay, pero lo que sabe de sobra es que las dos chicas que van con ellos no han parado de intentar ligar con él desde que se presentaron. Al principio le incomoda, pero gracias al alcohol que recorre sus venas, le da todo igual. Baila con las dos a la vez y no le desagrada que le manoseen; Luhan debería verle para que sepa que podría tener a quien quisiera pero le ha elegido a él, así tal vez le valoraría más.
El pensamiento, sin embargo, le desanima notablemente. Se disculpa con el grupo en lo poco que chapurrea el japonés y se dirige hacia la barra en primer lugar, pero acaba saliendo de la discoteca porque se siente asfixiado.
Se apoya en una pared para estabilizarse y saca un pitillo que le cuesta encender. Fuma con ansiedad al principio, pero luego se relaja un poco. Piensa en lo que debe estar haciendo Taemin en el baño y le maldice con una sonrisa. Se lo ha pasado genial con él, continuará disfrutando de esos días a su lado, pero debe reconocer que no era así como quería pasar las vacaciones. No tiene ni idea de cuándo será la próxima vez que disfrute de unos días libres, pueden pasar años perfectamente, por eso le jode incluso más todo el asunto. Al final vuelve a amargarse y comete el error de sacar su teléfono móvil.
¿Cuántos días lleva sin escuchar la voz de Luhan? ¿Tres, cuatro días? Le echa tanto de menos que si pudiera, se arrancaría el corazón del pecho. Busca en las canciones que tiene almacenadas las covers que le graba Luhan y se pone el móvil al oído para escucharlas. Está siendo masoquista, lo sabe, pero no le importa. Le canta en chino, siempre, y su voz suena incluso más bonita en su idioma natal. Jongin no tiene ni idea de lo que dice la letra, pero le gusta fantasear con que son mensajes para él. No se ha atrevido a buscar la letra en Internet ni pedir que alguno de sus compañeros se la traduzca porque tiene miedo de que no cumpla sus expectativas.
Nunca antes en su vida se había sentido tan frágil. Su corazón es de cristal; si a Luhan se le resbalara de las manos, podría romperse al chocar contra el suelo. Es una sensación horrible, su felicidad depende de otro, su bienestar sentimental, su cordura. Es presa de su embrujo y no le importaría si supiera que Luhan siente exactamente lo mismo por él, pero cada día duda más.
Duda porque parece conforme con la situación que viven cuando él no lo está. Duda porque le bastan unos pocos minutos al día, un par de besos a escondidas. Duda porque cada día se siente más y más perdido. Más y más enamorado. Y le da miedo que sólo le esté ocurriendo a él.
¡A la mierda!, grita en su mente. Detiene la canción y busca su nombre en la agenda. Son las cuatro de la mañana, pero en China debe ser más temprano. Es un pensamiento sin importancia que le viene a la mente mientras escucha los tonos de la llamada. Y entonces se da cuenta de que no sabe qué hará si no le contesta. Si no lo hace, siente que podría morirse ahí mismo.
Pero Luhan lo coge y le deja sin respiración.
-¿Jonginnie? -pronuncia su voz somnolienta al otro lado.
Jongin le ve claramente. Le imagina en su habitación de Beijing, en una cama que no sabe cómo es. Despeinado y con los ojos cerrados, incapaz de abrirlos del sueño que tiene. Se pasa una mano por ellos para obligarse a despejarse, pero en seguida la vuelve a meter bajo las mantas por el frío. Se encoge, buscando calor, y deja el móvil sobre su oreja porque está de lado y puede sostenerse solo. Lo ve como si le tuviera delante, solo que no, no le tiene.
Y ese Jonginnie se le clava en el alma.
-¿Jongin? -repite, más despierto- ¿Eres tú? -añade inseguro.
Es normal que lo esté porque han perdido la cuenta de las veces que las fans han conseguido sus teléfonos móviles y han tenido que cambiar el número a consecuencia. Jongin emite un sonido afirmativo para que sepa que es él.
-¿Qué ocurre? Son las... -Luhan debe de haber despegado el móvil de la oreja para mirar la hora- Es muy tarde...
Jongin se vuelve a enfadar.
