[EXO] Rubik- Cap 2(2/2)

Nov 15, 2014 17:25


La puerta se abrió. Baekhyun estaba encogido en una esquina de la habitación. Normalmente era un chico valiente, pero en una situación como aquella no sabía qué cosas o quién podría entrar por la puerta. Cerró los ojos y esperó a que algo malo sucediese. Su respiración era tan fuerte que le dolía el pecho y el miedo que sentía  le revolvió las entrañas. Escuchó los pasos, eran firmes, lentos y fuertes. El terror aumentaba cada vez que su intuición le decía que el peligro estaba más cerca.

Notó como las piernas perdían su fuerza y se resbaló hasta caer del todo en el suelo, acurrucándose todavía más contra la esquina en la pared. Entonces los pasos cesaron, y escuchó una respiración, fuerte y profunda. Alguien estaba frente a él. Quería empujarle, golpearle y salir por esa puerta que había dejado abierta, pero su cuerpo no reaccionaba. Tragó saliva y luchó por no llorar, tenía que ser valiente, como antes, como cuando todo iba bien y la única preocupación era no quedarse dormido para ir a trabajar.
Sintió una caricia suave, cálida. Un sentimiento de añoro le recorrió el cuerpo. Todo el miedo anterior había desaparecido. No había nada más que una sensación increíble en su interior. Abrió los ojos despacio y volvió a notar otra caricia. Elevó la vista y no pudo creerse quién estaba allí delante de él. Jongin, sonriéndole como siempre, con la piel tostada, el pelo revuelto y la mirada fija en él. Se levantó con su ayuda y le sonrió. No podía creerse que él estuviera ahí, que volvieran a encontrarse en un lugar como aquel. Tragó saliva y le acarició el rostro.

-¿Jongin? -susurró todavía sin poder creérselo- ¿Qué haces aquí?

Jongin sonrió tierno, asintió y luego le acarició la nuca como respuesta. Lo atrajo hacia él y lo abrazó fuerte contra su pecho. Jongin era cálido, como antes, como siempre había sido. Baekhyun se dejó hacer. Disfrutando después de tanto tiempo del contacto de la persona que más había extrañado incluso antes de haber entrado en aquel lugar. Jongin le levantó suavemente el mentón y acercó los labios a los de Baekhyun, acariciándole con la respiración lenta.

-Hyung… -susurró antes de apretarlo más contra él-. Te he echado tanto de menos.

-Yo también, yo…

Antes de que Jongin juntase los labios con los suyos, Baekhyun lo empujó suavemente y se separó de él. No podía dejarse llevar por los sentimientos, Jongin había sido cruel, le había hecho la vida imposible en el pasado. Aunque lo quisiera Jongin era un veneno para su existencia. El moreno le miró entre sorprendido y molesto. Baekhyun dio un paso hacia atrás y tragó saliva.

-Jongin, no puedo.

-¿No puedes? ¿Qué es lo que no puedes, Baekhyun? -la voz de Jongin sonaba ruda, con un tono oscuro. Su cuerpo era más grande y fuerte que el de Baekhyun, y eso provocaba en el menor una ventaja considerable.

-No puedo dejarme llevar contigo -Baekhyun se enfrentó a Jongin, clavando la mirada en los ojos oscuros de él-. Estoy encerrado en a saber donde,  y tampoco se el por qué. Apareces de la nada y vienes con aires de salvador. No puedo creer que esto esté pasando -a cada palabra que decía Jongin se iba enfadando más y más-. No puedes aparecer porque sí e intentar que me olvidé de todo.  ¿Por qué lo haces, Jongin?

El moreno respiró hondo y apretó los puños, bajó la cabeza hacia el suelo y tragó saliva.

-Lo hago por ti.

-¿Por mí? -Baekhyun habló sorprendido, no podía creerse que después de haberle golpeado. De conseguir que se sintiera el ser más insignificante del planeta le dijera que lo hacía por él, para ayudarle-. Eres un perturbado, Kim Jongin.

Las palabras salieron de la boca de Baekhyun con desprecio, estaban adornadas con un toque de amargura pero aún así su mente le obligaba a odiar a ese chico. Le amaba, había sido la mayor razón para sonreír pero también el miedo del día a día. Jongin sufría un descontrol total de su agresividad. Se había vuelto tan controlador con Baekhyun que antes de que la relación se rompiese había logrado que este perdiese a todos sus amigos y conocidos. Baekhyun lo había dado todo por él con el único precio de recibir golpes, insultos y malos tratos sin siquiera entender el por qué.

