Fics a la carta: primera tanda

Jun 29, 2009 21:38

No os voy a hacer esperar demasiado. Sencillamente decir que hoy, como aniversario del triunfo de la Eurocopa, inauguramos la SEMANA GRANDE en esta nuestra comunidad, y nada mejor que hacerlo con la...... PRIMERA TANDA DE LOS FAMOSOS RETOS A LA CARTA DE FURIA ROJA: LAS 5 COSAS.

A lo largo de esta semana iremos publicando todos los fics que habéis ido pidiendo, escribiendo y enviando. Cada día se publicarán una serie de ellos (lo que el jodido limite de palabras de Lj nos deje). El orden de publicación NO coincide con el de envío, sencillamente se han ido alternando para que halla un breve equilibrio en las parejas, temas y/o autores.

Breves apuntes antes de empezar: Lo primero MIL DISCULPAS POR LA PÉSIMA ORGANIZACIÓN Y LA TARDANZA EN PUBLICARLOS. Sé que ha habido retrasos de algunos fics, pero eso no lo justifica, y YO soy la única administradora culpable de esto *pone la nuca para recibir collejas*-.

Lo segundo: DISCLAIMER GENERAL: Nada de lo escrito a continuación (sea de quien se al autoría) ha ocurrido de verdad y nadie ha escrito esto con otro propósito que no sea entretener.

Lo tercero: RATING GENERAL: PG-13 (entre unas cosas y otras que se compensan y tal).

Lo cuarto: LOS FICS NO ESTÁN BETEADOS. Si acaso, yo (que me los he leído todos) he corregido algunas faltillas de ortografía y tabulaciones (que me habrá jodido el html, verás tú...) que he ido viendo por ahí.

Por último: Si a alguien le queda algo por enviar, por favor que LO HAGA CON FORMATO HTML INCLUIDO (ahorrará mucho curro y tiempo).



Autora: dfotw
Título: 5 veces que Xabi y Steven salieron del armario frente a sus compañeros
Pairing: Sex (Steve Gerrard/XabiAlonso) mención a Dando (Fernando Torres/Daniel Agger)

1. En el España-Inglaterra

La derrota es amarga, y peor aún cuando hay que pasarla solo. Mientras se retiran del campo, los ingleses parecen aislados, derrotados, solos, mientras que los españoles son un grupo compacto en el que todos parecen estar abrazando, felicitando y sonriendo a alguien más.

Steven aparta la vista del grupo en el que escasamente puede distinguir a Xabi y se encuentra con Lampard y Terry andando muy juntos, hombros y manos rozándose a cada paso, su proximidad envidiable para alguien acostumbrado a la cercanía que impera en el Liverpool; Steven no podría estar más sorprendido cuando el centrocampista del Chelsea detiene a Xabi y le dice algo que hace que el vasco parezca sorprendido y avergonzado a partes iguales.

La sorpresa va en aumento cuando, tras estrechar manos cordialmente con el hombre que le partió el tobillo ese aciago día de Año Nuevo, y con el que nunca se ha reconciliado del todo, Xabi se da la vuelta y se abre paso entre sus compañeros para dirigirse a Steven, sonriendo sólo un poco, dulcemente, con los ojos brillantes.

La derrota no es tan amarga cuando Xabi lo abraza y deposita un beso en su cuello, bajo la mirada atenta de ingleses y españoles a la par.

2. En Melwood

Xabi Alonso es un hombre paciente; esa cualidad, además de otras que le atribuyen sus compañeros (sensatez y don de lenguas, por ejemplo), hace que sea el que siempre explica ciertas cosas a los jugadores extranjeros que se incorporan al Liverpool. Ahora se arrepiente.

-No, Dirk -repite, por enésima vez-. No vamos a contratar strippers para el cumpleaños de Steven.

-Pero, Xabi, a todos nos gustan las strippers -insiste el holandés.

-A Steven no.

-¿Cómo lo sabes?

Jamie Carragher sonríe detrás de su periódico; Xabi le lanza una mirada asesina. Nunca ha tenido que hacer esto; mucho más temprano que tarde, todos sus compañeros han descubierto su relación con Steven sin necesidad de anuncios. Todos menos Dirk Kyut, por supuesto.

-Porque lo sé -masculla entre dientes; llevan media hora en esa discusión y conociendo a Dirk, sólo han comenzado.

-Pero…

Cuando Steven entra en la sala, a Xabi se le ilumina la mirada de una manera que haría que cualquier persona dijera, “vale, ya lo entiendo”. Dirk, no por supuesto.

-¿Todo bien? -pregunta el capitán, sentándose poco menos que en el regazo del vasco.

En vez de responder, Xabi toma su rostro entre sus manos y lo besa, consignando al olvido la ejemplar discreción con la que hasta ese momento habían llevado lo suyo. En un principio, Steven se resiste, pero para cuando Carra está arrastrando al boquiabierto Kyut hacia la salida, toda su resistencia inicial se ha convertido en ganas de celebrar su inesperada salida del armario.

3. En una concentración de la Selección

Cesc no parece comprender el concepto de ‘privacidad’, aunque Xabi espera encarecidamente que alguien (Iker, Wenger, su madre) le haya explicado lo que significa ‘discreción’ y cuándo aplicarla; de no ser así, muy pronto sus compañeros tendrán otro tema de discusión además de lo que realmente está sucediendo en “Perdidos”. Nunca debió haber dejado al joven catalán sólo con su móvil, pero, ¿cómo podía saber que Cesc adivinaría su clave? Y, ¿por qué Cesc sabe la fecha del cumpleaños de Steven?

Al llegar a la entrada del salón donde casi toda la Selección española está haciendo la sobremesa, Xabi alza la vista y alcanza a distinguir a Sergio y a Fernando sentados en una butaca de tal forma que es difícil saber a quién pertenece cada pierna y cada brazo, a Silva, que escucha atentamente a las divagaciones de Villa sobre coches, y a Iker, que parece estar jugando a las cartas con Pepe, Senna y Marchena, pero que no le quita ojo a Cesc.

-¡Cesc! -exclama al ver al catalán tendido en un sofá con su móvil.

-¡Xabi! No te preocupes, no he hecho nada… pero tenías todavía los tonos de fábrica, tío, así que te los he cambiado.

Ante la mirada de cachorrillo entusiasta de Cesc, Xabi no tiene más remedio que coger el móvil y musitar unas gracias teñidas de sospecha; de repente, el aparato cobra vida entre sus manos y Aerosmith comienza a cantar “I don’t want to miss a thing”.

-Ah, ese debe ser Steven -dice Cesc.

Xabi se sonroja, y se escuchan risas de todos los rincones.

-¿Qué, te gusta? -pregunta Cesc, con una sonrisa que desmiente su aire angelical.

