[Track12] Underground

Jun 23, 2014 18:11

Ha pasado ya bastante desde la última actualización, sentimos mucho el retraso pero aquí esta. Por fin! El siguiente capítulo! Esperamos que os guste y dentro de nada .... tachán tachán.... creemos que Chanyeol dejará caer alguna sorpresilla inesperada jijijiji

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Cuando se despertó a la mañana siguiente su estado de ánimo era mucho mejor que la noche anterior, ese momento de descanso le había sentado bien. Apagó la alarma del teléfono y se estiró entre las mantas, estaba tan a gusto que no quería salir de ellas.  Se giró sobre sí mismo y  observó la habitación. Los apuntes descansaban en la pequeña mesa de estudio, su ordenador estaba apagado al lado de la montaña de papeles y sobre la silla se amontonaba la ropa de la noche anterior.  Colgada del respaldo tentándole como siempre estaba la cámara de fotos,  se relamió los labios y suspiró.

Se levantó de la cama y caminó  hasta la silla, cogió con sumo cuidado el aparato y volvió a sentarse en el borde. Acarició el objetivo y pulsó el botón de encendido tras un suspiro.  Contempló las fotografías,  Yixing salía increíble en todas, sobre el escenario brillaba como nunca, el sudor le otorgaba una sensación todavía más atrayente; en la cama, junto a él,  mientras dormía…

Baekhyun acarició la pequeña pantalla y tragó saliva, cerró los ojos y la dejó sobre la almohada. No era momento de amargarse, tenía que hacer algo de su vida, centrarse en todo lo que había ido a hacer a la ciudad. Se puso una camiseta  y  salió de la habitación, un olor agradable le envolvió al entrar en el pequeño pasillo que comunicaba con la cocina. Cuando entró en ella Joonmyeon le recibió con una sonrisa brillante, vestido con unos vaqueros, camisa y  un delantal rosa en el que ponía Home Sweet Home. Baekhyun le devolvió la sonrisa y  se sentó en la mesa.

-Buenos días.
-¿Has dormido bien?-le preguntó con esa voz dulce y tierna que sólo él y una madre serían capaces de entonar.

Baekhyun le sonrió como respuesta asintiendo, a pesar de que aún se podía ver marcas en sus ojos. Joonmyeon alargó la mano y acarició con su dedo la parte inferior de las hinchadas bolsas de Baekhyun.

-Deberías descansar más, si quieres puedo llamar para excusarte en la universidad-continuó hablando sin apartar aquella brillante sonrisa de sus labios.

Joonmyeon había sido muy bueno con él desde la primera vez, le debía mucho. Que continuase siendo tan amable provocaba que Baekhyun ni si quiera evitase dejarse llevar por sus consejos. Asintió y suspiró, cogió uno de los bollitos de la mesa y lo desenvolvió sin enfrentarse a la mirada tierna de su compañero.

-La verdad es que hoy no tengo muchas ganas de hacer nada -le dio un mordisco al bollo, masticó y cuando tragó volvió a hablar-. Quiero despejarme, evitar pensar en las cosas que me preocupan últimamente.
-Y haces bien, no siempre es bueno dejarse llevar por la rutina.

Joonmyeon dejó lo que estaba haciendo sobre la mesa y apagó el hornillo con el que lo calentaba, se quitó el delantal y tomó asiento en la silla al lado de Baekhyun.

-¿Me dejas secuestrarte un poco hoy?-le preguntó guiñándole un ojo-Tengo el día libre y creo que estaría bien que nos perdamos por ahí, aún hay cosas que no has visto de Seúl.

Baekhyun sonrió ante la invitación de Joonmyeon, era cierto que desde que había llegado a la ciudad solo había visitado la zona barrio bajera. Los monumentos, parques o zonas de ocio y juvenil eran algo desconocido para él.

-Está bien, hoy seré todo tuyo -rió y le miró tierno-. Pero solo si prometes que me lo pasaré como nunca. No me gustaría arrepentirme de malgastar un día contigo -bromeó antes de volver a darle un mordisco al bollo.

Joonmyeon rió, y su risa sonó fuerte golpeando contra el techo. Pestañeó y centró la mirada en Baekhyun llevándose a la boca uno de los bollos sin perder el contacto visual; el joven fotógrafo sintió por un momento que los ojos de Joonmyeon eran casi o más potentes que los de Yixing y que podía ver más allá de él. Apartó la mirada algo confundido y avergonzado. Su extraño compañero posó una mano sobre su muslo y susurró.

-Espero que no malgastes el tiempo con nadie, es algo que nunca vuelve.

Aquellas palabras  le atravesaron como una flecha, tragó saliva y asintió sin decir nada.  Se mordió el labio y luego sonrió dulce, obligándose a esfumar los pensamientos negativos de su mente. Asintió y le miró fijamente, devolviéndole como hacía tantas veces con Yixing, ese reto escondido en la mirada.

-Cada segundo que he vivido ha sido, emocionante, inexperto y asombroso -asintió y cerró los ojos dejando que el aire saliese suave entre sus labios-. Y no lo cambiaría por nada.

