Iniciando Tabla Angst
Para: menteoriginal
Fandom: Fénix y Dragones
Personajes: Ella, Kimera y Xenia
Palabras: 589
Intentaba correr pero esa no era la función para la que había sido creada, por lo que sus pasos eran vacilantes y lentos, a pesar del esfuerzo que le suponían; el aire le faltaba y los pulmones le quemaban debido al esfuerzo. Al tiempo que apretaba con fuerza a la pequeña que lloraba entre sus brazos y que la delataba entre la quietud de la noche.
Y aun cuando ella no escuchaba mas que sus pasos ruidosos y el llanto de su pequeña, sabia que él seguía tras ellas, sigiloso y alerta a los primeros signos de debilidad que se adueñaran de ella. Pero también sabia que no duraría mucho en aquel ritmo, que cada vez le era más difícil levantar las piernas y que las fuerzas comenzaban a menguar. Sintió el escozor de las lagrimas en los ojos no solo ante el esfuerzo y ante el dolor, si no también ante la impotencia del saber que no había podido hacer nada para defender a su pequeña. Por eso se detuvo en medio de aquel paraje donde la hierba le llegaba a las rodillas y se giro a encarar a su perseguidor. No había lugar donde huir una vez que en el reino le habían puesto la etiqueta de traidora.
Por supuesto no se asombro cuando descubrió aquella cabellera rubia brillando ante la luz de la luna, siempre supo que si caía seria en manos de aquel hombre. Como sabia también lo que le esperaba a su hija, ahora callada entre sus brazos, como si ella también intuyera el peligro que suponía el hombre para ellas.
-“Siempre te creí más inteligente Kimera”- murmura ella intentando sonar desafiante a pesar de la respiración desbocada y el miedo en las pupilas
Kimera sonrió, dejando que el blanco de sus dientes brillara siniestramente ante el brillo de la luna llena, antes de pasarse la lengua por los labios para que ella supiera cuanto disfrutaría de todo eso, extasiándose ante él escalofrió que recorrió el cuerpo femenino cuando él dio un paso mas hacia ambas.
-“SABES QUE TE MIENTE”- grito ella, utilizando su ultima carta, intentando sembrar la duda en el interior de aquel hombre.
Pero contrario a lo que ella esperaba, el rubio lanzo una carcajada, como si lo que ella acabara de decir fuera, la cosa mas cómica que había escuchado en toda su vida; A ella no le gusto el sonido de aquella risa, y se petrifico en el mismo momento en que sus orbes castañas chocaba con las grises. Por que había comprendido todo de golpe, por que había visto todo lo que aquel hombre estaba pensando.
-“No”- jadeo ahora no por que le faltara el aliento, si no por el miedo que se apodero de su cuerpo -“No”-volvió a decir dando un paso atrás, apretando inconscientemente a la pequeña quien empezó a llorar
-“Lo que hagas con tu patética existencia no me importa”- comenzó él acercándose, conciente de que ella no tenia la mínima oportunidad ante él -“pero Xenia se queda”-
La mujer dejo que sus ojos viajaran del rostro duro de Kimera al rostro de su pequeña, sintiendo las lagrimas ya correr por su rostro llevándose también las facciones de su hija, puso la mano en la frente de su hija por ultima vez, dispuesta a cambiar el destino de la pequeña como no había logrado hacerlo con el suyo propio.
Lo ultimo que escucho fue el rugido de furia de Kimera y supo que lo había logrado, solo esperaba que Xenia llegara a entenderla algún día.
Fandom: Fénix y Dragones
Personaje: Kimera y Xenia
Palabras: 186
Corrió con toda la fuerza que tenia en sus piernas, para alcanzar al hombre que caminaba delante de ella sin consideración alguna, por supuesto contando con apenas tres años intentar mantener el ritmo era una tarea verdaderamente titánica, pero ella lo intentaba, lo intentaba con todas sus fuerzas.