-No -responde el vasco, dirigiéndose al balcón a contestar la llamada-. Nuestra canción es “Endless love”.

4. En los vestuarios

-¡No lo entiendes!

Xabi se esfuerza por ser paciente. Daniel está sudado, a medio vestir, y con el pelo revuelto; si no midiera casi 1,90 y estuviera cubierto de tatuajes, parecería un gatito enfurruñado.

-Lo entienda o no, Daniel, no puedes hacer lo que hiciste. ¡Podrías haber lesionado a Fernando con esa entrada!

-¡Incluso eso sería mejor que verlo con Steven todos los días!

Álvaro, junto a la puerta, deja escapar un sonido donde la sorpresa y la indignación se mezclan, y que sería divertido en cualquier otra situación, pero Xabi ni siquiera se da la vuelta.

-Lo sé -dice en voz baja-. Créeme, Daniel, lo sé. ¿Crees que eres el único que ha tenido que pasar más tiempo del que querría en el banquillo? Yo también he estado lesionado. ¿Crees que eres el único que las directivas han manejado como una ficha? A mí también han amenazado con venderme. ¿Crees que eres el único que… que se muere un poco cada vez que los ve juntos?

Álvaro se ha tapado la boca con las dos manos, como un niño, y tiene los ojos muy abiertos del asombro; alguien, de entre los miembros del equipo que se han agolpado en la puerta, silba por lo bajo. Xabi y Daniel se dan la vuelta, con idénticas expresiones de sorpresa en sus rostros, que rápidamente viran a vergüenza cuando ven a Steven y Fernando en la entrada.

-¿Así que eso era todo? -pregunta Steven-.Por Dios…

Xabi parece petrificado, pero cuando su capitán lo atrae a su lado y lo besa, ahí, frente a todo el mundo, se deja hacer, con una pasividad resultante tanto de la vergüenza como del alivio.

-Y ahora -continúa Steven en el silencio sepulcral de los vestuarios-, Daniel, Fernando, arreglad lo vuestro.

5. En Anfield

Es su último partido. Nunca más defenderá los colores del Liverpool, nunca más levantará la mano para rozar la inscripción al salir del túnel, nunca más escuchará al público cantar su canción tras marcar un gol.

Es su último partido, y por lo menos es una victoria, aunque para ello él haya contribuido más bien poco; tal vez haya demorado demasiado su retirada del deporte, pero eso se debe a lo mucho que quiere al fútbol y a su equipo. Incluso ahora, mientras espera a que el árbitro pite el final del partido, siente un regusto de amargura y de tristeza que se sobrepone al sabor de tantos años de esfuerzo y de éxitos.

Por fin, el árbitro decide que todos han tenido ya suficiente y el público de Anfield estalla en una ovación; sus compañeros le siguen y le aplauden mientras él da la vuelta triunfal con su camiseta aferrada en un puño y un nudo en la garganta, el Kop cantando como una sola voz. El estadio es una explosión de confeti y música, un mar de bufandas, banderas y pancartas del que necesita salir.

Junto al banquillo le esperan los miembros del equipo técnico, el míster, las cámaras. Y le espera alguien más, alguien que le lleva esperando fuera del campo un par de años, desde que las lesiones lo forzaron retirarse antes de tiempo.

Tal como acordaron, se encuentran casi en el centro del campo, ambos sonriendo y ambos con lágrimas en los ojos, igualmente emocionados. Se abrazan, se sonríen y, sin importarles ya el público, las cámaras o sus compañeros, se besan allí donde tantas veces soñaron hacerlo, rememorando su noche mágica en Estambul y tantos momentos en la sombra, libres por fin para ser ellos mismos.

FIN

Autor: latateunblog
Título: 5 cosas que hace Guardiola para que se le pase el cabreo.
Parings: Pep/todoelmundo xDDD. Xaniesta (Xavi/Iniesta)

1.

La verdad es que le cuesta enfadarse, o al menos exteriorizarlo, él es un tío muy tranquilo y a cualquiera que le preguntes te lo dirá, aunque claro, entrenando a un equipo como este, las emociones llega un momento que cuesta contenerlas, a veces le cuesta contener la euforia -y se lo repite a si mismo y a los chicos- y a veces le cuesta no cabrearse.

Se cabrea cuando les ve jugar mal, perdidos detrás de una pelota que normalmente no se les escapa de los pies, se enfada y le sabe mal porque sabe cuánta es la presión, sabe lo mal que lo pasan ellos y conoce de sobras a la afición. Esa afición vieja y acostumbrada a perder que al mínimo tropiezo ya reniegan de quien haga falta.

Es en momentos como este, de impotencia, de ver que un equipo que puede ganar y golear pierde contra un equipo que se está ahogando en el descenso, que no puede contenerse, porque le ve y le dan ganas de golpearle. Con su labia argentina y su flequillo a medio caer tapándole los ojos.

- Felicidades.- susurra casi sin mover los labios entrando en el túnel de vestuarios.
- Ey… - Mauricio le pone una mano en el hombro y le mira fijamente.- Gracias.

Casi no se da cuenta de lo que hace, le empuja, sabe que hay cámaras, sabe que hay periodistas, sabe que después de una derrota contra el Espanyol las cámaras le buscarán a él pero no puede pensar con claridad. Le medio arrastra hasta uno de los vestuarios y se cuela en algún sitio que sabe que es seguro porque se conoce el club como si fuese su casa, le estampo contra la pared y cuela una pierna entre las del otro técnico, le escucha gemir y le calla con su boca.

Cuando sale minutos más tarde recolocándose la ropa, se siente bastante más tranquilo, aunque un poco culpable por lo que acaba de hacer.

2.

El final del partido le trae un sabor amargo a la boca, se han dejado remontar, se han dejado remontar por el Atlético, manda cojones.

Quiere echarles la bronca por lo que ha ocurrido y al mismo tiempo quiere calmarse antes de hacerlo porque no le gusta aclarar cosas en caliente. Nunca le ha gustado.

Entra en el vestuario y les ve las caras cabizbajas, ve a Samuel tan o más enfadado que él, ve a Víctor tirar los guantes con rabia contra su bolsa y supone que pueden esperar a mañana.

Pero tiene que calmarse antes de salir a la rueda de prensa o empezará a soltar improperios, camina por los vestuarios sin pararse hasta llegar a la zona de las duchas, allí está Xavi sin camiseta y descalzo, por un momento solo puede pensar en esas piernas rodeándole la cintura mientras empuja, pero entonces el jugador se gira y le mira, le saluda con una media sonrisa.

- Hem jugat de pena no?- (¿Hemos jugado de pena no?) Pep asiente y se le escapa una carcajada solitaria, le dan ganas de pegarse de cabezazos por pensar en tirárselo.
- Un dia o altre havíem de perdre no?- (Un día u otro teníamos que perder ¿no?) Xavi asiente y se sienta a su lado en el banco de madera.

