Título: En silencio.
Grupo: EXO.
Parejas: Kaisoo.
Clasificación: PG.
Géneros: General.
Resumen: Jongin estaba condenado al silencio apabullante de una persona terriblemente expresiva.
Nota: Dedicado a Joker_Coker, mi jefa y compañera de equipo que tanta paciencia me tiene ;) Es mi primer Kaisoo, empezó con una idea totalmente diferente y ha acabado así, pero me gusta.
Aclaraciones: Ambientado en época de trainee. Moonkyu es amigo de Kai, trainee de la SM y se graduaron a la vez (aparece en las fotos de graduación de hecho).
Hay personas que simplemente no son fáciles. No se puede sentar a su lado e iniciar una conversación que dure horas sin que haya un mínimo de confianza; ni siquiera después de conocerse desde hace años, consigue nacer esa confianza. Y es que hay personas que son como una fortaleza, con muros inexpugnables del más frío material.
Cuando llegó a la compañía, Kyungsoo lo era.
No se trataba más que de otro chico que se sumaba a la competencia, para colmo, éste tenía una voz con potencial que sin dudas, la SM tenía planeado explotar.
Los aprendices se dividían en grupos para los ensayos y las clases, y Jongin estaba en la clase adelantada de baile, pero iba a la normal de canto. Allí conoció a Kyungsoo. Era bajito, canijo, poca cosa, pero tenía unos ojos tan grandes que le recordaban al culo de un vaso. La comparación le hacía gracia. Durante los primeros meses no tuvieron ningún tipo de contacto, no obstante, Jongin no podía dejar de observarle desde la distancia, y era parte de su rutina diaria llegar a la compañía después de clase y buscarle con la mirada porque normalmente llegaba antes que él.
Durante el primer año no intercambiaron palabra alguna, pero ambos sabían muy bien quién era el otro, pues no había ningún aprendiz que no supiera quién era Kim Jongin, el mejor bailarín y fichaje seguro para el próximo grupo masculino.
Después del segundo año, Kyungsoo pasó a formar parte de la clase de canto avanzada, junto a Junmyeon, y Jongin y él dejaron de coincidir tan a menudo, pero eso sólo sirvió para que Jongin le buscase con más ganas.
La primera vez que hablaron fue porque Kyungsoo le preguntó la hora; Jongin estaba esperando a que Moonkyu terminase su ensayo para que fueran a cenar algo y Kyungsoo se acercó a él porque le vio usando el móvil para entretenerse mientras esperaba a su mejor amigo. La segunda vez, fue porque Chanyeol los invitó a los dos en su cumpleaños y Kyungsoo le preguntó si pensaban darle el regalo al principio o más tarde. La tercera vez, fue por culpa de Taemin.
Un día, Jongin salió de su práctica de baile. SHINee estaba pasando mucho tiempo en la SM porque tenían que preparar el mini álbum de RingDingDong, así que se las ingenió para estar hablando con Kyungsoo justo delante de la sala en la que el grupo de baile avanzado solía entrenar. Por supuesto, Taemin se había dado cuenta de la fijación sin sentido que Jongin tenía en el chico de los ojos grandes. Cuando salió de clase y los vio, quiso arrancarle la cabeza a su mejor amigo, pero en su lugar se acercó a ellos fingiendo absoluta indiferencia.
-Oh, Jongin -le sonrió Taemin burlándose de él en su cara-, ¿qué tal la clase?
-Ha sido sencilla -respondió con pereza y bebió de la botella de agua que traía consigo.
-Este dongsaeng -sonrió Taemin-, siempre se hace el guay de esta manera -le explicó a Kyungsoo-. Nunca reconocerá que una coreografía o un paso le resulta complicado.
-Que tú tardes dos horas en aprenderte los primeros diez movimientos sin que se te olvide uno o cambies el orden, no significa que a los demás nos pase lo mismo -contestó sin piedad alguna.
Kyungsoo sonrió divertido y Taemin se rió mientras le pegaba en el brazo, sin tomarse en serio su ataque.
-Eres un cabrón.