Jongin le agarró de las muñecas y lo empotró contra la pared. Coló uno de los muslos entre las piernas de Baekhyun arrancándole un gemido seco. Baekhyun se revolvió intentando luchar por zafarse del agarre del moreno pero le fue inútil. Jongin era demasiado fuerte. Acercó el rostro al oído de Baekhyun y respiró sobre su oído.

-Solo te quiero -jadeó despacio y respiró disfrutando del aroma de Baekhyun-. Solo quiero hacerte feliz, y por eso soy un perturbado -rió-. Si soy un enfermo tú eres una puta. Una puta barata y sucia que sonríe y hace buenas migas con extraños. ¿Es lo que eres
Baekhyun, eres una zorra?

Baek cerró los ojos y apretó los puños, reunió toda la fuerza que pudo para empujarle. Jongin perdió el equilibrio y cayó al suelo con un quejido seco. Sin mirar atrás corrió todo lo que pudo hasta atravesar la puerta por donde se supone que había entrado el moreno. Se giró y observó como Jongin corría hacia él, y entonces la puerta se cerró. Ambos muchachos quedaron separados por una gruesa puerta de cristal, Baekhyun contempló como Jongin la golpeaba y gritaba algo, que gracias al grosor de la puerta no pudo entender.  Se dejó caer hacia atrás y dejó que las lágrimas saliesen. Estaba aterrado. Gateó hasta el otro lado de la habitación y se hizo un ovillo. Solo deseaba que aquello terminase pronto, y que al día siguiente Luhan volviese a estar con él.

++++

El colchón era cómodo. Incluso podía imaginarse que estaba en la calidez de su casa. Luhan disfrutó desde la primera noche de las horas muertas en las que su mente viajaba al país de los sueños y se olvidaba que cuando abriese los ojos volvería a aquella cárcel blanquecina. Se movió despacio en la cama y soltó un suspiro. Se había dormido pensando en Baekhyun, llevaba días sin hablar con él. Había conocido a un joven llamado Jongin, era simpático, tenía una voz grave pero divertida. Y parecía muy inteligente, porque las conversaciones con él acababan siendo trascendentales y con conclusiones filosóficas típicas de alguien con una idea clara de la vida.

A Luhan le gustó hablar con él, pero de nuevo al despertarse el joven había desaparecido, y nadie le acompañó en los siguientes días. Incluso pensó que lo habían dejado solo. Caminó en círculos, corrió de un lado para otro e imaginó lo que estaría haciendo si estuviese fuera todo ese tiempo. También pensó en cómo serían Jongin y Baekhyun. El primero parecía un chico joven, fuerte y seguramente atractivo. Pensó en su sonrisa y rió pensando que era muy raro imaginar la sonrisa de alguien sin ni siquiera saber ningún rasgo de la cara. Pero con Baekhyun fue distinto. Cerró los ojos y no imaginó una cara, sino un olor. Era algo dulce pero a la vez con un ligero toque picante, agradable y lleno de calidez. También pensó en la suavidad de la piel de Baek, no importaba el tono, sino lo suave y fría que la tendría. Imaginó que le daba la mano y sonrió durante un largo rato. No entendía porque su cuerpo reaccionaba así a algo que él mismo había creado. Pero Baekhyun  sin saber cómo se había calado muy hondo.  A pesar de llevar cosa de cuatro días sin saber de él.
Luhan respiró suave y gimió dulce. Se abrazó a la almohada sin darse cuenta. Añoraba el contacto humano. La mente del chino estaba jugándole una mala pasada. En sus sueños veía a los compañeros del equipo, los de la universidad y a su familia. Hablaba con ellos, su vida era como antes, pero de repente todo se volvió oscuro y una voz le llamaba en la lejanía. Corrió en su busca pero no sabía realmente qué dirección tomar, todo era oscuro. Caminó algo desorientado en el sueño, intentó gritar pero no le salía la voz. Y entonces sintió como el suelo bajo sus pies comenzaba a temblar.