Por supuesto teniendo aquel precario equilibrio propio de los niños no pudo evitar la caída cuando sus pies se encontraron con un obstáculo en el camino, y tampoco pudo evitar las lagrimas que siguieron al golpe como tampoco pudo con la desesperación al darse cuenta de que “él” no se veía por ningún lado.
-“Definitivamente debí haber dejado que te comieran algún animal en vez de llevarte a casa”- le dijo él mirándola de manera dura para después levantarla con rudeza del suelo -“Eres un maldito retraso”- murmuro para después empujarla para hacerla caminar, sin prestar atención a las heridas en las manos y en las rodillas -“Y deja de berrear si no quieres que te deje en el siguiente pueblo “- sentencio
Xenia se llevo ambas manos a la boca en un intento de acallar sus sollozos.
Fandom: Fénix y Dragones
Personaje: Kimera y Xenia
Palabras: 181
Abrió la boca para dejar salir el grito de protesta, pero la palma de la mano del hombre en su mejilla derecha acalla cualquier grito y la tomo tan desprevenida que la hizo caer al suelo con la expresión de sorpresa y dolor reflejada en las pupilas castañas.
-“No discutas mis ordenes”- le dijo mirándola -“Aquí se hace lo que yo digo”- y la levanto tomándola del cabello sin ninguna delicadeza, sin tomar en cuenta que ella apenas cumpliría los 5 años y él hacia mucho que era ya un hombre -“Vas a hacer lo que yo te digo, tus padres eran guerreros así que tu serás entrenada de esa manera”-
Xenia asintió con lentitud, sin poder evitar las lagrimas que corrían por su mejilla
-“Y espero que dejes de comportarte como un bebe, los buenos guerreros no sienten, ten al menos la decencia de aprender algo de mí, ya que he tenido que soportarte todo este tiempo”-
Xenia se llevo la mano al rostro para limpiarse las lagrimas, anhelante de poder cumplir con esa nueva orden a como diera lugar.
Fandom: Fénix y Dragones
Personaje: Kimera, Xenia, Metzli y Yago
Palabras: 342
-"Yago”-
Xenia levanto la mirada del suelo al escuchar el tono de voz que Kimera había utilizado para articular aquel nombre, abrió los ojos debido a la sorpresa cuando sus pupilas enfocaron la figura de Yago a unos cuantos pasos de donde ella se encontraba con Kimera, era incluso mas alto que Kimera pero su tono de piel era mas bronceado y su cabello era el tono mas negro que ella había visto jamás
-“Kimera”- Xenia descubrió que aquella voz la hacia sentir ligeros escalofríos -“No sabia que estaría aquí ”-
-“Bueno, es mi obligación como miembro de la tríada”- Xenia reconoció perfectamente el tono de desafió en la voz del que prácticamente era su padre
-“Y esa chica?”- pregunto entonces Yago al parecer poniendo atención por vez primera en ella
-“La estaba ayudando a llegar con los demás, al parecer se ha perdido”-
Xenia intento que su rostro no demostrara el desconcierto que sentía, ya que no entendía por que Kimera mentía
-“Ya veo, estas tomando muy enserio eso de ser el mentor del nuevo ejercito”-
-“Todo sacrificio por el reino es poco”- contesto Kimera
Xenia parpadeo aturdida antes de que su vista se despegara de la figura de Yago para clavarse en otra que no había visto antes, era de su misma estatura y casi se aventuraba a decir que de su misma edad, solo que tenia la piel más pálida y los ojos más claros, de un cálido color miel
-“Ella es Metzli”- dijo Yago señalando a la chica cuyo cabello negro caía con gracia a su espalda -“La hija de nuestro difunto general”-
-“Ya veo”- dijo Kimera mirándola -“Debe ser un honor para ti el que estés a la tutela de Yago”-
-“Lo es”- dijo la chica levantándola vista para clavarla en Kimera -“Su excelencia es el mejor tutor que yo podría haber pedido”-
Xenia se removió inquieta en su lugar, y entonces las pupilas miel se clavaron en las suyas, desafiantes, Xenia simplemente le sostuvo la mirada convencida como estaba de que había visto esas pupilas antes.