-He escuchado a Sehun quejarse mucho de esta coreografía -dijo Kyungsoo, y Jongin sólo pudo sostenerle la mirada dos segundos, luego guardó la botella de agua en su mochila para tener una excusa con la que no mirarle.
-Está un poco estresado porque tiene muchos deberes y no sabe cómo administrarse el tiempo -dijo tranquilamente, fingiendo que no estaba nervioso por estar hablando con él directamente.
-Pues imagínate yo, que ni siquiera dispongo de las mañanas para ir a clase.
-Oh, Taemin, cállate -rodó los ojos Jongin y se colgó la mochila-. Me voy.
-¿Vas a tomar la línea quince del metro? -preguntó Taemin, pero Jongin no fue lo suficientemente rápido para darse cuenta de que la pregunta estaba hecha con un fin concreto.
-Sí.
-¡Oh! Yo también lo cojo -sonrió Kyungsoo-, me iba ya, si quieres podemos ir juntos.
Jongin miró a Taemin, luego a Kyungsoo, y después le dejó claro a Taemin en la última mirada que le dirigió que mañana hablarían seriamente de esto. El viaje a casa nunca fue tan largo como el de aquel día.
Kyungsoo era de entrada una persona tímida, pero por algún motivo, con él no lo estaba siendo porque incluso llevaba el hilo de la conversación. Jongin estaba preocupado por lo que fuera que le hubiese contado sobre él.
-Cuando pienso que Taemin ya ha debutado me siento ansioso -le confesó en algún punto de camino a la estación de metro-. Tiene mi edad y ya ha conseguido todo eso. Es increíble.
-Bah, no es tan impresionante -respondió sin pensar Jongin.
Debido a la atención extra que le prestaba, Jongin se dio cuenta de la mirada que le echó Kyungsoo y las palabras que no salieron de sus labios. Se llamó imbécil mentalmente, porque debía estar dándole impresión de niñato arrogante.
-¿Hace mucho que os conocéis? Parecéis muy cercanos -optó por desviar la conversación levemente. Kyungsoo era muy sutil para esas cosas, incluso entonces.
-Más de lo que es sano.
Su respuesta hizo reír a Kyungsoo y Jongin aprovechó para mirarle, mostrando una leve sonrisa. El sonido de su risa consiguió relajarle, pero cuando se subieron al metro atestado de gente, y tuvieron que compartir un espacio muy pequeño en el vagón, la tensión volvió a apoderarse de cada músculo de su cuerpo.
A Jongin siempre le había agobiado las multitudes, debía haberlo mostrado sin darse cuenta porque Kyungsoo le agarró del brazo y le miró fijamente.
-¿Te puedo pedir un favor?
Los ojos de Kyungsoo eran exageradamente grandes, o al menos desde su perspectiva, casi una cabeza por encima de él. Sus labios carnosos tampoco tenían nada que envidiar a los suyos.
-¿Mmm? -preguntó, intentando concentrarse en lo que le decía.
-¿Podrías ayudarme con el baile? Creo que me estoy quedando atrás con respecto a los demás.
Jongin sonrió con seguridad. No había muchas cosas en las que tuviera una confianza absoluta, pero cuando se trataba de bailar, Jongin dejaba atrás todo rastro de inseguridad o incomodidad.
-Nunca te quedarás atrás si tienes a Chanyeol en tu grupo -bromeó, para quitarle hierro al asunto. Jongin sabía muy bien que en la SM no era necesario tener una voz esplendorosa, pero si no llegabas a un mínimo de destreza bailando, no debutarías.
-Eso ha sido muy cruel -rió Kyungsoo.
Jongin volvió a sonreír y se encogió de hombros. El agobio por la multitud del metro había desaparecido sin que él se diese cuenta de ello. En ese momento, sólo estaban los ojos enormes de Kyungsoo, sus labios carnosos que se movían para dejar escapar sonidos, Kyungsoo y él.
-Nos conocemos de hace tiempo, podemos decir ese tipo de cosas el uno del otro -respondió divertido. En realidad no tenía esa confianza con Chanyeol, pero aunque éste hubiese estado presente, no se habría ofendido.