Un fuerte ruido lo despertó. Se levantó rápido de la cama y miró hacia los lados asustado. No sabía qué era lo que estaba pasando pero la habitación entera estaba temblando y una sensación de agobio le estaba ahogando. Corrió hacia la pared y sintió como esta se movía hacia él. El lugar estaba encogiéndose.

-¡Maldita sea!

Empujó con todas sus fuerzas pero la pared continuaba avanzando. Tenía que hacer algo o moriría aplastado. Buscó por toda la habitación una manera de frenar la pared pero solo estaban los pequeños objetos de higiene personal y la cama. La giró en posición horizontal y rezó para que fuera lo suficiente fuerte como para frenar la pared. Aún así, comenzó a palpar las paredes en busca de algún botón o algo que frenase el mecanismo. El corazón le latía tan fuerte que creía que iba a salírsele del pecho. La respiración acelerada era ahogada por el fuerte escándalo que las paredes hacían al moverse.

-Dios mío…

No quería morir. No así y ahora. Tenía que seguir intentándolo, pero por mucho que buscaba no encontraba la salida. Cada vez estaba más cerca, y pudo sentir como la cama comenzaba a chirriar debido a que el metal empezaba a doblarse. Y entonces lo escuchó.

-¡Hey! ¡Por aquí!

Se giró y un joven alto, de hombros anchos y cabello castaño le hacía señas desde un lateral. Corrió de lado  por el pequeño pasillo hasta él, estrechó la mano que este le entregaba y sintió como tiraba de él.
Cuando volvió a abrir los ojos estaba sobre el muchacho, ambos respiraban nerviosos y lo más importante. Estaba a salvo.

-¿Estás bien? -el joven le agarró de la cintura y lo movió con cuidado para salirse de debajo de él.
-Sí, pero por los pelos -rió.

Ahora que todo estaba en calma pudo fijarse más en el chico. Tenía la cara pequeña. En el centro la nariz provocaba que su gesto serio pareciese algo más aniñado. Sus labios rosados eran pequeños, pero estaban húmedos. Luhan pudo comprobar el por qué demasiado rápido, cuando una lengua traviesa se deslizó por ellos.  Era alto, más que él, el cuerpo de aquel chico a pesar de no estar completamente desarrollado era increíblemente fuerte.

-Me has dejado alucinando -rió y le tendió la mano para ayudarle a levantarse- ¿Qué has hecho para que tu habitación se autodestruyese?

-Si lo supiera -le estrechó la mano y lo levantó con demasiada facilidad-. Estaba durmiendo cuando comenzó toda esta locura.

-Tomaré nota, para no descansar ni cuando esté durmiendo -bromeó-. Por cierto me llamo…

-¡Sehun! -le interrumpió Luhan señalándole sorprendido- ¿Eres tú verdad? La joven promesa del tenis coreano.

El chico se sonrojó un poco y asintió.

-Vaya no pensé que me conocieras, no pareces coreano.

-Y no lo soy -sonrió entusiasmado y volvió a tenderle la mano, en señal de saludo-. Me llamo Lu Han. Te conozco porque también
me dedico al deporte. He leído muchas cosas sobre ti, además de haber visto algún partido. Eres bueno.

Sehun sonrió tierno. Luhan se dio cuenta de que era un niño, un niño muy grande pero que en el fondo esa aura infantil que le rodeaba demostraba que a pesar de estar hablando con un talento del deporte, el chico estaba asustado y necesitaba apoyo.

-Creo que seremos compañeros de habitación -bromeó Luhan.

-Eso parece.

-Bueno Sehun, no te preocupes. Todo saldrá bien -no supo porque había dicho aquello pero lo vio necesario. Quería demostrarle a
Sehun que a pesar de estar en un lugar desconocido y, como pudieron comprobar también peligroso, le ayudaría y conseguirían salir de allí fuese como fuese.

