Parte III
Resultados.
Si tuviera que darle un nombre a lo que siente ahora mismo, no se lo daría, porque el nombre de lo que siente no es más que una simple palabra, y no tiene porque significar nada. Ve a Keahu una vez mas, el chico esta tan entretenido besando a su novio que no ha notado que el ha entrado, cerrado la puerta y colocado la llave en la mesilla de la entrada. Es como si no existiera nada fuera del bastardo sobre el que esta, besándole apasionadamente, haciendo ruidos sexuales que calentarían a cualquiera. A cualquiera incluyéndolo a el.
Ha estado mirando por mucho tiempo, tanto, que por fin su presencia se vuelve un peso en la habitación, incomodo para los amantes que dejan de besarse momentáneamente para mirar en su dirección. Keahu con las mejillas rojas y su hermoso y redondo trasero sobre la erección de Carver. Jodido Carver, si el tuviera una opinión que dar que no fuera vulgar, le metería un puñetazo en la cara o lo atropellaría con su motocicleta y lo dejaría a un lado de la carretera.
Ahora mismo podría decir algo tonto como, “bebe, estoy en casa”, para ver como le cambian los colores a la cara de Carver y como los ojos de Keahu se tuercen. No lo hace. En cambio, se acerca, dando pisadas fuertes que deben escucharse en el piso inferior. Toma a Carver del brazo y tira de el, mandando a Keahu al suelo, no importa, resolverá eso luego, ahora lo importante es sacarlo de su vista.
Desde que lo conoce, nunca ha sentido tantas ganas de golpearlo en la cara como hoy. Tal vez porque esta mañana se ha encontrado con el novio de Tyler, cosa de lo cual se entero cuando Holland le hizo una advertencia hace unas semanas. El chico de ojos grises le había mirado y luego le había ignorado, no le había dado los buenos días y no había dicho nada. Pero cuando el iba a poner un pie fuera del ascensor la voz frívola de el de ojos grises le había detenido. Diciendo cosas que prefería no acordarse.
Por eso ahora siente la necesidad de desquitarse con el que tenga mas cerca, y no hay nada mejor que esa persona sea un Carver, si estuvieran los dos se los cargaría de igual manera, ya lidiaría con Keahu. Lo que mas le preocupa ahora mismo es no poder controlarse. No poder volver a encontrarse en ese interior de violencia apremiante que burbujea como un volcán a punto de explotar.
Arrastra a Carver unos buenos metros, no sin que el chico reaccione; pero es muy tarde, lo hace tropezar con una patada en una de sus rodillas de futbolista y lo tumba al suelo. Regresa al apartamento entonces, trabando la puerta tras el con la cadenilla y pasando la llave, antes de girarse a Keahu, que ha alcanzado a ponerse de pie.
- No quiero a esa mierda en mi apartamento de nuevo, ¿me escuchaste? ¡No lo quiero aquí! - se acerca a Kahuanui, que retrocede, pero no lo suficiente como para que el no pueda agarrarle del brazo y estamparle con la pared mas cercana, presionando su cuerpo contra el. - ¿me escuchaste? - repite a través de dientes apretados, rechinándolos, temblando de ira. - no te quiero con ese pedazo de mierda. - olvida la clase de autoridad que se debe tener con los amigos, olvida todo, porque los ojos de Keahu no le ven con miedo, tampoco le retan, mas bien tienen dolor.
Lo suelta tan pronto se da cuenta de lo que acaba de hacer, de cómo acaba de tratarle. No puede con su propia piel, la siente gorgotear, ha llegado al punto máximo de la ebullición y esta por explotar ahora de vergüenza en lugar de ira. La cobardía se apodera de el y antes de que pueda decir algo se escapa, tropezándose con Carver en el pasillo, tan furioso como el hace un rato.
Sabe que se merece cada puñetazo que le dan ese día. Tanto Daniel Sharman como Max Carver tienen todo el derecho de comérselo hoy como se les venga en gana.
- He dicho que no me dirijas la palabra.
Es la cuarta vez que repite esa frase hoy, y esta por comenzar a ponerse creativo con los insultos que tiene ganas de soltarle a su hermano, que por más advertencias que le haya dado esta ultima semana, sigue insistiendo. El mismo sabe que tendrá que claudicar, la ventaja de los hermanos es que, no como los amigos, se perdonan todo. Con los hermanos siempre existe el perdón, pero eso no quiere decir que el no tenga el derecho de hacer sufrir al hijo de puta por haberle hecho lo que le hizo a Daniel. Ok, que solo fue una salida de amigos y no hizo nada raro, pero siquiera pensar en ser infiel.