- Si, però no calia que fossin dos partits seguits…- (Si, pero no hacía falta que fuesen dos partidos seguidos)- le tiene muy cerca y casi no puede contener la mano que quiere pasearse por su espalda, pero entonces escucha que alguien viene.
- Andrés…- Xavi casi no pone voz en pronunciar su nombre, con el silencio que les rodea no hace falta, Iniesta se sienta a su lado y le acaricia el pelo en un gesto tan cotidiano que le hace sentir mal por lo que tenía ganas de hacer.
- Bé nois, vaig a barallar-me amb la premsa.- (Bueno chicos, voy a pelearme con la prensa.)- Ellos asienten y casi puede ver como Xavi esconde la cara en el cuello pálido aunque ya está de espaldas.

Se aleja con el enfado convertido en malestar en el fondo del estómago.

3.

Le dan rabia los árbitros permisivos con las entradas, mucha rabia, más cuando el equipo contrario aprovecha para acribillar a puntazos a los delanteros, es que le ponen muy nervioso, además con Leo, que aunque sabe que resiste le ve tan delicado que solo puede pensar que si siguen entrándole así le van a romper.

Le cuesta un rato darse cuenta de porqué está en el túnel de vestuarios mientras el partido sigue jugándose, mira a su alrededor desconcertado, y acaba sentado dentro del vestuario con la radio del móvil puesta para saber como va el partido aunque la cosa ya está bastante encarrilada.

Se entera del final del partido porque empiezan a entrar los jugadores, Leo está sonriente como un crío y le gustaría sonreír como él pero está enfadado con el árbitro por expulsarle, consigo mismo por no saber contenerse y un poco con Henry por estar desnudándose justo enfrente.

Se imagina levantándose y deslizando su mano por ese abdomen de café con leche, mordiéndole la piel que rodea su pezones, le ve girarse de espaldas para acabar de desnudarse y piensa en colarse con él en una de las duchas beberse el agua que resbala por todo su cuerpo.

- Pep…- una voz le llama y tiene que sacudir la cabeza para borrar esas imágenes de su mente.

Se levanta y se va un poco menos enfadado y un poco más avergonzado.

4.

Despide a los chicos después de un entreno suave y les ve irse hacia las duchas con sin prisas, aunque por lo que ve hay un par que aun tienen menos prisa porque se están quedando rezagados, no le cuesta ver quienes son aunque está lejos, porque uno es alto como él sólo y tiene que ser Piqué o es que se ha colado alguien de la sección de básquet en el entreno, el otro es el petit, no le cuesta mucho distinguirle aunque sea de lejos.

Lo que le cuesta de asimilar es la mano grande de Gerard en la cintura de Bojan, le ve muy pegados el uno al otro, Gerard baja un poco la cabeza y les ve juntar los labios un momento, el mayor mira a su alrededor antes de volver a besarle, aunque esta vez un poco más profundo.

Pep no sabe si enfadarse por no saberlo, porque parece que la cosa viene de lejos, o enfadarse porqué Piqué ha mirado para que no les viera nadie y no le ha visto a él, claro que está lejos y medio escondido pero eso no es una razón.

Los chicos se cogen de la mano y desaparecen hacia las duchas, les sigue mosqueado sin saber muy bien porque, realmente son libres de hacer lo que les plazca, aunque las duchas de la ciudad deportiva no sean el sitio más adecuado. Se queda trasteando cerca de los vestuarios, despide a los que van saliendo con una sonrisa y espera hasta que ya solo quedan ellos dos.

Después de serenarse un poco se decide a entrar, con la excusa de mirar quién queda dentro, aunque lo sabe perfectamente, empuja la puerta intentando hacer el mínimo ruido posible, escucha el agua correr y las risas de ambos amortiguadas, avanza con sigilo hasta que puede entrever el cuerpo de Gerard, que está de espaldas, unas manos pasean ligeramente por su piel y el entrenador no está muy seguro de si aun sigue enfadado o a pasado a estar simplemente caliente.

Se convence de lo segundo cuando ve las rodillas de Bojan tocar el suelo, sus manos se deslizan por los muslos de Gerard, que echa la cabeza hacia atrás y suelta un gemido.

- Joder.- no puede evitarlo, tiene que decirlo en voz alta, aunque por un momento su subconsciente le recrimina porque Bojan se levanta y Gerard de gira intentando taparse sin mucho éxito. Hay como un minuto de silencio en que Piqué alarga un brazo para coger su toalla y atársela a la cintura, Guardiola es incapaz de articular una frase con sentido y Bojan sigue escondido tras el cuerpo de su amante.

- Jo...- Gerard intenta romper el hielo, aunque no sabe qué demonios decir para arreglar la situación.

- Però… però…- le dan ganas de reírse porque la escena es una mezcla entre porno gay y comedia, Bojan parece haberle leído la mente porque se echa a reír a carcajada limpia sin salir de su escondite. Gerard gira un poco la cabeza para mirarle y empieza a reírse también y a él no le queda más remedio que imitarles.

Cuando se les pasa el ataque Pep se acerca a la toalla que hay colgada en una de las perchas, la coge y alarga el brazo hacia dónde está el más joven, que aparece segundos después envuelto en esa toalla y con el rostro completamente sonrojado.

Quiere preguntarles des de cuando llevan juntos, quiere saber por que no se lo han contado, pero supone que la situación es demasiado incómoda ya de por si como para añadir una conversación de esas.

- Será millor que marxi. Fins demà.- (será mejor que me vaya. Hasta mañana) y se va sin saber si lo que ha sentido han sido puros celos, o se ha sentido como un padre que pilla a dos de sus hijos juntos en la cama. No quiere pensarlo. Será mejor olvidarlo.

5.

Le revienta que la gente haga declaraciones sin saber de lo que habla, los rumores estúpidos le ponen de los nervios, se insinúan cosas que no tienen ningún sentido y no puede soportarlo. Si no fuera por su estúpida imagen de tipo tranquilo y calmado, pegaría cuatro gritos y se quedaría tan ancho pero no puede hacerlo. La imagen del club, su propia imagen.
Así que tiene que pasarse el enfado de cualquier forma pero sin llamar la atención, saca el teléfono del bolsillo de la americana y marca un número del que seguramente después se arrepentirá, pero ahora solo quiere desahogarse.

Está sudado, bastante cansado y mucho más tranquilo, se deja caer en el sofá con desgana y siente esa mirada intensa encima. Carles también está sudado, aunque él está más en forma y parece tener cuerda para rato pero ahora no puede complacerle más.

