Título: A Song About A Friend (4/5)
Autor:
hoomygothFandom Teen Wolf
Personajes: Jackson Whittemore, Danny Mahealani
Longitud: 1.500~
Rating | Advertencias: T | Temas sexuales
Summary: Cinco veces que Jackson y Danny compartieron cama, parte 4.
Viene de:
parte 3: 2008 2010
Eran sólo las cuatro de la mañana, pero Jackson se había bebido unos cuantos vodkas nada más llegar y ya se le había pasado la borrachera. Así que estaba tirado en el sofá de Andy Lewis, cansado y aburrido y sintiéndose morir. Era la primera vez que le dejaban salir en Fin de Año y, honestamente, estaba un poco decepcionado. Alcohol barato, un equipo de música cuestionable, luces halógenas y un montón de chicos de clase que, si ya eran insoportables sobrios, después de dos copas le daban ganas de prenderse fuego. Y Jackson tenía el instinto de supervivencia muy desarrollado, no solía tener ganas de causarse daño físico sin una buena razón.
Le costó más de lo previsto abrir los ojos, y aún mucho más levantar la cabeza lo suficiente para echar una mirada alrededor. Unos pocos seguían jugando al Guitar Hero frente a la tele, fallando muchas más notas de las que acertaban y riéndose descontroladamente. Bajó los pies al suelo, pegajoso y sucio, y se dio cuenta de que así todo parecía moverse un poco menos.
-Esto es una mierda.
-¿El qué? -preguntó Danny, jugando con la etiqueta de su botellín de cerveza.
Jackson volvió a dejar la cabeza en su regazo y bufó.
-Todo. Esta fiesta.
-Está bien. Pero tú estás demasiado borracho.
-Ya no lo estoy. Se me ha pasado -dijo, dándose cuenta de que las palabras se le hacían pesadas en la lengua.
-Vale.
Decidió ignorar el sarcasmo en su voz, volviendo a cerrar los ojos.
-Pero, en serio, esto apesta.
-No lo hace -insistió Danny, sereno y razonable y siempre tan jodidamente agradable.
-Qué sabrás tú. Qué sabrás tú de fiestas -masculló.
-Pues lo mismo que tú, porque me han invitado a las mismas que a ti en mi vida.
-Ya. Pero... esa que dio... ¿quién fue? Esa vez que estabas en Hawaii...
-Sí. Seguro que fue un fiestón, si ni te acuerdas -contestó, dejando descansar su botellín de cerveza sobre la frente de Jackson. Él manoteó un poco a ciegas, hasta que Danny lo levantó de nuevo, riéndose entre dientes, para llevárselo a los labios y dar un trago largo-. Tú eres el único que no se lo está pasando bien.
-¿Tú te lo estás pasando bien?
-Sería más divertido si no estuviera a diez minutos de tener que sujetarte el pelo mientras vomitas.
-No voy a vomitar. Y no necesito que me sujetes el pelo -gruñó, como si fuera la peor ofensa del mundo-. Nunca he entendido de qué va eso, ¿no pueden hacerse una coleta antes de vomitar? ¿Necesitan a una amiga que les de apoyo moral mientras echan la papilla? Las mujeres son raras.
Danny suspiró de esa manera que significaba 'soy demasiado buena persona para mi propio bien', y desenredó algo de confeti rosa del pelo de Jackson.
-No me lo cuentes a mí.
-Necesito un amigo heterosexual. No eres nada divertido.
-¿Cuánta de esta agresividad repentina tiene que ver con Lydia?
-No me hagas hablar de ello -masculló, cerrando los ojos de nuevo-. Ella es la más rara de todas.
-Sí. Tiene que serlo para querer aguantarte.
-Eh -se quejó, pero no encontró nada inteligente con lo que seguir, porque en el fondo él pensaba lo mismo. Se arrellanó en el sofá y abrazó las piernas de Danny bajo su cabeza. Fue entonces cuando se dio cuenta de la imagen que eso debía de estar dando, y en otras circunstancias le habría importado.
-No tendrás la osadía de dormirte así -dijo Danny con fingida severidad-. Yo aún pretendo beberme suficientes cervezas para atreverme con Wicked Games en el Singstar.
-Danny, te estoy haciendo un favor -contestó él, levantándose y estirando el frente de su camisa con las manos-. Tú sólo sabes cantar en falsete.
-Chris Isaak está totalmente en mi rango vocal.
-¿Y yo soy el que está borracho?
Danny soltó una especie de risa que quería parecerse a un bufido y pegó un largo trago a su cerveza con obstinación.
-Vámonos a dormir, joder -dijo, perfectamente consciente de que estaba lloriqueando-. Buscamos una cama y que nos hagan gofres para desayunar.
-Es Fin de Año. Son las cuatro de la mañana. Deja de ser una niña.
-Mira quién habla. Sólo sigues aquí porque estás esperando a que Kevin se emborrache lo suficiente para venir a hablar contigo, como hace siempre.
-No -contestó, nada convincentemente.