-¿Y qué? -espeta- ¿Estabas haciendo algo importante?
-No... -se sorprende por su tono y en seguida suspira- Sólo dormía...
-¡Genial! ¡Pues sigue durmiendo! -le dice, pero no se atreve a colgarle como le gustaría hacer.
-Espera -habla con firmeza, posiblemente se haya incorporado en la cama para disipar todo rastro del sueño-. ¿Estás borracho?
-No -miente fatal.
-Sí lo estás, se te nota en el tono de voz...
-¡Sí, vale! ¿Y qué si lo estoy?
-Nada...
-¡Claro! ¡Nada! ¡Nunca pasa nada! ¡Porque todo te da igual! -escupe las palabras una detrás de otra- ¡Tú estás durmiendo tan tranquilo mientras que yo no lo he podido hacer en días por pensar en ti! ¡Puta mierda! ¡Estoy harto!
-Jongin...
-¡Ni Jongin ni pollas! -le grita, sin que le importe nada que la gente le mire- ¿Te avergüenzas de mí?
-¿Qué? -se sorprende- Claro que no, ¿por qué...?
-¡Yo sólo quería pasar unos días contigo! ¡Me daba igual dónde! ¿Estás bien así? ¿Con cinco minutos al día? ¡Yo no! ¡No es suficiente! ¡Pero si esto es un juego para ti, entonces déjalo! ¡Déjame en paz! ¡Vete a la mierda! ¡Quédate con Minseok! ¡Con Yixing! ¡O con quien te salga de los huevos! ¡Pero a mí déjame en paz!
Ahora sí le cuelga, y no lanza lejos el móvil porque lo aprieta contra su pecho mientras se muerde los labios.
-¿Taemin? -le llama, mirando a su alrededor- ¡Taemin! -grita desesperado.
Los amigos japoneses de Taemin habían salido a buscarle al ver que no volvía, pero ninguno se había atrevido a decirle nada al verle gritar mientras hablaba por teléfono. Uno de ellos ha vuelto a entrar para buscarle, así que al poco aparece, seguido de su ligue. Jongin avanza hasta él y le abraza, rompiendo a llorar de inmediato. Taemin no necesita que le explique nada, se despide de la gente y se encamina hacia la parada de taxis. Su ligue los acompaña en silencio y es quien le da la dirección del hotel al taxista. Jongin no es consciente del trayecto porque no para de llorar sobre el pecho de su amigo, murmurando incoherencias. Taemin no responde, simplemente le acaricia y deja que llore todo lo que necesite.
Al llegar al hotel, se tumban en la misma cama y Jongin se queda dormido en seguida. Taemin le deja descansar y se fuma un pitillo antes de acostarse nuevamente a su lado para abrazarle.
Al mediodía siguiente, cuando despiertan, les acompaña una indeseada resaca. Jongin desearía no recordar lo sucedido la noche anterior, pero no es el caso.
-¡Mierda, mierda, mierda! -exclama repetidas veces, sentado en el borde de la cama mientras se sujeta la cabeza.
-Cállate, joder -murmura Taemin, negándose a despertar todavía.
Jongin busca su móvil para asegurarse de que ha hecho esa llamada y, cuando lo comprueba, se le viene el mundo encima.
-¿Por qué no me lo impediste? -le grita desesperado- ¿Dónde mierda estabas mientras yo la cagaba?
-¡Eh! No me culpes a mí ahora -se incorpora de malhumor-. Le dijiste lo que le tenías que decir, y punto.
Jongin le mira perplejo, pero en seguida se repone para enfadarse todavía más.
-¡Se supone que eres mi mejor amigo! ¡Tenías que estar ahí para impedir que cometiera una estupidez!
-Dos cosas, Jongin -le dice seriamente, poniéndose de pie para ir a la maleta que tiene abierta en mitad de la habitación-. Primero: no soy tu puta niñera. Y segundo: no te avergüences de expresar tus sentimientos. Era algo que tenías que decirle tarde o temprano, ¿que ha sido de esta forma? Bueno. Al menos ya lo sabe. Ahora le toca a él mover ficha.