-Entiendo -sonrió Kyungsoo-. Chanyeol habla de ti.
-¿Ah sí? -se sorprendió mucho.
-Sí -continuó sonriendo Kyungsoo, haciendo que Jongin sonriese con él-, dice que te vas durmiendo por las esquinas -rió con ganas.
-Será imbécil -rió sin embargo-. Yo también podría ir soltando trapos sucios de él, pero soy buena persona -podría haber dicho cualquier cosa que hubiese dejado mal a Chanyeol, pero quería hacerle ver a Kyungsoo que no era tan arrogante o engreído como podía aparentar, que aceptaba las broma e incluso podía ser partícipe de ellas.
A partir de aquel día, Kyungsoo comenzó a esperar a Jongin para regresar juntos a casa, incluso si éste se quedaba el último en la sala de baile practicando una coreografía que le salía perfecta. Kyungsoo, al verle ensayar con tanto ahínco, se esforzó por mejorar su voz. Si Jongin iba a ser el bailarín principal, él sería la voz que lo acompañase.
Con el tiempo, la incomodidad llegó a desaparecer por completo, pero eso no significó que la confianza naciera. Cuanto más hablaban, cuanto más tiempo pasaba con él, más se percataba Jongin de lo herméticamente cerrado que estaba Kyungsoo.
Durante los siguientes dos años, Kyungsoo en ningún momento habló de sí mismo, no dijo cómo se sentía al respecto de nada, no mencionaba a su familia o a sus amigos fuera de la SM, apenas si conocía sus aficiones más allá de la música. Jongin habló de ello con Chanyeol, con sutileza para que no se percatase de su interés, pero Chanyeol era demasiado inteligente por desgracia.
-Yo sólo sé que Kyungsoo no le ha dicho a nadie que es un aprendiz.
-¿Cómo que no se lo ha dicho a nadie? -se sorprendió Jongin cuando se lo reveló. Chanyeol simplemente se encogió de hombros.
-No querrá que le agobien. La verdad, creo que ha hecho bien, yo también debería habérmelo callado.
-Como si pudieras cerrar esa boca que tienes -rodó los ojos Jongin y se alejó de él sin despedirse siquiera.
Los días siguientes a ese descubrimiento, Jongin pensó en los diferentes motivos por los que Kyungsoo podría haber mantenido en secreto que era aprendiz de la SM, y se le ocurrió una larga lista con respuestas de lo más variopintas.
-¿Qué te pasa? -le preguntó Taemin saliendo de la nada y sentándose en las escaleras traseras de la compañía, donde Jongin solía sentarse cuando quería estar un rato solo.
-¿Cómo me has encontrado? -se sorprendió.
-Has dejado un rastro emo detrás de ti -señaló el suelo como si de verdad hubiese huellas de algún tipo.
Jongin sonrió sin demasiadas ganas. Ha esas alturas, ya no trataba de ocultar que el motivo de su estado, fuera cual fuese, era debido a Kyungsoo cuando de ello se trataba.
-No le ha contado a nadie que es aprendiz.
-¿Tu novio? -inquirió Taemin, divirtiéndose siempre a su costa.
La mirada que le dirigió Jongin consiguió que se lo tomara en serio sin necesidad de que le dijera nada.
-¿Y? Querrá estar tranquilo en el instituto, no es tan raro no ser un egocéntrico que busca la atención de todos -rió despreocupado Taemin.
-No sé, es raro... -frunció el ceño Jongin-, se supone que es su sueño, ¿no querría compartirlo con todo el mundo? Quiero decir, a mí cuando me cogieron aquí estaba tan contento que no paraba de gritarlo.
-Sí, te entiendo, pero no sé, no todo el mundo reacciona igual... nosotros somos más pasionales, él es más tranquilo en ese aspecto.
-¿Pasionales? -rió Jongin con ganas-, desde que follas hablas de una manera muy rara -se burló de él.
-Que te jodan -le pegó un puñetazo amistoso en el brazo-. No sé, si tanto te preocupa, pregúntale a él.