- Pep, pel teu aniversari te’n regalaré una.- (Pep, por tu cumpleaños te regalaré una.) suelta el capitán echándose a su lado en el sofá.
- ¿No et sembla bé que vingui a casa teva?- (¿No te parece bien que venga a tu casa?) pregunta el entrenador con sorna colocándose bien la camisa.
- Si, però ja està bé de fer-te passar les emprenyades amb la meva Wii.- (Si, pero ya está bien de hacerte pasar los enfados con mi Wii) Ambos se echan a reír a carcajada limpia y se quedan un rato descansando antes de jugar otra partida.

FIN.

Autora: deraka
Título: 5 lesiones enla selección española
Pairings: Empanadilla, Xaniesta, CapdeZorla xDDDD (Capdevila/Cazorla).

David Villa (semifinales de la Eurocopa 08).

Apenas alcanza a escuchar las palabras de ánimo y consuelo de Fernando Torres. Para él todo ha acabado esa noche. La lluvia le empapa el pelo y le cala los huesos, y jamás ha sentido tanta impotencia y rabia contenidas. Siente un peso en el pecho que le ahoga, que le asfixia y le hace bajar la cabeza y cubrirse la cara con la camiseta y, maldita sea, siente un pinchazo en la garganta que le hace difícil contener la humedad de sus ojos.

Han bastado dos segundos para verse obligado a decir adiós a sus sueños, a sus ilusiones, a las ganas de llevar a su equipo a la final que merece...

El campo nunca le ha parecido tan largo ni él se ha visto tan pesado y renqueante. Allá a lo lejos, como una luz al final del túnel, atisba una figura inquieta y siente un par de ojos marrones vivarachos que van haciéndose más nítidos según avanza.

Cesc Fábregas le choca las manos de una forma suave, y le da un leve apretón mientras lo atrae un poco, como ayudándole a caminar. Ni siquiera le dirige la mirada, pero al catalán poco le importa, porque lo coge por la cara y lo atrae hacia él. Y Villa siente entonces el beso contra su mejilla, cálido y reconfortante y desbordante de cariño. Cesc.

Cuando se sienta de nuevo en el banquillo, la pierna le sigue doliendo, pero el corazón ya no pesa tanto.

Fernando Torres (partido amistoso España - Bélgica)

- No... nononono...- murmura como una plegaria y trata de convencerse a sí mismo de que el dolor no está ahí. De que es una treta de su subconsciente.

- Idiota, idiota, idiota...- no debió haber forzado, no debió haberse estirado de más.

Adiós al partido. Adiós al posible gol. Adiós a las siguientes jornadas con su otro equipo. Adiós a la Champions. Adiós al regreso de nuevo al Calderón. Adiós a volver a ver a su gente desde el terreno de juego. Adiós a uno de sus sueños de niño...
Se sienta en el banquillo, desmoronado. Ni siquiera tiene constancia de haber caminado abandonando el campo, ni de haber cruzado palabra con nadie.

Pero entonces siente un brazo que le rodea los hombros, y alza la vista para encontrarse con la mirada apesadumbrada de Pepe... que le atrae hacia él y le acaricia el brazo en un intento por consolarlo, sabedor del infierno que debe estar pasando.

- Mi niño... ay, mi niño... - le arrulla con voz paternal.

Y el Niño llora sobre su hombro.

Andrés Iniesta (partido España - Turquía)

Decide marcharse lo suficientemente temprano como para que no haya el revuelo de prensa habitual esperándolo a la salida, casi ahogándolo con los micros, radios y móviles y dejándolo ciego a base de flashes; si ya no le gusta llamar la atención aún obligado a hacer declaraciones tras un partido, tanto más cuando se ve forzado a abandonar la concentración. Y quizás eso haga todo más fácil, no solo para la prensa: no se ve capaz de consolar una vez más a un lloriqueante Cesc y sus súplicas por quedarse para verlos desde las gradas, y por mucho que Álvaro le prometió que no volvería a esconderle la llave de la maleta no sabe si terminar de fiarse de esa expresión en su cara.

El caso es que no puede evitar que le asalte la nostalgia mientras camina con pasos pesados y arrastrando su maleta, cabizbajo, por los desiertos pasillos. Una concentración que se pierde. Una ocasión para vestir La Roja, para bromear con Sergio y abrazar a Casillas, para dejar que Capdevila intente de nuevo enseñarle a jugar a las cartas, para reírse de las palabras en inglés que le salen sin querer a Cesc cuando está en su parra… en definitiva, para unirse a esa “familia” que, aunque fuera de esos partidos aislados luche cada uno por diferentes escudos, se reúnen todos juntos bajo un mismo estandarte y la orgullosa responsabilidad de conducir y defender las ilusiones de todo un país.

Durante el camino a casa sabe que se torturará pensando en los discursos del míster que se va a perder, en las bromas que no escuchará durante los entrenamientos, en las locuras en las que no podrá ser partícipe dentro la intimidad de las habitaciones. Y cuando vea el partido se tirará de los pelos ante las ocasiones perdidas, se verá a sí mismo sobre el césped, sopesando qué haría si estuviera en lugar de alguno de sus compañeros que maneja el balón, se le atragantará la saliva al ver a los jugadores apilarse uno encima de otro tras un gol, sus caras la viva imagen del júbilo.

En esos oscuros momentos, no hay nada que Andrés Iniesta agradecería más que poder marcharse de allí con una sonrisa, aunque sea de esperanza.

- Andrés.

Una puerta que se abre. Una voz, de sobra conocida, que le llama por su nombre. Un compañero (más que eso) que corre hacia él por el largo pasillo y que lo abraza de repente, muy fuerte, estrechándolo contra su pecho.

- Xavi… ¿qué haces despierto a estas horas?- el catalán se separa de él, tomándolo por los hombros.

- No quería que te fueras sin despedirme.

- Si ya nos despedimos ayer…

- Ya sabes a lo que me refiero.

Y sin decir más, le coge de la cara y le besa. Un beso dulce y corto que sabe a consuelo y huele a esperanza.

- Vamos a ganar hoy, por ti. - le dice mientras junta ambas frentes.

Y cuando sube al coche, de regreso a casa, Andrés Iniesta sonríe.

Cesc Fábregas (partido amistoso España - Inglaterra)

El ambiente, a pesar del leve murmullo, está bastante tranquilo. El mismo pensamiento planea en la mente de todo el mundo, pero es el inocente Arbeloa el que se atreve a darle forma en voz alta.

- Jo, qué tranquilo está esto. Como se nota que no está Cesc...

Matemáticamente todos levantan la vista (ya sea de un libro, de la tele o de la mano de cartas que tiene delante). Y como si no hubiera dicho ya suficiente, el chaval lo remata con un...

- La verdad es que se le echa de menos.

Iker dirige una mirada a Xabi por el rabillo del ojo. El vasco coloca un dedo a modo de marcapáginas en su libro y mira por la ventana. Probablemente sea el portero el único que haya percibido el leve suspiro que ha dejado escapar y cómo sus ojos, usualmente tranquilos, se ven ahora nublados por un ápice de culpa.