-¡Me va a dejar, Taemin! ¿No lo entiendes? -dice desesperado, manifestando todo su miedo- ¿Quién en su sano juicio aguantaría a un niñato celoso como yo? Ya le monté un numerito antes de irse, y ahora le llamo y le monto otro. ¡Joder, si es que parezco Kibum hyung cuando no tiene lo que quiere!
A Taemin le hace gracia la comparación, aunque él no lo ve de ese modo. Kibum tiene un modo de actuar muy particular, y desde fuera parece ser caprichoso, pero sólo lo es con los asuntos irrelevantes. En lo personal, es una persona muy entregada y comprensiva.
Él, por su propia experiencia, comprende perfectamente a Jongin y le conoce lo suficientemente bien como para saber que el tema de Luhan le trae de cabeza. Ha llegado a su límite y ya no sabe qué hacer, se desespera por momentos, pero es que no depende de él y eso es lo peor. De entrada, Jongin no es una persona exigente, tampoco demanda atención, sino que va a su rollo y a veces puede resultar incluso pasota. Sin embargo, se preocupa por los suyos y es atento con los demás. Cuando comenzó lo suyo con Luhan, Taemin supo que acabaría del modo en que lo ha hecho. Sólo es un año mayor que Jongin, pero tiene mucho más mundo. El haber debutado primero, así como haber tenido antes una relación, le ha dado una experiencia que su amigo está adquiriendo ahora. Ve los errores que comete antes de que los haga, pero no puede decirle cómo actuar porque debe equivocarse para aprender. Toda la ansiedad y desesperación de Jongin venían de su inseguridad, y eso solamente podía arreglarlo Luhan.
-En serio, Jongin, cálmate. Fúmate un piti o algo, pero relájate. Por suerte para ti, Luhan tiene la cabeza bien amueblada. Cuando le veas te disculpas y ya está, aunque yo considero que no tienes que pedir perdón, pero hazlo si te quedas más tranquilo. -Coge la muda limpia de la maleta y se pone en pie.- Ahora voy a ducharme, luego lo harás tú y después iremos a comer algo, ¿de acuerdo?
Jongin suelta un gran suspiro y acaba asintiendo. Taemin no le dice nada más y se mete en el baño. Ese día vuelven a hacer turismo, pero no resulta igual de divertido que el anterior porque Jongin no puede dejar de pensar en su metedura de pata y las consecuencias que eso tendrá. No obstante, hay momentos en los que logra olvidarse de ello y disfruta junto a su amigo, aunque al rato vuelve a pensar en lo mismo.
Esa noche tarda cerca de una hora en convencer a Taemin de que salga de fiesta sin él. Han hablado de su chico y, aunque no es nada serio, quiere que aproveche para verle. Él no tiene cuerpo para fiestas y no quiere probar ni una gota de alcohol en mucho tiempo. Una vez consigue que su amigo se marche, pone la televisión japonesa y durante un rato se entretiene con un programa de música. Cuando termina, sigue sin tener sueño y le vuelven los pensamientos sobre Luhan, así que decide coger el iPod, poner música e improvisar coreografías en la habitación, que es lo suficientemente espaciosa como para poder bailar.
Cuando llaman a la puerta, piensa que es Taemin, que se ha arrepentido y vuelve. En realidad no tiene ganas de seguir discutiendo con él, así que le dirá que haga lo que quiera. Sin embargo, cuando abre la puerta, no es él quien está al otro lado, sino Luhan.
Jongin permanece con la mano en la puerta y los ojos abiertos como platos por la sorpresa. Al momento parpadea, porque no puede creer lo que ve. Ni siquiera ha fantaseado con esa posibilidad porque para empezar, ni la consideraba como tal. Sabía que no le vería hasta que terminasen las vacaciones y regresaran a Corea.
Pero ahí está, con la misma maleta que se había llevado a China y una expresión difícil de interpretar en el rostro. Luhan avanza sin decir nada, haciendo que él se mueva por acto reflejo para dejarle entrar y, en cuanto cierran la puerta, suelta el asa de su maleta, le acorrala contra la pared y le coge de la camiseta para besarle. El corazón de Jongin late mucho más rápido de lo que había comenzado a hacerlo al abrir la puerta, y todo lo que puede hacer es rodearle de la cintura y corresponder su beso. No obstante, su mente no puede dejar de pensar.