+++

El estruendoso ruido hizo que se despertara. Jongin salió de la cama de un salto y miró con atención hacia los lados. Algo había pasado. Se sorprendió al ver que no era el único en aquella habitación, que a juzgar por lo que veía parecía mucho más grande.  Frente a él había dos chicos, ambos de piel clara, uno tenía la cara redonda y la mirada traviesa. Tenía apariencia fuerte y le miraba como analizándole, muy serio. El otro por el contrario, era muy delgado, no parecía peligroso y el porte que tenía resaltaba que era un chico de buena familia. Clavó la mirada en él y este se puso algo tenso. Jongin sonrió y les miró animado, se limpió las manos al pantalón deportivo que llevaba puesto y se la tendió a los chicos. El chico de cabello muy corto y cara redonda se la estrechó primero, sintió una ligera presión, algo que tomó como una amenaza. El otro muchacho le estrechó la mano con delicadeza, como si estuviera en una sala de fiestas y Jongin fuese el anfitrión.

-No sabía que me iba a despertar con compañeros de habitación -bromeó Jongin mientras se volvía a la cama para sentarse en la esquina del colchón.

-La pared que nos separaba desapareció delante de nuestras narices -le explicó.

-Bien -asintió y miró hacia los dos-. Mi nombre es Kim Jongin.

-Yo soy Joonmyun y este es Minseok -se adelantó el muchacho elegante ante el chico de cara redonda que cerró la boca justo cuando el otro comenzó a hablar.

-Encantado -sonrió-. No voy a preguntaros si sabéis que hacemos aquí o por qué estamos encerrados. Imagino que todos estamos igual -les miró curioso y se acercó hasta la almohada, acordándose del cuchillo que se escondía debajo de esta.

-Efectivamente -Minseok asintió y se acercó a Jongin-. Joonmyun estaba en otra habitación, y yo lo encontré. No me explico porque la pared desapareció, pero seguramente se accionó de alguna forma.

Minseok caminó analizando toda la estancia mientras Joonmyun y Jongin lo observaban atentos. El moreno se levantó de la cama y guardó con un movimiento rápido el cuchillo en sus pantalones. Se acercó hasta Minseok y le pasó un brazo por los hombros. El chico de cara redonda se puso tenso.

-Estaba durmiendo cuando comenzó a oírse ese escándalo -Jongin habló despacio, como si estuviese narrando la historia para una cadena de televisión-. Cuando de repente el techo se abrió y la pared comenzó a subir hacia arriba.

-Lo sabemos -le interrumpió Joonmyun-. Nosotros también lo hemos visto. Lo que no sabemos es porqué o cómo pudo activarse el mecanismo.

-¿El mecanismo? -rió Jongin- ¿Acaso esto es un juego que se va activando con botones?

Minseok miró fugazmente a Joonmyun como si pudiese castigarle por hablar de más. Suspiró y asintió antes de que Jongin se fijase en que aquellos dos escondían algo que él desconocía.

-Creemos que las habitaciones están controladas desde dentro, las puertas se pueden abrir o cerrar según quiera el habitante -Minseok habló sin dudarlo, no era del todo cierto pero tampoco mentía en sus palabras.

Joonmyun no dijo nada, tan solo asintió esperando la reacción de Jongin que los observaba meditando la respuesta. Rió y asintió mientras paseaba la mirada por los dos muchachos.

-Entonces tenemos que buscar la manera de poder salir de aquí dentro de las habitaciones, ¿no es así?

Minseok asintió.

-Perfecto, pues los tres podemos ponernos manos a la obra.

-¿Vas a ayudarnos? -añadió sorprendido Joonmyun.

-Por supuesto, no tengo nada que hacer -se encogió de hombros y les sonrió.

Minseok suspiró y le regaló un gesto como si lo invitase a unirse a ellos. Jongin se movió rápidamente y se acercó a él. Joonmyun se quedó atrás, les contempló analizándoles y se acercó para escuchar los planes que tenía Minseok. Los tres juntos tenían más posibilidades de encontrar a Jongdae.

+++

Había pasado las últimas horas acurrucado sobre sí mismo. El encuentro con Jongin no había sido agradable. Estaba aterrorizado, los recuerdos de los meses anteriores, de las peleas y discusiones. La vivencia repetida en su mente de aquella noche le provocó escalofríos.
Podría haberse librado de Jongin, pero no lo hizo, porque en el fondo le quería.

Se habían conocido justo cuando el chico había terminado el instituto. Había entrado en el bar donde trabajaba en busca de algún puesto libre. Su aspecto ya le cautivó, alto, delgado pero fuerte, moreno. La piel de Jongin parecía hecha de bronce, y pronto descubrió que también su corazón era frío como aquel metal.

