{HoHyun} This Game: Capítulo 3

Sep 08, 2009 19:19





Titulo: This Game
Autor/a: OliverSxy
Fandom: SHINee
Personajes: Minho/Jonghyun (HoHyun)
Capítulo: 3 /8 + Epílogo
Capítulos Anteriores: 1 / 2
Comentario: Sí, soy asco y soy lenta. Perdón.
El capítulo tenía más potencial del que le saqué-.
Además, si tiene muchos errores D: es porque no sé escribir *.*
Pero aquí va.



3.-

Jonghyun se había convertido en una máquina de dar placer.

Y todo aquel que hubiese tenido la suerte, de haber tenido un encuentro con él en la sala de limpieza, podía decirlo. Y con ímpetu, con fogosidad.
Esta vez no había discriminación por parte Jonghyun: mujeres y hombres. Todo aquel que le diera placer, podía serle útil. Sentía la imperiosa necesidad de descargarse diariamente, y al parecer, había encontrado la forma ideal de hacerlo.

Y como les agradecía a todos aquellos que le ayudaban en su cometido, en su camino al alivio. A aquellos que dócilmente se dejaban llevar hacia ese oscuro rincón de la escuela, para que luego, uno que otro suspiro salga de sus bocas, y que el sudor corra por sus frentes.

Sí, les estaba muy agradecido.

Puesto que gracias a ellos podía evadir, por momentos, lo que su mente hiperactiva le hacía pensar constantemente.

Continuamente.

Una y otra vez.

Siempre terminaba pensando en lo mismo.

Sólo en ese corto momento de éxtasis, era capaz de borrar completamente ese irritante pensamiento. Ese que estaba siempre presente.
Las otras instancias de olvido eran nulas.

Porque ahora, ni siquiera los entrenamientos eran momentos para liberar la tensión.
De hecho, esta era mucho mayor.
Y el sólo hecho de que ya no podía jugar bien debido a ella, lo ponía de muy mal humor.

Ya con suerte podía hacer un buen pase; y por más que corriera desesperadamente, a toda velocidad, no era capaz de interceptar el balón, o de jugar bien.

Todo por culpa de su reciente punto de atención.

Todo culpa, nuevamente, de Choi MinHo.

Todo por culpa de aquel que era lo suficientemente idiota, para no notar el poder que tenía sobre Kim Jonghyun. El poder de descolocarlo y de incapacitarlo. El poder de dejarlo babeando como una quinceañera enamorada.

El poder de hacerlo vulnerable y evidente.

Cuánto lo detestaba. Nadie podía siquiera imaginar las dimensiones de su molestia.
Y por ese mismo poder que MinHo tenía e ignoraba, era el por qué Jonghyun no le toleraba. Y cada vez, que MinHo se le acercaba o hacía un amago de acercársele, Jonghyun no podía más que despreciarle. Tratar de humillarlo.

Sí, de humillarlo. Así como humillado se sentía él, cada vez que terminaba en su baño auto-complaciéndose, sólo por el atisbo del recuerdo de su único acercamiento.

Ese que jamás debió suceder, por la condición de comprometido del menor.
Y porque nadie que tuviera la capacidad de hacer sentir, un poco vulnerable, a Kim Jonghyun, debía aproximársele nunca. Jamás.
Por eso Choi MinHo, debía ser sólo una desagradable mancha en su camino. Una piedra a la cual deseaba patear con desenfreno y con mucha fuerza.
Y las ganas aumentaban, siempre que lo tenía cerca.

-Muévete-casi escupió Jonghyun, con saña.

Arremetió contra MinHo para pasarlo, mientras este intentaba bloquear su paso hacia el aro.

-Muévete-repitió con dificultad. Hasta su olor era sofocante.

MinHo intuyó peligro, y no volvería a arriesgarse. Con la vez anterior que lo enfrentó, había tenido más que suficiente.
Se movió un poco a la izquierda, alejándose del mayor.

