Título: Una madrugada cualquiera.
Grupo: SHINee.
Resumen: es otra de esas fiestas en las que Jonghyun tiene que ver cómo Kibum se enrolla con todas las chicas que le entran.
Advertencias: hetero!Kibum, YO escribiendo porno después de mucho tiempo, YO usando lenguaje de calle porque este fic tenía que ser escrito así. YO, en definitiva.
Dedicado a:
laeryn Son las dos de la mañana y Jonghyun no puede seguir más en la fiesta.
Lleva toda la maldita noche viendo cómo Kibum se lía con una y con otra, sin pasar más de media hora con la misma persona, como si ninguna fuera suficientemente buena para él.
Baila en la pista con el resto de la gente, pero resalta sobre la multitud, o tal vez sólo ante los ojos de Jonghyun, es un simple detalle.
Va casi tan borracho como Jinki, ha sido casi tan sociable como Minho, y ha conseguido encandilar a casi tantas chicas como Taemin, pero no le ha prestado ni una mínima parte de la atención que él le lleva regalando de forma gratuita esa noche y todas en realidad.
Es una fiesta cualquiera que ha organizado la SM, en ella están media compañía, la otra media o se ha ido ya porque mañana tienen que madrugar, o no han podido asistir por no encontrarse en la ciudad. Entre las compañías, las fiestas de la SM son famosas por su desmadre, usual en occidente, anormal en oriente.
Todo el mundo acaba follando en las fiestas de la SM, todo el que quiera, o todo el que pueda en realidad. Porque Jonghyun no puede, no podría ni aunque quisiese porque tiene que aparentar ser el novio de Shin Sekyung y comerse las ganas de entrarle a las tías.
Comerse las ganas de entrarle a Kibum.
Jonghyun no sabe qué mierda le pasa con él, pero ya ha aceptado el hecho de que tiene ganas de follárselo 24 horas al día, 7 días a la semana. No es normal, ni las pajas que se ha hecho pensando en él ni los celos que siente al verle siendo tan hetero.
Porque oh sí, Kibum es hetero. Mucho. Demasiado. Es vomitivamente hetero.
Si las fans le vieran no podrían creérselo. A veces ni él mismo se lo creía a pesar de todos los años que llevaban siendo compañeros.
Era increíblemente inverosímil las diferencias entre Key y Kibum, pero a Jonghyun le gustaban los dos, porque los dos eran él finalmente.
Nunca había hablado de esto con nadie, ni siquiera con Minho, quien tenía más que asumido su homosexualidad, porque simplemente no podía. A pesar de eso, sabía que se le notaba, sólo tenía que verse en los vídeos. La forma en la que se le iban los ojos, la forma en la que siempre buscaba tener contacto con él, sus reacciones a todo cuando hacía o decía algo Kibum... todo. Ahora se controlaba más que antes, pero eso no significaba que cuando las cámaras se apagaban no continuase haciéndolo.
Y Kibum no se daba cuenta, no le prestaba la más mínima atención. No al menos como quería que se la prestase.
Las tres de la mañana y Jonghyun no puede seguir más en la fiesta.
-Kibum, me voy a casa -le dijo, después de haberse abierto el camino a codazos para llegar hasta él.
-¿Qué? -le gritó, porque con el ruido de la música no le había escuchado.
-¡Que me voy a casa! -le repitió más alto, acercándose a su oído.
-¡Ah! ¡Vale! -fue todo lo que le dijo, y continuó bailando con la chica.
Jonghyun la miró con repulsión. Era bajita, atractiva e iba ligerita de ropa, tal y como le gustaban a Kibum, chicas que no se andaban con tonterías, chicas con las que sabía que acabaría follando y luego si te he visto no me acuerdo por ambos lados.
Esa noche, Kibum follaría y él no. Como siempre.
Se alejó de él sin decirle nada más, pero no se marchó a casa, sino que se dejó caer en uno de los taburetes de la barra y se pidió otra copa. Estaba harto de amargarse por su culpa y decidió beber para dejar de pensar.
Son las cuatro de la mañana y Jonghyun entra a los baños para mear. Por suerte, en los baños de los tíos no se forman colas; ellos entran, mean, se colocan los que lo hagan, y vuelta a la pista a seguir perreando.
Mientras mea, escucha gemidos en el cubículo de al lado, y maldice para sí mismo, quizás demasiado algo. Al salir, se da un golpe porque le cuesta andar sin tambalearse, y suelta una maldición.