Lucifer sonaba en cualquier parte, no había día que no la escuchase proveniente de alguna tienda de camino de la SM a su casa o viceversa. Él se había aprendido el baile en cuanto la coreografía había estado lista, antes incluso de que el propio Onew lo hiciera. Le gustaba, pero no era su estilo.
-Menudo verano nos espera, estoy harto de escuchar Lucifer -suspiró cuando, al pasar por una tienda de ropa, volvieron a escucharla.
-Es normal que suene en todas partes -sonrió Kyungsoo-, cuando salga una canción tuya te preocuparás si no suena en todas las tiendas.
-Ya, bueno. Cuando saquemos una canción la aborreceré antes de que salga a la venta, ya verás.
Kyungsoo rió por su comentario. Jongin le miró de reojo intentando descubrir si había apreciado el cambio del singular al plural en la primera persona al hablar.
-Mis hermanas no paran de preguntarme cuándo debutaré, son unas pesadas. ¿A ti también te molestan con lo mismo? -decidió que era la oportunidad perfecta para abordar el tema sin hacerlo de forma directa.
El calor era sofocante, el sudor se pegaba a la ropa y les empapaba la frente, la nuca y la espalda, pero en cuanto llegasen a la SM, con el aire acondicionado en cada una de sus salas, dejarían de ser dos charquitos de agua andantes.
-No, no realmente -fue su respuesta escueta, y se dedicó a mirar los escaparates mientras caminaban aunque no había nada en ellos que le gustara realmente.
-Pues qué suerte tienes, mi madre no para de decir que cuando sea famoso me olvidaré de ellos, todo para que vaya a decirle cosas bonitas. Qué mujer tan plasta.
Kyungsoo rió de nuevo, pero hacía rato que miraba a cualquier cosa que no fuera Jongin, como si de esa manera consiguiera desaparecer.
-Seguro que lo hace porque no quiere que su niño se aleje de casa -le respondió.
-Pues su niño está deseando irse por ahí a bailar de escenario en escenario.
-¿Te imaginas cómo será? Con los focos iluminándote, el público expectante por ti, los nervios y la emoción...
A Kyungsoo le brillaban los ojos cuando hablaba de esa forma y Jongin no podía evitar quedarse mirándole embobado y con una sonrisa estúpida en la cara.
-Será genial, y cada vez queda menos -le estrechó con un brazo-. ¿Tu madre no te monta numeritos como la mía?
-No -sonrió sin que la sonrisa le llegase a los ojos-, no realmente.
-Tu madre... ¿está de acuerdo con esto? -Jongin disminuyó el paso, obligando a Kyungsoo a hacerlo también, aunque éste no se dio cuenta.
Kyungsoo fue incapaz de responder y Jongin le cogió de la muñeca para obligarle a detenerse y que le mirase.
-¿Qué pasa, Kyungsoo? -le preguntó preocupado.
-Nada -sonrió en un último intento por fingir-. Claro que está de acuerdo...
-No mientas, anda -suspiró Jongin, sin soltarle de la muñeca-. ¿No te apoyan?
-No es eso... -desvió la mirada.
-Si no te apoyan ya se arrepentirán de ello, tienes una voz increíble, llegarás a ser vocalista principal y nuestro grupo tendrá mucho éxito, entonces se darán cuenta de que...
-¡Que no es eso, Jongin! -le alzó la voz, y Jongin se quedó muy impactado porque nunca le había hablado de esa manera.
-¿Entonces? -intentó recuperarse lo más rápido posible de la sorpresa inicial.
Kyungsoo se soltó de su agarre e intentó continuar caminando, pero Jongin se colocó delante para que no siguiese avanzando.
-Kyunggie, por favor, puedes contármelo, soy tu amigo.
-No... -la frase se le quedó a medias por el término cariñoso de su nombre-, no quiero hablar de eso -añadió al final, cuando se dio cuenta de que Jongin lo había interpretado como que no era su amigo.
-Por favor, confía en mí. Sé que no se lo has dicho a nadie... ¿tampoco se lo has dicho a tus padres? -abrió mucho los ojos, cayendo en la cuenta. Kyungsoo desvió la mirada y se mordió los labios-. ¿Kyungsoo? ¿Tus padres lo saben?