La verdad tampoco quería acercarse demasiado. Jonghyun hyung se había vuelto alguien muy violento. Siempre andaba a la defensiva y parecía muy irritado en las prácticas.
De no ser porque era un excelente jugador, el entrenador, ya lo habría sacado.
Aunque su nivel de juego igual había disminuido y eso no había pasado inadvertido para nadie. Menos para Minho, que desde ese día.
Aquel extraño día.
Minho no olvidaría fácilmente que había sido toqueteado. Por un compañero de equipo. Por aquel que consideraba, podría haber sido su amigo.
Por ese que ahora actuaba como si él hubiese sido el que cometió aquel atrevido acto.

Quería sentir asco por Kim Jonghyun, quería hacerle notar lo pervertidamente asqueroso era. Y quería, después de eso, propinarle un buen golpe en su hombría, a ver si se le controlaba ese cerebro; porque el otro, ya no demostraba ser capaz de mandar sobre el cuerpo del más bajo.

Sí, eso quería.

Quería. Pero no podía. Y por razones que su cerebro no era capaz de procesar. Ya que, era necesario que le diera su merecido. Por enfermo y aprovechado.

Pero cada vez que se encontraba cerca de su hyung, los recuerdos invadían su pensar. Y todos sus planes se iban a cualquier lado, menos al que precisaba. Casi podía volver a sentir que su cuerpo reaccionaba a cierta presión ejercida en su masculinidad.

Y todo se volvía confuso.

Ya no existía ni odio, ni asco. Ni mucho menos ganas de quitarle el aliento a patadas.
Todos sus planes se iban, simplemente a la basura.

Jonghyun pasó a su lado, chocándolo con su hombro. Y le dirigió una mirada llena de resentimiento.

Nuevamente, Minho no podía comprender nada. Casi se sentía culpable, por la manera en que el otro lo trataba.
Aunque sabía de su inocencia. Y no tenía por qué agachar la cabeza, y se lo demostraría, aunque simplemente sea jugando.
Pero jugando a la perfección.

Jonghyun corrió a las duchas en cuanto hubo terminado el entrenamiento.

-Maldición-gruñó por lo bajo. Tenía el orgullo herido, por haber perdido de una forma tan patética. Su cuerpo no le estaba obedeciendo en nada. Maldita sea.

Todos se miraron con cara de duda. Nadie podía precisar el por qué de su comportamiento.

-Tal vez tanto ejercicio le haga mal…

Propuso Kibum con sorna.

Todos rieron bajito, menos MinHo.

Había entendido perfectamente el chiste de su compañero, pero no le encontraba la gracia.
Aunque la vida del resto no era de su incumbencia, y era muy amplio de criterio; no podía dejar de molestarle la promiscuidad de ese tipo.
Porque sí. Sí sabía de su fama. Pues era muy conocido por eso.

Suspiró mirando hacia la salida para distraerse.

Pero al parecer, eso sería imposible.

Ahí estaba, Cho Eun Hye.

Su novia.

Su linda y querida novia. La cual le había roto el corazón hacía menos de un año al terminar con él, luego de haberlo engañado. Y no de una manera convencional. Hasta para eso, ella era especial; o al menos, eso había llegado a pensar. En esos tiempos.
Luego llegó la ruptura, y la vacía reconciliación.
Ella rogándole como si de eso dependiera su vida; el aceptando por simple cansancio y por un lejano cariño que aún vivía en él.

Ahora la miraba acercase sonriéndole de oreja a oreja, como si nada hubiese sucedido, como si nunca hubiese existido el dolor entre los dos.

Qué vacío.

¿Dónde estaba esa felicidad que antes lo invadía cada vez que la veía? ¿Dónde estaba esa ansiedad que debería crecer es su estómago? ¿Dónde estaba esa sonrisa sincera y anhelante?
¿Qué significaba ella ahora en su vida? ¿Era algo más que tediosa rutina?