Jongin no consiguió trabajo en el bar, pero si en un restaurante de la zona, siempre que acababa su turno visitaba a Baekhyun, le observó durante semanas hasta que finalmente se atrevió a hablarle. Cuando los dos muchachos supieron más del otro ya era demasiado tarde. Ambos se enamoraron y decidieron comenzar una relación. Jongin se apresuró a mudarse al piso de Baekhyun, a este le pareció rápido pero con un simple "me es demasiado difícil pasar tanto tiempo lejos de ti" lo convenció.

En los meses que pasaron juntos su  historia de amor se iba escribiendo lentamente. Jongin comenzó a estudiar de nuevo y a Baekhyun le iba increíblemente bien en el local.

Las relaciones sexuales se transformaron sin que apenas se diese cuenta, al principio Jongin era atento y tranquilizador, lo acariciaba y mimaba como si Baekhyun fuese de cristal, pero poco a poco comenzó a notar que algo cambiaba, el carácter dulce y tierno de Jongin se transformó. En la cama era posesivo, violento, no cuidaba los detalles e incluso Baekhyun en alguna ocasión le rogó para que parase.
La relación comenzó a enfriarse, Baekhyun encontraba excusas para permanecer más tiempo en el bar, y Jongin se celaba de un alguien inexistente. El moreno comenzó a ser posesivo, a perder el control y a crear discusiones por estupideces tales como que Baekhyun bajase a la compra sin ni siquiera haberle avisado. Pronto ambos muchachos tan solo discutían, uno por celos, imaginaciones locas que se creaba por las ausencias de Baekhyun, incluso los compañeros de trabajo del mayor comenzaron a separarse de él por miedo a recibir una paliza del moreno. El otro por pánico a que aquella relación fuese imparable, Baekhyun se sintió dentro de una butaca protegida de una montaña rusa, sin frenos subía y bajaba sin control.

La noche en la que el mayor dio fin a aquella situación fue la que lo marcó para siempre, la que hizo que se encerrase y no volviese a confiar en la gente, a no creer en el amor. Jongin había bebido cuando Baekhyun llegó a casa. No había cerrado la puerta del todo cuando sintió el golpe que Jongin le regaló. La cabeza le dio vueltas y la espalda le ardió por el impacto. Quiso huir pero el menor era más grande y rápido. Se enfrentó a él  con todas sus fuerzas, gritó hasta que lo volvió a golpear  y le partió el labio. Todavía tenía una cicatriz minúscula que le recordaba aquella noche.  Jongin le golpeó hasta dejarle casi inconsciente y después le poseyó. Como todas las noches, pero aquella noche había sido la peor. Baekhyun deseó haber muerto, no quería recordar todas las caricias lo susurros que le dedicaba Jongin cuando le desgarraba tanto física como psicológicamente.

Después de aquella noche, Baekhyun huyó, lo despidieron del bar en el que trabajaba. “No queremos problemas”, con tres simples palabras había terminado con tantos años de trabajo y relación de amistad. Había terminado solo, alejado de toda la gente que quería por miedo a que Jongin lo volviese a encontrar y pudiese hacerles daño.  Y allí, dentro de algo que ni siquiera sabía realmente lo que era se encontró con la única persona que no quería volver a ver en su vida.

Respiró hondo ahogando una vez más el llanto que quería salir, sintió la opresión en el pecho que llevaba meses aguantando, que había desaparecido hacía poco. Jongin, el causante de los mejores años de su vida, era ahora la pesadilla más real. Se incorporó y miró la habitación, era tan grande. Se sentía infinitamente diminuto dentro de aquel lugar. Cerró los ojos y se imaginó unos brazos que le abrazaban, una voz amiga que le animaba, y enorme fue la sorpresa cuando en su cabeza se repitieron las palabras de Luhan. Cuando la risa del chico sin rostro le acunaba. Encogió la cabeza entre las piernas y deseó que todas aquellas paredes se derribasen y al fin pudiese encontrarse libre de todo lo que le oprimía y no le dejaba ser realmente él.

Escuchó una voz  dulce, suave, muy masculina tararear una especie de canción. Era tranquila, sonaba algo triste y ahogada, pero  pudo sentir la dulzura y el sentimiento que transmitía. Abrió los ojos asustado, pensando que su imaginación llegaba a límites tan grandes que aquella canción parecía real. Pero en efecto lo era. Se levantó del suelo y sintió como el suelo comenzaba a vibrar bajo sus pies. El miedo volvió a invadirle, pero esta vez reaccionó. Intentó escuchar por encima del estruendo y se centró en la canción que el muchacho seguía cantando.