Joonmyeon apartó la mano del muslo y agarró la taza con el café acercándola a los labios, la sopló provocando que el humo se moviese cambiando la dirección y luego dio un sorbo lento y largo.

-Entonces no hay nada por lo que estar triste-dejó la taza sobre la mesa y le dio un toquecito bajo el mentón elevando su rostro-. Sonríe y prepárate, hoy vas a disfrutar de un día sin segundas intenciones-añadió volviendo a guiñarle un ojo y levantándose dejando la taza en el fregadero.

Baekhyun notó como sus mejillas se sonrojaban,  rápidamente se levantó y sin recoger su desayuno salió hacia la habitación. No entendía por qué ahora de repente Joonmyeon le hacía sentirse así. Agitó la cabeza hacia los lados y se apresuró a arreglarse. Se duchó, vistió y peinó sin pensar realmente en todo lo que había estado viviendo durante estos días. La ciudad le estaba cambiando tan deprisa que hasta a él mismo le asustaba.

Volvió al salón y esperó a que Joonmyeon apareciese en él, seguramente arreglado como siempre, elegante, con ese aire de príncipe de cuento de hadas. No faltaba el día en el que Baekhyun creyese que Joonmyeon escondía más de lo que dejaba ver, pero eso le gustaba, porque en cierto modo todo el mundo tienen esa parte de sí mismo que le gusta tener en privado. Baekhyun no juzgaba a su compañero por tener secretos, pero si le asustaba la idea de no saber con quién estaba hablando realmente.

Cuando Joonmyeon apareció ambos salieron a disfrutar del día. El mayor llevó a Baekhyun a conocer Seúl de una manera diferente a la que ya conocía. Visitaron el río Han, Baekhyun quedó impresionado, comentó varias veces  lo que le gustaba y no paró de sacarle fotos a Joonmyeon y al río. Continuaron con el paseo por las calles cercanas, donde se pararon en algún mercadillo antes de ir a visitar los diversos templos que se encuentran en la ciudad. En un descuido Joonmyeon le robó la cámara de fotos a Baekhyun, las tornas cambiaron y Joonmyeon se había convertido en el fotógrafo. Baekhyun se sentía extraño, normalmente era él el que estaba detrás del objetivo, pero gracias a las bromas de su compañero y el aire tierno que lo rodeaba se sintió cómodo durante todo el paseo.

Antes de pasear un poco más por las calles de Seúl, Joonmyeon decidió llevar a Baekhyun a la torre Namsan. La subida hacia lo más alto había dejado boquiabierto al fotógrafo,  pero cuando contempló  las vistas toda su emoción se vibro vívidamente.  El joven iba de un lado para otro atrapando con su objetivo todo lo que allí se mostraba.  Su corazón palpitaba frenético de la emoción pero cuando se giró  se paró en seco, la imagen de Joonmyeon, con el pelo al viento, con la vista fija en el horizonte y una sonrisa tierna dibujada en los labios le cautivó. Sin pensárselo dos veces, levantó la cámara centró el objetivo y atrapó aquella imagen mágica. En ese mismo instante Joonmyeon se giró y  le sonrió dulce, como siempre hacía.

-Me has pillado a traición-comenzó a decirle dejando que las palabras fluyesen con suma tranquilidad.

Aquello hizo que Baekhyun volviese a tensarse, los ojos de Joonmyeon no dejaban de mirarle y se sentía, de nuevo, como una presa a merced de una cobra. Pero Joonmyeon no era alguien a quien temer, o al menos eso había descubierto en aquella pequeña excursión. Sintió como posaba la mano sobre su hombro y se acerca hasta su oído.

-Te llevaré a tomar algo, tienes los labios secos.

Baekhyun tragó saliva y asintió separándose rápidamente de Joonmyeon, no sabía por qué pero la cercanía de su compañero lo estaba poniendo nervioso.  El viaje hasta la cafetería se le hizo demasiado largo, los ojos del fotógrafo se posaban en Joonmyeon sin que pudiera evitarlo y cuando el más mayor se  daba cuenta y le devolvía la mirada, Baekhyun la esquivaba nervioso.

En la cafetería Baekhyun se relajó un poco y se pidió un bubble tea para refrescarse y así poder seguir caminando.  Joonmyeon escogió un café frío, algo que lo hacía más adulto y atrayente, al menos para Baekhyun.  Después de una lucha estúpida  para saber quien invitaba a quien Joonmyeon ganó y Baekhyun saboreaba su refresco algo cortado,  mientras que Joonmyeon reía satisfecho por la calle principal.

El día estaba siendo increíble, ambos caminaban hacia un restaurante al que un buen amigo de Joonmyeon lo llevaba algunas noches,  cuando Baekhyun sintió que el suelo se abría bajo sus pies.

