Título: ¿Cuánto más puede tardar un ascensor?
Banda: S.K.I.N
Género: Humor, comedia
Autora:
fuckantastic Rating: T
Pareja: Se nombra GacktxHyde. Ninguna pareja protagonista.
Capítulos: oneshot
Personajes: Gackt, Miyavi, Yoshiki, Sugizo
Advertencias: La relación que se presenta entre los personajes se plantea del siguiente modo sólo para causar gracia. Ellos, por lo contrario, tienen una muy buena relación.
Resumen: Un Gackt muy exasperado intentando quitarse de encima a un Miyavi realmente pesado, denso e hiperactivo.
“¿Cuánto más puede tardar un ascensor? Esto es insoportable” pensó, a punto de explotar, tratando de disimular su antipatía por el guitarrista de SKIN. Hasta que, claro, éste que no era tan tonto, decidió romper el (o las mil y un millones capas de) hielo.
- Discúlpame si suena muy brusco o frontal, la verdad es que no me gusta incomodar gente- comenzó, haciendo excesivos gestos con las manos que, según creía el cantante, “con esa pose de piernas se asemeja demasiado a un gato en un momento innecesario”- y no me gustaría equivocarme en esto, pero… de verdad, ¿tienes algún problema conmigo?
Gackt abrió bien los ojos. No podía creer que el muy pendejo (sí, pendejo) se creyera lo suficiente cosa como para ser tan descortés con él que jamás le había mostrado más de la punta de la hilacha en alguna ironía o chiste. Bueno, quizá éstos se tornaban excesivos, pero con esa misma excusa Yoshiki (o la gorda, como a él le gustaba llamarle) tendría que estar 10 veces más ofendido. Tantos chistes sobre calorías ya se volvían creíbles, serios.
Que sus ojos estuvieran tan abiertos no era producto de que Miyavi le hubiera dicho algo ofensivo, como cuando un amigo le pregunta a otro si tiene algún problema con él, sino del producto de algo que puede expresarse así como “sabe que no lo soporto, y cree que va a agarrarme desprevenido en ésta. Como si el mocoso pudiera acorralarme”.
Un par de segundos después de emitidas las palabras, le contestó. Pensando bien las palabras que usaría.
- ¿Problema? No, ninguno. - sus ojos poco a poco volvían a su apertura normal. Sólo su ceja derecha se resistía a abandonar aquella expresión que se perdía entre la incredulidad y el asesinato- De todos modos no pasamos tanto tiempo como para tener alguno… importante, ¿no?- dijo, midiendo el final de su respuesta, haciendo una pausa un poco prolongada en aquel suspenso. Dejando en claro que sí tenían problemas, pero que no les daba importancia.
“Me lo almuerzo. Me mira con esa cara de mosquita muerta que me dan ganas de ponerlo en su lugar. Ay, por favor, este mocoso me hace hablar como un anciano.”Ponerlo en su lugar”...“
- No, yo te decía porque siempre te ves tan… no lo sé, como “impersonal” conmigo, nunca me hablas demasiado. No me malinterpretes, no digo que tengas que prestarme excesiva atención, ¿no? Pero la verdad es que por lo general la gente se me dirige más.- otra vez los gestos “excesivos”, acompañados de una mirada un poco preocupada para la ocasión- Me pareció llamativo.
- La verdad es que te debe resultar raro que alguien no te soporte, mocoso de porquería. ¿Nunca te dijeron en Dué Le Quartz que una banda es una banda y no un rejunte de integrantes? Ah, no, claro, te fuiste demasiado rápido como para escuchar esa respuesta. No te hablo porque te crees demasiado, mi chiquito. “Aplaudieron porque los fans me aman”, por favor. Sólo eres un buen guitarrista. ¿Qué te piensas, que haciendo gestos vas a pasar a la historia? Hazte querer por lo que eres, no por lo que crees o quieres ser. Porque las máscaras no sólo se caen, sino que te las quitan.
-¿Me estás escuchando?
Claro que no le había contestado eso. Esa maldita costumbre de imaginar algún diálogo posible para descargarse y no decírselo a veces le traía problemas. Como aquel momento, por ejemplo. Sólo se había quedado mirándolo con esa mirada de Bruce Willis en Die Hard. Como cuando le había hecho la pregunta.
Y ese fue uno de los momentos en los que Gackt amó a su manager.
“Beep-beep-beep. Beep-beep-beep”. Su bíper salvador.
-¿Me disculpas un segundo?
- Claro, sí.
Miyavi seguía sin entender nada, y sin ninguna respuesta. Aunque se la figuraba, claro. “Este tipo me come vivo, y no le hice nada. Supongo que voy a tener que hablar con Yoshiki sobre esto, a lo mejor está enojado por algo que ni me di cuenta que le hice. O a lo mejor le caigo mal porque a su edad él no tuvo mi éxito. De todas formas hablaré con él”.
