Autor:
hoomygothFandom: Harry Potter
Claim: Crabbe/Goyle (junior)
Tabla:
GustoPalabras: 1135 (i fuckin amaze myself)
NdA: Esta vez Crabbe y Goyle junior, porque adoro lo inocentes y naïve que son. Y porque aún no acabo de imaginarme la relación de Crabbe y Goyle con Lucius. Desde luego, Lucius impone más respeto.
Gracias a
mina_lovette por betear y soportar mis 'agggg lo odioooo!!'.
-…así que le dije a Pansy que por encima de mi cadáver, que ese no es el tipo de comportamiento que se espera de un Slytherin, porque… ¿Me estáis escuchando?
-Comportamiento de un Slytherin, sí -respondió Goyle, dos pasos por detrás de Draco, más interesado en la viñeta cómica del Profeta de esa mañana que en el monólogo de Malfoy.
-Porque, obviamente, no voy a dar mi bendición en algo así -continuó, como si tal cosa- y dijo que mi bendición no era algo que le importara, ¿os lo podéis creer? Dijo, textualmente, que mi opinión le importaba una mierda. Increíble.
-Increíble -repitió Crabbe, cogiendo el periódico de las manos de Goyle para echar un vistazo a la sección de deportes.
-Desde luego. Le dije que ese era un lenguaje que no pensaba tolerar, que…
La insoportable verborrea de Draco era algo a lo que Crabbe y Goyle estaban ya acostumbrados. Habían aprendido a prestarle sólo la atención imprescindible para quedarse con las últimas palabras, para poder repetirlas como loros. Solían andar un metro detrás de él, para que no pudiera verles ni oírles hablar de sus cosas en murmullos, aunque la mayoría de las veces sólo andaban uno al lado del otro en silencio, a lo mejor compartiendo un pastel relleno de nata.
Draco no se quejaba; pensaba que lo hacían por respeto, y que así daba una imagen mucho más imponente y distinguida.
-…y el profesor Snape le ha castigado durante dos semanas a quitar los restos resecos del fondo de los calderos. Ese Longbottom es un zoquete.
-Un zoquete, sí.
-¿Desde cuándo es este pasillo tan estrecho?
Habían entrado en un pasillo que, efectivamente, parecía un callejón comparado con las grandes avenidas que eran los pasillos de piedra de Hogwarts. Crabbe tenía que pasar con los brazos pegados al cuerpo para no rozarse con las paredes.
-Creo que fueron los Weasley ayer -casi tuvo que gritar Crabbe para que Draco le escuchara por encima de la mole que era el cuerpo de Goyle, que prácticamente ocupaba todo el espacio del pasillo, a lo ancho y a lo alto-, Umbridge se pasó la noche tratando de arreglarlo, pero parece que sólo ha conseguido hacerlo aún más pequeño.
-Debería haberlo imaginado, esos…
-¿Quieres seguir andando, Draco? ¡Creo que está encogiendo!
-Goyle, no te pongas histérico, ya estamos casi en el aula de Transformaciones. ¡Oh, maldición! Me he dejado la pluma en Pociones.
Draco buscaba incesantemente entre sus cosas, sus pergaminos monografiados con la M de los Malfoy y sus tinteros de plata.
-¡Será posible…! Goyle, será mejor que vayas por ella, cuesta más de lo que gana tu padre en un mes.
Gregory se dio la vuelta, dispuesto a volver hasta las mazmorras antes de que empezara la siguiente clase, pero se encontró con Crabbe obstruyendo todo el pasillo.
-Mm… Draco, será mejor que vaya yo -sugirió Crabbe, sabiendo que no habría manera de que Goyle llegara hasta el otro extremo del pasillo, a menos que le atravesara como un fantasma.
-No creo que haya pedido que vayas tú. Goyle, ¿a qué esperas? Será mejor que no me hagas llegar tarde a Transformaciones.
-Pero…
-Déjalo, Greg -murmuró Crabbe, pegándose a la pared-. Ya sabes cómo se pone. No tardes mucho.