Justo delante de él estaba Yixing. Salía de un edificio, Baekhyun se apresuró a asegurarse con la vista, era un hotel. Tenía la misma ropa que la noche anterior y parecía que no había dormido mucho, aunque aquella suposición podía estar equivocada tratándose de él. Sin poder apartar los ojos del guitarrista le siguió con la mirada hasta que casi lo tuvo de frente. Tenía marcas por el cuerpo, no muy fuertes, pero si alguna que otra rojez destacando sobre la tez pálida de su piel.

El fotógrafo se mordió el labio nervioso, sabía que tenía que dejarle a un lado, aquel estaba siendo un día estupendo y no podía estropearse con aquella tontería. Sintió una leve presión en su hombro y se giró a ver qué pasaba dando un pequeño respingo. Joonmyeon le  estaba sonriendo como siempre, como si nada estuviese pasando.

-¿Te ha molestado?

Baekhyun no sabía que contestar, dentro de él luchaba por no salir corriendo y agarrar a Yixing para preguntarle qué es lo que estaba haciendo ahí, pero  no lo hizo. Dirigió su atención hacia Joonmyeon, relajándose en su mirada, disfrutó de la calidez que este desprendía y negó con la cabeza. No quería  preocuparle, no quería decirle que ahora mismo sólo pensaba en por qué no era lo suficientemente bueno cómo para qué Yixing se fijase en él.

-¿Molestarme? -rió el fotógrafo fingiendo una triste indiferencia-. Tan solo me ha sorprendido.

-No deberías, ese hotel es donde está Meinster-continuó hablando su compañero de piso elevando una mano y señalando a un grupo de chicas que descansaba sentadas en una de las aceras-¿Ves esas chicas? Son fans, allá donde van ellos les siguen.

Baekhyun miró hacia la zona que le señalaba y abrió los ojos sorprendido. Siempre le había parecido estúpido hacer acampada por un artista a las puertas de su hotel, pero nunca pensó que hubiese tanta gente capaz de hacerlo.

-Así que es el hotel de Meinster... -murmuró-. Luhan y Kris están ahí...

Joonmyeon elevó una ceja extrañado.

-Sí, claro que lo están. ¿Te gusta el grupo?
-No les conocía hasta hace poco -murmuró más para sí que para Joonmyeon.
-¿Entonces, es por algo que has visto en Underground?-continuó curioso su compañero de piso.

Baekhyun se giró sorprendido, aquella pregunta la desconcertó. No sabía muy bien cómo contarle todo. Joonmyeon no sabía nada de lo que había pasado entre Yixing y él y dudaba que supiera algo de la antigua relación de Luhan, Kris y el guitarrista.

-No, es solo que hay cosas de las que te enteras que nunca te gustaría saber.
-Baekhyun, no soy tonto. Sé lo que te ha pasado-comenzó a decirle mientras le apartaba del camino agarrándole por un hombro acercándole a él-eres como un libro abierto para mí. Pero cómo te he dicho siempre, eres demasiado bueno, no debes de dejar que estas cosas te afecten tanto, sino habrás sido devorado por la ciudad, y no es eso por lo que has venido aquí.

Baekhyun se dejó guiar por su compañero, las palabras que le había dedicado le revolvieron el estómago. No era bueno, era egoísta, quería que Yixing le hiciese caso a él, que ese maldito guitarrista engreído dejase todo su pasado atrás y comenzase una historia nueva con él; pero había perdido.

-No me devorará Joonmyeon -afirmó mirándole fijamente-. Aunque parezca débil no lo soy, sé defenderme y podré superar todo lo que la ciudad me ponga como obstáculo.
-Nunca he dudado sobre ello. Sé que eres un chico fuerte, eso es algo que me gusta mucho de ti.

Baekhyun observó como Yixing se alejaba por la calle y respiró hondo, se metió las manos en los bolsillos y continuó con el paseo, no quería desaprovechar el enorme esfuerzo que Joonmyeon estaba haciendo, a la noche volvería a Underground y hablaría con el guitarrista, le dejaría claro todo, al fin.

++++

Minseok no solía beber, no era algo que realmente le apasionase. Solo lo hacía en ocasiones especiales o, como en ese momento, en situaciones desesperantes. Agitó su muñeca haciendo bailar los hielos en el hondo del vaso, con la vista perdida casi sin pensar en que Sehun continuaba a su lado. A penas escuchaba la canción que estaba sonando, algo deprimente con excesivo uso de guitarras y violín, algo que no consiguió definir si era country u otra cosa. Resopló y dio u trago profundo acabando con el líquido de dentro del recipiente y haciendo que los hielos le golpeasen los dientes y acariciasen sus labios. Cerró los ojos pesadamente tomándose un tiempo para dejar la vista a oscuras y luego los volvió a abrir fijando la mirada en su compañero.