- Boss, ¿cómo te trata esta mañana?... Jajajaja, bien, a mí perfecto. No, cómo voy romper la dieta, no, por favor. Tostaditas, sí. Con el quesito, sí.- “Qué denso, me llama para ver qué cuerno desayuno. Lo voy a matar”.- ¿Cómo? Ah, no, dile que me llame mañana. Porque no. PORQUE NO. Pero de eso ya me había encargado, querido… Ajá, bueno. Ok, después hablo con él. ¿Qué más hay para arreglar? ¿Te llamó el gerente del Tokyo Dome?
Al joven guitarrista se le antojaba algo mafiosa esa conversación. “La verdad es que cada artista y su manager son un mundo. Suerte que yo me llevo tan bien con el mío.”, pensó.
- Bueno, bueno, dile que después lo vemos. Que después lo vemos. Eh, a ver. Después lo vemos, sí. Sí, sí, un besito, chau, chau- cualquier idiota se habría dado cuenta que le había cortado mientras hablaban. Entre un manager pesado y Miyavi… difícil decisión. Pero había elegido Miyavi. Ya faltaban pocos pisos.
- Bueno, me estabas por responder y te llamaron.
- Sí, lo siento, mi manager suele ser inoportuno- “Un genio, qué un inoportuno. Hacía tanto que no me resurgía el amor por ese chanta…”- Este… ¿en qué estábamos?, ¿qué me decías?
- Lo de los momentos incómodos, bah, lo que yo interpreto como mala onda, ¿entiendes?- “Claro que entiendo, imbécil El de las dificultades, aquí, no soy yo. Más vale que pare de asentir con la cabeza mientras habla por que lo rapo de un tirón. La verdad es que admiro la facilidad que tiene para violentarme”. Gackt cada vez se ponía más nervioso. Aunque no lo demostraba, claro.
- La verdad es que te lo estás imaginando, Miyavi. -Le sostuvo la mirada- Mocoso de porquería, ¿quién no querría esquivarte? Tanta pompa para venir a ensayar. Y Navidad es roja y blanca, no plateada. Tarado.
(Flash back.)
- Chicos, a ver, media pila, paren de mirar la heladera- insistía Yoshiki, en un intento de que no lo molesten más con sus comestibles diet, acomodándose el pelo.
- Ay, gorda, my love for you never changes~ - Gackt, imitando su gesto “al pasar” y dedicándole Say Anything, no se iba a perder esa oportunidad de husmear en su heladera. Encima de la mano de Sugizo, cabe destacar- Jajajaja, ¡todos los quesitos tienes!, ¿eh?
- Este me encanta, yo me lo compro siempre- y el otro no paraba de echarle más leña al fuego- Aunque… ojito, con éste, por más que diga diet, se te escapa el rollito. El secreto está en meter panza, obvio. O tomarte dos vasos de agua bien llenitos antes de comer, porque una vez que empiezas no lo largas.
- Ah, sí, sí, obvio. Algunos no lo necesitamos, pero bueno, todos nacimos diferentes, ¿no, Sugi-chan?- agregó el cantante, haciendo esfuerzos sobrehumanos para no reírse y arruinarlo. Sólo se limitaba a una sonrisita.
- Basta. Se terminó. Se vienen los dos hasta la mesa ya- otra vez Yoshiki y su pelo- No puede ser que él sea el más joven y el menos molesto, son terribles.
- Jajajajaja, gorda, eso fue un golpe bajo, no hacía falta que nos dijeras semejante cosa.
- ¿Semejante cosa? No creo que ser comparado conmigo sea algo tan terrible- dijo Miyavi.
- No lo dije en ese sentido. Es que estoy seguro que tienes que entenderlo: si me comparan con una persona que es un escándalo y encima no se comporta en ninguna parte o situación, y encima me llaman inmaduro… bueno, debes imaginártelo. Es decir, me refería a que 27 años no pueden compararse con 400 y algunos más, ¿no?- contestó el autoproclamado vampiro- Los tiempos de maduración, las experiencias son distintas. Con 42 tampoco se comparan, ¿no, gorda? Sugi-chan coincide- no paraba de reírse de todos. Primero, Sugizo lo miro con cara de pocos amigos. Luego no soportó la risa, y rieron juntos. En cuando a Miyavi, le importo muy poco el comentario de Gackt: lo que había dicho era cierto. Le encantaba llamar la atención y comportarse como un niño.
Se acercaron a la mesa a discutir sobre el vestuario que utilizarían para los recitales del mes próximo. Eso era la guerra. “El rojo me infla”, “con esto parecemos curas”, “los cuellos altos me ahogan”, “con esto transpiro mucho y me da asco”, “eso es grasa”, “eso es grasa”, “este me encanta”, “súper grasa”, y un gran etcétera. Nunca había un desempate de opiniones. Hasta que encontraron el conjunto adecuado.
- Chicos, elijamos por colores y listo. Después vemos cuáles trajes usamos de esos colores, sino la apuesta es muy amplia- y todos estuvieron de acuerdo con el líder.
- A mí me gusta este, negro y verde con toques plateados- opinó el cantante.
