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Day 14. Wind
Derek es más lobo que humano los días de viento, esos días en los que el aire silba entre los árboles como el aullido de un animal herido. Se le mete en los oídos y le vuelve loco, y la única manera de hacerlo soportable es cambiar a su cuerpo de Alfa y correr por el bosque, dejando que el viento le revuelva el pelaje y lo llene de hojas secas y polvo.
Stiles lo encuentra gracioso. O no exactamente gracioso, más bien interesante de una manera que le hace sonreír. Le habla sobre el perro de sus tíos que tiene miedo del viento y de las tormentas y de la aspiradora.
-¿Te da miedo la aspiradora? -pregunta, burlonamente, porque el chiste aún no se ha quedado viejo, aparentemente.
-No, Stiles.
-¿Por eso está tu casa tan polvorienta?
-No soy un Cocker Spaniel -contesta, deseando poder enfadarse con él-. No me gusta el viento, eso es todo.
-¿Y qué opinas de los punteros láser? -dice, mordiéndose una carcajada.
-Eso son los gatos -replica Derek, con una mueca de confusión en la cara-. Ni siquiera tiene sentido nada de lo que dices.
-Es una pregunta legítima, a mí los punteros láser me vuelven loco.
Era un día de viento cuando Kate prendió fuego a su casa. Las llamas se avivaron enseguida, encendiendo la estructura de madera y los techos y la fachada de tablones blancos. El humo tóxico llenó la casa antes de que las llamas llegaran a todas las habitaciones, y algunos tuvieron suerte y murieron antes de darse cuenta de lo que estaba pasando.
Había mucho viento, y el olor del incendio llegó hasta el instituto antes que la policía.
-¿Sabes lo que hace el perro de mis tíos cuando hay viento? -insiste Stiles.
-Me parece que me lo vas a contar de todas maneras -suspira, resignado.
-Se tumba en el sofá y pone la cabeza sobre el regazo de mi tía para que le rasque tras las orejas, ¿sabes? -Sonríe y enarca las cejas. -Por si algún día te cansas de correr.