Título: Sólo ella
Fandom: Lost
Pairing: Sayid/Nadia
Rating: Puro angst. Casi lloro escribiendolo.
Resumen: Sayid no puede creer que Nadia se haya ido para siempre y se aferra todo lo que puede a su recuerdo.
Disclaimer: No me pertenece la serie ni niguno de sus personajes.
Notas: Spoilers desde la season finale de la quinta temporada. Alto contenido lácrimogeno.
Era la primera vez que alguien le veía llorar, pero no le importaba, ni siquiera había reparado en que estaba llorando o en la gente que había alrededor. El cuerpo le temblaba y no podía retener los sollozos, se sentía tan impotente… Acariciaba con cuidado la frente de su amada Nadia mientras seguía tendido junto a ella en medio de la carretera.
Ella dijo algo que él no logró a oír, reprimiendo el pensamiento de que podía ser lo último que escuchara de sus labios se acercó más y le rogó que repitiera lo que había dicho, olvidó usar las palabras, pero eso nunca había impedido una comunicación entre ellos.
- Llévame a casa… -repitió ella en un susurro casi inaudible
Cerró los ojos y se mordió los labios reprimiendo las lágrimas, quería tranquilizarla ante todo. Alargó la mano hasta tocar la de ella y la entrelazó con la suya con fuerza, aferrandose a cada momento con ella… Pero su mano no respondió ante el gesto.
El temor se apoderó de él y, sin soltar su mano, miró su cara. Sus ojos estaban cerrados, su cabeza completamente apoyada en la grava, sus facciones tranquilas… Sintió un vacío, sintió como si quitaran todo el suelo de bajo sus pies dejándole caer de rodillas, pese a estar tendido en el suelo.
Abrazó su cuerpo, negando la idea de que ella ya no estuviera allí y la estrechó fuertemente hacía él. Apretó con más fuerza aún su mano… No podía ser, simplemente no podía ser que ella se fuera, no, ella no. Rompió en sollozos sin remedio ninguno, observando la alianza de la que era su esposa…
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Ahora sostenía en sus manos la misma alianza, tan sólo que la sangre ya había sido limpiada. Habían pasado ya unos meses desde lo ocurrido, pero no parecía que el dolor se fuera a ir alguna vez. Aún esperaba oírla entrar riendo en casa, con la cara radiante y preparada para contarle cualquier anécdota. Aún pensaba en ella cada vez que algo le sucedía y pensaba en como reaccionaría cuando se lo contara. No podía simplemente olvidarla.
Dejó el anillo en la mesilla y abrió el armario. Toda su ropa seguía ahí, intacta, tal como ella la dejó, pero su olor empezaba a desaparecer, cosa que le aterraba. Pasó la mano por la ropa, sintiendo su suave tacto y cerrando los ojos para imaginar por un segundo que ella seguía por allí. Sonrió melancólico al abrirlos y observar un vestido en concreto. Nadia siempre había sido muy humilde, de pocos lujos, por eso cuando recibieron la indemnización de Oceanic ella se negaba a cualquier cosa que considerase “un gasto innecesario”. Así cuando él se presentó con aquel regalo, el vestido, ella se deshizo en ‘tengo vestidos de sobra’, ‘no hacía falta’, ‘¿seguro que puedes permitírtelo?’… Solían discutir entre risas por aquella clase de cosas.
Suspiró y cerró las puertas del armario. Aún le quedaban cosas a las que aferrarse, aún descubría por la casa algo de ella que desconocía… Cualquier cosa que le diera otro pequeño detalle sobre su vida lo guardaba y lo apreciaba, cualquier libro que ella hubiera leído, él lo leía. Aún así no le parecía suficiente y deseaba poder preguntarle más cosas… Pero sabía que ya no podía.
Todo se veía tan insignificante y cada recuerdo se veía tan lejano desde entonces… A menudo temía olvidar qué aspecto exacto tenía, en esas ocasiones en las que su rostro se volvía un recuerdo borroso en su mente corría hasta la foto que le dio ella en la Guardia Republicana y entonces ella volvía intacta a su mente. Otras veces pensaba en alguna de sus conversaciones y se apenaba al darse cuenta de que no podía recordar las palabras exactas que ella usó, o los gestos que hacía, o en que día exacto se produjo aquella conversación y porqué… Eso le martirizaba. Procuraba no pensar en ello, pero siempre la tenía presente, sin poder evitarlo.
Se dirigió a la mesilla donde había dejado el anillo y antes de recogerlo abrió el cajón esperando encontrar algo que no hubiera visto antes, aunque ya lo había mirado cientos de veces. Cogió la agenda de teléfonos de un sencillo negro y arrastrando el dedo por las páginas dejó que estas fueran avanzando. Estaba en blanco, lo sabía de sobra ya que la había comprado hace relativamente poco pero aún así… Paró una página y retrocedió unas cuantas: era un folleto de una ONG.
Nadia era de esas personas que te cambian la vida. Cuando estaba con ella se esforzaba por ser todo lo que ella quería de él, quería mejorar para ella, para merecerla... Y cuando vió aquel folleto comprendió que aún ahora le impulsaba a hacer cosas buenas, le hacía mejor persona.
Durante estos meses Sayid había estado muy preocupado de conocer todo lo que pudiera sobre Nadia, pero, ¿quién le conocía a él realmente? Sus flaquezas, sus emociones, sus sentimientos, sus creencias, sus deseos, sus expectativas… Sólo una persona, sólo ella.
[Nota de la autora: No sé si lo recordareis pero cuando Locke va a hablar con Sayid para convencerle de que vuelva a la Isla él está trabajando en una ONG. Sólo quería ver si había quedado claro que en este fic se supone que decide ir a la ONG al encontrar el folleto :P]