Sehun no era el culpable de todos sus problemas, en el fondo era una víctima más y no se lo podía reprochar. Odiaba a Yixing, sin apenas conocerle, le odiaba con todas sus fuerzas; y más aún que Yixing odiaba a Luhan, tanto como le quería. Yixing siempre había sido esa maldita espina que jamás podría quitarle, un vicio peor que cualquiera de las drogas con las que jugueteaba; y lo detestaba. Había sido él quien había estado cuando Luhan casi había muerto por una sobredosis, había sido él quien había sujetado su mano cuando nadie más podía hacerlo, había estado ahí sin dormir esperando a ver cómo sus ojos habían recobrado la luz; le había levantado cuando ya no podía caminar más, le había aguantado las noches en vela, llorando por alguien que ya nunca más volvería, había sido él.

Había intentando volverse su todo, hablándole con paciencia y tranquilidad, cumpliendo sus caprichos y reprochándole cuando era necesario. Había sido el primero y el último en sus días, había intentando ser todo lo que nunca pensó que sería y aun así no había servido para nada, no había tenido ningún valor. De repente se había encontrado con que no había sido nada más que uno más o quizás menos. Se sentía vacío, estúpido y engañado. No era más que Xiumin un compañero de grupo, alguien a quien acudir cuando ya no había nadie más.

El dolor era inmenso tanto que necesitaba beber, tanto que aunque bebiese se acrecentaba más. Y la cara de pena que Sehun parecía estar regalándole no le ayudaba. Escuchaba los gemidos de Yixing atascándose en su mente, los jadeos de Luhan, rudos y llenos de vida. Se sintió sucio y usado, se sintió estúpido y engañado y finalmente, dejándose caer sobre la mesa lo dejó salir.

-Soy gilipollas-murmuró haciendo ruido con los hielos en el vaso vacío.
-Sí, pero todos los somos -murmuró Sehun con una ligera sonrisa en los labios-. Aguantamos todo lo que aguantamos por esto -se señaló-. Nadie más que nosotros podemos decidir qué hacemos con nosotros mismos -le sermoneó mientras atrapaba el borde del cristal de la copa con los labios, para separarse segundos después relamiéndose.
-Todo es tan sencillo cuando se mira desde el otro lado, ¿no?-bufó Minseok levantando la espalda y colocándose bien en la silla-Pero tienes razón, si esto ha pasado es porque lo he permitido.

Sehun suspiró y se mordió el labio sin apartar la mirada de Minseok, que debido a su estado apenas podía mantenérsela.

-Tranquilo, después de esta noche todo te parecerá más claro - bromeó quitándole importancia al asunto.
-Los pasos que más cuestan dar son los que nunca se olvidan-prosiguió divagando-¿en qué parte del camino me dejé engañar por mi propio intento de alcanzarle?

Minseok dio un nuevo trago a su vaso a pesar de que continuaba vacio y clavó sus mirada, brillante, llorosa y excitada en los ojos de Sehun.

-Luhan está tan lejos, tan lejos de nosotros y de este mundo, ¿cómo vamos a ayudarle si no quiere?
  -Si en realidad quieres ayudarle deja de ser dulce con él -Sehun fijó la mirada en el vaso, todavía lleno, suspiró y se lo llevó a la boca terminándolo de un trago-. El cariño y el apoyo sólo consiguen que se crea capaz de dominarte.
-¿Te refieres a qué tengo que golpearle? Luhan no atiende a ninguna clase de razón, lógica o no.

Sehun se rió ante la conclusión de Minseok y niega con la cabeza antes de levantarse del asiento y mover el cuello hacia los lados para hacerlo crujir.

-Me refiero a que tienes que demostrarle que no dependes de él, sino que él depende de ti -afirmó sonriente-. Créeme conozco a mucha gente como Luhan, y se cómo hay que tratarles.
-¿De verdad? Pero yo no sé ser así, yo no puedo hacer eso.
-Entonces seguirás sentado en la barra de cualquier local, buscando la solución a todo esto en el fondo de tu copa.

Minseok se quedó en silencio meditando las palabras de Sehun. Quizás permaneció mucho tiempo sin decir nada porque Sehun le miraba impaciente esperando a que respondiese.

-Tienes razón, es mejor que regresemos, aquí no voy a encontrar la solución para esto.

Sehun miró hacia la gente que bailaba y sonrió. Se giró hacia Minseok y le dio un golpecito en el hombro.

-Yo me quedaré un rato más, creo que tengo que despejarme un poco -se rió-. Entiéndelo soy joven, además prometo que me portaré bien.

Minseok hizo girar los ojos sin estar totalmente convencido pero como no tenía ganas de discutir asintió con la cabeza y se despidió de él con la mano saliendo en dirección a la puerta.

Sehun esperó a que Xiumin desapareciese de su vista para caminar hacia un lugar más escondido en el  local, revisó que en el bolsillo del pantalón estuviese el teléfono móvil de Jongin y se lamió los labios. Se sentó en uno de los sofás forrados de rojo que adornaban las esquinas  y esperó a que su acompañante llegase.

Antes de comenzar a beber con Minseok, Sehun había quedado con Jongin en el mismo local, con la esperanza de volver a recuperar su teléfono móvil. Además tenía ganas de volver a verse con el moreno, ya que tenía algo pendiente desde la última vez.