- Seguro que nos ve por la tele mañana y nos anima. - comenta Cazorla intentando imbuir un poco de optimismo.

- No sé que decirte... conociendo al empanao este fijo que se equivoca de hora o cualquier otra tontería.- comenta Villa y consigue arrancar algunas risas aisladas que, de todos modos, no alejan la nostalgia del grupo por los comentarios sin sentido y los despistes del centrocampista.

Álvaro da un par de vueltas en su silla giratoria, contemplando las caras largas que se le han quedado a sus compañeros, antes de volver a centrar la atención en su portátil donde mantiene una conversación por Skype con Miguel Torres y otros amigos de la cantera del Madrid. Un par de minutos después, aparece un aviso que hace que se le queden los ojos como platos.

“4Gunner4 ha iniciado sesión”

- ¡¡CESC!!- suelta sin ser apenas consciente de que ha terminado gritándolo y sobresaltando a la habitación entera.

- ¡¿Qué tripa se te ha roto ahora, Álvaro?!- le gruñe Piqué, quien ha perdido una clara ocasión de gol en el Pro por el respingo que le ha hecho dar el susodicho.

- ¡Cesc, está aquí! ¡Se acaba de conectar!- sus dedos vuelan sobre el teclado.- “Hola, Cesc, campeón!”.

En menos que canta un gallo, televisión, libros, ipods y cartas quedan olvidados y todos se apelotonan en torno a Álvaro, pendientes de cada palabra del catalán.

- “¡Bones, Álvaro! :D ¿Qué tal todo?”

- ¿Este no sabe saludar como una persona normal?- bufa cierto asturiano de perilla, pero se gana un codazo de algún compañero.

- “Jajaja. Pues akí, muy bien acompañado.”

- “¿:( ?”

- “Ke estamos tós en la habita de siempre, jeje, ya sabs”.

- Álvaro, no te vas a herniar por escribir con todas las letras ¿no?.- le medio regaña Xabi, con una sonrisa como no esboza desde que llegó a la concentración.

- Bah, qué poco sabes del lenguaje de Internet.- le replica el salmantino.

- “Weeee! :DDD. Saluda a la gente!!”

- Saludos de parte de Cesc.

- ¡Si ya lo estamos leyendo todos, espabilao!

- ¿Oye, esto no tiene opción de llamada?- pregunta Fernando con una nota ansiosa en la voz.

- Pues ahora que lo dices… “Eh, Cesc, te yamamos…- Xabi obliga a Álvaro corregir “¡Ese fallo garrafal de gramática, en el acto!”- … llamamos, vale? Si no tienes ná q hacer, digo.

- ¿¡Qué va a tener algo que hacer!? Ni que fuera la Reina de Inglaterra. Dale al botón de llamada ése.- a Villa comienza a notársele la misma impaciencia que contagia al resto.

- “No, no, esperad! Ke os llamo yo, q me hace más ilu :DDD”.

- Qué crío.- ríe Marchena.

Al momento escuchan el sonido típico de una llamada por el Skype y no pasan ni cinco segundos hasta que ven la sonriente cara de Fábregas por la webcam.

- ¡¡Hola chicos!! - ríe abiertamente.- ¿Qué tal?

- ¡Eh, Cesc! Mira quién está aquí.- Álvaro coge a Xabi por la muñeca y lo coloca lo más centrado a la cámara posible. Hay apenas dos segundos donde se masca la tensión colectiva y se lee una ligera incertidumbre en los ojos del mayor.

- ¡¡¡Xabi!!! - la sonrisa del catalán es tal que parece que vaya a sobresalirle de la cara como si fuera un dibuja animado.

- ¿Qué tal, chaval?, ¿Cómo te encuentras?, ¿Cómo va todo?. - el silencio reina por un momento. Todos intentan darles un momento de intimidad a los dos jugadores.

- ¡Bien, muy bien!

- ¿Sí?, ¿Vas mejorando?

- Sí, los médicos dicen que me recupero bien.

Fernando ve como Xabi suelta entonces un ligero suspiro y sonríe con los labios y con los ojos.

- Me alegro mucho de oírlo…

Y tras esa pausa de alivio momentáneo, se arma la marimorena. Todos se pelean por aparecer en el escaso hueco de la cámara, para que Cesc les vea también la cara. Sergio acaba compartiendo silla con Arbeloa y Piqué se arrodilla y asoma la cabeza por encima del escritorio haciéndose un hueco. Todos quieren hablarle de una cosa diferente, y se forma un jaleo de voces y de risas.

- Oye.- se hace escuchar Iker por encima de los demás (como siempre termina haciendo).- Eso que llevas puesto… eso no será…

- ¡Ah! ¡Sí! ¡Jajaja, mirad!- el chico se levanta y exhibe la camiseta que lleva puesta: nada más y nada menos que la Roja. - Es mi dorsal ¿eh?. - les aclara enseñándoles el número 10.

- Hombre, pues claro. No va a ser el mío.- ríe Silva. Pero cualquier comentario queda ahogado por el súbito estallar de vítores y aplausos.

- ¡Así me gusta verte, coño!

- David, por Dios, no me chilles en el oído.- pide Xavi.

Y de repente todos se mueren por tener un tiempo con el chico, porque les cuente los últimos despistes que ha tenido, por verle reír como siempre y meter alguna palabra en inglés o hasta en catalán mientras los pone al día… y también por, en un momento dado, verle bajar un poco la cabeza y proferir una leve disculpa.

- Espero que no os enfade lo que os voy a decir…

- Verás tú…- suelta Güiza.

- Que, entre una cosa y otra, se me olvidó a qué día y a qué hora jugabais y no he podido veros… ni siquiera sé cómo habéis quedado. ¡Lo siento, lo siento mucho!

Por un momento, todos se quedan en silencio viendo al catalán cabizbajo en la ventanita del vídeo, y al segundo silencio la carcajada es unánime y potente. Tanto, que no sería de extrañar que hubieran despertado hasta al utillero.

- Pero… pero empanao de la vida… ¡Que no te enteras!- articula Reina entre carcajadas.- ¡Que el partido es ma-ña-na!

- ¿¡Os lo dije o no os lo dije?!.- comenta Villa, que se tiene que sentar en la cama para reírse mejor.

A Torres le gustaría poder decirle que no tiene que preocuparse, que él mismo le programó el vídeo para que le grabara el partido mañana. Pero ya tiene bastante tratando de no ahogarse de risa como para, aún encima, decir palabra.

Sergio se escurre de la silla y acaba en el suelo, riéndose lo que no está en los escritos con Piqué.