-¡Oppa!- ella se acercaba sonriendo.

MinHo miró hacia abajo y tomó aire.
Levantó la cabeza, una vez más para fingir.

Mentir, mentir, mentir.

Otro día más simulando ser feliz con esa chica a su lado.
Y le sonrío, empezando así, la mentira de esta tarde.

Luego de saludarse, MinHo se apresuró a las duchas para llevar a cabo su regreso a casa con su novia. Cuando llegó, ya todos habían empezado la faena.

Él hizo lo mismo.
Y mientras se metía bajo el chorro de agua caliente trató de captar, disimuladamente, dónde se encontraba Jonghyun. Pero el vapor de agua no le ayudó en su cometido.
Además, estaba casi seguro que ya se había ido, porque cuando había ingresado a las regaderas, ya lo había buscado -con una extraña ansiedad recorriéndole- pero no lo había localizado.

Maldición. Y lo peor era que no tenía ni la menor idea para qué diablos quería verlo. Y presentía que no quería averiguarlo.

Marcharon a paso lento a la estación de trenes.

El atardecer estaba especialmente relajante: corría una suave brisa, la cual refrescaba, sin dar absolutamente nada de frío. El cielo tomaba colores anaranjados, los que se juntaban, pero no mezclaban con el celeste natural del cielo.

Todo ideal, para un perfecto romance.

Para caminar perfectamente tomados de la mano, para suspirar perfectamente enamorados, para sonreír perfectamente como vagabundos recién alimentados.

Todo tan maravillosamente ideal, como no llegaría a ser jamás.

MinHo miró al cielo, justo antes de ser jalado por el brazo de Eun Hye hacia el interior de la estación.
Y justo antes de voltear hacia ella, le pareció ver algo muy conocido en el paisaje.
Algo desconcertantemente conocido.
Pero que, cuando giró su cabeza para comprobarlo, verificó que no era cierto.

Probablemente la fatiga lo estaba haciendo alucinar. Se estaba volviendo un poco loco. Con tanta mentira.

Kim Jonghyun sintió una gota fría de sudor, descender por su cara.
Se encontraba pegado a una muralla de concreto con el pulso acelerado, como si hubiese jugado un partido de semi-finales.

Casi lo habían descubierto.
EL pulso se le aceleró nuevamente con sólo pensarlo.

Tendría que tener más cuidado.
No tenía ni la menor intensión que alguien notara su última y más reciente bajeza: seguir a Choi MinHo.
No lo había planeado. Sólo se descubrió un día, estando tan pendiente de los movimientos del menor, que le había sido inevitable perseguirlo a donde fuera que se dirigiera con la arrastradita esa.

Y ya no sabía si era por curiosidad o por qué.
Pero se sentía increíblemente atraído por ese metro 80, que caminaba unos pasos delante de él.

-Maldición-musitó contrariado y se mordió los labios.

Se estaba volviendo un enfermo y de los peores. Pues, eso de quedarse mirando con la boca abierta cómo una pareja se besa, no era normal. En absoluto.
…Y sin embargo no podía evitarlo.

Se movió un poco, aún pegado contra la pared y observó sigilosamente los pasos del menor y la tipa esa. Minho miraba al cielo como si de eso dependiera su vida y ella lo contemplaba, como expectante.
Jonghyun lo supo en ese momento: esa relación no iba bien.

Y por algún motivo tener esa certidumbre, le provocó un agradable cosquilleo en pecho.

Los contempló nuevamente: ella lo tomaba de la mano, y se la acariciaba.

-Qué idiota…-susurró Jonghyun mirándola con rabia.

Y casi como si ella lo hubiese escuchado, volteó su cara de golpe, y sus miradas se cruzaron. Y con sólo verle la cara, a Jonghyun se le crisparon los nervios. Le enfrentó la mirada, con arrogancia y desprecio.
Si las miradas mataran, ella estaría bajo tierra.

Retiró la mirada.
Rayos, lo había descubierto. Ahora no podía largarse a correr.

