Título: Labios
Fandom | Personajes: Original (Y los sueños, sueños son) | Rocío & Edu
Rating | Advertencias: ATP | Nop.
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dekasem . Responde a un prompt de la
Tabla Básica de
15drabbles . El índice de la historia está
aquí. Espero que os guste, y si tenéis un hueco, alimentad a mis niños, ahí a la izquierda.
Tabla | Prompt: #7. Labios
Palabras: 500
Cuando Edu empezó a trabajar en El Jugón, la cafetería de César, su jefe, no imaginó, ni por un momento, que sería así.
El local es bastante agradable. De una sola planta, forrado todo de madera, con mesas y bancos de respaldo alto contra una pared y mesas altas en las dos esquinas que no ocupan la cocina ni la puerta del baño; en medio de ambas se extiende la barra. Hay otras mesas desperdigadas por el local, entre las columnas, también de madera. Las noches de los sábados se llena hasta los topes, y sobre todo en verano. Pero entre semana es un lugar bastante tranquilo; y, tal vez por ello, él no se esperaba que las cosas fuesen así.
Rocío la de clase va todas las tardes allí. Se sienta en una de las mesas altas de las esquinas, con alguna minifalda que se hace más mini cuando se sube al taburete, y con un libro en el bolso, que saca antes de cruzarse de piernas y ponerse a leer.
Por las mañanas, de ocho a doce, está César solo en el bar; total, para atender a los que van a tomar el desayuno no le hace falta nadie. Desde las doce hasta las cuatro lo ayuda su hermana Loli, que tiene apenas veinte años, y que siempre le dedica sonrisas a Edu. Después, desde las cuatro hasta las ocho, le toca a Edu estar en el bar, y César se va. A las ocho, que es cuando Edu se va a su casa, llega Adriana, la hija de César, que tiene la edad de su tía Loli.
Cuando le toca estar a él en el bar, Loli se va a la cocina o al privado, a echarse partidas en la play que tienen allí; así que le toca a él ir a atender a Rocío. Y Edu es partidario de opinar que no hay ninguna tortura más exquisita que esa.
Se acerca a ella, con un escalofrío que le recorre la espalda de arriba abajo, y se acumula en el fondo de su estómago y le corta la respiración. Pero es que Rocío impone mucho. Está demasiado buena como para que él se sienta digno de hablarle, y además, esos labios que tiene, esos labios, fino el superior y un poquito más carnoso el inferior, podría decirse que prácticamente lo incitan a querer besarla. También tiene unos ojos preciosos, de un color verde profundo; pero nada para Edu como sus labios.
La mira, expectante, con un mandil negro sobre sus vaqueros un poco caídos y la libreta en la mano. Ella ladea levemente la cabeza y se muerde el labio inferior -y Edu en ese momento podría morir- y le sonríe después.
-Un capuchino doble, por favor-dice y su voz suena sensual y delicada a la vez.
Y esa sonrisa con la que acompaña a sus palabras sigue en sus labios cuando, unos minutos después, Edu le lleva el capuchino.
Como si sonriese sólo por él.