Estaba jugueteando con los dedos sobre la pantalla del teléfono cuando sintió que se sentaba a su lado.

-¿Has esperado mucho?-le preguntó Jongin, con una sonrisa en los labios.
-No, de hecho acaba de irse mi compañero -afirmó sin cambiar la expresión del rostro.
-Genial -añadió el otro muchacho estirando el cuerpo para relajarse y acomodarse-¿Y qué te cuentas? ¿Tuviste mucho lio con tus niñeros?

Sehun le miró entre molesto y divertido, colocó el móvil sobre la pequeña mesita frente a ellos y suspiró.

-No demasiado, son bastante complacientes -clavó la mirada en él y sonrió- ¿Qué tal tú?, ese chico parecía bastante molesto.
 -Nada que no pueda controlar-se libró sin esfuerzo de seguir hablando del asunto-¿Te gusta tu nuevo móvil?
-Pues sinceramente, no. No sé si lo has hecho a propósito o si fue sin mala intención, pero devuélveme mi teléfono.
-¿Por qué habría de hacerlo?-río divertido ojeando a la gente en la pista-. Si no lo hubiese hecho no nos hubiésemos vuelto a ver.

Sehun soltó una carcajada y se lamió los labios.

-Hay infinitas formas  de volvernos a ver.
-Me gusta esta, ¿a ti no?

Sehun suspiró, ya cansado de tanta prepotencia por parte del moreno y se levantó del asiento recogiendo el aparato telefónico de la mesita. Le indicó que le siguiera y caminó hasta la pista de baile.

-Es una manera original, pero no me gusta que jueguen con mis cosas.
-Pensé que eras tú quien lo hacía conmigo -sonrió Jongin mientras le seguía-. Solo te devolvía el movimiento, para darle vida al asunto, así es mucho más divertido.
-¿Vida al asunto? -rió mientras le miraba divertido-. Está bien, acepto el juego. Pero, ¿Cuál es el premio final?
-Hacer tu vida algo más interesante-prosiguió hablando Jongin mientras se acercaba más y más a Sehun.

Sin dejar que Jongin siguiese jugando y tanteando el terreno Sehun le pasó los brazos por el cuello, lo atrajo hacia él y le besó de manera brusca, y juguetona. Le daba igual estar en medio de un local como aquel, ser lo bastante conocido como para poder salir mañana en una revista del corazón como titular o que alguno de sus compañeros volviese a culparle y enfadarse. Como la primera vez, se sentía libre cuando estaba con Jongin, y es lo que quería hacer. Dejarse llevar.

La verdad es que tampoco ayudaba que Jongin se dejas. Le había dicho que no iba a seguirle el juego, que se lo iba a complicar, pero en vez de eso, el moreno estaba bebiendo de sus labios con los ojos cerrados disfrutando mucho más que él del momento.

Sehun se apartó un poco dejando una minúscula distancia entre sus bocas, respirando contra el rostro de Jongin, rozando parcialmente con la lengua los labios del otro muchacho mientras se lamía los propios. Le gustaba controlar la situación, sentirse poderoso sabiendo cómo le deseaban, si él tenía el control todo cobraba interés, aquel sí que era el juego que tanto le gustaba.

-Si quieres que esto funcione tendrás que mantenerme contento -le lamió los labios al moreno-. Ya sabes lo que tienes que hacer.
-¿En serio?-bromeó el otro chico sin abrir los ojos y manteniendo la sonrisa curva.

Sehun asintió, las palabras sobraban en aquel lugar lleno de ruido y gente pasada que lo único que hacían era frotarse e intercambiar momentos, sensaciones o números de teléfono que seguramente ni se acordarían de quién era a la mañana siguiente.  Esperó a que Jongin le devolviese la sonrisa para continuar caminando.

Siguiendo el camino que le marcaba, Sehun vio complaciente como Jongin le seguía, y pensó que las cosas no podrían estar saliéndole mejor. Dejó que este se le acercase acariciándole el cuerpo por debajo de la camiseta en un lugar mucho más apartado y se estremeció al sentir su aliento recorriéndole hacia arriba en el cuello.

-¿Es es esto lo que buscas?-preguntó con arrogancia y diversión el moreno, aunque ambos ya sabían la respuesta.

Sehun ahogó un gemido cuando los dedos profesionales de Jogin comenzaron a torturar uno de sus pezones bajo la tela de la camiseta.  Las miradas se encontraron y ambos sonrieron conscientes de que esa noche no había policía que les detuviera en su tarea.

-Dámelo todo Jongin, y podrás quedarte con mi estúpido teléfono -le susurró en el oído-. Si tanto deseas tenerlo, será para ti.
-Un teléfono caro, ¿eh?-bromeó sin dejar de tocarle-La verdad es que siempre me ha motivado los premios que valen la pena.

Sehun rió antes de atrapar de nuevo los labios de Jongin entre los suyos y deslizar los dedos por el pelo del mayor, dejando que sus cuerpos se frotasen creando una fricción placentera para ambos. Tiró suavemente de los mechones que tenía amarrados, se separó relamiéndose los labios y le guiñó un ojo.

