Severus Snape & Albus Dumbledore
Albus Dumbledore conocía a Severus Snape desde que éste no era más que un crío antisocial, antihigiénico y oscuro de 11 añitos. Le había visto crecer, sufrir humillaciones, planear astutas venganzas, juntarse con malas compañías, ir al infierno y volver tan solo para regresar, refunfuñando pero por propia voluntad, para ejercer de espía arriesgando su vida. Tenía una tenacidad sorprendente y una mala ostia que ni te cuento. Sus ojos oscuros echaban chispas de cuando en cuando, y Albus había aprendido cuando podía ignorar esas chispas y cuando no.
Esta era una de las veces que no podía ignorarlas.
Aunque la idea era una tanto... ridícula.
Lo peor es que un montón de profesores parecían apoyarle.
Hogwarts no sería ni la mitad de divertido sin el caos robotando entre las vetustas paredes de piedra. Y, reconozcámoslo, el único motivo por el que Dumbledore había aceptado el puesto de director era porque se divertía a horrores... y porque se enteraba absolutamente de todo.
Sabedor de los percances que había sufrido en varias ocasiones el maestro de pociones, Albus le sonrió bonachonamente y le sugirió hacer un planing sobre las medidas de seguridad que proponía.
Para la siguiente reunión Severus ya lo tenía preparado, lo que congeló la sonrisa en la cara del director, quien no había esperado que se tomase en serio la sugerencia, después de todo él lo había dicho en broma.
Vaya una mierda.
Ahora no tenía más remedio que escucharle.
Medidas de seguridad por
Arel M