Se acercó a ellos ignorándolos completamente, como si a ninguno de los dos los hubiese visto jamás. Tomó asiento en las bancas de espera y ahí se quedó. Fingiendo a la perfección un relajo y una indiferencia al mundo, que distaba mucho de lo que sentía.

Miró los rieles, miró el suelo, miró las paredes. Como si nada fuera muy importante, pero a la vez mucho más llamativo que la pareja que se encontraba de pie esperando el tren. A ellos no los miró jamás.

Ni siquiera cuando Minho lo taladró con la mirada, desde que notó su presencia, en el momento en que Jonghyun se sentó.

Si Jonghyun estaba nervioso, nunca nadie lo notó. Su capacidad de actuación cada día se pulía y perfeccionaba más. Lo único que le hacía perder la calma, se encontraba justamente a unos diez pasos de distancia, a su mano izquierda.
Y al parecer, el muy idiota era medio ciego.

Minho acariciaba con su pulgar la mano de su novia, en un gesto inconsciente. Pero estaba lejos de poder concentrarse en ella.
En esos momentos sólo podía mirar a esa persona que estaba sentada en una banca cercana. No podía dejar de llamarle la atención.

Veía como pasaba su vista por todo el lugar, pero como nunca llegaban a cruzar miradas, por más que le mirara, parecía que el otro lo ignoraba totalmente.
Tal como hacía siempre desde ese día. Aquel día.

Quería hablar con él.

Movió el un pie como su fuera a dar un paso, pero se detuvo.
Por más que le perturbara, realmente no sabía si quería hablar de eso. Menos desde que había descubierto que su problema no era que lo que lo hubiese tocado, sino que le había gustado.

Le había gustado, que ese tipo que ahora miraba el suelo como si fuese lo más interesante de este mundo lo hubiese toqueteado…o algo así.
Gustado…

¡Maldición! ¡Tenía novia!

La miró: ella miraba hacia el mismo lugar que él mismo había estado mirando.
Esto no podía seguir así.
Jaló un poco de la mano de ella, para llamar su atención y ella lo miró confundida.
Minho sólo tiró más fuerte de la mano y la abrazó, provocando el inmediato sonrojo por parte de su novia.
-Mi…Minho…-susurró entre confusa y conmovida.
Él sólo atinó a abrazarla más fuerte.
Tenía que pensar sólo en ella, en nada más. Tenía que enfocarse en ese abrazo que estaba dando.
Tenía que.

¿Pero dónde estaba ese sentimiento de felicidad? Los abrazos no eran algo tan plano.
Tan poco llamativo. Cerró los ojos, para tratar de disfrutar.
Pero era inútil.

Su enfoque se estaba perdiendo. Y su mirada nuevamente se estaba dirigiendo hacia el otro punto. Ese punto que estaba un poco más allá. Y que ya tenía la vista fija en algo.
Más bien, en alguien.

Minho soltó un poco a su novia, atento a los movimientos del mayor.
La mirada de Jonghyun era de predador, un brillo extraño nacía en sus ojos. En un instante, se levantó de su asiento y empezó a caminar decididamente hacia el final del andén.

Minho lo observó con recelo. ¿Qué era lo que estaba haciendo?

-Oh, dios.-pensó Minho.

Cacería.
Al parecer su hyung, había salido de cacería. Y no estaba seguro si quería saber, con sus propios ojos cómo esta se llevaba a cabo.
La víctima: un chico menor. Bastante menor, pero muy guapo. Y al parecer, deseoso de lo que sea que Jonghyun iba a darle, pues su mirada estaba fija en él. Parecía estarlo llamando con los ojos.
Y aunque Minho no podía ver la cara de Jonghyun estaba seguro que, mientras caminaba estaba relamiéndose los labios.
Y el sólo tener esa seguridad, le revolvía el estómago.

Jonghyun se situó frente del chico, casi acorralándolo.