Tiene a Luhan entre sus brazos y se están besando como nunca antes lo han hecho. No sabe qué significa, pero sí es consciente de que ha cogido un vuelo desde Beijing para ir a darle ese beso e incluso se las ha ingeniado para descubrir dónde se está hospedando sin decirle nada. Ha dejado a su familia y a sus amigos, esa gente que apenas puede ver, para ir a dónde está él porque tuvo una rabieta infantil. Quiere disculparse, quiere decir algo para arreglarlo, pero Luhan no se lo permite. No se separa de sus labios, casi no le deja respirar. Jongin no está acostumbrado a dar besos tan largos, tampoco sabe muy bien qué hacer con las manos, pero se supone que eso es lo que quiere.
Luhan logra quitarse el abrigo y la bufanda sin separarse de sus labios; Jongin le ayuda a desprenderse de ello. Caminan juntos hacia la cama, tropezándose con la maleta de Taemin, que sigue abierta en el suelo. Se dejan caer en la cama libre, en la que esa noche ha dormido con su amigo, porque la otra está llena de ropa y regalos que han comprado durante esas dos tardes. Tiene todo el cuerpo de Luhan sobre el suyo y están comenzando a excitarse. Jongin está muy nervioso pero no puede dejar de besarle y de recorrerle con las manos, e incluso es el primero que las mete bajo la ropa.
La piel de Luhan es como un imán que le atrae sin que pueda hacer nada para evitarlo. O tal vez lo sea su boca, a la que echa de menos en cuanto separa sus labios, pero éstos se deslizan ahora por el cuello y Jongin experimenta una placentera sensación que no quiere que se termine nunca. Luhan ya lo ha hecho antes, es evidente, pero no le importa. De hecho, lo agradece, porque él está un poco perdido y no es lo mismo ver porno que practicar sexo, más si es con otro hombre.
Antes de Luhan, nunca se había sentido atraído por una persona de su mismo sexo. Sin embargo, tantos años de entrenamiento le han servido para desarrollar una mente abierta. Estuvo junto a Taemin cuando su amigo atravesó toda la crisis sexual que supuso su atracción hacia Minho, y también vivió la evolución de esa relación. Por tanto, cuando comenzó a sentir algo más que amistad por Luhan, lo aceptó con más naturalidad que como lo hizo Taemin en su momento.
Pero no tiene ni idea de cómo ha sido para Luhan. Nunca lo han hablado, como no lo han hecho sobre otras muchas cosas que él considera importantes. En esos cinco minutos diarios que tienen a solas, lo último que quieren hacer es hablar. Tal vez sea por eso, o porque le da miedo lo que pueda escuchar.
Se da cuenta de que algo va mal cuando Luhan se sienta sobre sus caderas y se queda mirándole. Siente su erección sobre la suya y descubre que le encanta. Se lo hace saber moviendo lentamente las caderas, invitándole a hacer lo mismo. Luhan sonríe entonces y es la primera vez que Jongin se da cuenta de cómo le mira.
Jongin sabe que es gilipollas. Taemin se lo suele repetir a menudo, pero incluso si no lo hiciera, Jongin lo sabe de sobra. Siendo objetivo, no entiende cómo la gente le soporta, porque dice y hace cosas que él mismo no aguantaría a otras personas. Kyungsoo suele decir que es maduro, pero su hyung no sabe nada. No tiene ni idea de lo enamorado que está del maldito chino que tiene sentado sobre su erección, ese hombre que se comporta como un niño de cinco años cuando está con sus amigos, que es más masculino de lo que sus facciones aparentan y que le hace feliz con tan sólo una mirada.
Está a punto de pedirle perdón por haber sido tan crío cuando Luhan le pone un dedo sobre los labios y niega con la cabeza. Jongin obedece dócilmente y guarda silencio. Se deleita con la imagen que le regala a continuación: Luhan se desprende de su jersey lentamente, y después hace lo mismo con la camiseta hasta mostrar su piel desnuda. No es la primera vez que le ve, claro está, pero ahora le tiene exclusivamente para él y, mejor aún, le puede tocar. Acaricia los costados despacio, y le sitúa exactamente donde quiere que se mueva al compás lento que lo está haciendo. Jongin cierra los ojos un momento y suelta un pequeño suspiro. Luhan sonríe al verle y se muerde los labios.
