[3/4] Carmen of Blood III: El placer de tener el poder [Harry Potter]

Jul 09, 2008 16:40



Hay miedos que se acurrucan entre uno y otro escalón de la escalera que sube de nuestros sueños hacia el sol

(No queda sino batirnos, Mägo de Oz. La Ciudad de los Árboles)

Narcissa, pese a no haberlo reconocido jamás, siempre ha sido una chica muy miedosa. Le desagradan las arañas y, aunque no lo reconocería ni en voz baja, les tiene pánico a las serpientes, por mucho que sea de la casa de Salazar. Por muy superficial que suene, tiene miedo a torcerse un tobillo, a que Lucius la abandone y a que se le caiga el pelo. Porque necesita ser capaz de valerse por sí misma, y ella siempre ha sido educada, como sus hermanas, para vivir a la sombra de un hombre. Andromeda ha huido de su deber y Bellatrix siempre ha estado por encima de eso.

Sin embargo ella, la pequeña, la frágil y dulce Narcissa sabe que más allá de su fragilidad y toda la astucia que pueda tener, no es nadie si no tiene a un hombre para que la proteja y para que haga realidad su voluntad. Para dominar a los hombres, ya sea Lucius o cualquier otro, tan solo puede valerse de su belleza. Porque con ellos su astucia no vale de nada. Si un hombre ve a una mujer más inteligente que él, al instante la teme y la rechaza. Por puro instinto de supervivencia y superioridad.

Por eso Narcissa parece una muñeca de porcelana que sólo sabe bordar en seda y tocar al piano. Por eso los hombres la adoran. Porque con un par de contoneos de sus suaves caderas y un leve movimiento de su cabello color de sol y una caída de párpados ocultando sus ojos de color zafiro ella les dice que es toda suya, cuando en realidad pasan ellos a ser de su completa propiedad.

Do ut des.

Yo hago para que tú hagas.

Puro instinto de supervivencia.

Y Narcissa odia sentirse indefensa. Lo odia con toda su alma. Porque se siente acorralada. Sin escapatoria. Y odia que su hermana llegue. Con su energía, con su magnetismo magnánimo. Tendiendo el poder. Porque cuando Bellatrix tiene el poder, Narcissa depende de ella. Está a su merced. Y a la de su lengua.

Y odia lo que le ha pasado hace apenas un par de horas. Odia ir a por agua y terminar escaldada. Odia querer tener el poder y que llegue alguien que lo tiene sobre ella. En esos momentos, mientras se levanta de su cama. Odia a su hermana Bellatrix con toda su alma.

Solo quiere vengarse. No solo porque ella la ha engañado con Sirius, sino porque la ha controlado, dominado, vencido. Y Narcissa odia eso. Odia perder.

Y sabe que la única forma de tomar venganza es hacer algo que a Bellatrix le jode bastante. Es decir, atacar algo que ella considera de su propiedad.

Follarse a Sirius. Por mal que suene.

~&~

Narcissa sabe que cuando contonea las caderas y se muerde el labio inferior parpadeando con inocencia, logra que Lucius -y mitad de sus amigos- se empalme. Pero sabe que con Sirius eso no va a funcionar. Su primo está hecho de otra pasta. Le gusta que las chicas insinúen. Le gustan las fieras. Las gatas con las uñas demasiado largas. Las que pueden presentar una oposición complicada de derribar. No las niñas dulces, como ella acostumbra a ser.

Pero le da igual. Su primo Sirius es un hombre. Y ella sabe como manejarlos a todos.

Sabe donde está. Detrás del invernadero donde su madre planta rosas negras que adornan los sepulcros de todos sus antepasados. Allí él tiene su propia plantación. Marihuana muggle conviviendo con rosas mágicas. Debería arrugar la nariz de irritación nada más llegar. Pero una vez allí, cuando sus ojos azules se encuentran con los grises de su primo a través de una nube de humo de marihuana, siente que no va a decir nada.

Lo único que hace es acercarse a él. Quitarle el porro de la boca y darle una calada -como Lucius le enseñó a darle a los cigarros- antes de tirarlo hacia atrás. Empuja a Sirius por el pecho contra la puerta del invernadero, y como no le importa parecer una muñeca de porcelana en sus brazos, se arremanga la falda y se sienta a horcajadas sobre sus piernas.

-¿Narcissa, qué coño haces?-pregunta Sirius confuso.

-Sirius, vamos a follar. Te pongas como te pongas.-dice ella decidida, y dominante por primera vez en su vida. Siempre ha aceptado las bases del juego, nunca las ha dictado.

-¿Quién te ha dicho semejante cosa, primita?-susurra él, con la voz enronquecida.

-Lo digo yo, Sirius.-susurra ella rozando su nariz con la de su primo. Reprime una sonrisa al notar como él rodea su cintura con los labios.-Bellatrix nos ha utilizado a ambos… y no habrá nada que le joda más que tú y yo follando.-dice en voz muy baja en su oído.

-¿Y qué te hace pensar que voy a acceder?-pregunta él delineándole la clavícula con la nariz.

-Que aunque quieras, Sirius, no puedes evitarlo.-susurra sacando levemente la lengua y delineando con ella el lóbulo de la oreja de su primo.

Lo oye soltar un leve gemido y eso la anima. Le hace sentirse más valiente. Y las manos de su primo entrando bajo su camisa son lo que le ayuda a decidirse. Sabe que la valentía no es un sentimiento propio de una Slytherin, como tampoco lo es tenerles asco y miedo a las serpientes. Símbolo de Salazar, lengua de serpiente.