-¿Te pasa algo?- preguntó Eun Hye mirándolo con ojos brillantes.

Minho miró de soslayo a Jonghyun, y tomó de la mano a su novia, porque el tren ya se acercaba.
El chico le sonreía felizmente a Jonghyun, y este se seguía acercando. Si eso era posible.
Se podía sentir las vibraciones de la máquina, cada vez más cerca.
Más cerca.
Y llegaba, deteniendo momentáneamente su marcha.

Se dispuso a entrar en ella, pero miró inconscientemente a Jonghyun, que se acercaba también al tren. Iba a subir a otro vagón.
Y la impulsividad se apoderó repentinamente de él.

Tomó a Eun Hye de la mano y empezó una marcha presurosa hacia el vagón. Ese vagón. El vagón donde Kim Jonghyun subía con un extraño y lindo niño.
Aceleró un poco más, empezando un pequeño trote porque las puertas amenazaban con cerrarse, y Jonghyun ya estaba dentro. Sólo le quedaban como 9 metros.
Las puertas se cerraban.
Sólo 3 metros.
No alcanzarían; se pusieron a correr.
La abertura de las puertas se hacía cada vez más pequeña.

Y…Lo habían logrado.

Minho y su novia jadeaban, desesperados por oxígeno.
Jonghyun, que se encontraba al final del vagón, los miró por sobre el hombro.

¿Por qué demonios por todos lados debía aparecer Choi Minho?

Minho lo miró. Sus ojos se toparon y quedaron prendados por un instante. Luego, Jonghyun terminó el contacto y se giró nuevamente hacia al niño, el cual se encontraba con la espalda apoyada sobre la pared.
Minho observó cómo repentinamente, el chico tomaba a Jonghyun de la base de su chaqueta y le coqueteaba.

Sintió unas repentinas ganas de correr, e ir a vomitarles en la cara.

Pero la mano de su novia, buscando la propia, lo detuvo en sus pensamientos. La miró y entrelazó sus dedos con los de ella.
La observó por unos instantes: era tan bella. Casi se sentía afortunado a su lado.
Qué lástima que el casi era tan condicionante. Y no podía siquiera contemplarla mucho, porque el sólo hecho de no sentir nada por ella, le hacía entrar en un auto-análisis que necesitaba ignorar.

Miró por la ventana: ya estaba oscuro y lo que estaba dentro del tren se reflejaba en ella. Todo se reflejaba, hasta la ancha y masculina espalda de Jonghyun.
Se sobresaltó cuando notó esto y aún más, cuando advirtió que su hyung giraba disimuladamente su cara hacia donde ellos estaban.
Su cuerpo se llenó de una extraña emoción. El llamar la atención del mayor se volvió algo completamente necesario.

Iba a mirarlo directamente a los ojos, y a enfrentarlo.

Pero algo mejor se le ocurrió.

Tomó la cara de su novia con las manos. Y acercó sus labios a los de ella. Mirando directamente al vidrio donde la imagen de Jonghyun era casi tangible.
Y la besó despacio y con sensualidad. Sin cerrar un poco los ojos.
Quería ver la reacción de Jonghyun, el cual no les quitaba el ojo de encima.
Y que por cierto, nunca lo hizo.
Los miraba boquiabierto, con una mezcla de sorpresa y…¿curiosidad?

¿Qué demonios?

No dejaba de mirarlos mientras se besaban. Eso era definitivamente extraño.

Cuando Eun Hye empezó a pasar sus manos por el cuello de Minho, Jonghyun miró accidentalmente hacia a la ventana, y pudo ver con aterrorizante claridad que Minho le examinaba a través de ella.
Apartó su mirada de la escena tan rápido, que él cuello se le acalambró.
Minho se sintió repentinamente ganador. Y así de inesperadamente como el beso empezó, le dio término. Y sonrió satisfecho.

-¿Qué ha sido eso? - preguntó ella entre encantada y confundida.

