Fandom: Axis Powers Hetalia.
Claim: Dinamarca/Suecia.
Advertencia: Shonen-ai. ¿OoC?
Rating: T.
Para:
fright_ranger que me lo pidió en el
meme de besos.
Palabras: 800.
Resumen: - ¿Qué pasa, Su? ¿Te vencí acaso?
El clásico nórdico
Los sonidos de la gente que les observaba se confundían en sus oídos, convirtiéndose en una masa de ruidos extraños que no hacían nada más que hacerle pitar las orejas. Era algo totalmente molesto, pero no podía hacer mucho, sus manos no podían estar en sus oídos, porque ahora ellas estaban ocupadas intentando detener la pelota que Dinamarca estaba por lanzarle.
Suecia entrecerró los ojos y a través de los gruesos cristales de sus gafas, vio como el danés se movía con cierta gracia en el campo de fútbol, esquivando con algo de elegancia y brusquedad a los jugadores que intentaban detenerle. El sueco se preparó, flexionó las piernas y visualizó la pelota que Dinamarca pateaba; intentando descubrir en los movimientos de sus pies la dirección que tomaría.
Mientras el danés se movía en dirección a su área, el equipo sueco trataba de detenerle, pero los movimientos del muchacho eran precisos y esquivaba con facilidad a sus contrincantes. Aquello no hizo nada más que provocar mayor atención a Suecia en la pelota.
Pero lo inevitable llegó.
Dinamarca pateó la pelota y Suecia saltó para atraparla, pero la pelota se desvió (¿O habría sido el sueco que se equivocó en la dirección?) y entró de lleno en su portería.
El de anteojos no podía creerlo, aún cuando el árbitro indicó que el partido había finalizado. Por inercia miró como su equipo se alejaba abatido y como inmediatamente los daneses gritaban y festejaban en la cancha, gritando al cielo y al público de las gradas que agitaba orgullosamente la bandera de ese país.
Se quedó donde estaba y se sacó los guantes que le hacían sudar las manos.
No estaba furioso ni nada, sólo le quemaba un poco el haber fallado en atrapar la pelota. Se ajustó los lentes y oprimió con más fuerza de la usual el puente.
Su vista se centró por reflejo, minutos después, en Dinamarca y su prepotente sonrisa que decía claramente te gané.
- ¿Qué pasa, Su? ¿Te vencí acaso?
Y se acercó donde estaba, sin borrar su sonrisa, quitándose la ridícula cinta que había atado en sus cabellos -una cinta roja que el danés no dejaba de decir que se la había regalado Noruega hace años para darle suerte-. Cuando estuvo al lado del sueco, posó despreocupadamente una mano en un hombro del otro, sus ojos brillando de alegría.
Suecia guardó silencio, esperando que le dijera algo más.
-No te sientas mal, total, yo seguiré jugando por ti en el Mundial.
Apretó el hombro del sueco y se acercó a su oído con gracia, sin dejar de sonreír en ningún momento y en ese momento, Suecia tuvo de verdad ganas de golpearlo, suficientemente herido ya estaba su orgullo como para añadirle más cosas.
Un tic apareció en su rostro, Dinamarca suspiró y rió un poco en su oído.
-Sé que quieres pegarme… -dijo en un tono cantarín, evidentemente feliz por hacer aumentar la rabia sueca-. Pero no lo harás porque eres Su-san.
Suecia se estremeció. De rabia, de ira, de molestia, bastante difícil saberlo.
Dinamarca tenía razón y él se iba a mantener en esa posición, no le iba a pegar por ser tan bastardo como lo estaba siendo, no iba a golpearlo por haberle metido un gol. No iba a hacerlo, no iba a hacerlo, no iba a hacerlo…
-Así que para quemarte aún más, yo haré algo.
No iba a pegarle y a borrarle de un golpe esa estúpida sonrisa de niño travieso y malvado…
Y sin dejar de sonreír, Dinamarca deslizó su rostro y su aliento por el oído de Suecia, moviéndose hacía al lado y abrazando la piel del cuello que estaba libre de la polera deportiva que llevaba, estremeciendo al otro ante aquella sensación inesperada. Sin detenerse a esperar alguna reacción, se movió hacia el lado y rozó sus labios con los suecos, allí se quedó los segundos suficientes para sentir el sabor a pasto húmedo de la cancha y para dejar grabado en su memoria los labios ásperos y cerrados, tan cerrados como su dueño.
Se sentía tan bien aquel roce que volvió a repetirlo, más profundo y duradero. Más de Dinamarca en Suecia y de Suecia en Dinamarca. Más sensaciones grandiosas que explotaban en su pecho.
Pero antes de ir más allá, se separó del sueco, quién estaba estático, quizás por impresión, quizás por algo que el danés desconocía y no le interesaba conocer.
Sólo le bastó ver como Suecia apretaba los puños y los hacía crujir.
Suecia se repitió que no iba a pegarle, que no iba a perder el control; pero sus brazos reaccionaron antes que el resto de su ser. Aún así, Dinamarca no dejó de sonreírle, porque un golpe no significaba nada; total, ya había robado un beso y no tenía nada que perder.