Titulo: A través de otros ojos
Historia original por
zailethcalliu Sinopsis: Garreth, quien antes de desaparecer deseaba una sola cosa.
Género: Sobrenatural, drama, angst
Rating: NC-17
Notas: La inspiración surgió de una amiga y su constante molestia ocular a la luz del sol. Realizada hace cosa de dos años, en su momento causando su propio dolor de cabeza. No será la gran obra, pero le he tomado cariño a este pequeño progreso.
A través de otros ojos
La eternidad es la mayor de las codicias, pues se piensa que con la eternidad tendremos suficiente para disfrutar todos los placeres que puede ofrecer el mundo mortal, tiempo necesario para realizar nuestras ambiciones, tiempo para ver todo lo que queremos ver y luego dar una segunda mirada. Escapar de la muerte incluso puede ser divertido mientras ves como tus enemigos se van pudriendo como frutas maduras en el cesto mientras uno puede dejar de preocuparse en saber la fecha del siguiente cumpleaños. A los demás les saluda en el espejo un viejo cubierto de arrugas, uno no ve la diferencia entre el día anterior ni en el mas mínimo rasgo del rostro. En realidad la verdadera prueba llega cuando se voltea al otro lado y se ve como los seres amados reciben los estragos del tiempo, como el cementerio se vuelve en un lugar habitual al cual acudir para dar el adiós a alguien querido. Para algunos puede ser el preludio a la toma de la decisión más difícil y precipitada de un inmortal, otros son más valientes o ciegos e ignoran esa decisión y siguen adelante.
Garret Sawford es uno de estos últimos, cuando se quedó sin ningún pariente o amigo vivo decidió escapar y crearse una nueva vida. No resultó nada difícil, recién cuando su vida cambió de la mortalidad a la inmortalidad se vio obligado a seguir al culpable y resignarse a vivir donde aquel ser lo deseara. De hecho no hubo mucha resistencia a tal secuestro, razón por la que a últimas fechas se sigue reprochando haber sido tan ingenuo. Si tan solo su ambición no hubiese sido tan dominante, tal vez en la tumba familiar su féretro acompañaría a los de sus padres y hermanos.
Trabajaba en una librería, pertenecía en esas fechas a la familia desde varias generaciones, sin embargo no era el principal sustento del hogar, su padre formaba parte del periódico de la ciudad, un excelente cronista que en los últimos años había subido las ventas del periódico con su atrevido estilo narrativo, contrario a lo que se acostumbraba en esa época, decir la verdad en plena guerra sin ocultar detalles o criticar al gobierno era solo de valientes o estúpidos, en ocasiones Garret se preguntaba cual de ellos era su padre. La librería se mantenía abierta solo como un recuerdo a los antepasados, él estaba obligado a trabajar ahí su tiempo libre, ayudando al abuelo a acomodar los nuevos volúmenes y atender a la clientela, era una especie de castigo después de no tomar la carrera de periodismo en la universidad como su hermano lo hizo, asi que después de las clases matutinas estaba condenado a ir directo a la librería. Si tan solo se tratara de libros la tarea no era tan horrenda, sin embargo el tratar a gente ignorante le crispaba los nervios.
Cuando su hermana pequeña también inició en el negocio familiar, a los escasos 8 años, Garret encontró una nueva visión de su tarea en la librería, esa pequeña niña mostró un especial interés en los libros, en cuanto terminó con los libros infantiles e inició con literatura mas avanzada pidió su ayuda, solo quería un resumen sobre un libro para saber si le iba a gustar, pero Garret, haciendo gala de su gran memoria, le relató casi al completo la obra, duraron días para lograrlo y el ver la sonrisa de su hermanita después de cada sesión le hizo el trabajo una diversión mas que una obligación. Pronto las sesiones aumentaron de público, la niña llevó a sus amigos, algunos clientes también se quedaban en el local en cuanto el joven iniciaba un nuevo relato. Con nuevos ánimos y fascinado ante la necesidad de buscar mas libros y repasar los leídos se fue envolviendo en el ambiente que el mismo estaba creando a su alrededor.