Esa imagen le excita más de lo que ya lo está. Se incorpora con un rápido movimiento y le besa con necesidad, rodeándole con sus brazos para atraerle hacia su pecho. Luhan aprovecha para desprenderle de su propia camiseta y en seguida vuelven a juntarse. Jongin se aventura a besarle el cuello de la misma forma en que ha sido besado él anteriormente, y no debe hacerlo tan mal porque acaba de arrancarle un pequeño gemido. Con más confianza, le pasa las manos por la espalda y continúa bajando. Se las pasa por el trasero que tantas veces ha palmeado, pero nunca ha cogido de esa manera. Continua avanzando por los muslos y acaba en la parte delantera. El pantalón es un estorbo sin lugar a dudas, así que se lo desabrocha y baja la mirada. La tela de la ropa interior deja poco a la imaginación sobre el bulto que oculta y se atreve a pasar los dedos por encima.
-Jongin... -le llama entonces y él vuelve a alzar la cabeza para observarle.
En su rostro hay una expresión que nunca antes ha visto que le dirija a nadie más. Se enamora en seguida de ella. Le besa en los labios y le hace tumbarse a su lado. Le mira a los ojos mientras desliza la mano por su abdomen y la introduce bajo la tela del pantalón. Luhan vuelve a morderse los labios inconscientemente y Jongin se deleita viendo sus reacciones a sus estímulos. Juega con sus genitales y se inclina sobre él para besarle. Luhan le rodea el cuello con los brazos de inmediato y suelta un pequeño suspiro contra sus labios cuando le toca sin tela alguna de por medio. Es extraño porque está tocando un pene que no es el suyo, porque lo acaricia y no siente nada, pero lo disfruta igualmente.
Y lo hace aún más cuando es la mano de Luhan quien se cuela bajo el pantalón de su pijama y ropa interior. Jongin no sabe cuánto lleva esperando por ello, pero siente que podría correrse con apenas unas caricias. Por supuesto, se concentra para no resultar tan patético.
La mano de Luhan le causa estragos ahí abajo y se esfuerza por provocar lo mismo. Luhan le sonríe como si le pudiese leer la mente y le besa una vez más antes de separarse. Jongin cree que va a morirse como no le siga tocando, pero ve que se detiene únicamente para quitarse los pantalones, así que él también se desprende de los suyos. Al verse desnudo junto a él vuelve a ponerse nervioso y mira con timidez la erección que hasta hace pocos segundos estaba acariciando. Sin ropa, le impone más.
Luhan suelta una pequeña risita y se le abalanza para besarle. Se pega por completo a él y se mueve de forma que se rozan. Jongin entierra el rostro en su cuello y se aferra a su cuerpo para atraerlo más hacia sí. Le besa, le lame, le muerde y se excita con los gemidos de Luhan, quien vuelve a tumbarse a su lado para poder atrapar su miembro y masturbarlo con ferocidad. Jongin intenta atrapar el suyo también, pero no se lo permite. Con la mirada le dice que disfrute y captura sus labios para que no replique. Tampoco iba a hacerlo.
Entonces, Luhan empieza a susurrarle cosas mientras le roza la oreja con los labios, lo que le excita de sobremanera.
-No sabes cuánto tiempo llevo deseando esto... -comienza a decirle, y Jongin siente que se queda sin aire-. Tocarte de esta manera... besarte por todas partes... mmm, Jongin, te deseo...
No es capaz de responderle en esas condiciones porque está demasiado ocupado intentando no correrse tan pronto. Sin embargo, las caricias de Luhan van perdiendo fuerza y él se aleja de su oído para besar sus labios y a continuación, hablar mirándole a los ojos.
-Pero no es sólo eso. No sólo te deseo... -le confiesa, acariciándole una mejilla con la mano libre sin soltar el agarre de la otra- Te quiero -le dice con firmeza-. No tenía ni idea de que te sentías como dijiste por teléfono, lo siento.