- Pero… si le agregas rojo es Navidad- acotó Miyavi entre risas. Esto no daba para más- No, no, súper grasa. Ese verde es terrible.
Yoshiki rogaba que el joven no se diera cuenta de la mirada asesina que le estaba siendo dedicada.
- Navidad. Me gustaría saber cómo decoras tu árbol navideño, Miyavi. ¿O acaso no sabías que “Navidad” es roja, verde y blanca? No plateado. En todo caso dorado- dijo esto destacando bien cada color nombrado, y la palabra “Navidad”.
- Eh… mi árbol siempre está rojo, verde y plateado- seguía sonriendo con una suerte de risa tentada- y en todo caso, no soy el único que lo decora así. Ese verde ES Navidad.
- Bueno, bueno, Navidad o no, no estamos de acuerdo. ¿Gackt, tú quieres verde?
Pero Gackt estaba concentrado imaginándose cosas demasiado grotescas para contestarle. Con la mirada perdida, pero no tan perdida. Casualmente en dirección a un guitarrista que se había levantado a servirse más agua.
- Sí… verde. Cualquier verde que no sea excesivamente llamativo. Como verde pino, por decirte algo. Me gustaría un musgo, o algo más oscuro.
- Ok, verde. ¿Sugizo?
- A mí me gusta. No me fascina, ¿eh? Pero me va bien.
- ¿Miyavi?
- Si no es navideño, yo no tengo problema. Preferiría algo que se destaque bien, porque las luces siempre son bajas.
Cómo costaba aguantarse eso todos los ensayos o reuniones.
(Fin del flash back.)
- Otra vez te quedaste mirándome sin decir nada.
- Lo siento, supongo que no tengo un buen día hoy. Iba a contestarte que en realidad te lo estás imaginando, y que no tengo ningún problema serio contigo. Solamente te me haces excesivamente escandaloso a veces, como cuando gritas tu nombre de ese modo tan particular.
- Me suenas muy irónico- contestó divertido.
- Sin embargo no me divierte cuando gritas.
- Bueno, perdón, no puedo cambiar eso. No lo pienso, sólo lo hago.
“Y, no, qué va a pensar. Está completamente consumido por quién sabe qué sin fin de cosas. Ya está, la gorda tiene razón. No me tengo que enojar con él”.
- No me gusta el silencio.
- Se nota.
- Bueno, es por eso que hablo y grito todo el día. No sabía que a alguien le molestara, realmente.
- No lo vas a cambiar de todos modos, ¿o no?- “Es un niño, Dios. ¿Para qué voy a discutir con él? Me guste o no está en S.K.I.N., y si la gorda lo llamó es porque debe tener otra vuelta de tuerca”. El cantante estaba en un dilema importante. ¿Realmente lo odiaba o sólo se le hacía extremadamente pesado?
Antes de poder generar una respuesta más o menos convincente, el silencio sobrepasó los 8 segundos de duración. Más de lo que Miyavi podía soportar. Automáticamente profirió un grito de la absoluta nada, haciendo que Gackt se sobresalga de sus pensamientos.
- MIYAVI DEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEESU~-gritó, al mismo tiempo que su acompañante, por acto reflejo, se tapó los oídos e instantáneamente le dio un golpe en la parte trasera de su cabeza.
- ¡¿Es que eres tarado?! Es un estudio, no grites. ¿Te sientes solo? Habla. Pero no grites. Hazle un favor al resto.
- Jaja, perdón. ¿Ves? Me sale solo.
Pero se produjo un silencio muy distinto a medida que su sonrisa se iba despejando. No un silencio de ascensor, o un silencio como el anterior, de tema de conversación cerrado. Uno más triste.
Lo único que le faltaba era que luego de semejante ensayo y 3 días de no ver a su pichón, se le nublara el buen humor a Miyavi y él tenga que soportarlo. Bueno, aunque era su culpa: él lo había maltratado sobremanera después de todo. Miyavi miró hacia el suelo, con los ojos llorosos. Gackt no podía creerlo. ¿Era martes 13? No, un vulgar viernes 24. No podía ser. Simplemente no podía. Abrió la boca para decir algunas palabras, pero fue interrumpido. Otra vez. Por un grito. Otra vez.
- JAJAJAJAJAJAJAJA, CASI, CASI TE AGARRO, ¿EH?
- … - silencio de ultratumba.
- Ya, ya, todo bien - empujón simpático, respondido por una mirada de rayos láser detrás de un par de lentes de sol - Uh, bueno, qué día, ¿eh? Un ogro total.
“No lo soporto más. Me bajo aquí”. Apretó el piso cuatro (estaban en el sexto), luego el de emergencia y el ascensor se detuvo. En el cuarto, claro.
- Ey, creí que ibas hasta la planta baja.
- Cambio de planes. Casi, casi te agarro, ¿eh? Imbécil.
Lástima que no traje la motosierra en el bolso, porque cortaba todo lo necesario para que quedes hecho Coyote.