-¿Jonghyun?
Es la voz de Kibum. Está en el cubículo del que proceden los gemidos. Mierda.
-¿Qué? -pregunta de mala gana, y se llama gilipollas por haberse descubierto.
-¿No te habías ido?
Realmente, hablar con tu mejor amigo mientras está follando no es agradable.
-¿No ves que no?
-En realidad sólo veo tetas ahora mismo -se ríe, el muy cabrón se ríe.
Jonghyun pasa por veinte mil estados en ese momento, pero resaltan dos: los celos y lo mucho que le pone imaginarse a Kibum follando.
Está borracho, mañana puede acogerse a esa excusa, así que abre la puerta porque no sabe por qué, pero sabía que no tendría el pestillo echado.
No debería haber visto la imagen. Definitivamente.
La tía, contra la pared, con sus piernas enroscadas en Kibum y las tetas al aire por tener la camiseta subida. Kibum, con medio culo al aire y su polla dentro de ella. Le mira sin haberse desconcertado lo más mínimo.
-¿Qué pasa? ¿Quieres unirte? -le pregunta, y Jonghyun por un momento está tentado a responder que sí.
No obstante, y gracias a dios, buda, alá y toda la troupe, la expresión que logra mostrarle Jonghyun es de completo asco. Ni siquiera les cierra la puerta cuando se va mosqueado.
Cuando dan las cinco de la mañana, Jonghyun está metido en su cama. Se ha hecho una paja y se ha relajado. El techo le sigue dando vueltas y sólo le hace falta tener ganas de vomitar para terminar de sentirse como una puta mierda, pero por suerte no es el caso.
La puerta se abre y Kibum entra cantando a pleno pulmón Tik Tok de Kesha como si fueran las cinco de la tarde y no de la mañana. Jonghyun sale de la cama con renovado enfado.
-Cállate coño, que no son horas.
-¡Jjong! -exclama, más borracho que cuando le dejó en la fiesta y se lanza a sus brazos.
-Quita joder, apestas -le aparta con asco, porque huele a colonia femenina y tiene marchas de pintalabios por todas partes. Parece el puto Pato Donals recién besuqueado por Daisy.
-¿Y los demás? -pregunta, asomándose a su habitación.
-Yo qué sé.
-Oye, te he dicho que folles más, que menuda mala ostia tienes cuando estás sin mojar -le dice entre risas mientras se despelota para ponerse el pijama, eso sí, se ha equivocado de habitación y está en la que Minho y Jonghyun comparten.
-Gracias por tu consejo, y ahora vete a tu puta cama que estaba durmiendo.
-¡Estamos solos! -grita feliz de la vida y se le tira al cuello, aunque Jonghyun no sabe si es porque ha perdido el equilibrio o para meterle boca como le está metiendo.
Jonghyun le aparta, ni siquiera ha cerrado los ojos.
-¿Qué coño...?
-No, coños no. ¡Pollas! La tuya y la mía -le dice, y se ríe como el borracho que es.
-Vale, realmente estás borracho... -parpadea Jonghyun, a quien le gustaría no estar sonriendo en ese momento.
Kibum suelta una carcajada que corta de pronto para mirarle con sarcasmo.
-No me digas.
Le mira un segundo escaso más de ese modo, y vuelve a comerle la boca sin permiso.
Jonghyun puede resistirse a un Kibum borracho y sin camiseta que le está besando una vez, dos es pedirle demasiado.
Le agarra por la cintura con firmeza, con toda la firmeza que su propio estado le permite al menos, y acaban cayéndose en su cama. Kibum se le enrosca al cuello pero no mucho después rueda para quedar encima, acostumbrado a esa posición, a llevar la voz cantante.
A Jonghyun le da igual, se siente como en una de sus fantasías sexuales, sólo que esta vez es verdad y por suerte los dos están lo suficientemente borrachos como para no pensar en lo que están haciendo. Ya se arrepentirán mañana, o Kibum lo hará, porque él probablemente no.
Le toca como nunca le ha tocado, como nunca antes ha tocado a nadie, y Kibum le toca a él como si fuera una chica, pero no lo es. No hay pechos, ni curvas en su cintura, ni siquiera tiene las piernas depiladas, pero no sabe si Kibum está tan borracho que no se da cuenta o si le importa una mierda. Lo más probable es que sea la segunda opción, porque no para de restregarse contra su polla, esta que está despertándose a un ritmo preocupantemente rápido.