Fue un atardecer cuando su vida cambió, ese día un pedido se atrasó y el estaba encargado de recibirlo y cerrar el local, incluso su hermana tuvo que retirarse antes que él, tenia deberes que hacer para la escuela y el material que necesitaba no estaba en la librería. Recogió el pedido, se dispuso a acomodarlo y habría terminado de no ser por la persona que entró a la librería aun cuando el recordaba haber puesto el candado en la entrada.
- ¿Tu eres el joven Sawford?- le preguntó una rubia aparentemente de procedencia alemana con aire altanero y con cara de no querer estar ahí en ese momento, Garret colocó la caja con la mercancía en la barra del vestíbulo y se acercó a ella.
- Si, soy yo, ¿buscaba algo? - preguntó con cortesía aun cuando ya quería irse de ahí, repentinamente sintió la necesidad de retirarse de la librería.
- No yo, pero si mi maestro - los recuerdos de lo que sucedió después de esas palabras fueron poco claros para él, de pronto ella ya no estaba frente a él y lo ultimo que sintió antes de quedar inconsciente fue como si una roca le cayera encima del cráneo.
Cuando despertó conoció al verdadero culpable, un hombre tan pálido como el papel de edad media, su mirada se paseaba por cada rincón del joven enfrente de él, intentó no sentir miedo, pero la mirada maliciosa de su captor no le agradaba. La mujer alemana estaba cerca de ellos mientras el extraño hombre caminaba alrededor de él, estaban en una vieja casa que parecía a punto de irse para abajo, a traves de las desgarradas y mugrosas cortinas solo lograba ver sombras de arboles y parte de una casa igual de vieja que en la que estaban. Se encontraba atado en una silla, sus manos apenas y las sentía, la cuerda no le permitía ni un ligero movimiento.
- ¿Tu eres el cuenta cuentos? - la idea de que lo retuvieran en ese lugar solo por su fama en la librería le pareció ridícula, aunque si la mujer que lo miraba aburrida resultaba ser alemana, como sospechaba, podría ser que lo tuvieran ahí por culpa de su padre.
- Si van a darle un escarmiento a mi padre… no esperen que resulte - tenia miedo, pero su hombría le reclamaba un tono neutral, tal vez eso le costaría una muerte mas rápida. La mujer y el hombre se miraron, ella se encogió de hombros - si no es por mi padre en…entonces…. - su labio inferior empezó a temblar, un escalofrío le recorrió la espina cuando vio los labios rojos de la rubia curvarse en una sonrisa macabra.
- Solo queremos al famoso narrador - dijo ella sin darle mucha importancia a sus palabras.
No imaginaba a lo que se refería, a las verdaderas intenciones de esas palabras. Luego aquel hombre habló, se burló de su torpe razonamiento, lo asustó al demostrarle que tenía la capacidad de leer su línea de pensamiento y le aseguró que ninguna de sus conclusiones llegaba a la verdadera razón por la que su presencia era necesaria en aquel lugar.
- Tu sangre huele tan delicioso - a Garret se le heló la sangre al escuchar a ese extraño susurrarle tales palabras al oído y sin ningún preámbulo aquel sujeto se arrojó sobre su cuello y para horror del chico sus colmillos perforaron su cuello comenzando a extraer su sangre. Pronto se sintió mareado, el cuarto le daba vueltas, apenas se daba cuenta de que la rubia también estaba extrayéndole sangre en uno de sus hombros, se desmayó por segunda ocasión, esta vez esperando ya nunca despertar.
Al abrir sus ojos sintió claustrofobia, todo estaba oscuro y cuando quiso moverse se vio aprisionado en una caja hecha a su medida, no podía sentarse ni mover sus brazos a alguna dirección. Comenzó a hiperventilar y a sollozar por verse ahí atrapado, seguramente lo habían enterrado creyéndolo muerto, recordando como se sentía antes de quedar inconsciente lo creía posible. Pasados unos diez minutos un poco de luz se filtró desde la izquierda, luego la parte de arriba de la caja se hizo a un lado, la repentina llegada de luz lo dejó ciego por unos segundos mientras era ayudado a sentarse. Respiró profundo, tratando de tranquilizarse, aferrando su mano a la mano desconocida que le había ayudado.