- Podrías haber terminado con el antes de buscarte a otro. - el no es tan condescendiente como Holland, el si puede reclamarle muchas cosas, porque Tyler es su hermano y un zopenco además. - no se puede ser tan estúpido, Tyler, además, me has dejado solo mientras tu ibas por ahí a jugar con el amigo de Holland. - niega con la cabeza, el silencio ahora lo exaspera. Que no diga es peor a que diga algo.
Cuando se han encontrado en la cafetería ha pasado de largo, pero inevitablemente, no le ha durado mucho el enfado y las ganas de ignorarle. Si hubiera tenido que seguir haciéndose el duro aun estaría al final de la fila para comer y no allí, sirviéndose macarrones con queso cheddar, salchichas ahumadas y muchas papas fritas. Es neoyorkino, nació con papas fritas en la boca.
Tyler solo rueda los ojos a cada cosa que dice, la pelea con Daniel ha sido mas bien vaga, una conversación de un lado, luego un par de besos, y luego de un par de noches fuera, Daniel regreso a dormir con el, abrazándolo fuerte en la cama, a veces piensa que no quiere que salga de ella nunca, y se lo ha permitido solo porque desde la pelea se le ha visto decaído. No han mencionado a Colton ni en sueños, pero es obvio que Daniel ya sabe, bien sea por Holland que le ha dicho o por alguien más.
Lo que si le cuesta creer es que Dylan sea el hueso mas duro de roer, mucho mas siendo su hermano tan liberal con el y sus decisiones, siempre dejándole hacer porque confía en el.
- No voy a romper con Dani, le amo. - lo dice claro, tal y como lo siente, aunque sabe que eso debería decírselo a Dani en lugar de a Dylan, pero ya hará eso mas tarde.
- Buena forma de demostrárselo, coqueteando con Haynes, si hasta a mi me manoseo el día que nos conocimos, no es un chico de fiar.
- ¿Y desde cuando eres una puta santa? - se burla Tyler, sabiendo que la mejor manera de que su hermano ya no este enfadado con el es chincharlo donde sabe que le hará chillar como un cerdo.
- ¡Hazlo! ¡Búrlate lo que quieras, no caeré! - le exclama, sacándole la lengua como si tuviera cuatro y no veintiuno. Es adorable, y sabe que esta cediendo, ya que no hubiese hecho ese gesto tan infantil si siguiera enfadado.
El infortunio del día se presenta cuando Carver y Carver, hacen el trabajo respectivo de empujarles y hacer que la bandeja de Dylan por poco se vaya al suelo; sus odiosos primos políticos parecen no soportar a su hermano, y el estaría mas que encantado de enzarzarse en una pelea con ellos. Pero no cuenta con el apoyo de Daniel, y sabe que Dylan no hará nada mientras viva con su tía.
- Vean por donde van, zoquetes. - sisean ambos al mismo tiempo. Como si fuera adorable ver a las bestias hacer eso; aunque una voz dulce tras ellos los interrumpen de lo que sea que fueran a decir.
Detrás se encuentra Tyler Hoechlin.
- Dylan, me alegra encontrarte aquí… - lo dice con una sonrisa, y parece que solo eso basta para que los Carver huyan aterrorizados de allí, sin decir nada mas, solo marchándose lo mas silencioso posible. Dylan también parece haberse olvidado de lo que iba a decirles a sus primos, porque sus ojos se llenan de ilusión cuando ve a Tyler Hoechlin allí de pie frente a ellos, sonriendo como un tonto.
- Hey, a mi también. Entra en la fila. - Dylan lo toma del brazo con familiaridad y lo coloca frente a el, dándole una mirada amenazante al chico de al frente que le mira con desdén. - sírvete lo que quieras. - sonríe.
Ambos esperan a que Hoechlin acabe la selección de su comida, y luego se marchan a buscar una mesa libre; la consiguen lejos de la entrada, en una esquina que da al patio, afuera llueve, desde hace unos días que pasa que el clima se vuelve loco. Se sientan estremeciéndose con la brisa fría que se cuela por las puertas abiertas; podrían ir y cerrarlas, pero con la cantidad de gente que entra y sale es imposible que todos recuerden mantenerla cerrada.