-Vamos, quiero disfrutar de este momento en un lugar mejor.
-¿Algo más privado?-insinuó como pregunta mientras pasaba el dorso de su mano por los labios apartando el exceso de saliva.
-Sí, quiero dejar claro que esto que estas intentando no es nuevo para mí -sonrió mientras le miraba fijamente-. Quieres aprovecharte, pero si yo tengo algo que tú quieres, tendrás que darme algo a cambio.
-Yo no me aprovecho, disfruto de la situación, ¿acaso tú no lo haces? Los dos salimos ganando, me gusta esta clase de oportunidades.
 -Las oportunidades solo vienen una vez -le susurró mientras le mordía el labio.
-Tentemos a la suerte entonces.

+++

El camino de vuelta se le hizo más complicado de lo que había pensado. Quizás Sehun había tenido razón y se había pasado con la bebida. Lo más probable porque el suelo no parecía querer quedarse quieto. Dando traspiés consiguió alcanzar la puerta trasera del hotel donde, por suerte, no había ningún fan acechando. Llamó al manager dentro y este bajó para abrirle la puerta, escuchó cómo le regañaba algo pero lo ignoró con desgana. Subió las escaleras hasta su piso y entró en la sala que tenía.

Habían alquilado una planta entera que era como un piso casi en la azotea del hotel. Justo se dejó caer en la sala principal, la ducha sonaba de fondo, cerró los ojos y se sujetó la cabeza con la mano en la frente esperando que aquella persona no fuese Luhan.

Minutos después la puerta del cuarto de baño se abrió, el vapor salió como si una máquina del tiempo se tratara y de la habitación salió Luhan. Estaba todavía mojado, con una toalla atada a la cintura, el pelo goteándole sobre los hombros, y mostrando todas las cicatrices  y tatuajes que tenía.  Rápidamente su vista de águila se fijó en Minseok que descansaba en el sofá y sonrió travieso acercándose hacia él.

-¿Has salido? -le preguntó curioso.
-Es obvio Sherlock-se burló con mal humor.

Luhan sonrió todavía más divertido, le encantaba molestar a Minseok y más aún cuando este no tenía humor para que lo hiciese.

-¿Y lo has pasado bien? -continuó con el interrogatorio.
 -¡Vete a la mierda Luhan!-le gritó levantándose perdiendo momentáneamente el equilibrio-No estoy de humor para aguantarte post coito con gilipollas.

Luhan soltó una carcajada y se lleno uno de los vasos del minibar con la botella de wishky que estaba al lado, acercó el vaso a los labios, le dio un pequeño sorbo y miró de nuevo a Minseok, como retándole.

-¿Te has acostado con un gilipolas? -suspiró y se lamió los labios saboreando las últimas gotas del licor-. Min-ge, ¿cuántas veces te he dicho que hay que vigilar en que agujero te metes?

El mayor de ambos se giró mirándole directamente, retándole con la mirada, intentando fijarla todo lo que podía.

-Deberías ser tú el que vigilase en qué agujeros se mete.
 -Ya lo hago -sonrió-. Por eso no me he metido todavía en el tuyo -le guiñó el ojo divertido.
-Eres un cabrón-murmuró entre dientes-¿Por qué tuviste que meter a ese mierdas aquí? Daba asco.

Luhan suspiró y se acercó a Minseok, le acarició el pelo del flequillo peinándole dulce y sonrió.

-Porque "ese mierdas" es mío -le susurró agachándose-. Y "yo" hago lo que me da la gana -dejó claro antes de acariciarle suavemente por el cuello.

Minseok bajó el rostro cansado cerrando los ojos. Tomó aire lentamente y bastante tiempo, luego lo dejó escapar en un suspiro largo y profundo. No había nada que pudiese hacer, Luhan siempre estaría fuera de su alcance. Elevó la vista agarrándole por los muslos todavía desnudos y se contuvo para no dejar que el alcohol volviese a ganar sobre su conciencia.

Deseaba besarle, tumbarle sobre cualquier superficie y hacerle el amor hasta que gritase su nombre. Pero sabía que aquel no era él y que jamás conseguiría obtener de Luhan lo que realmente anhelaba. Vivía un romance de una sola persona, destinado a morir antes de comenzar siquiera.

Apoyó su frente contra el cantante de Meinster y bajó de nuevo la vista.

-No hay nada que pueda hacer, ¿verdad? Siempre harás lo que quieres, siempre seré uno más.
-Shh....- le cayó Luhan colocándole un dedo sobre los labios-. Nunca serás uno más, te debo muchas cosas Min-ge. Por eso estoy aquí.

Antes de que Minseok pudiese hablar Luhan se sentó sobre él dejando que la toalla cayese al suelo y lo beso lentamente, deslizando a través de las hebras del pelo los dedos, acariciándole.