Golpeó la pared para intentar comunicarse con quien quisiera que fuese el que estuviese cantando. La habitación poco a poco se hacía más y más pequeña, como si su angustia devorase el espacio y entonces  algo sucedió. Sin poder hacer nada cayó hacia delante encontrándose con una nueva habitación, muy parecida a la anterior, pero más brillante,  y en ella había un chico.

Este le miró asustado, se levantó rápidamente de la cama y corrió hacia la esquina paralela, intentó huir de Baekhyun pero no podía. Como siempre no había salida. Baekhyun levantó las manos y le sonrió.

-Tranquilo, no voy a hacerte daño.

El joven le miró y entonces lo reconoció. El pelo revuelto, la mirada traviesa llena de un brillo especial, esa boca de gato que escondía una sonrisa arrebatadora. El sensual cuello adornado por un extraño collar. Los brazos fuertes y marcados, y el cuerpo ancho a pesar de no tener gran altura. Kim Jongdae, el famoso cantante de rock estaba frente a él. Baekhyun se quedó sin aire ante la sorpresa, en otra circunstancia hubiese aprovechado para guardar el momento con una foto o autógrafo, pero ahí dentro Kim Jongdae dejaba de ser una celebridad para ser una persona normal, que por lo que pudo imaginar Baekhyun por su aspecto, necesitaba ayuda.

+++

No había pasado ni un día y Yifan ya estaba maldiciendo a sus dos compañeros. No hacían más que discutir por quién y cuándo podrían usar la guitarra. Al jugador de baloncesto aquello le daba realmente igual. Ese instrumento estuvo ahí la primera vez que abrió los ojos y ni se preocupó por él una milésima de segundo. Pero ahora deseaba cogerlo y partirlo en dos para que aquellas dos cotorras cerrasen el pico.

Yixing se aprovechó de que Chanyeol dormía para cogerla  y comenzar a tocar. Yifan a pesar de ser un chico que amaba el deporte también disfrutaba de la buena música, y esos momentos en los que alguno de los dos tocaba y la calma reinaba bajo aquella banda sonora improvisada le relajaba.

Contempló a Chanyeol que dormía acurrucado mientras abrazaba a la almohada. A pesar de ser enorme, no tanto como él por supuesto, era como un niño pequeño. Le gustaba aquel chico, le hacía sentirse cómodo, como si estuviese con un hermano pequeño que tuviese que cuidar. En cambio Yixing le sacaba de quicio, ambos eran habladores pero Yixing hablaba cuando quería, y no escuchaba, se iba a esa especie de nube que seguramente tendría dentro de la cabeza. A veces se quedaba observándole y podía ver como el chico hablaba solo o simplemente miraba hacia una esquina sin apenas moverse. Aquello le ponía los pelos de punta a Yifan. Yixing era una incógnita demasiado curiosa, algo que le gustaría observar siempre, era un chico que a pesar de parecer simple formaba un sinfín de sorpresas. Se imaginó conociéndole fuera de aquel lugar, y pensó que nunca podrían llegar a ser amigos, incluso si él se esforzara. Yixing era un alma libre y las almas libres vivían como querían.

Apartó la mirada cuando dejó de escuchar la melodía, Yixing había parado, seguramente porque se sentía observado por él. Se puso algo nervioso, no quería hacerle creer ideas equivocadas, a Yifan no le gustaban los hombres, solo que Yixing le transmitía paz, por eso le contemplaba.

-¿Qué es eso? -dijo el trotamundos  colocando la guitarra al lado, justo a los pies de la cama donde Chanyeol descansaba plácidamente.

-¿Eh? -Yifan miró curioso hacia donde señalaba.

Sobre la mesita había un pequeño sobre blanco. Yifan había estado desde que despertó en aquella habitación y no encontró ningún sobre. Aquello era algo nuevo, no sabía cómo había llegado hasta ahí. Se levantó y caminó hacia él.