Una mano de Sirius ha llegado al cierre de su sujetador y lo ha desabrochado, mientras abre, lentamente, los botones de su blusa con los dientes. Ella nota su aliento caliente bañándole los senos y el hueco entre ellos, y se estremece de pura anticipación. Nota que su primo está duro, y como se la clava entre las piernas.

La respiración de Narcissa se hace cada vez más acelerada, mientras mete una mano bajo la camiseta de Sirius y su primo empieza a lamer sus senos con una suavidad que Narcissa no se espera. Sirius no parece el típico hombre que trata a las mujeres con suavidad. Pero entiende, mientras él sube con la lengua por su garganta, que Sirius no es el típico hombre.

-Narcissa, puedes decirme algo-pregunta mientras mordisquea el lóbulo de su oreja derecha, logrando que Narcissa se quiera correr de una forma demasiado impropia de una joven de la alta sociedad.

Él debe interpretar el gemido que suelta, justo mientras cuela uno de sus dedos bajo su ropa interior como una afirmación, porque, sin apartar la lengua de su oreja, empieza a hablar, con la voz ronca.

-¿Por qué te pusiste tan celosa cuando me viste con las bragas de Bella en la mano?-pregunta en su oído.

-Sirius…-gime. Echa la cabeza hacia atrás. Si no fuese porque está a punto de correrse le molestaría demasiado que Sirius hubiese descubierto que, en efecto, la pone celosa que él se folle a Bellatrix. Porque Bellatrix es su hermana y comparte más sangre con ella que con Sirius.

-Contéstame, Cissy.-susurra contra la piel de su garganta, mientras Narcissa siente como se corre contra los dedos de Sirius y ahoga un grito mientras se muerde el labio inferior, dejando las dos pequeñas marcas de sus incisivos en él.

Sirius la abraza con suavidad y la besa con languidez. Narcissa siente como si tuviese el cerebro recubierto de algodones. Poco a poco recupera la respiración. Suelta un respingo. Nota la polla de su primo presionándole entre las piernas y de repente casi tiene necesidad de sentirla en su interior.

Mete una mano decidida entre sus cuerpos y libera la polla de su primo de la cárcel que suponen sus pantalones. Sus miradas se cruzan y una mano -enorme, caliente y húmeda de su propia entrepierna- aparta los mechones dorados que caen sobre los ojos de Narcissa. Esa mano se coloca en su nuca, y con el otro brazo Sirius le rodea la cintura, apretándola contra su torso húmedo. Y ella lo besa. Porque los labios de su primo son finos y suaves. Y su lengua sabe lo que hace por sus comisuras.

Narcissa conduce la polla de Sirius hasta la entrada de su sexo, y se deja caer suavemente contra ella. Gime en lo más hondo de la garganta, mientras Sirius la aprieta contra su torso. Ella cierra los ojos y hunde el rostro en el cuello de su primo mientras empieza a mover las caderas, primero despacio, logrando que él la apriete más contra su cuerpo.

Nunca antes ha hecho nada parecido. Siempre ha sido ella quien se dejaba hacer. Y el estar mandando ella es algo tan simple como placentero que se abraza a Sirius. Él la besa. Lento, casi delicado. Narcissa gime entre sus labios y él la aprieta más contra su cuerpo.

Le da igual estar comprometida con Lucius. Él no lo hace como Sirius -y Narcissa sospecha que casi nadie lo hace como Sirius.- que la abraza con una pasión casi animal, y le hace sentirse viva y completa de una forma que Lucius, más frío en el trato incluso en la cama, nunca ha logrado.

-Joder, primita.-susurra en su oído. Esa voz hace que se estremezca. Porque es ronca y caliente. Sirius lame su garganta y ella gime. Y se corre. De nuevo. Y Sirius se corre con ella y la abraza. La deja contra su torso, ambos respirando con dificultad.

Ella se incorpora levemente y lo besa despacio, Sirius le responde con suavidad. Él enreda una mano en su pelo dorado y Narcissa apoya la cabeza en su pecho con suavidad.

-Sirius…-susurra haciendo círculos con el dedo índice en la leve pelusilla del pelo del pecho de su primo.

-¿Si…?-murmura él con voz somnolienta, depositando un beso en lo alto de su cabeza.

-¿Podrías devolverme las bragas de Bellatrix?-pregunta con suavidad, sin mirarlo.

Oye retumbar la risa dentro de su pecho, bajo su mejilla, y se incorpora para mirar a los ojos a su primo Sirius, que se ríe divertido. Se agacha, llevándola consigo en el proceso, y hurga en los bolsillos de su pantalón vaquero. Saca las bragas de encaje negro que ella le ha regalado a Bellatrix por Navidad y se las tiende.

-Todas tuyas. No me interesan.-dice depositándolas en la mano de Narcissa.

Ella esboza una sonrisa y se levanta de encima de él. Se adecenta la ropa y luego se acerca a él, que ya está prácticamente vestido. Se pone de puntillas y deposita un solo beso en sus labios. Le acaricia la mejilla con suavidad antes de marcharse.

Sabe que lo que hace está mal. Sabe que acostarse con Sirius está incluso peor que acostarse con Bellatrix. O bueno, tal vez no. Porque ha tenido el poder durante un glorioso instante. Y esa sensación ha logrado poseerla por completo.

Ahora entiende a Bellatrix y sus ansias de poder, aunque sea sexual. Y tiene muy claro que no le va a dejar nunca más tener poder sobre ella.

longitud: historia larga, ~ escrito: fanfic, fandom: harry potter, pairing: narcissa/sirius, # periodo: quinesob, advertencia: incesto, advertencia: lemmon

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