-Danny, ya sé que crees que le quieres, o lo que sea -dijo, con un movimiento despectivo-, pero el tío es un puto imbécil. Y si no es suficientemente hombre como para salir del armario tampoco lo es para salir con mi mejor amigo.
-No estamos saliendo...
-Claro que no -le cortó-, porque él sólo se atreve a acercarse a ti cuando está pedo. Que le den por el culo -gruñó-. Pero no tú.
-Por Dios.
-Ni siquiera es guapo. ¿Sabes quién lo es?
-¿Tú? -replicó con sarcasmo.
-Sí, ¿pero sabes quién más? El primo de Andy -dijo, señalando al chico rubio con el pelo rapado que hablaba con un grupo de gente bastante más mayor que ellos.
-¿Ese de los pendientes...?
-Es gay -le aseguró-. Es lo más gay.
-Tiene como dieciocho años.
-Genial. Sabrá chupar una polla.
-Oh, Dios -musitó Danny, cubriéndose la cara con las manos. Jackson tardó un segundo en asimilar lo que acababa de decir, y encogió la nariz.
-Estoy poniendo imágenes en mi cabeza que no querría tener por nada del mundo. Mira lo que me obligas a hacer.
-Jackson, cállate. Te lo estás haciendo tú solito.
-Ve a hablar con él -dijo, tratando de empujarle fuera del sofá pero sin moverle ni un centímetro-. No eres capaz de ligar ni para salvar tu vida, así que... no hables mucho, tú sólo sonríe.
-Qué buenos consejos.
-Lo sé.
-No voy a ir -le espetó, como si su tono no lo hubiera dejado suficientemente claro.
Pero acabó yendo, después de dos cervezas y unos cuantos chupitos que Jackson le obligó a beberse como si le fueran a pagar por acabar el primero; y entonces cantó una canción de Wham! con el chico rubio, Trevor, lo que puso de manifiesto que ninguno de los dos era mínimamente heterosexual. Diez minutos después Jackson fue incapaz de encontrarles por ninguna parte, así que subió al piso de arriba y ocupó una de las habitaciones. Pese al ruido de la fiesta, el alcohol revolviéndose en su estómago y la pequeña punzada de preocupación por si había empujado a su mejor amigo hacia un psicópata, se durmió casi en el momento en el que tocó el colchón.
Cuando se despertó ya había luz fuera, luz blanca e intensa de media mañana, y Danny se revolvía en la cama a su lado. Hacía un frío de mil demonios en la habitación.
-¿Qué estás haciendo? -masculló y, Dios, la boca le sabía a muerte.
-Estoy intentando taparme, me estoy helando -contestó él, con los ojos apenas abiertos, tirando de las sábanas enredadas entre las piernas de Jackson.
Él se arrastró hacia Danny y le tapó con manta áspera, demasiado pequeña para esa cama, y se acurrucó contra su pecho.
-¿No tendrías que estar montándotelo con ese tío? -le preguntó, con la mejilla aplastada contra su camiseta, que apestaba a hierba y cerveza.
-No ha pasado nada -dijo Danny, con una sonrisa en la voz-. Bueno, me ha besado, pero no ha pasado nada. Hemos estado hablando toda la noche en la terraza, y...
-Suenas como un adolescente.
-Soy un adolescente -le recordó, tratando de darle un golpe.- Y creo que me gusta mucho.
-Deberías estar en la cama con él, y no conmigo.
-Él se queja mucho menos, estoy empezando a arrepentirme de mi decisión -bromeó.
-Yo no voy a dejar que me toques el culo.
-Sonarías más convincente si no estuvieras pegado a mí como una lapa.
Jackson suspiró, demasiado cansado para pensar una respuesta.
-Ya, bueno. Has dicho que tenías frío.
Danny se rió sin hacer ruido, probablemente a su costa, pero Jackson decidió ignorarlo. Agarró la manta con fuerza y se la subió hasta la barbilla, tratando de no tiritar.
-¿Sabes? Trevor ha prometido hacer gofres para desayunar, en tu honor.
-Oh. Tu novio es un tipo listo.
-No es mi novio.
Se apartó de él lo suficiente como para poder mirarle, y comprobó que tenía en la cara una sonrisa enorme y tonta que seguramente iba a ser incapaz de quitarle en todo el día, una que le hacía parecer mucho más niño de lo que había sido nunca.
-No esperes que me lleve bien con él -le advirtió-. Necesitaré estar preparado para partirle las piernas si se da la ocasión. Y se las partiré, te lo juro por Dios.
-Jackson, para. Ni siquiera hemos tenido una cita aún.
-Le ganaría en una pelea con una mano atada a la espalda.
-Suenas muy amenazante, temblando como un perro mojado -se rió Danny, pasándole un brazo alrededor del cuerpo-. Idiota.
Había algo en el fondo de su pecho que le decía que todo eso había sido una mala idea, pero decidió no hacerle caso. Porque él no tenía razones para estar celoso de ese capullo, y ya estaba imaginándose lo fácil que sería partirle las piernas.