Xabi Alonso se quiebra, tiene que llevarse una mano a la cara para ocultar el acceso de risa que le ha dado. Se ríe con ganas y con despreocupación, y si tuviera al catalán a tiro, le daría un abrazo y hasta un beso.

- La madre que lo…- farfulla el capitán entre risas.- Francesc Fábregas Soler. Hay que quererle… y punto.

Santi Cazorla (Copa Confederaciones):

Santi bromea con sus compañeros bajo la inusualmente preocupada mirada de Capdevila. El asturiano parece no percatarse de esos ojos, tan ocupado está con el reencuentro que se da en el vestíbulo del hotel: saludando a Iker, abrazando a Villa y metiéndose con el pelo de Cesc. Pero hay un momento en el que ambas miradas se encuentran y el bajito le guiña un ojo sin perder su eterna sonrisa. Justo cuando pasa a su lado dirigiéndose al comedor, le da una leve palmada (que deriva en caricia) en la espalda, mientras le murmura con voz conciliadora “tranquilo”.
Pero Joan no está tranquilo, ni en la cena, ni en la posterior reunión que se da, casi como un ritual, en su habitación. No pierde de vista a su compañero del Villareal, como si temiera que en cualquier momento éste fuera a quebrarse por la mitad. En definitiva, Joan Capdevila es la viva imagen de la intranquilidad, y eso no pasa desapercibido para Cazorla, que remolonea con unos y otros hasta que solo quedan ellos dos en la habitación.

El catalán está terminando de recoger las botellas de refresco vacías que han quedado diseminadas por la habitación cuando siente un par de brazos rodeándole por le espalda y una voz cerca de su oído.

- A ver, ¿qué bicho te ha picado ahora?

Joan (el bromista, el despreocupado Joan) suspira y se da la vuelta, aprisionando de vuelta al más bajito.

- Sigo pensando que no deberías haber venido. - la sonrisa de Santi se enturbia un poco.

- Ya hemos hablado de eso…

- Lo sé, y aún así…

- Es mi decisión.- le corta.- Si he podido jugar los últimos partidos con mi equipo, ¿Por qué no puedo venir a jugar los de mi país?.

- Ha sido una lesión muy grave…

- …De la que ya estoy totalmente curado…

- … Y de la que igualmente puedes tener una recaída en el peor momento…

Santi bufa mientras se enfrenta a la testarudez del defensa.

- ¡Claro, Joan, claro que puedo tener una recaída! Pero no aquí, sino en cualquier momento, en cualquier partido y con cualquier camiseta. No soy tan inconsciente como para dejar que las ganas de jugar interfieran en cómo me siento. Y créeme que no habría venido de no estar al 100%.- El catalán nota el enfado, totalmente comprensible, en su compañero, y se apresura en abrazarlo y proferir palabras de disculpa.

- Ya lo sé, ya lo sé. Piensas que no quiero que juegues, pero es todo lo contrario… Yo no querría que te volviera a pasar nada así… el tener que verte otra vez…- sus palabras mueren en ese punto, ahogada en los labios de Cazorla. Joan se deja besar y corresponde con ansia, mientras lo abraza aún más fuerte y lo levanta un par de palmos con sus fuertes brazos.

- Te prometo que voy a estar bien…- le susurra Santi con el acento norteño marcando sus palabras.

- Más te vale… y ya que te jactas de estar tan en forma, hasta podrías hacerme una demostración.

Y la sonrisa traviesa de Joan, regresa a sus labios para no desaparecer más.

FIN

Autor: lobazul
Título: 5 chorradas que Cesc hizo en el facebook y que hicieron que alguno de sus compañeros hiciera BIG FACEPALM!
Pairing: Empanadilla (David Villa/Cesc Fábregas)

Villa aún maldice el día en el que decidió hacer caso del responsable de su web. El muy capullo -un informático casi tan joven como Cesc e igual de descarado- le llamaba cada poco tiempo con ideas a cada cual más originales. "Deberías poner fotos de tu día a día", "sí, del vestuario del Valencia con todos despelotados". "Deberías poner un formulario para que te hagan preguntas y luego contestarlas públicamente", "gracias, pero si vuelven a preguntarme qué se siente al marcar un gol con la selección y tener encima al país entero, me corto las venas". "Deberías...".

- Deberías abrirte un Facebook

- Ni de coña. Ni de puta coña.

- No sabes ni lo que es.

- Pero sé cómo suena, y me lo puedo imaginar.

Pero el capullo no sólo era insultantemente joven, sino también asquerosamente convincente. Así que esa misma noche se sentó delante del portátil, y tras pelearse un poco con él, empezó a registrarse en aquella página, demasiado blanquiazul para un ex del Sporting.

Villa también maldice el momento en el que le llamaron al móvil, y lo cogió sin mirar. A veces se justifica diciendo que no podía saber quién era, pero en su fuero interno reconoce que sí, que lo sabía. Ley de Murphy: había sido un día largo y cansado, y molestar a David Villa tras días largos y cansados era uno de los pasatiempos favoritos de Cesc Fábregas. Amén de que sonó una sintonía personalizada que le había puesto el propio catalán.

- ¿Diga?

- ¡David! -le chilló el otro al oído, como si hubiera pasado dos años desde la última vez que hablaron. Villa hizo una mueca.

- La próxima vez que hagas eso, cojo un vuelo a Inglaterra y te parto la boca.

- ¿Qué haces?

Muy típico de Cesc, ignorar completamente sus amenazas. Villa suspiró, con una mano aún sobre las teclas del portátil.

- Registrándome en Facebook, sea lo que sea eso.

- No se pronuncia así, se dice...

- Cuando me interese recibir clases particulares de inglés, te avisaré, gracias.

Escuchó a Cesc suspirar.

- Eres un cateto, David, así nunca vas a salir de España.

- ¡¿Y para qué querría yo salir de España?!

- Da igual. Mira, yo también tengo un Facebook. Búscame, anda.

- No sé si quiero buscar tu nombre y encontrarte en una foto sacándole la lengua a la cámara. Nenaza.

- Habló uno de los maricones del Valencia...

- ¿Era Cesc Fábregas Soler, no? -cortó, porque definitivamente no quería sacar ese tema.

- Jo, David -le escuchó decir, un poco emocionado-, qué bien te sabes mi nombre.

- Vete a la mierda.

Tecleó con una mano, y pasó diez minutos navegando entre grupos, páginas dedicadas a Cesc y personas que casualmente se llamaban como él. Y al final...

- Oye crío, yo no te encuentro, búscame tú a...

- Estooo... David... -le interrumpió Cesc.

David cerró los ojos y se llevó una mano a la frente. Conocía ese tono del voz. Fue el mismo tono que con el que pidió perdón a Luis la noche en la que se equivocó y casi se mete a cambiarse en los vestuarios de Suecia, o cuando confundió el balón del partido con el de los entrenamientos y se lo regaló al primero que pasaba por allí.