-Algo necesario- contestó muy seguro de sus palabras.

Aunque dentro de Minho nació otra necesidad.
El actuar. Pronto.
Porque un mar de gente había decidido entrar en el tren justo en ese momento. Y había perdido a Jonghyun de vista.
Maldición. Y aún peor, ella había decido empezar a hablarle de algo “importante”. Y lamentablemente no podía ser tan descortés ni maleducado para dejarla con la palabra en la boca.

Odiaba su sentido común.

Su mente se dividía entre ir a buscar tipo este, o quedarse fingiendo escuchar a su novia.
Se cruzó de brazos sin saber qué hacer.

El tiempo pasaba. El tren avanzaba. Más gente subía. Y ella no era capaz de cerrar la boca.

Demonios.

Movió el pie con impaciencia y se rascó la cabeza.

-….es por eso.

En cuanto ella detuvo su conversación para tomar aire, otro arrebato se apoderó del actuar de Minho.

Era ahora o nunca.

La tomó del brazo con fuerza y empezó a caminar dificultosamente. Su meta el era la parte final del vagón.
Entre tanta gente no podían caminar juntos, por eso la mantenía sujeta fuertemente con su mano. Era incapaz de verla, sólo sabía que se encontraba tras de él por que aún la sentía.

Poco a poco empezó a ver a su hyung cada vez más cerca. Y la emoción se volvió a apoderar de él. No sabía qué haría, qué diría, cómo actuaría, y mucho menos sabía para qué lo hacía, pero su cuerpo se lo pedía con presurosa necesidad. Y debía obedecerlo.
Estaba llegado a él y pudo notar que el niño ya no estaba.

Sonrió; Jonghyun estaba de espaldas, como mirando la pared.

Sólo un bendito paso más…
Su estómago se le estrujaba, su respiración se le aceleraba.

A lo lejos, escuchó una voz femenina, de esas que dan los anuncios en las estaciones. Pero su mente ignoró completamente eso. No le era importante. En absoluto.
Jamás se dio cuenta en qué momento el tren se detuvo.
Y sólo fue consciente de que ello, cuando un mar de gente ingresó en el vagón.

Y lo demás fue inevitable.

Con la sorpresa y la presión de la multitud sobre su cuerpo y su espacio, la mano que sostenía a su novia, la había soltado con tanta rapidez que no alcanzó a reaccionar.

El tumulto, lo empujó e inevitablemente, su cuerpo quedó pegado al de Jonghyun.

Y la emoción fue reemplazada por incomodidad.

Su pecho casi unido a la espalda mayor, sin la menor posibilidad de salir de esa posición. Jonghyun dio un saltito por la sorpresa y trató desesperadamente de alejarse. Le pegó un leve codazo en las costillas.

-Hyung, quédate quieto- susurró sobre el lóbulo del mayor-No me puedo mover.

-Minh…¿Minho?

Jonghyun giró dificultosamente la cabeza, con el poco espacio que tenía, para mirar al más alto que lo tenía aprisionado.
Al verlo claramente, se quedó quieto. No sabía bien cómo reaccionar. En ninguna situación solía ser él, el acorralado.

Eso era algo demasiado nuevo.

Jonghyun movió los hombros, para marcar algo de distancia. El calor estaba siendo sofocante. Pero Minho seguía pegado a su cuerpo.
Un escalofrío recorrió el cuerpo del más bajo.

-Ya te dije que no me puedo mover-insistió Minho, tirando su aliento caliente, en la oreja del mayor. Este último se estremeció y trató nuevamente de alejarlo.

Echó su espalda hacia atrás, haciendo que Minho perdiera el equilibrio, y se abriera un poco de espacio entre la gran masa de gente apiñada en el vagón.
El espacio que logró separase, no fue mayor a 10 centímetros, pero se sintió medianamente más tranquilo.
Respiraba agitado, necesitaba oxígeno.
Maldito el momento en que decidió viajar en tren.
Maldito Minho, nuevamente.