Minseok no se movió, ni le siguió el contacto ni le apartó. Parecía estar decidido a ignorarle, Luhan no se mostró molesto ante aquello, conocía muy bien las rabietas de Minseok y estaba seguro de que si pecaba de algo no era de malgenio, sino de paciencia. Finalmente jugase las cartas que jugase la partida siempre la tendría ganada.

Minseok cerró los ojos y abrazó a Luhan.

-¿Te gusta demasiado esto, verdad? Te gusta jugar conmigo, con todos-. las palabras de Xiumin sonaron calmadas, como envueltas por una decepción personal que había estado creciendo durante demasiado tiempo- Un día, Luhan, todo esto se volverá en contra tuya.
-Y ese día Min-ge -le susurró mirándole a los ojos-. Todos disfrutaréis de ello -volvió a besarle, lamiendo los labios, paladeando el fuerte sabor del alcohol que todavía permanecía en ellos-. Déjame disfrutar de vosotros ahora.
-Tú siempre disfrutas de todos cuándo y cómo quieres-resopló todavía sin seguirle el beso.
-Hay que vivir el momento, Minseok -Luhan se separó unos centímetros y suspiró, esperando a que su compañero se relajase, mientras jugueteaba con la camisa abriendo despacio botón a botón.
-Siento no ser como tú, valoro más el futuro que perder el tiempo con un presente así-le empujó dejándolo caer-, no me tientes Luhan, ya he caído suficientemente hondo.

Luhan se levantó del suelo, algo molesto, pero respiró hondo para controlarse, buscó la toalla en el suelo y volvió a sujetársela en la cintura. Se lamió los labios y se sentó una vez más en el sofá. Acarició la superficie donde antes estaba sentado el guitarra y clavó la mirada en él.

-Nadie cae lo suficiente -murmuró bajo-. Porque aunque quiera caer, alguien le sujeta la mano -canturreó la letra del último single de Meinster.

Minseok se giró y le miró directamente a los ojos, aunque pretendía parecer lleno de ira, Luhan conocía muy bien que aquello que sentía era frustración y siempre sabía sacarle un buen uso a aquello. Minseok se mordió el labio y dio un traspié teniendo que sujetarse a uno de los muebles para no caerse, estaba mareado, furioso, confuso y dolido, inmensamente dolido.

-¿Por qué Luhan?-comenzó a preguntarle dejándose caer al suelo-¿Por qué siempre lo vuelves todo tan complicado? ¿Por qué el amor tiene que doler tanto?

Luhan clavó la vista en él sin levantarse del sofá, su mirada transmitía dulzura, miedo y unas gotas de ilusión. Minseok se dio cuenta de que hacía demasiado tiempo que no veía aquel brillo en los ojos del cantante y suspiró antes de que su compañero hablase.

-Porque a pesar de todo, la felicidad absoluta está unida al mayor sufrimiento -le tendió la mano, mientras apoyaba los codos en los brazos-. Vamos Min-ge. No nos hagamos más daño por esta noche.

Y finalmente, aunque los dos sabían que aquello no era más que un engaño, cerraron los ojos y se perdonaron todo. Minseok sabía que se equivocaba, que él siempre se equivocaba pero a fin de cuentas Luhan era lo más importante en su vida y aquella era la única forma para tenerle cerca.

Luhan esperó a que su compañero se uniera a él en el sofá de aquel salón de la suite del hotel y le miró de nuevo esperando a que Minseok lo estrechase entre sus brazos.  Daba igual todo lo que hubiese pasado antes o lo que seguramente pasaría horas más tarde, en aquel momento ambos querían sentirse el uno al otro, saber que pasase lo que pasase Minseok estaría ahí para Luhan,  y Luhan para él.

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Yifan era una persona con recursos, eso nunca lo había puesto en duda, por la manera en la que hablaba, se movía y vestía se le veía una persona pudiente. Aquello no le impresionaba a Tao, él había nacido en una de las mejores familias de China y el lujo no era algo que le hacía emocionarse tanto como a cualquier otro que jamás lo había probado. Pero sí que era cierto que Tao añoraba parte de aquel encanto que se escondía en el lujo. Siempre había sido el niño mimado de la familia y que le prestasen atención era algo a lo que jamás se negaría.

Kris tenía algún interés en él. Podía no ser el interés que realmente buscaba, pero a fin de cuentas era interés, y eso le animaba y le llenaba de ego, y aquello le hacía sentirse más seguro de sí mismo, algo a lo que era más adicto que a las drogas. La manera en la que los ojos de Yifan recorrían las curvas de su cuerpo felino, la sutil manera en la que sus dedos, grandes y masculinos jugaban a dejarse caer sin timidez pero casi como una caricia por su cuerpo le alargaban la sonrisa y le obligan a permanecer atento a su petición.

La habitación era amplia y ostentosa, con una cama enorme, espejos, nevera y muebles que parecían de madera importada. Las cristaleras de las ventanas eran gruesas y talladas a mano. Tao caminó hasta el enorme ventanal y observó la imagen de Seúl brillando a lo lejos mientras escuchaba como su compañero se servía algo que imaginó que sería alcohol en un vaso y se dejaba caer en un sofá de cuero enorme. Se giró, todavía manteniendo la cortina agarrada en su mano y tornando únicamente parte de su rostro para poder verle.