Fandom: Fénix y Dragones
Personajes: Ella, Kimera y Xenia
Palabras: 589
Intentaba correr pero esa no era la función para la que había sido creada, por lo que sus pasos eran vacilantes y lentos, a pesar del esfuerzo que le suponían; el aire le faltaba y los pulmones le quemaban debido al esfuerzo. Al tiempo que apretaba con fuerza a la pequeña que lloraba entre sus brazos y que la delataba entre la quietud de la noche.
Y aun cuando ella no escuchaba mas que sus pasos ruidosos y el llanto de su pequeña, sabia que él seguía tras ellas, sigiloso y alerta a los primeros signos de debilidad que se adueñaran de ella. Pero también sabia que no duraría mucho en aquel ritmo, que cada vez le era más difícil levantar las piernas y que las fuerzas comenzaban a menguar. Sintió el escozor de las lagrimas en los ojos no solo ante el esfuerzo y ante el dolor, si no también ante la impotencia del saber que no había podido hacer nada para defender a su pequeña. Por eso se detuvo en medio de aquel paraje donde la hierba le llegaba a las rodillas y se giro a encarar a su perseguidor. No había lugar donde huir una vez que en el reino le habían puesto la etiqueta de traidora.
Por supuesto no se asombro cuando descubrió aquella cabellera rubia brillando ante la luz de la luna, siempre supo que si caía seria en manos de aquel hombre. Como sabia también lo que le esperaba a su hija, ahora callada entre sus brazos, como si ella también intuyera el peligro que suponía el hombre para ellas.
-“Siempre te creí más inteligente Kimera”- murmura ella intentando sonar desafiante a pesar de la respiración desbocada y el miedo en las pupilas
Kimera sonrió, dejando que el blanco de sus dientes brillara siniestramente ante el brillo de la luna llena, antes de pasarse la lengua por los labios para que ella supiera cuanto disfrutaría de todo eso, extasiándose ante él escalofrió que recorrió el cuerpo femenino cuando él dio un paso mas hacia ambas.
-“SABES QUE TE MIENTE”- grito ella, utilizando su ultima carta, intentando sembrar la duda en el interior de aquel hombre.
Pero contrario a lo que ella esperaba, el rubio lanzo una carcajada, como si lo que ella acabara de decir fuera, la cosa mas cómica que había escuchado en toda su vida; A ella no le gusto el sonido de aquella risa, y se petrifico en el mismo momento en que sus orbes castañas chocaba con las grises. Por que había comprendido todo de golpe, por que había visto todo lo que aquel hombre estaba pensando.
-“No”- jadeo ahora no por que le faltara el aliento, si no por el miedo que se apodero de su cuerpo -“No”-volvió a decir dando un paso atrás, apretando inconscientemente a la pequeña quien empezó a llorar
-“Lo que hagas con tu patética existencia no me importa”- comenzó él acercándose, conciente de que ella no tenia la mínima oportunidad ante él -“pero Xenia se queda”-
La mujer dejo que sus ojos viajaran del rostro duro de Kimera al rostro de su pequeña, sintiendo las lagrimas ya correr por su rostro llevándose también las facciones de su hija, puso la mano en la frente de su hija por ultima vez, dispuesta a cambiar el destino de la pequeña como no había logrado hacerlo con el suyo propio.
Lo ultimo que escucho fue el rugido de furia de Kimera y supo que lo había logrado, solo esperaba que Xenia llegara a entenderla algún día.
Fandom: Fénix y Dragones
Personaje: Kimera y Xenia
Palabras: 186
Corrió con toda la fuerza que tenia en sus piernas, para alcanzar al hombre que caminaba delante de ella sin consideración alguna, por supuesto contando con apenas tres años intentar mantener el ritmo era una tarea verdaderamente titánica, pero ella lo intentaba, lo intentaba con todas sus fuerzas.