Al rato Holland y Colton se les unen, junto con uno de los aprendices de Holland, una chica rubia joven de aspecto extrovertido; se la presentan como Gage, y Holland habla sin parar de sus responsabilidades sentándose al lado de Hoechlin con la rubia a su lado, mientras que Colton se sienta al lado de Posey, sonriéndole suavemente. Holland y Dylan los miran disimuladamente, casi temiendo que en cualquier momento Tyler pierda el control y se lance contra el a besarlo o al contrario. No es una buena vista, y hasta Hoechlin puede sentir que algo esta pasando allí entre esos dos.
Diez minutos después, cuando Dylan no creía que su día pudiera empeorar con estos dos a su lado. Empeora de verdad. Daniel llega a la mesa con su bandeja de comida, y sus ojos que antes se mostraban tranquilos, ahora se enturbian con el enfado que siente al ver como Colton ha puesto un brazo sobre el respaldar de la silla de Tyler, es como si sus advertencias no hubieran funcionado para nada, y hubieran sido una perdida de tiempo y saliva.
No queda ningún asiento libre, son seis sillas, seis asientos, y todos están ocupados. Lo mas lógico es que Tyler se ponga de pie y se cambie a la mesa de al lado, pero por alguna razón que solo tendrá sentido en el nido de pájaros que tiene por cabeza, Posey ve de un lado a otro.
- ¿Por qué no traes una silla, cariño? Deja la bandeja allí… - señala un espacio en la mesa que esta vacio, libre para que Daniel deje la bandeja.
Dylan deja de comer, y por poco escupe lo que tiene dentro de la boca para decirle lo zopenco que es a Tyler; pensando que algunas veces se pasa de tonto con las babosadas que dice. Y no es nada bonito ver como la mandíbula gruesa de Daniel se tensa y este se da la vuelta, dejando la bandeja sobre una mesa libre y marchándose fuera del comedor.
Como dijo, no es bonito, por lo que el mismo tira el tenedor en el plato y se pone de pie, tomando su mochila del suelo y subiéndosela al hombro. El tenedor ha rebotado en el plato y se ha caído al suelo; poco importa cuando esta preocupado en asesinar a su hermanastro con la mirada, comunicándole lo asqueado que le hace sentir con una mirada. Diciéndole “hasta aquí llegue”, y rogando porque en esa cabeza embotada el mensaje llegue alto y claro.
- Se me quito el apetito.
No es el único que se levanta de la mesa, Hoechlin y Roden lo hacen casi al mismo tiempo, y Gage, confundida, se marcha con ellos, también recogiendo sus cosas y apresurándose a buscar una mesa libre para comer con Roden. Si algún día Hoechlin va a ver al chico enfadado es hoy, pero antes de que pueda alcanzarlo y confirmar sus sospechas sobre lo que ha pasado, ya Dylan ha desaparecido en la multitud.
Encuentra a Daniel en la biblioteca ese mismo día en la tarde, antes de que tenga que reunirse con Hoechlin para estudiar para el siguiente parcial. Esta estudiando solo, tratando de distraer su mente de lo que ha pasado al mediodía. El solo viene a dejar unos libros y piensa en marcharse, pero verlo allí, sentado solo y olvidado en una esquina, sin su grupo de estudio habitual, es lo que acaba por convencerle de que si, el va a ser quien tenga que consolarle.
Es increíble como pese a lo popular que es, Daniel no es más que otro Tyler Hoechlin, pero sin el aspecto de un demonio, más bien, con todas las características de un ángel. Sus facciones siempre le han parecido atractivas, sus ojos claros y fáciles de leer. Su desdén con las personas y el cariño que le demuestra al tonto de su hermano. Rodeado de personas y a la vez un chico solitario, no por elección, sino porque así lo quieren quienes le rodean.
Si Tyler tuviera cabeza para procesar eso, se daría cuenta de lo mucho que el cambio la vida de Daniel. Tal vez si lo haya notado, pero no lo haya apreciado como debía. Cuando ve a Daniel sentado allí solo, estudiando, sabe que esta haciendo lo mismo que hace el cuando no se siente bien, refugiándose en algo que mantiene su mente ocupada para poder encontrarle la solución cuando todo este mas calmado y sea mas claro.