- Qué has hecho ya, niñato.

- Es que he descubierto que no tengo Facebook. Tengo Tuenti.

- Definitivamente eres gilipollas.

- Pero no te preocupes, ya me estoy haciendo uno -le escuchó teclear con rapidez. Se lo imaginó con el móvil sujeto en el hombro y su hiperactividad canalizádose a través de sus dedos-. Luego te doy mi dirección, para que me agreges como...

- Ah no. Ni de coña. Esto es para comunicarme con mis fans.

- ¡Yo también soy tu fan!

- Tú eres una mosca cojonera a la que le voy a restringir las llamadas en el móvil.

Cesc rió. Villa estaba cada vez más incómodo, con el móvil calentándole la oreja, y escribiendo con dos dedos y mucha dificultad.

- ¿Qué foto vas a poner?

Villa se encogió de hombros sin fijarse en que su interlocutor no podía verlo.

- La oficial del Valencia, ¿cuál si no?

Escuchó reír de nuevo a Cesc.

- Pero qué aburrido eres.

A la semana siguiente, Cesc le pilló de nuevo tonteando con el Facebook. Ya se desenvolvía más o menos bien, tanto que el informático capullo de los huevos había añadido el enlace a la web, y empezaba a recibir peticiones de amigos a mansalva.

- ¿Qué hacías, David?

- Aquí, entreteniéndome con la cosa ésta. Uniéndome automáticamente a todos los grupos que contengan la palabra "español". ¿Y tú?

- No te lo pienso decir, si quieres saber lo que hago con mi Facebook tendrás que amiguearme.

- De eso nada.

- Deberías. A lo mejor hago cosas malas cuando no me miras.

- ¿Cosas malas? ¿Tú?

- Igual intercambio mensajes subidos de tono con Wenger.

- ¿Y con esas expectativas pretendes que te añada como amigo?

- Si me agregaras podría intercambiar esos mensajes contigo.

Villa se quedó un instante sin aire, mirando fijamente la pantalla. El pensamiento de Cesc mandándole mensajes guarros por Facebook le asustaba casi tanto como lo de Wenger, pero las palabras del catalán le habían recordado que llevaba mucho tiempo sin tocarle, sin rodearle con sus brazos, acariciarle el pelo despeinado y empotrarle contra la pared más cercana para meterle la lengua en la boca. La imagen se formó en su mente mientras el móvil empezaba a despedir demasiado calor.

- Oye niñato, ¿cuándo piensas venir?

- Pues... ¿Cuándo es la próxima concentración de la Selección?

- Estarás de coña, ¿verdad?

- No.

- Te lo advierto, como me hagas esperar al próximo partido de España te voy a violar en pleno aeropuerto, delante de todo el mundo, y Silva quedará traumatizado de por vida.

- Bah, no serías capaz de hacerlo.

- Bueno, sí, tienes razón. Pobre Silva. Le diré a Carlos que le tape los ojos.

Escuchó a Cesc reírse al otro lado de la línea, lo que le irritó un poco porque su amenazaba iba en serio. Completamente en serio.

- Tengo dos días libres esta semana -informó el catalán cuando terminó de ofender el orgullo de Villa.

- ¿Y?

- Sacaré un vuelo a Valencia ahora mismo... si me añades como amigo.

- Pero... ¡serás cabrón! -de la indignación se puso en pie de un salto, dando un puñetazo en la mesa-. ¡No puedes chantajearme con sexo! ¡Eso es sagrado, hostia!

Pero Cesc no dio su brazo a torcer, y Villa acabó confirmando una de las veinte solicitudes de amistad que le había mandado el crío. Cesc celebró su victoria chillándole durante diez minutos, y luego se aplicó en la tarea de buscar un vuelo con el asturiano aún al otro lado del móvil.

David aprovechó para cotillear el Facebook de su nuevo amigo -amigos que follan, deberían inventar esa categoría-. Le bastó un simple vistazo para darse cuenta de que había cometido un grave error al agregarle.

- ¡¿Dios creó a Cesc Fábregas para enseñar a Cristiano Ronaldo a jugar al fútbol?! ¿Pero tú quién coño te has creído?

Por toda respuesta escuchó a Cesc reírse al otro lado del teléfono.

Un par de semanas después, el Facebook empezó a perder gradualmente la gracia. Los mensajes de los fans eran siempre los mismos ("has jugado genial guaje", "guaje vente pal madrid", "guaje vente pal barça" "guaje quédate en el valencia", "guaje vuelve al sporting"), había explorado absolutamente todos los grupos que contenían la palabra "España", ya se había hecho fan de la fabada asturiana (receta de María Luisa, por supuesto... fuera quien fuera la tal María Luisa) y la opción de cambiarse la foto de perfi seguía sin pasar por su cabeza.

¿Su única motivación para entrar a la dichosa paginita, que cada vez era más azul y menos sportinguista? Ver lo que había hecho el idiota de Cesc.

- ¡¿Pesca recreativa responsable?!

Lo gritó tan alto que el susodicho empanao se despertó. Medio adormilado, miró a Villa.

- ¿Qué dices, David?

- ¿Eres fan de la pesca recreativa responsable? -se quedó pensando-. ¿Qué coño es la pesca recreativa responsable? ¿Y desde cuándo tú sabes pescar, niñato?

- Ah -bostezó Cesc, cuando la idea llegó a sus no demasiado espabiladas neuronas-, eso.

Villa habitualmente tiene poca paciencia, pero con Cesc a veces hace excepciones. Principalmente, porque no tiene más remedio; después de una noche movidita, Fábregas siempre se despierta a plazos, prácticamente dando tumbos hasta el primer café. Eso sí, en cuanto se espabila vuelve, con todo el vigor de su hiperactividad, el Cesc de siempre.

Pero hay algo que Villa no habría confesado ni bajo la peor de las torturas, y es que le gustaba verle así. Tuvo que morderse los labios para evitar una sonrisa cuando un Cesc Fábregas muerto de sueño se arrastró hacia él, sentándose sobre sus rodillas, dándole un beso perezoso. Le pasó una mano por el pelo y disfrutó de tenerlo así, quieto, sentado y tranquilo, bostezando como un cachorrillo que ha crecido demasiado deprisa.

- ¿Y bien?

- Pues... -Cesc entrecerró los ojos para mirar la pantalla del ordenador. Y entonces llegó la reveladora respuesta-. Yo tampoco tengo ni idea, me lo pidió una fan y lo hice.

Pero será subnormal.

- ¿Haces todo lo que te piden las fans?

- Casi todo. Les felicito los cumpleaños.

- ¡¿Les felicitas...?! Macho, ¿eres un futbolista o una ONG? ¿Empanaos Sin Fronteras?

Sonrió un poco, señal de que empezaba a despertarse. Villa decidió ayudarle y acelerar el proceso.