-Yo... -suspiró imponente-, mira, es cosa mía, ¿vale? Así que no te metas -le bordeó y continuó caminando a paso ligero.
-¡Kyungsoo, no p...! -intentó decirle, pero no pudo terminar su frase porque fue interrumpido.
-¡Mira, Jongin! -se giró ceñudo y le dirigió una mirada fría como un glacial que le caló muy hondo- No eres nadie para meterte en mi vida, ¿entiendes? Así que déjame en paz de una vez, joder.
Y así lo hizo, Jongin se tomó a pecho esa frase soltada en caliente por Kyungsoo. Dejó que se adelantara y llegó un cuarto de hora tarde a la clase, pero no le importó ni cuando el profesor le regañó. Hacía algo más de dos años que conocía a Kyungsoo, uno desde que caminaban todos los días para ir a la SM o salir de ella, y nunca le había hablado así, nunca le había tratado de esa manera, así que Jongin no sabía qué hacer después de eso.
Dejaron de esperarse tras una semana caminando incómodos por la calle. No habían intercambiado palabras desde entonces más que para saludarse, y al tercer día pasó a ser cabeceos silenciosos. Moonkyu, Chanyeol, Taemin y más gente se acercó a preguntarle a Jongin qué le había pasado con Kyungsoo, pero él no dio ninguna respuesta. Los rumores se extendieron como la pólvora prendida y entonces, Kyungsoo volvió a esperarle.
La primera vez, el corazón de Jongin dio un vuelco, porque pensaba que por fin iba a disculparse y volverían a ser amigos, pero la disculpa nunca llegó, de hecho, Kyungsoo le saludó cordialmente delante de los demás y luego no volvió a abrir la boca. Así durante varios días. El viernes, Jongin no lo soportó más.
-¿Por qué haces esto? -se paró en medio de una calle vacía a las dos y media de la mañana, hora a la que solían terminar los viernes.
-¿Hacer el qué? -se detuvo también Kyungsoo varios pasos más adelante.
-Aparentar que estamos bien para luego caminar en silencio. Me molesta, ¿sabes? -le dijo enfadado.
-¿Si te molesta por qué no has dicho nada hasta ahora? -preguntó, enarcando una ceja.
-Porque pensaba que algún día te armarías de valor y te disculparías por fin, pero veo que no tienes intención de hacerlo -se cruzó de brazos.
-¿Disculparme por qué?
Lo peor no fue lo que dijo, sino cómo lo dijo. Kyungsoo era sumamente expresivo y Jongin pudo leer en su rostro que realmente no tenía ni idea de por qué tenía que disculparse. No le había dado importancia, no al menos igual que él, y eso le dolió.
-Nada, déjalo -respondió profundamente decepcionado y le pasó de largo.
Kyungsoo no dijo nada, se limitó a seguirlo medio metro detrás.
-¿Alguna vez me has considerado tu amigo? -le preguntó mientras esperaban a que llegase el tren en el metro. Sólo había dos personas más aparte de ellos esperando y no estaban lo suficientemente cerca como para oír, Jongin tampoco hablaba muy alto- ¿Alguna vez te he importado?
Había una letra de un rap que decía que la voz del enemigo nos acusa y el silencio del amigo nos condena. Jongin estaba condenado al silencio apabullante de una persona terriblemente expresiva.
El tren llegó y Jongin se montó en el vagón de al lado del que se había detenido delante de ellos. Kyungsoo no le siguió.
Ese fin de semana, Jongin no pudo pensar en otra cosa que no fuera la forma en la que Kyungsoo desvió la mirada o cómo se fruncieron sus labios, cómo sus manos se aferraron al agarre de su bolsa de entrenamiento y cómo cambió el peso de una pierna a otra en actitud incómoda. Y recordaba su silencio como ecos de un disparo sin sonido.
El lunes no se esperaron en la parada de metro, pero al llegar a la SM, veinte de los aprendices fueron llamados a una reunión en la que les hablaron del proyecto EXO y de las dos subunidades, EXO-K y EXO-M. Era el momento que tanto tiempo llevaba esperando, pero Jongin ni siquiera estaba emocionado. Miraba a Kyungsoo, le veía feliz por la noticia como al resto, pero eso no hacía más que amargarle. Fue el primero en abandonar la sala.