- Lamento lo que hizo mi hermano. - lo dice de repente, le brota del corazón, delatando su presencia al chico que le mira por encima de gafas gruesas de estudio, por un momento sus ojos se encuentran con los grises, hasta que estos se desvían a las anotaciones que debe llevar mucho tiempo haciendo.
- No es tu culpa.
- Lo se, es su culpa por ser un cabeza caliente; siempre esta cuestionándose todo… - se sienta frente a Daniel, colocando sus manos en la mesa y sosteniéndose el rostro entre ellas. - lo que te hizo no estuvo bien, pero ese chico lo vuelve loco… no se que le pasa cuando esta con el, si es su magnetismo o algo… es tonto que se comporte así cuando minutos antes me decía lo mucho que te amaba.
- También fue mi culpa, sobre reaccione.
- No, Daniel, eso no es verdad. ¡Yo también me hubiera enfadado! - exclama.
- Shhhh. - ambos sonríen, la bibliotecaria no perdona nada en los días en los que esta lleno el sitio.
- Lo siento. - se disculpan al mismo tiempo.
Después de unos minutos, Daniel deja el lápiz a un lado y se estira en su silla, sus huesos crujiendo.
- No debí reaccionar así, Dylan. El no hizo nada malo, y como dices, el me ama, nada puede pasar entre ellos mientras el me siga amando; verlos juntos… me da celos, muchos celos, pero eso es normal, ¿sabes? Cuando amas a alguien sentir celos es muy normal… mas normal de los que crees, pero Ty nunca me había dado celos así, y se que lo merezco… joder, lo merezco. - Daniel esta centrado, puede verlo, se le nota melancólico, pero esta muy centrado en lo que dice y en como lo piensa, y eso le alegra, porque no le gustaría verle sufriendo, a el ni a su hermano. - … no le he prestado la atención debida desde que me uní al grupo de estudio avanzado.
- Si, pero darte celos así… es casi como si te engañara. No es justo.
- Nunca es justo, Dylan. - es bonito que le llame por su nombre de esa forma, nunca se lo ha escuchado pronunciar así. - el amor no es justo, y espero que incluso eso no te desanime en la tarea que te has encomendado con Hoechlin. Puedo asegurarte que sin conocerlo se que es una buena persona.
Eso le hace sonreír, hace unos días apenas Tyler le estaba diciendo que pocas personas lo veían como de verdad era, y aparentemente Daniel se contaba entre ellas. Aunque si lo pensaba bien, era más que obvio, las personas iguales se comprendían, ¿cierto?
- Ustedes son muy parecidos el uno al otro. - lo dice sin querer, le sale solo como siempre, pero le alegra haberlo dicho, porque ha sacado una sonrisa en Daniel, compasiva, pero hermosa y eso lo satisface.
- Gracias por venir a verme.
- Oh, debía hacerlo.
La conversación con Daniel le ha animado de tal manera en que sin quererlo llega al café Louvre con una sonrisa de oreja a oreja; asombrando a Tyler de que haya logrado llegar después del fiasco de almuerzo que han tenido. Y mas que lo haya hecho en ese estado de felicidad, Dylan le abraza por un rato, simplemente se pega a su pecho y se queda allí, y el no tiene mas remedio que devolver el abrazo, confortándolo. Es algo que pensó que nunca podría experimentar, esa calidez con un chico.
Dylan se separa y le sonríe.
- Pongámonos a trabajar. - dice emocionado, porque hoy será una de sus ultimas clases, y tiene planeado obligar a Tyler a que le enseñe varios de sus proyectos, esos que siempre lleva guardados en sus porta planos, escondidos como si alguien quisiera robarlos; nadie nunca lo ha hecho antes, y el se muere por verlos.
La clase es divertida, Dylan esta de buen humor. Con lo que le ha dicho Daniel, ha decidido que va a arriesgarlo todo con Tyler, sin importarle que dos meses de conocerse sea suficiente o no para confesarse con el, para decirle al mundo que lo ama, que se ha enamorado como un tonto de la luz que desprende Hoechlin, que le considera un ángel y una persona muy especial. Se obsesiona con decírselo todo el tiempo, con vivir con el en su apartamento, con ideas locas de cómo será su vida después de la universidad.