Pero, por mucho esfuerzo que hiciera por pegarse a la pared, el espacio era insuficiente. Ni siquiera el escuálido Draco habría sido capaz de pasar por ahí, mucho menos Goyle, que a su lado parecía el coloso de Rodas.
-Está bien, primero una pierna, luego la otra.
-Joder, Crabbe, eso ya se me había ocurrido a mi.
-Solo trataba de ayudar.
-Si quieres ayudar, mete tripa.
-Si meto más tripa, Greg, me va a salir por la boca. Haz el favor de pasar rápido y acabemos con esto.
Goyle se acercó al fin a su amigo, se pegó a la pared opuesta y los dos empujaron en direcciones contrarias.
-Esto no está funcionando (ouch, cuidado), no funciona para nada.
-Por Merlín, ya me doy cuenta. Empuja.
Su respiración acelerada se mezclaba en el aire, con sus narices y sus bocas tan cerca. No se sabía dónde acababa uno y empezaba el otro, eran solo un enorme monstruo negro de dos cabezas y demasiados brazos que se había atascado en un túnel menguante.
-Vale, vale Vinnie, para. Deja de darme codazos en la cara.
-Perdona…
Se miraron un momento, los grandes mofletes de Crabbe rojos por el esfuerzo, la boca de Goyle abierta, tratando de coger algo de oxígeno. Sus cuerpos calientes uno contra el otro, respirando agitadamente, tan cerca sus corazones que podían sentir los latidos del otro, podían casi oírlos.
Crabbe olía a leche con cacao y a mermelada, a todo lo bueno y dulce del mundo. Goyle se humedeció los labios con la lengua y tragó saliva. Sus estómagos se cerraron en un nudo, algo que no sabían si era buena o la señal, pero les hizo querer apartar la mirada, ligeramente avergonzados, por primera vez en toda su vida. Y lo hubieran hecho de haber podido, pero lo único que podían mover era los dedos de los pies dentro de los zapatos.
-Vale -dijo al fin Goyle a media voz-. Ya estamos a mitad de camino.
Volvieron a empujar, agarrándose a la pared de piedra, tratando de mantener la mirada fija en algún punto que no fuera la boca del otro o los ojos del otro o, directamente, el otro. Simplemente mirando al techo, evitando volver a sentir esa sensación en el estómago, que habían decidido que era agradable -muy agradable-, pero aun así rara.
Por fin, con un estrépito, cayeron los dos al suelo, cada uno al lado que debía caer. Se levantaron, carraspearon, se recolocaron la túnica, volvieron a carraspear.
-Vale. Pues... ehm, ya hemos pasado -Crabbe soltó una risita incómoda-. Genial.
-Bien -coincidió Goyle. Y también trató de reír-. Pues entonces…- Sonrisa -me voy a por el…- Carraspeo -eso de, ya sabes, Draco.
-Claro, claro. -Carraspeo, sonrisa, otro carraspeo. Y silencio y miradas.
-¡Oh, Merlín! -gritó Draco, ya fuera del pasillo y agitando los brazos desesperado-. ¿Se puede saber a qué jugáis? ¡Que alguien vaya a por mi maldita pluma! Yo me voy a clase. Malditos gorilas estúpidos.
-Bueno… -dijo Crabbe, balanceándose entre las puntas de los pies y los talones- ¿quieres que te acompañe?
Goyle se metió las manos en los bolsillos de la túnica.
-Vale. Oh, ¡mira! Tenía media ensaimada en el bolsillo. ¿La compartimos?
-¡Vale!
Los dos enrojecieron un poco cuando sus manos se rozaron al coger el bollo espachurrado, y volvieron a sentir aquella sensación -ahora agradable, seguro- en el estómago.
-¿Sabes?, estaba empezando a entrarme hambre.
-¿Sí? ¡A mi también! ¡Como si fueran mariposas en la tripa!
-¡Justo! ¡Qué curioso!
Y los dos se fueron, riendo y con los labios cubiertos de azúcar.
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NdA: Bienvenidas sean las críticas constructivas. Aunque creo que me vale cualquier cosa, con tal de que parezca que lo han leído más de 2 personas. Ay, que duro es esto de escribir cosas que a la gente le repugnan.