Cuando pudo ver el sitio en el que estaba encerrado nuevamente le asaltó el miedo, su oscura jaula en realidad era un féretro negro con el interior forrado de seda blanca. Y la mano que lo sostenía era de la última mujer que había visto, le sonreía con burla mientras lo obligaba a levantarse, su cuerpo obedeció por inercia mientras su mente intentaba encontrar lógica a todo. El hombre de mirada maliciosa apareció al poco tiempo en su campo visual.
- Pudiste pasar la prueba, ahora eres parte de nosotros - no comprendió en ese momento y tampoco le dieron muchas explicaciones sino hasta que lo llevaron al baño de la casucha, se vio al espejo sucio y supo que ya no era el mismo.
Aquello fue el principio de su eternidad, ahora era un vampiro, si, un vampiro, un ser del que había narrado después de leer Dracula de Bram Stoker, una criatura que imaginaba ficticia. La razón de su transformación: su capacidad narrativa, su ahora maestro vivía aburrido, después de tantos años vagando por la tierra se hallaba sin ningún entretenimiento lo suficiente interesante, su compañera y también pupila era poca agraciada en imaginación y duraba poco tiempo en su compañía, tenía un apetito voraz que la mantenía toda la noche en la labor de cazar victimas. Para Garret eso resultó una broma de mal gusto, al expresarlo de esa forma su mentor lo tomó con humor, luego exigió que hiciera gala de sus dones. Asi fue obligado a narrar noche tras noche, recibiendo como pago el beber la exquisita sangre de su maestro, apagando el dolor que ocasionaba estar en ayunas hasta que terminara un relato.
Duró encerrado en esa casucha por alrededor de tres meses, despertando cada noche en el oscuro baúl y obligado a esperar a su creador para luego relatar una historia nueva y al final recibir su pago. Los primeros días intentó escapar en el lapso de tiempo en que se encontraba solo, pero siempre lo atrapaban y terminaba con varias dolorosas heridas que sanaban durante el día siguiente. Intentó dejar de beber para que su existencia terminara, sin embargo con el pasar de las horas su voluntad se apagaba y recibía con ansias la sangre fresca.
Pasado el tiempo se cambiaron a otro sitio, una enorme casa en total contraste con la anterior, prácticamente una mansión de muebles finos y pisos de mármol, aquella era la verdadera casa en la que ese par de vampiros residía. En cuanto llegaron lo llevaron a la biblioteca que había en el interior, cientos y cientos de libros, quedó fascinado, las siguientes noches se la pasó leyendolos sin importarle sentir hambre por dos semanas debido a que no estaba haciendo su tarea de entretener.
Los recuerdos de su anterior vida se fueron esfumando, o al menos perdieron importancia desde el día en que fue transformado. Con el paso de los años tan solo eran ideas vagas y su vida transcurrió solamente ahí encerrado.
Los años transcurrieron, las circunstancias cambiaron y fue obligado a buscar su propio camino, aprender a cazar por si mismo, observar los cambios en el mundo al que solía pertenecer, encontrar un sitio al cual pertenecer, cuando lo que le rodeaba iniciaba a envejecer se marchaba y buscaba otro sitio, solo ambicionando encontrar un nuevo libro y conocer el mundo.
Pero en la actualidad aquella iniciativa ya no formaba parte de él, las maravillas del mundo dejaron de ser realmente maravillas y los libros ya no le eran de interés. Contrario a lo que sucedía en su cuerpo que seguía manteniendo la misma apariencia del joven de librería, su mente ya reflejaba los seniles pensamientos que tiene una persona cuando sabe que el final de sus días se viene acercando. Eso en su especie podría resultar absurdo, siendo inmortal uno no debía de tener tales pensamientos, lo único que podría matarlos era el fuego. Había escuchado de otros de su especie que aquello era natural en algunos, era incierto cuando ocurriría, pero era un hecho que en un momento dado a todo vampiro le atacaba la idea de culminar con su vida, como si se tratara de un sistema para mantener la población estable, de otra manera el numero de vampiros sería mucho mayor.