Fantasea toda la tarde mientras estudian, la estadística una materia mas ahora, fácil de entender con los consejos de un experto; escuchan a Jeremy Fisher toda la tarde, por lo que el animo de los dos cuando el sol cae y la oscuridad se apodera de las calles del campus esta por los cielos, riéndose de cosas que no tienen sentido. Dylan sintiéndose en una nube de la que no quiere caerse nunca.
El invierno llegara pronto y se acabaran las tardes de sol intermitente. Ithaca se cubrirá de nieve y Dylan volverá a Nueva York, y es ahora, mientras le corrige una medición del plano a Tyler, sorprendiendo al mayor, cuando el valor se le sube a la garganta y las palabras se le salen de repente.
- Me gustas, Tyler.
De inmediato tiene los ojos de Hoechlin en su rostro, su expresión asombrada. Y lo sabe, que va a joder lo que tienen ahora y no le importa, porque su madre siempre le dijo que el que no arriesga no gana, y el quiere arriesgar todo por ese hombre. Sin importar si el corazón se le rompe.
Le besa, tomándole de las mejillas. No es como piensa, no es el quien se impulsa adelante a besar a Tyler, es mas bien algo conjunto, Tyler se adelanta y sus labios se conectan en un hermoso beso, un beso lento, un roce de labios calientes, deseosos de amor. Ninguno se atreve a profundizarlos, olvidándose donde están, sin ver como Holland los ve con el rostro apoyado en una mano, en la barra Jill también los ve, mientras toma cocoa caliente.
Mentiría si dijera que no sintió ganas de llorar cuando finalmente se separaron, el momento eterno llegando a su fin. Todo lo que exploto dentro de el cuando se estaba besando con el que había considerado como el chico de sus sueños luego de aquella tan lejana primera clase, de aquella primera impresión que se había llevado de esos ojos claros y de esa voz dulce. No sabe que decirle a Tyler, que no parece enfadado, mas bien satisfecho.
- ¿Quieres venir a mi apartamento? - Dylan se sonroja con la proposición que el mismísimo Tyler le hace. - quiero decir, no en ese sentido… es que… aquí esta muy… hay muchas personas. Esta muy lleno.
Asiente como un bobo, con la boca entreabierta, apenas y creyendo que ha besado a Tyler Hoechlin. No le importa que este le acaricie y le desordene el cabello con su mano como si tuviera doce, se siente en el cielo, y su nube no hace más que subir y subir.
Posey se consigue con Keahu en la entrada del edificio. Este solo le mira, y ni siquiera le saluda, pasa a su lado como si no existiera, ignorando su presencia, y pensar que cuando se conocieron había sido mas educado con de lo que Colton podría haber sido. Parecía un chico bastante genial, pero esa frialdad con la que lo trato, ¿Qué había hecho mal? ¿Es que ahora todo el mundo estaba del lado de Daniel?
Suspira, esta enfadado. Por eso cuando llega la lobby y ve quien esta de pie frente a las puertas del ascensor. Quiere devolverse, sentarse bajo la lluvia de la que ha huido y que ahora cae en pequeñas gotas afueras.
Esta no es la manera en la que quiere ver a Colton de nuevo, sabiendo que tendrá que meterse con el en el ascensor, en un espacio reducido donde tendrá que oler su aroma a hombre, ese que esta seguro es el que le manipula a hacer lo que ha hecho esta tarde. Sabe que es definitivo que el y Daniel rompan hoy, que su relación se acabe por su tontería, que nada de lo que diga será capaz de sanar la herida que ha abierto.
No hay nada que le ponga mas furioso que saber que tanto temer que le rompieran el corazón no sirvió para nada, porque el mismo acabo rompiéndoselo. Quebrándose a la mitad con el descaro de su estupidez, esa que con el tiempo se vuelve intolerable. Dylan no le habla por mas que lo intente, y no es un juego, no mas, ahora va en serio la cosa y el no tiene mas remedio que si, subir al ascensor con Colton.
Haynes le ve cuando ya se ha acercado, el saludo es algo tenso por su parte y la del rubio también, cosa que comprende. Ambos aun están sin palabras por lo que paso en el comedor, todos sus amigos los dejaron solos, y por la expresión que tiene ahora Colton, sabe que Keahu también peleo con el.
- Parece que todo esta furioso con nosotros. - lo dice sin maldad, viendo como el de ojos verdes sonríe de lado, asintiendo a su afirmación. - no es como si hubiéramos hecho nada… no hicimos nada.