-¡Espera! -Yixing elevó un poco la voz-. Si vas a abrirlo tenemos que estar todos, recuerda que estamos juntos en esto -inclinó un poco la cabeza hacia Chanyeol, que continuaba durmiendo sin darse cuenta de nada.

Yifan suspiró y cambió de dirección. Se inclinó y movió despacio a Chanyeol para despertarle. El chico balbuceó algo en sueños y  se revolvió pero no se despertó. Yifan suspiró y miró hacia Yixing. Este le hizo un gesto para que volviese a intentarlo y el jugador de baloncesto repitió el gesto. Pero no obtuvo respuesta, al parecer el chico de orejas grandes tenía un sueño pesado.

-Chanyeol, despierta -susurró Yifan.

-Si le hablas así de bajo solo lo vas a dormir -rió Yixing mientras se acercaba a los dos.

Yifan suspiró y le tiró de una pierna. Chanyeol se despertó asustado y lanzó la almohada por los aires golpeando a Yixing  sin querer. El chico miró hacia los lados asustado, en busca de quien le había atacado.

-¡Algo me ha mordido! -gritó mientras se agarraba la pierna.

-Nadie te ha mordido. Yifan es tan torpe para despertar a alguien como para hacer amigos -bromeó Yixing lanzándole de nuevo la almohada.

Yifan prefirió no contestar al comentario que Yixing hizo sobre él, ¿quién era él para saber cuánta facilidad tenía para hacer amigos? Miró a Chanyeol y suspiró, sin duda los mejores compañeros para quedarse encerrado. Señaló hacia la mesa.

-Ese sobre apareció sin más -murmuró.

-¿Y por eso me habéis despertado? -protestó Chanyeol-. Solo es un sobre.

Yixing levantó una ceja extrañado y Yifan suspiró, sin duda Chanyeol era un niño pequeño en el cuerpo de un hombre. Caminó hasta la mesa, cogió el sobre y lo abrió. Yixing y Chanyeol estaban a su lado, ambos deseando saber lo que había dentro. A pesar de ser unos chicos atolondrados la curiosidad hizo que se tomasen la aparición del objeto en serio. Yifan leyó en alto para que los otros dos lo escucharan.

-Debido al buen comportamiento que habéis seguido durante todo vuestro encierro se os otorgará una pista para poder continuar sanos y salvos en el interior de Rubik -Yifan paró unos segundos, observó a Yixing que le devolvía la mirada confuso y comprobó como Chanyeol se mordía el labio nervioso-. Dentro de estas habitaciones hay un individuo que posee un arma punzante. Vuestra misión es haceros con el arma, de esta manera ninguno de los tres resultará herido.

Yifan cerró el sobre y miró hacia sus compañeros.

-¿Nos está ordenando que vayamos en busca de alguien? -Yixing parecía sorprendido a la vez que molesto-. Este juego parece que se está pasando de la raya.

-Me temo que no es un juego -Yifan les mostró el papel a ambos, arriba, en la esquina derecha estaba dibujado el sello del gobierno.
Chanyeol abrió los ojos sorprendido y ahogó un grito, Yixing bufó molesto y maldijo por lo bajo. Yifan arrugó el papel y se lo metió en el bolsillo del vaquero.

-¿Y qué haremos? -se atrevió a preguntar Chanyeol después de unos segundos.

-No tenemos otra opción, ¿no? Seguramente a ese chico le habrán escrito una carta explicándole que los peligrosos somos nosotros y que si no nos mata podremos hacerle daño.

La conclusión de Yifan dejó a Yixing y Chanyeol petrificados.

-¿Y cómo vamos a buscarle si, ni siquiera podemos salir de aquí? -añadió Yixing antes de caminar de nuevo hacia la guitarra.
Yifan se quedó callado, no sabía que responder ante una pregunta tan obvia.

-Puede que la siguiente puerta que encontremos sea una salida.

Los dos chicos miraron sorprendidos a Chanyeol y sonrieron a la vez. Los tres compañeros comenzaron a analizar la habitación atentos. Si querían salir de aquel estúpido edificio tendrían que hacer lo que les pedían. Estuvieron varias horas buscando la salida pero ninguno de ellos la encontró. Hasta que Chanyeol cansado, movió la silla del escritorio y una de las paredes comenzó a moverse abriéndoles el camino.

-Aquí vamos chicos -añadió Yixing colocándose la guitarra al hombro.

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