A partir de ese día, los veinte comenzaron a entrenar por separado del resto; sus clases se intensificaron y sus horas de sueño se redujeron. Jongin comenzó a usar sus auriculares al volver a casa, encendía la música y se olvidaba del mundo; antes no lo hacía para darle la oportunidad de comenzar una conversación que nunca llegaba. Kyungsoo caminaba siempre detrás de él, en silencio, y Jongin odiaba sentir su mirada en su nuca, pero no le decía nada porque no quería tener que volver a ser él quien rompiese el silencio.
A Jongin le gustaba hacer alarde de su habilidad en el baile. Habían conocido a los chinos ahora que los habían metido en el mismo grupo, y entre ellos, había dos que bailaban especialmente bien. Uno era Yixing, su rival más directo, el único que era capaz de aguantar tantas horas como él bailando sin parar. El otro era Luhan, también lo hacía bien, pero no tenía tanto aguante como ellos dos, aunque era más peligroso porque, primero, era guapo y, segundo, tenía una voz que a los ejecutivos de la SM les gustaba mucho. Eran veinte y serían reducidos a doce, ahora más que nunca reinaba la competitividad y la falsedad entre los compañeros. Si le quitaban el baile, Jongin sabía que no salía de la media. Su voz no era para nada sorprendente y tampoco era de los mejores raperos, pues estaba a años luz de Chanyeol, y el tal Wu Fan no lo hacía nada mal tampoco. Seis de las doces plaza serían para los chinos, así que realmente, Jongin sólo tenía seis posibilidades. Igual que Kyungsoo.
En las audiciones de febrero llegaron los nuevos aprendices que habían superado el casting, y tres de ellos entraron directamente en su grupo, así que ahora eran veintitrés. Dos de ellos, Jongdae y Baekhyun, tenían unas voces muy por encima de las del resto, y el tercero, Zitao, había ganado campeonatos de rap en China, sabía artes marciales y el baile no le suponía un auténtico obstáculo. La tensión entre los veinte se había multiplicado con la llegada de esos tres.
Kyungsoo había estado forzando la voz durante toda la semana hasta el punto de que se la había dañado y ahora no llegaba a las notas. El profesor le había echado una gran bronca delante de todo el mundo y a Kyungsoo se le habían puesto los ojos rojos de aguantarse las lágrimas. Jongin no había mirado, como muchos de ellos, pero había sentido ganas de partirles la cara a aquellos que se habían alegrado de que regañasen a Kyungsoo, quien se esforzaba más que la mayoría de ellos.
Jongin sabía que Kyungsoo se había ido al baño a llorar cuando la clase había terminado y, de vuelta a casa, ya estaba más calmado. Jongin caminaba con los auriculares puestos pero no escuchaba la música; en su mente se libraba una batalla entre su orgullo y sus ganas de consolar a Kyungsoo. Finalmente se giró para comprobar si le seguía de cerca o no, y entonces le vio llorando en silencio. Kyungsoo, al verse descubierto, se limpió las lágrimas con la manga del abrigo e intentó disimular en vano.
Algo dentro de Jongin se quebró, y era raro porque había visto a otros de sus compañeros llorar por la impotencia en muchas ocasiones, pero esta vez era diferente. Era Kyungsoo, simple y llanamente.
-Deja de llorar -su voz grave interrumpió el silencio de la noche.
Su orden sólo sirvió para que las lágrimas de Kyungsoo se multiplicasen, y éste desvió el rostro hacia un lado y cubrió sus ojos con una mano. Sus labios temblaron y se abrieron para poder respirar ahora que las lágrimas habían alterado el curso normal.
-No llores -volvió a repetir-. No llores delante de mí.
-Lo siento... -murmuró Kyungsoo, avergonzado.
Una ola de rabia golpeó a Jongin por dentro.