- Es que me apoyan mucho, mira -Cesc se inclinó sobre el portátil, dejando a Villa una buena perspectiva de su espalda. El asturiano no dudó. Las manos en la cintura de Fábregas, los labios más abajo de su cuello. Empezó a lamer y a morder, suavemente, conteniendo la respiración para escuchar la reacción del crío.

Éste, obviamente, había dejado de elogiar a sus fans. Se quedó quieto, mientras las manos de Villa le acariciaban el estómago e iban bajando.

- Debería actualizar mi estado.

- ¿El qué?

- El estado. La frase en la que dices lo que estás haciendo.

Se dio media vuelta, enfrentando a su compañero. Villa le agarró de la nuca y le bajó la cabeza sin muchos miramientos, para besarle o, más bien, para invadirle la boca y que el niñato de Fábregas no olvidara quién llevaba el control allí. Sólo entonces se permitió preguntar:

- ¿Y qué pondrías?

- Es evidente. "A punto de follar con el 7 de España. Sobre una silla."

David se quedó sin aliento y fue Fábregas quien le besó, descarado, caliente y ya completamente despierto. Y aunque David intentó, de nuevo, recordarle que él era quien mandaba en esa casa, en esa habitación y en ese cuerpo de 21 años, lo cierto es que, para cuando Cesc terminó de moverse sobre él, el propio David Villa ya lo había olvidado.

Iker estaba de paso en Valencia, y aprovechó para invitarle a comer en su casa. Iker era uno de los tíos -aparte de Cesc- a los que más echaba de menos cuando no estaba con la Selección. Con el portero podía hablar abiertamente de cualquier tema, porque jamás tenía miedo de recibir uno de los bufidos o miradas de odio patentados por David Villa. Casillas llegó a Valencia por la mañana, se presentó en su casa, pasó media hora burlándose de su escaso gusto con la decoración -"¿el escudo del Sporting encima de la cama? En serio, Villa, joder, un cuadro, una foto... No me jodas, el escudo del Sporting..."-, le dio una paliza a un videojuego y se colocó frente al portátil de Villa cuando el asturiano fue a por algo de comida.

- ¿Sabes usarlo? -preguntó el delantero, frunciendo el ceño.

- Mejor que tú, so garrulo. ¿Dónde está el ratón?

Villa puso los ojos en blanco.

- Es un portátil, genio. El ratón está integrado.

- Va, como si tú no hubieras hecho la misma pregunta cuando te lo regalaron con los cupones del periódico.

VIlla obvió hacer comentarios, le enseñó a usar el ratón, y se fue. Iker le advirtió de que tenía una página abierta -"...y sorprendentemente no es porno gay"-, y cuando el asturiano regresó de la cocina, lo encontró en pleno ataque de risa sobre el sofá.

- ¿Qué pasa?

- ¿Qué pasa? -logró decir el portero, entre carcajadas-. ¿El Cesc Fábreagas Soler que tienes ahí es el Cesc Fábregas Soler que tú y yo conocemos?

- Eh... sí.

- Pues mira lo que ha hecho, anda.

David le lanzó la lata de Coca-cola light que traía en la mano. La tiró con precisión, directa a la cabeza, pero olvidando que el tío que estaba sentado en su sofá era, de hecho, el mejor portero del mundo. Iker la atrapó sin dejar de reírse, y le hizo sitio frente al ordenador.

Un vistazo a la pantalla, y sintió ganas de golpear la cabeza contra la mesa.

- Coño quiere decir eso.

- No sé mucho francés, pero "J'aime la sodomie" es muy fácilmente traducible.

Sintió ganas de golpear la cabeza de FÁBREGAS contra la mesa.

- Es gilipollas.

- Mucho -corroboró Iker.

- Es retrasado mental -añadió Villa, demasiado atónito para variar su discurso.

- Bastante.

- Es un puto crío que no sabe para qué se usa el cerebro.

Iker sonrió.

- Y tú te lo estás tirando. ¿En qué te convierte eso?

Villa prefirió no pensarlo.

Lo descubrió meses más tarde. Bastantes meses más tarde. El día que un mensaje escueto y conciso apareció en el Facebook de Cesc. "Sad".

Villa no sabía mucho inglés, pero sabía traducir eso. Tampoco seguía demasiado las competiciones de ese país, pero le bastó una búsqueda rápida en Internet -y una llamada providencial al bueno de Santi, cuando no logró recordar la dirección de Google- para saber lo que había pasado. Se pasó media hora intentando retrasar al máximo el momento de coger el móvil y llamar.

- Niñato, como te hayas vuelto un puto emo voy a Inglaterra y te saco de allí a patadas -le dijo en cuanto descolgó.

Escuchó a Cesc suspirar.

- Hola, David.

- Qué hola ni qué niño muerto. Qué te pasa, a ver.

Le escuchó suspirar de nuevo. Apretó los dientes. Joder con el niñato. Lo imaginó tumbado en su cama, con una crisis adolescente y música pop de fondo.

- Nos han eliminado de la FA Cup.

- ¿Y?

- ¿Y? -repitió Cesc en tono ligeramente irritado. Increíble-. ¿Y?

- Sí, ¿y? ¿Sabes cómo vamos nosotros? Luchando por meternos en Europa y sin un puto duro. ¿Y la Champions? Ah, es cierto, si este año ni siquiera la hemos jugado. ¿La Copa del Rey? Eliminados. Con una racha épica de derrotas. ¿Quieres que siga?

Cesc se quedó unos segundos en silencio.

- No, supongo que no.

David miró al cielo. Hacía un día estupendo. Azul eléctrico, sol brillante, temperatura agradable, y pajarillos cantando de fondo.

- ¿Qué tiempo hace allí? -preguntó.

- El mismo de siempre.

- O sea, majo de cojones.

Cesc soltó una seca risa.

- Sí.

David volvió a mirar al cielo, pensó en la playa y movió la cabeza.

- No tengo entrenamiento hasta dentro de tres días. ¿Quieres que vaya?

Cesc soltó una exclamación.

- ¿Vendrías? ¿En serio?

- Eso te estoy preguntando, so atontao.

Inmediatamente el catalán recuperó su actitud habitual y empezó a atosigarle con horas de salida, aeropuertos de llegada y páginas web desde las que debía reservar ya. Villa, extraño en él, le escuchó mansamente, sin interrumpirle, mirando de vez en cuando por la ventana a la lejana playa y pensando que en pocas horas cambiaría la soledada Valencia por la gris Londres, un frío de tres pares y el calor de Cesc Fábregas en una cama con las sábanas del Barça.

Y empezaba a comprender bastante bien en qué le convertía eso.

FIN

NOS OS VAYÁIS SIN COMENTAR!!! MAÑANA MÁS!

fic, fics a la carta

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