Y lamentablemente para Jonghyun, el tren seguía en movimiento.

En una curva muy cerrada, todo pareció subir la temperatura. Pues el cuerpo del más alto volvió a quedar pegadísimo al suyo, sin que quede porción de cuerpo que no sea tapada por el contrario.
Los brazos de Minho se apoyaron en la pared, quedando a ambos lados de la cabeza de Jonghyun.

Completamente acorralado.

Jonghyun, con el poco espacio que tenía miró hacia los lados, buscado desesperadamente un rincón en donde moverse.

Imposible. Estaba absolutamente repleto.
Y ya no era capaz de procesar bien la información, porque había empezado a hacer un calor sofocante. Y el aliento de Minho en su oreja, no ayudaba en absoluto.
Cerró los ojos, y respiró profundo.
Pero ya nada servía. Y esto estaba mal, muy mal.

Un quejido sordo salió de los labios de Jonghyun.
Y Minho tragó duro.
¿Qué había sido eso?
Un gota de sudor caliente calló por su frente. Tenía tanto calor.

En otro movimiento del tren, sus cuerpos hicieron chocaron con fuerza.
Y esa fricción fue algo demasiado arrebatador.
Minho se mordió los labios.
Algo en él nuevamente estaba despertando. Y definitivamente, no era su cordura.

Jonghyun pegó su cara en la pared, buscando frío. Enfriar sus pensamientos.
Minho fue empujado por alguien y posó su cabeza en el hombro de Jonghyun, entre su cuello y su hombro. Dejando completamente ante su vista, el cuello del más bajo.
No sabía, por qué motivo ahora ese cuello se veía tan apetitoso.
Minho lo olió. Y Jonghyun se sobresaltó
Realmente, sus neuronas ya no estaban funcionando. Rozó el cuello de Jonghyun con sus labios, haciendo que el otro se estremeciera.

-¿Qu…qué ha---

Minho posó su mano en la cintura del más bajo. Y volvió a sentir su olor.
Disfrutó de su respiración acelerada, y sus labios entreabiertos.
Estaba como hipnotizado con ellos. ¿Qué se sentiría besarlos?

Presionó aún más fuerte su cuerpo con el Jonghyun. Apretó el contacto. Y se sintió maravillosamente bien.
Y que el otro respirara agitadamente, sin ser capaz de nada más, le daba al momento un toque espectacular.
Minho ya no recordaba ni dónde estaba, ni que tenía novia, ni que “no le gustaban los hombres”.

Sólo quería disfrutar.

Y lo estaba haciendo exitosamente.

Subió su cara rozando con sus labios, desde el cuello, hasta las mejillas del otro. Y presionó sobre ellas, sin besar. Simplemente presión.
La mandíbula de Jonghyun se tensionó.

-¿Qué…haces?-reclamó con dificultad. Y con su mano, empujó un poco el cuerpo de Minho.

Y este pareció por fin despertar del ensueño.
Abrió los ojos como platos.

Y por un segundo el mundo se detuvo.
Vio la espalda de Jonghyun; vio que estaba en un tren; vio que había mucha gente; el calor volvió a ser insoportable; y la razón arremetió en su cabeza.

¿Qué estaba haciendo?

Giró su cuello con desespero. Tenía que salir de ahí.
Para su suerte el tren se detuvo. Y en su estación.
Sin medir nada, se hizo espacio entre la gente empujando como si de eso dependiera su vida.

Y logró salir del tren.
Corrió.
Y corrió. Con todas sus fuerzas.
Se tropezó e el camino, y golpeó en la rodilla.
Pero su cuerpo aún le ardía y la imagen de Kim Jonghyun a su disposición, le quemába la cabeza.

-Demonios- musitó frustrado.

Capitulo 4

l: longfic, a: sugarlimbo, t: this game, f: shinee, p: minho/jonghyun, c: choi minho, fanfic, c: kim jonghyun

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