Kris agitaba un vaso de wisky con las piernas cruzadas, una sobre la otra, permitiendo que el cuero de sus pantalones se frunciese en el doblado de su rodilla. Tao se mordió el labio escondiendo una sonrisa. Kris levantó la vista y le devolvió el gesto mientras acercaba el vaso y daba un sorbo.

-¿Te gusta el lugar? Pensé que sería tu estilo.
-Lo es -asintió el joven, y le dedicó una nueva visual a la habitación antes de caminar hasta él, dejando que la cortina se deslizase entre sus dedos hasta alejarse-. Te tomas demasiadas molestias -sonrió-. Eso me gusta -le miró travieso, lleno de un orgullo que hacía años que no sentía.
-Quiero que te quede claro que siempre que algo o alguien me importa no me quedo corto en demostrarlo. Me gusta que las cosas salgan bien.

Tao sonrió y asintió, se apoyó en el respaldo del sofá y observó como los hielos danzaban en el interior del vaso, casi ocultos por los largos dedos de Yifan. Le miró y con un gesto rápido le robó el vaso, dándole un trago, para después lamerse los labios juguetón.

-Y dime, Yifan -se detuvo para inclinarse hasta la mesita que tenían en frente, donde descansaba una carpeta de cuero- ¿Qué es eso que tenías que proponerme?
-Un contrato-comenzó a decirle sin perderle de vista-Quiero ofrecerte un trato que nos beneficiará a ambos.

Yifan se permitió un tiempo en silencio, llevo la mano hasta el mentón y elevó un dedo tapándose los labios, como si meditase las palabras, luego chasqueó la lengua al terminar de recorrer el cuerpo entero de Tao con los ojos y continuó con lo que decía.

-Se trata de un juego, nada malo, algo que disfrutaremos, estoy seguro, tanto tú como yo. Un juego de placer, tomo de ti lo que quiero y tú te llevarás de mi lo que desees, ¿no suena mal, verdad?

Tao se detuvo unos segundos, meditó la propuesta que Yifan le ofrecía. Para Tao aquello no era algo nuevo, había oído hablar muchas veces de ese tipo de relaciones, le resultaban ridículas e incluso absurdas. No sabía qué era lo que ambas partes obtenían además de sexo extraño y lleno de morbosidades. Pero entonces se dio cuenta, firmando ese contrato podría tener a Yifan siempre y cuando desease. Podría obtener de él todo lo que le hiciese falta. Abrió los labios para hablar pero se detuvo un segundo, meditándolo una vez más.

-¿Y qué cláusulas tendrá ese contrato? -preguntó mientras se mordía el labio curioso.

Yifan levantó la vista y la dirigió hacia la carpeta.

-Puedes leerlas, tómate tu tiempo. No es algo que haya que pensar a la ligera, pero eso sí, antes de salir de aquí me gustaría que firmase un contrato de confidencialidad, para evitar que te vayas de la lengua-añadió con cierto deje divertido-aunque hay personas que te rodean que pueden asesorarte sobre esto, no quiero que todo el mundo conozca mi vida privada por ahí. Entiende lo que te estoy diciendo, ¿no?
-Entiendo lo que quieres decir -rió divertido-. Pero puedes estar tranquilo, no voy a aparecer mañana en todas las televisiones del país contando lo que ha pasado en esta habitación -asintió-. Está bien, firmaré ese contrato, me llevaré las normas para leerlas, aunque dudo mucho que alguien pueda asesorarme en contratos de este tipo.
-Pues entonces no conoces tan bien a la gente que te rodea.

Yifan se levantó y caminó hasta la mesa, recogió la carpeta, se la dio a Tao, se llenó un nuevo vaso de alcohol y extendió el contrato sobre la mesa.

-Puedes firmar ahí-le indicó volviendo a beber-Y si tienes alguna duda, puedes consultarme lo que quieras. ¿Quieres añadir algo ahora?

Tao se inclinó para leer el contrato y sonrió, levantó la vista y asintió. Esperando ver alguna reacción interesante por parte de Yifan. Tao no quería parecer torpe e infantil, pero aquella situación a pesar de ser tremendamente tentadora le resultaba nueva. El aviso de que no conocía bien a la gente que le rodeaba le resultó más una clave hacia algo que una amenaza, por lo que asintió.

-Está bien, firmaré el contrato de confidencialidad -afirmó y sonrió-. Pero tengo una pregunta.
-Dime-le indicó con calma dejando el vaso sobre la mesita que estaba al lado del sofá.
-¿Tienes un bolígrafo? -le miró divertido antes de soltar una carcajada.
-Si claro-le respondió sonriendo levemente-tienes uno en la mesa.

Tao se inclinó y firmó el documento cerrando la carpeta después, se acercó a él y le tendió la mano.

-Creo que va a ser un placer hacer tratos contigo, Wu Yifan.

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