Le vuelve a hacer girar y le demuestra que no es una chica, que no quiere sólo follarle, que lo quiere todo. Intenta domarle con su lengua; entierra una mano en sus cabellos para forzarle a exponer su cuello y lo recorre como si siempre hubiese sido de su propiedad. Le pasa la otra mano por el pecho, por la cintura hacia abajo, hacia su pierna, esa que se ha enroscado en él en algún momento y a Jonghyun le sobra sus pantalones, así que los desabrocha con una mano y los baja lentamente, asegurándose de tocarle por encima de la tela de la ropa interior, mordiéndole el lóbulo de la oreja mientras lo hace.
-¿Por qué has venido tan pronto? -le susurra entre beso y beso.
-¿Por qué te has ido tan pronto? -le contesta Kibum, entre jadeo y beso.
-Porque no me hacías ni puto caso -le responde, y le muerde el labio inferior.
-Pues haberme dicho algo -se defiende, y una de sus manos encuentra la bragueta de Jonghyun, quien no puede evitar restregarse contra ella y suspirar.
-¿Habrías dejado a esas chicas por mí? -deja un momento de besarle para mirarle a los ojos.
-No, probablemente no -los borrachos nunca mienten.
Jonghyun vuelve a besarle con renovado enfado pero Kibum le hace rodar y se sienta sobre él. Le quita la camiseta y le sacar los pantalones.
-¿Hasta dónde piensas llegar? -le pregunta muy serio.
-No sé tú -le dice, quitándose sus propios pantalones, tambaleándose un poco por haberse levantado-, pero yo tengo intención de correrme.
-Estupendo -responde Jonghyun incorporándose para quedar sentado en la cama-, porque yo también.
Le tira del brazo y le hace ponerse de rodillas sobre él. Le toca su erección y le abre las piernas para seguir hacia atrás mientras le mordisquea un pezón. Kibum le tira del pelo para hacer que le mire y le besa con ferocidad, cayendo los dos de nuevo. Kibum continúa agarrado a su cabello con una mano mientras que con la otra le acaricia el pecho y los abdominales con la yema de los dedos únicamente. Jonghyun le acaricia el cuello y los cabellos de su nuca con una mano y la otra se la pasa por la espalda mientras se besan lentamente por primera vez. Lento pero profundo, con mucha saliva, mucha lengua y pocos dientes.
De repente sienten algo en el estómago, una sensación de cosquilleo que no es producto del alcohol, y casi a la vez, vuelven a besarse con fiereza para acallarla. En algún momento quedan de costado el uno frente al otro para poder masturbarse a la vez. Lo único que besan ahora son sus bocas y cuando la mano de Jonghyun se cuela bajo la prenda de Kibum, este suelta un suspiro contra sus labios que le hace sonreír. Cuando ocurre a la inversa, Jonghyun le muerde incitándole a continuar. Y Kibum continua con mucho agrado.
Es extraño masturbar otra polla que no sea la tuya, es un pensamiento fugaz que pasa por la mente de los dos en algún momento, pero no se siente del todo raro. Se siente más familiar incluso que hacerlo con una chica.
Las respiraciones se van acelerando en proporción a la velocidad del movimiento de sus manos, y no, no es una operación matemática.
Jonghyun le pasa el brazo por debajo de la cabeza y entierra su mano en sus cabellos para acercarle más a él cuando están a punto de correrse sin darse cuenta siquiera, besándole sin importarle si no respira, como si no hubiera un mañana y correrse significase morir.
Mueren juntos, como no podría ser de otra forma.
Se manchan y les da igual. Jonghyun le rodea con sus brazos para que no escape, porque en cuanto recuperen el ritmo normal de sus respiraciones será el momento de afrontar cosas, y prefiere que se queden dormidos antes de que ese momento llegue. Kibum parece estar de acuerdo. Se limpian en la parte de la corcha que cuelga de la cama. Kibum se guarda su miembro y guarda el de Jonghyun también por cortesía. Luego se abraza a su espalda y se deja llenar por ese cosquilleo en el estómago que tan bien le hace sentir.
Se queda dormido en seguida, entre los besos lentos de Jonghyun por su rostro, sintiendo una paz y un confort que no son productos del alcohol.
Son las seis de la mañana y Jonghyun se ha quedado dormido, con sus labios rozando los de Kibum.