Por supuesto teniendo aquel precario equilibrio propio de los niños no pudo evitar la caída cuando sus pies se encontraron con un obstáculo en el camino, y tampoco pudo evitar las lagrimas que siguieron al golpe como tampoco pudo con la desesperación al darse cuenta de que “él” no se veía por ningún lado.
-“Definitivamente debí haber dejado que te comieran algún animal en vez de llevarte a casa”- le dijo él mirándola de manera dura para después levantarla con rudeza del suelo -“Eres un maldito retraso”- murmuro para después empujarla para hacerla caminar, sin prestar atención a las heridas en las manos y en las rodillas -“Y deja de berrear si no quieres que te deje en el siguiente pueblo “- sentencio
Xenia se llevo ambas manos a la boca en un intento de acallar sus sollozos.
Fandom: Fénix y Dragones
Personaje: Kimera y Xenia
Palabras: 181
Abrió la boca para dejar salir el grito de protesta, pero la palma de la mano del hombre en su mejilla derecha acalla cualquier grito y la tomo tan desprevenida que la hizo caer al suelo con la expresión de sorpresa y dolor reflejada en las pupilas castañas.
-“No discutas mis ordenes”- le dijo mirándola -“Aquí se hace lo que yo digo”- y la levanto tomándola del cabello sin ninguna delicadeza, sin tomar en cuenta que ella apenas cumpliría los 5 años y él hacia mucho que era ya un hombre -“Vas a hacer lo que yo te digo, tus padres eran guerreros así que tu serás entrenada de esa manera”-
Xenia asintió con lentitud, sin poder evitar las lagrimas que corrían por su mejilla
-“Y espero que dejes de comportarte como un bebe, los buenos guerreros no sienten, ten al menos la decencia de aprender algo de mí, ya que he tenido que soportarte todo este tiempo”-
Xenia se llevo la mano al rostro para limpiarse las lagrimas, anhelante de poder cumplir con esa nueva orden a como diera lugar.
Fandom: Fénix y Dragones
Personaje: Kimera, Xenia, Metzli y Yago
Palabras: 342
-"Yago”-
Xenia levanto la mirada del suelo al escuchar el tono de voz que Kimera había utilizado para articular aquel nombre, abrió los ojos debido a la sorpresa cuando sus pupilas enfocaron la figura de Yago a unos cuantos pasos de donde ella se encontraba con Kimera, era incluso mas alto que Kimera pero su tono de piel era mas bronceado y su cabello era el tono mas negro que ella había visto jamás
-“Kimera”- Xenia descubrió que aquella voz la hacia sentir ligeros escalofríos -“No sabia que estaría aquí ”-
-“Bueno, es mi obligación como miembro de la tríada”- Xenia reconoció perfectamente el tono de desafió en la voz del que prácticamente era su padre
-“Y esa chica?”- pregunto entonces Yago al parecer poniendo atención por vez primera en ella
-“La estaba ayudando a llegar con los demás, al parecer se ha perdido”-
Xenia intento que su rostro no demostrara el desconcierto que sentía, ya que no entendía por que Kimera mentía
-“Ya veo, estas tomando muy enserio eso de ser el mentor del nuevo ejercito”-
-“Todo sacrificio por el reino es poco”- contesto Kimera
Xenia parpadeo aturdida antes de que su vista se despegara de la figura de Yago para clavarse en otra que no había visto antes, era de su misma estatura y casi se aventuraba a decir que de su misma edad, solo que tenia la piel más pálida y los ojos más claros, de un cálido color miel
-“Ella es Metzli”- dijo Yago señalando a la chica cuyo cabello negro caía con gracia a su espalda -“La hija de nuestro difunto general”-
-“Ya veo”- dijo Kimera mirándola -“Debe ser un honor para ti el que estés a la tutela de Yago”-
-“Lo es”- dijo la chica levantándola vista para clavarla en Kimera -“Su excelencia es el mejor tutor que yo podría haber pedido”-
Xenia se removió inquieta en su lugar, y entonces las pupilas miel se clavaron en las suyas, desafiantes, Xenia simplemente le sostuvo la mirada convencida como estaba de que había visto esas pupilas antes.