-¿Te disculpas porque te he dicho que no llores delante de mí pero no eres capaz de disculparte por cómo me hablaste la otra vez? -la mano de Kyungsoo se deslizó desde sus ojos hasta su boca para poder mirarle- ¡Que te jodan, Kyungsoo! -alzó la voz más de lo necesario- ¡Que te jodan pero bien! Qué rabia me das, joder, sabes que te van a coger y aún así montas este numerito.
-¡No sé si me van a coger! ¡No lo digas como si fuese algo seguro! -alzó también la voz Kyungsoo, en un tono más agudo de lo que acostumbraba a hablar.
-¡Claro que te van a coger, imbécil! -respondió Jongin, incrédulo porque no se lo creyese- Tienes la mejor voz de los aprendices, por favor.
-¡No la tengo!... Ya no -intentó limpiarse las lágrimas, pero estas no dejaban de salir.
Jongin sonrió de lado.
-Así que sí pensabas que tenías la mejor voz, y tú que ibas de humilde por la vida... -chasqueó la lengua-. Mira, puede que Baekhyun y Jongdae canten bien, pero no tienen tu técnica, son diamantes sin pulir y debutamos este año. Tu lugar en EXO no peligra, así que deja de llorar que eres penoso.
-Claro, tú estás tranquilo porque sabes que ya tienes tu plaza asegurada.
-¿Qué? -Jongin no podía creerse lo que escuchaba- ¿De qué hablas? -rió con amargura- Bailo bien, pero ya está. Luhan canta mucho mejor que yo por ejemplo, ni siquiera soy el mejor rapeando, y por guapo no me van a coger porque todos sois guapos, joder. A lo mejor acabo de bailarín de algún cantante -rió con amargura al final.
-¡Venga ya! -fue el turno de Kyungsoo para la incredulidad- ¿Estás tonto? Jongin, todos sabemos que sólo hay once plazas porque una es tuya.
-Pues siento vuestro complejo de inferioridad, pero no es así.
Se hizo el silencio mientras se miraban con rabia desprendida de sus ojos. Ninguno de los dos podía creerse las palabras del otro, y la impotencia por no poder hacerles cambiar de opinión, más la molestia de que pensasen como lo hacían los dominaba por completo.
-Es que no me puedo creer que pienses eso de ti, en serio -volvió a limpiarse las lágrimas Kyungsoo, habiendo dejado ya de llorar.
-Soy realista.
-No, no lo eres -le corrigió de inmediato-, si fueras realista sabrías que no sólo tienes talento en el baile, tienes un timbre de voz muy bonito, que vale, no llegarás a las notas altas y nunca soltarás un grito agudo, pero no importa porque tienes una presencia en el escenario que encandila a cualquiera. Tienes carisma, personalidad, destacas Jongin. Atraerás a las fans desde el primer momento. Y encima te pareces a Taemin -Jongin hizo una mueca inconsciente de desagrado-. Ya sé que no te gusta la comparación, pero la gente se interesará por ti sólo por ello. Es una estupidez enorme que no debutes. Eres pura estrategia comercial.
-Vaya, gracias -ironizó por eso último.
-Eres pura imagen, en el buen sentido de la palabra, así que no te lo tomes a mal.
Jongin frunció los labios, sin saber qué responder a tantos halagos, así que decidió desviar el tema.
-¿Y tú qué? No es sólo tu voz, ¿te crees que no bailas bien? Pues te equivocas. Te transformas cuando bailas, tú no te ves, pero te cambia la cara, eres pura concentración, eres... ¡me encanta verte bailar, joder! ¿Y carisma? A ti te sobra de eso. ¡Encima sabes hacer beatbox e imitaciones! Estás completito -sonrió al final y Kyungsoo lo hizo también, desviando la mirada avergonzado-. Eres increíble Kyungsoo, así que no vuelvas a decir tonterías como las de antes porque te daré un puñetazo.
Kyungsoo soltó una carcajada que le revitalizó por completo.
-Gracias.
Jongin chasqueó la lengua con fastidio.
-No me las des, todavía estoy enfadado contigo.
-Yo... lo siento.