-Yo también lo siento -responde de inmediato-. Por cómo te hablé tanto por teléfono como antes de irnos... es que...
-Shhh -le interrumpe y le besa-, está bien. Hablaremos después, ahora tengo algo entre manos... -sonríe y vuelve a masturbarle.
-Vale... -suspira dócilmente, con una sonrisa tonta en el rostro.
Los besos que Luhan le reparte por el rostro son dulces al principio, pero en seguida recuperan la pasión anterior y encuentran un punto en su cuello que termina de volverle loco. Jongin alcanza el orgasmo gimiendo fuertemente, manchando su propio abdomen y la mano de Luhan, a quien no le importa.
Se queda extasiado en la cama en lo que Luhan se levanta a por papel higiénico del baño para limpiarlos. Jongin se fija en su miembro erecto y, en cuanto está limpio, lo atrapa y le obliga a tumbarse a su lado nuevamente para ocuparse de él.
-No es necesario... -murmura.
-Claro que lo es -sonríe y le muerde el labio inferior-. Yo también quiero escucharte gemir.
Luhan no se hace de rogar; al poco le regala un amplio abanico de sonidos que él graba a fuego en su memoria, así como sus expresiones faciales. Es un momento maravilloso, tanto durante como después, cuando se queda tendido en la cama sin fuerzas, con una sonrisa estúpida en el rostro y los ojos cerrados de cansancio. Jongin los limpia en esta ocasión y se inclina para besarle. Luhan le abraza y le corresponde.
-No me puedo creer que estés aquí -le dice con una sonrisa llena de amor.
-Yo tampoco me puedo creer lo que he hecho -admite sonriendo-. Pero volvería a hacerlo -añade con seguridad-. Necesito que me cuentes cómo te sientes, Jongin. Porque no soy adivino.
-No, pero sí que sabes lo que le pasa a Minseok hyung o a Yixing hyung con sólo verles la cara... -no puede evitar replicarle.
-Porque a Yixing le conozco desde hace años, como tú a Taemin, y Minseok... bueno, me paso todo el día con él.
-Exacto -suspira-. Si estás siempre con él, ¿cómo quieres que pasemos tiempo juntos? No me valen con cinco minutos al día, Luhan. Y mucho menos después de lo que acabamos de hacer -le besa, porque no quiere continuar sonando tan brusco como lo está haciendo-. Estoy celoso porque ellos sí pueden pasar todo el tiempo que quieran contigo y yo no.
Luhan lo piensa un momento mientras le hace círculos en la espalda con una mano.
-No pretendía que te sintieras así, de verdad -le asegura-. Pero cuando empiezo a besarte, acabo deseando más, y no quería asustarte... ¿entiendes?
-Bueno -sonríe-, ¿te parece que me has asustado? -dirige una mirada a sus cuerpos.
-No -ríe suavemente-, desde luego que no.
-Sé que no puedo estar todo el tiempo pegado a ti por mucho que me gustaría -vuelve a la seriedad anterior-, sólo un poco más, es todo lo que pido.
-Claro -le besa-, claro que sí. Encontraremos el modo.
Cuando al día siguiente, Taemin le revela que Luhan iba a venir a Japón igualmente, Jongin se queda plantado en el sitio con cara de idiota total. Casi arruina el plan que lleva dos meses ideando para ellos en esas fechas: quería que fuera primero a Japón para que no sospechase nada, y luego se presentaría por sorpresa. Para lograrlo, se había aliado con Taemin para que se lo llevara. Sin embargo, tras la llamada, consideró que no era apropiado revelarlo, aunque Taemin no está de acuerdo y por eso se lo dice. Jongin en cambio sí respeta la decisión de Luhan y finge que no tiene ni idea de ello, aunque acaban realizando las actividades que estaban preparadas para el resto de las vacaciones. De día salen con los amigos de Taemin, pero por la noche, se encierran en la habitación del hotel a explorar sus cuerpos y aprovechar al máximo el tiempo que tienen a solas antes de volver a la rutina de sus vidas como ídolos coreanos.
Jongin sabe que es gilipollas, pero ahora también sabe que a Luhan no le importa que lo sea porque le quiere igual.
Fin