- Si, bueno, tú no hiciste nada. Yo lo hice todo. - Colton reconoce la culpa como su segunda mitad, cuando Keahu le dijo que no quería verle más hace unos minutos, supo que había tocado fondo. Que había llegado demasiado lejos por ser un egoísta que quería tenerlo todo al mismo tiempo, solo cuando vio el enfado en los ojos de Keahu supo que debía muchas disculpas; puede que el mundo ahora aceptara toda clase de idiotas, pero coquetear con un chico que ya estaba tomado, y que además llevaban dos años juntos.
Todo eso se lo había dejado claro Holland cuando le había dicho que debía aprender a mantener las manos alejadas de lo que no le pertenecía y meterse donde le convenía, porque estaba no solo arruinando una relación, sino tres amistades. No entendió lo que decía hasta que le toco enfrentarse con Keahu, con esa expresión en su rostro. Si bien era cierto que el chico había terminado con Max Carver aun después de su violenta reacción, parecía molesto por otra cosa que el no llegaba a atrapar.
Lo averiguaría esa noche, tendría que hacerlo. No podía darse el riesgo de perder a Keahu también, ya estaba seguro de que había arruinado a Tyler y que este no quería verle ni en pintura, pero el chico también parecía bastante abatido por lo sucedido en el comedor y como se habían quedado solos.
- Creo que… todo lo que quería es que Daniel me prestara atención.
Lo susurra con suavidad, porque no se atreve a decirlo mas alto, no con Colton a su lado, viéndole tan intensamente. Es la verdad, le ha venido de la nada, como si un momento el pensamiento estuviera allí, escondido en su inconsciencia y al segundo siguiente estuviera fuera de su boca y todo tuviera sentido. Quería poner celoso a Daniel y acabo destrozando su relación. Solo por pasar un buen rato con Colton.
También puede que Daniel se hubiera pasado de exagerado, porque el tenia derecho a tener amigos también, a salir y divertirse, pero ellos nunca habían hecho las cosas así, nunca habían puesto limites o hablado de que cosas como estas podían pasar, tal vez porque constantemente eran el y Daniel y Dylan y otras chicas que le pellizcaban las mejillas y le llamaban “cachorrito” aunque el estuviera presente. Daniel y el habían caído en ese ciclo de rutina que el por una vez en su vida había querido acabar, y lo había hecho tan mal.
Todo se habría solucionado si le hubiera presentado a Colton, y se le hubiera puesto limites al rubio; nada habría pasado si Daniel hubiera sabido a donde había ido esa noche y que regresaría tarde, y tal vez si no hubiera tenido ese ataque de pánico cuando le vio entrar en la habitación aquel día, hubieran podido superar todo esto.
Cuando están dentro del ascensor, el silencio se hace pesado. Colton no puede resistirse, se gira, toma a Tyler Posey de los hombros y lo apoya suavemente contra la pared de vidrio, sus ojos se encuentran, le encantan esos ojos color miel que posee Tyler. Se pierde en ellos, y en como el cuerpo bajo sus manos se relaja. ¿Es esta una señal de que puede hacer algo de lo que claramente se arrepentirá?
Si, probablemente.
Cuando junta sus labios, siente una explosión de pasión inmediata, algo le estalla en el paladar cuando la lengua tímida de Tyler le toca, siente que va a derretirse en sus labios que quiere comerle entero, y Tyler se deja, se deja besar y el solo aprovecha la oportunidad de sentirlo, de tocar ese cuerpo. Pone sus manos inmediato en el juego; comienza por su cintura, y busca la abertura de la camisa para meterle las manos por debajo de esta y tocar esa tierna piel.
No espera que Tyler forcejee con el, que se resista a su juego de seducción que es lo único que le esta haciendo sentir bien el día de hoy. El sabe que Tyler quiere esto, y va a dárselo aunque quiera fingir que se resiste.
Si no esperaba que Tyler forcejeara, tampoco esperaba que alguien tirara de su camisa y lo apartara con un empujón, haciéndole caer sobre su trasero con un sonoro golpe. Escucha que Tyler esta sollozando, y dele hasta mirar hacia arriba porque se ha golpeado la cabeza, lo primero que ve es como Tyler se ha metido en otro par de brazos, lo segundo es la mirada gélida de un par de ojos grises.
- Aléjate de el, la próxima vez que lo toque te romperé la cara de niño bonito americano que tienes, basura. - sisea, la mandíbula le tiembla cuando lo dice, y Colton sabe que ahora si que la ha jodido.