Era su turno, lo comprendía y lo recibía con los brazos abiertos, aquella vida inmortal tenía que llegar a su fin, sin embargo antes de eso necesitaba saciar un ultimo deseo, un capricho tan peligroso que sería lo mismo que le ocasionaría la muerte. Aquello que le fue arrebatado una tarde en la librería, algo que no pudo aprovechar antes de que lo condenaran a vivir encerrado en la bóveda oscura de la noche. Pero para ello necesitaba algo, sus ojos no servirían, serian incluso lo primero en destruirse y entonces su intento se perdería junto con su existencia.
Buscó por varias noches a la persona adecuada, no cualquiera sería capaz de resistir. Fue justo treinta días después que la encontró, era una joven quinceañera, en cuanto la detectó supo que era la indicada. Aun asi espero varias noches para estudiar bien la situación, no debía de olvidar ningún detalle, a ella no debía de sucederle nada.
La noche elegida era de luna llena, entró a la habitación donde dormitaba la joven con sigilo, ni siquiera ella debía darse cuenta de lo que sucedería esa noche, la idea era no tener ningún rastro, hacer todo en el momento indicado era de vital importancia. La idea era descabellada y antecedente no existía. Esa noche se realizaría un experimento como ningún otro y lamentablemente nadie se daría cuenta de ello.
Tomó una de las manos de la chica, enterró sus colmillos, apenas las puntas atravesaron en el antebrazo de ella, atinándole a una vena que ahí circundaba mordió su lengua para que saliera sangre y dejó que se introdujera al torrente sanguíneo de ella, cuidó a ver que los orificios cerraran y desapareciera la cicatriz, indicación de que la sangre vampírica circulaba en ella. Sacó un bisturí de un estuche de disección que compró para ese fin, con habilidad metódica prosiguió con la tarea de extraer el globo ocular de su victima, logró que no despertara y en cuanto lo extrajo se dispuso a quitarse el propio para el intercambio, colocó su ojo en la fosa ocular vacía y dejó el de la chica en un frasco con solución para mantenerlo vivo, hizo lo propio con el siguiente ojo y nuevamente colocó el suyo en la cuenca vacía. Esperó unos minutos y luego pasó su mano por el rostro de la chica, comprobando que la sangre de vampiro hiciera el trabajo de unir tejidos y vasos sanguíneos, la sintió parpadear y fue clara seña de que su experimento era un éxito.
No se colocó los ojos humanos de inmediato, hacerlo a esa hora haría que la sangre vampírica los transformara y ya no funcionarían para su objetivo. Por ello memorizó el camino que tenia que seguir hasta un monte cercano, lugar adecuado para recibir el día. Aguardó hasta que sintió la tierra calentarse, sacó los ojos humanos del frasco y se los colocó con cuidado, nada debía de fallar, mientras se introducía el segundo ojo sintió su brazo arder y supo que era el momento, abrió sus ojos al mismo tiempo y pudo ver. La ciudad se mostraba a todo color, los rayos solares lograban un hermoso contraste de sombras y luz, entonces miró hacia el horizonte, imponente, enorme, el sol estaba justo frente a él, no importaba que sintiera cada particula de su ser siendo incinerada o que su corazón latiera a mil por hora, por fin después de tanto tiempo podía ver una mañana, ver la cuidad de día.
No cerró sus ojos en ningún momento, ni siquiera se cerraron cuando el resto del cuerpo se convirtió en puro carbón. Fue su fin, lo esperaba y fue como lo deseaba, aun cuando su alma estuviera condenada a no seguir a la de sus familiares no le importaba, no hay mejor satisfacción que haber logrado morir como lo deseaba.
Su mayor ambición no resultó ser la inmortalidad.
Su mayor ambición fue morir como un mortal.
Fin.
Según yo no tiene faltas o incoherencias, pero si se encuentra algún error que pasara por alto, no duden en comentarlo. Opiniones y criticas son bienvenidas.