Una vez más, silencio. Jongin no quería perdonarle tan fácilmente, no quería que fuera una disculpa y tan amigos, no después de meses sin dirigirse la palabra, de meses en los que la incomodidad había sido la reina de la fiesta.
-No dije nada porque no tenía a nadie que quisiera que lo supiera -comenzó a hablar de repente y Jongin suavizó su mirada, pero no le dijo nada para dejarle continuar-. A mis padres tampoco les entusiasmaba demasiado la idea, pero mientras saque buenas notas no les importa -se encogió de hombros-. Yo no soy como Chanyeol por ejemplo, que tiene facilidad para comunicarse con los demás, soy tímido e inseguro.
-No me digas -Jongin se dio una bofetada mental por haberle interrumpido para decir una ironía.
-Lo que quiero decir... -Kyungsoo se mordió los labios y Jongin no pudo evitar mirar hacia ahí- es que siento haberte hecho sentir mal... tú para mí...
-¿Sí? -le apremió a seguir, porque se había quedado trabado con sus propios pensamientos.
-Tú eres... -se miraron a los ojos. A Jongin le latía el corazón muy rápido sin razón aparente- bueno, eres importante.
Jongin dejó escapar el aire contenido.
-Joder Kyungsoo, lo que te ha costado -rió para quitarle hierro al asunto-. Tú también eres importante para mí, tonto.
Jongin fue hasta donde él y le estrechó en sus brazos con fuerza. Kyungsoo no correspondió al abrazo por la sorpresa, de hecho, sus músculos se tensaron y, aunque Jongin no le veía, sabía que había abierto mucho sus ya de por sí grandes ojos.
-Te quiero mucho, bajito.
-¡Oye! -Kyungsoo le empujó, separándole, y Jongin sonrió con picardía- ¿Cómo que bajito? ¡Soy tu hyung, háblame con respeto!
Jongin soltó una carcajada y retomó el camino hacia la estación de metro.
-Ni hablar. No llamo hyung a personas más bajas que yo.
-¡Kim Jongin! Retira eso de inmediato.
-¡Bajito, enano! -le picó y echó a correr porque Kyungsoo iba a pegarle como le dejase hacerlo.
-¡Tú corre, que como te pille te enteras!
-¡Sí, mamá!
El debut no llegó tan pronto como esperaban. Tuvieron que retrasarlo un año por diversos problemas, pero ellos continuaron preparándose para cuando el momento llegase. Su amistad también se estrechó desde entonces.
Cuando Jongin recuerda al Kyungsoo de aquel tiempo sonríe con nostalgia. Puede que sólo hubiese pasado un año, pero desde aquel entonces, su amigo había cambiado lo suficiente como para que apenas quedase nada de ese niño al que le costaba comunicarse con los demás. Ahora bromeaba con Chanyeol y Baekhyun, ayudaba a Sehun con sus deberes y a Suho con los horarios y la puntualidad. No obstante, Kyungsoo siempre tenía un ojo en Jongin incluso si éste no necesitaba ayuda de ningún tipo y eso le hacía sentir especial.
-¿Cuándo se lo vas a decir? -le preguntó Taemin, salido de la nada en esas apariciones por sorpresa que le gustaba hacer, mientras veían a Kyungsoo practicando con Baekhyun la que sería una de las nuevas canciones de su primer álbum.
-Posiblemente, nunca.
-Eres un cobarde -negó con la cabeza Taemin.
-No quiero volver a tener que lidiar con silencios incómodos.
-¿Y sólo por eso no se lo vas a decir? De verdad Jongin, eres un estúpido.
Taemin le golpeó el hombro y se marchó de la misma forma que había llegado: de repente y sin palabra alguna. Jongin continuó mirando a Kyungsoo, quien, cuando se percató de su mirada, le sonrió antes de volver al ensayo con Baekhyun.
Jongin suspiró, sabía que Taemin tenía razón al decir que era un cobarde, pero realmente pensaba que sus sentimientos no importaban siempre y cuando Kyungsoo fuera feliz, y ahora mismo lo era.
Así pues, Jongin se quedaría en silencio y continuaría observándole en la distancia, más cerca y lejos que nunca.
Fin