- No quería que esto pasara… no quería que nada de esto pasara… - susurro, aun apoyado en el pecho de Daniel, estaban en la habitación. El ascensor se había detenido a tiempo en el piso de ambos, por cosas del destino, Daniel había venido a buscar sus libros para ir a estudiar con su grupo y se había encontrado con la grotesca escena de Colton forzándole. - no se porque estas cosas me pasan a mi… soy un tonto. - ¿Qué había hecho para provocar a Colton Haynes a que hiciera algo así?
En serio, comenzaba a pensar que la mala suerte de Dylan se le había pegado y porque es que este ahora estaba teniendo suerte con Hoechlin mientras el estaba allí, enrollando debajo de las sabanas, sin sus zapatos, aprisionando a Daniel, queriendo que se quedara con el por el resto del día. Dani había estado callado, simplemente confortándole como antes, tocando su espalda y su cabello, el esta sobre las sabanas, aun vestido. Le ha traído te con miel y un pudin, o lo que Daniel llama pudin pero en realidad es una pequeña tarta de fresas.
Comió en silencio, como si estuviera enfermo en lugar de deprimido; apreciando el novio atento que tenia. Una hora después, aun despierto, dio su primer estornudo, y se estremeció.
- Vas a enfermarte. Te hare otro te cuando despiertes… ahora duerme, lo necesitas. - Tyler se niega a dormir, no quiere despertar y que Daniel no este allí, que sus cosas no estén donde usualmente están, que estén solos. - estaré aquí, Tyler, ya cancele con mi grupo de todas formas, por toda esta semana. - lo dice como si leyera sus pensamientos, y le acaricia con los dedos debajo de la oreja. - podemos irnos a donde quieras, mis clases no son tan importantes. No mas que tu.
La nariz se le hace agua de nuevo, pero no quiere llorar, le duelen los ojos de haberlo hecho por dos horas seguidas.
- Dani…
- ¿Si?
- Te amo, Dani.
- Te amo también, Ty. No vuelvas a hacerme esto, si quieres mi atención, pídemela. - con dos dedos bajo su barbilla, Daniel le pide silenciosamente que le mire a la cara, y Posey lo hace, el contorno de sus ojos enrojecido e irritado. - no vuelvas a hacerlo, ¿si? Ese chico pudo haber ido lejos…
- Gracias por haberlo detenido. - Tyler se sienta en la cama, cruzando sus piernas por debajo de la sabana al sentarse estilo indio. - no se que haría sin ti, Dani.
- Tendrías un zoquete por novio. - responde, viéndole desde la cama con una sonrisa.
- Si, bueno, tengo uno que es medio…
- ¡Oh no! No termines esa frase… - le amenaza con un dedo, que después le encaja en las cosquillas y le tiene riendo antes de que siquiera tenga tiempo de hacerle verdaderas cosquillas. Se sube sobre el, uniendo ss cuerpos, con las caderas sobre las de Tyler, cubriéndolo entero, y le besa, le besa, mientras Tyler aun esta riendo a borbotones, feliz de tenerlo en sus brazos de nuevo.
Colton Haynes nació en una buena familia católica, dios sabe que tuvo buena vida y que siempre le dieron lo que quería, por eso cuando el rechazo de Tyler Posey comenzó, se sintió impotente y con todas las ganas de imponerse en el. Sabia que iba a sobrepasarse con el chico, y eso lo pone nervioso; le da miedo que pueda volver a intentarlo, le asusta. Como puede, se pone de pie de donde Daniel Sharman le ha dejado tirado.
Sabe que pudo haber sido una buena golpiza, pero Daniel lo perdono porque prefirió ocuparse de Posey a meterse con el, quedo como el imbécil mas patético de la historia, y que además se ha quedado solo. Esta vez para siempre. El apartamento esta solo, y el solo se sienta en el sofá, y espera hasta que le caiga todo encima.
Cuando se han hecho las ocho de la noche, Keahu aun no ha regresa, y le parece de lo mas genial que no lo haga; para disfrutar de su soledad se ha puesto a estudiar, dibujar el plano para el profesor Cathlon, quien es el mejor arquitecto de la facultad. Necesita reconstruir las torres del Wolrd Trade Center, hacerle cimientos duraderos, elegir los materiales que se usaran en su plano, pero por ahora solo se centra en diseñar el edificio en base a las imágenes que el profesor le ha dado para que usen.
Así le encuentra el que hasta entonces había sido su mejor amigo.
- Bonito. - dice a través de dientes muy apretados, esta mucho mas enfadado que cuando le ha visto mas temprano, no se ve para nada diferente, y es difícil mirara a Keahu a la cara y ver su enfado cuando usualmente es una persona bastante centrada, dueño de sus emociones, ahora sin embargo, gracias a el, Keahu pasa las veinticuatro horas del día enfadado.
- Lo soy. - replico, sin saber que decir al respecto. ¿Qué era bonito?
- Eres un descarado y un sinvergüenza, Colton, pensé que para esta hora ya te habrías ido del edificio, ¿acaso no te has enterado que no te quiero aquí? - con que eso es lo que quería, eso explicaría su tardanza.
Con un suspiro, Haynes se pone de pie, dejando el lápiz sobre la mesa.
- ¿es eso lo que quieres? ¿Que me vaya? ¿Qué? ¿Quieres dejar entrar en tu vida de nuevo a Carver? ¿Es eso? - se merece el puñetazo y cada muela cuarteada que le deja.
- ¡eres un imbécil! - Keahu lo grita con toda la fuerza de sus pulmones. - ¡eres un maldito imbécil, Colton! ¿Por qué tenias que arruinar todo de esa forma? ¡Te amaba! Y tú… ¡tú destruiste eso! ¡Pisoteaste no solo mis sentimientos, sino los de Max, los de ese niño y los de Sharman! ¿Cómo pudiste? ¿Qué pudieron haberte hecho esos dos? ¿¡Que te hicieron!? - hay lagrimas de rabia en su rostro, Kahuanui nunca ha estado mas furioso en su vida que en este momento, a sus veintitrés años, mirando a la cara descompuesta de su amigo, su mejor amigo, por dios. - ¿Cómo me hiciste esto a mi, Col? A mi… - se frota el rostro con las manos, una y otra vez, tratando de quitarse la molestia.
- K…
- No, no me digas nada, entiende que no quiero saber nada de ti… esta, esta es la razón por la que te quedaras solo, Colton, sin nadie, ¿entiendes eso? Tu mayor miedo se ha cumplido y aparentemente tu gran deseo también. - sentencia, dándose la vuelta para marcharse. - si tu no te vas, yo me iré.
Una vez más, a Colton le da por actuar como un animal, solo que esta vez, es correspondido con cada acto violento que perpetra al cuerpo de Keahu. Comienza tomándole de la mano y tirando de el hasta que le tiene presionado a su cuerpo, están conectados en todos los puntos perfectos para frotarse como adolescentes, pero en lugar de hacerlo, buscan la boca del otro. El beso no es nada bonito, es más un juego de saliva que se derrama y lenguas que se pelean por el dominio del otro. Keahu es un gran contendiente, no se amínala con nada, le sigue el ritmo a la perfección, besándole mientras le encaja sus uñas recortadas en sus bíceps desnudos, le muerde cuando el beso se vuelve asfixiante y restriega toda su entrepierna contra la suya.
No quiere sexo de despedida, y le alegra saber que no es así cuando es Keahu quien mete las manos en su ropa interior, tomando su miembro erecto entre sus dedos y amasando el mástil, suave en la base y apretado en la punta, si que sabe como jugar con su polla, sus dedos hormigueando sobre la cabeza de esta para sacar mas liquido seminal de ella y así lubricar la mano que comienza a masturbarle a un ritmo constante, sacando jadeos que mueren en entre los labios de Kahuanui.
Es un chico grande allí abajo, y sabe que a Keahu le gusta eso por la forma en la que gime cuando, furioso con las ropas, se desprende de su camisa y de su jean, bajando este y el bóxer al mismo tiempo. Su polla salta cuando esta descubierto, erecta en su totalidad, no puede crecer más que eso y eso parece fascinar al chico que hace segundos quería molerlo a golpes.
Los labios de Keahu no son ni remotamente dulces cuando cae de rodillas frente a el, sus ojos oscuros viéndole acusadoramente antes de cerrarlos para degustar el sabor de su miembro, una larga lamida desde sus redondos testículos hasta el glande rosado y luego, todo hacia abajo. Por más que busca sostenerse, sus manos acaban en los hombros de Kahuanui, apretando cuando siente como la nariz de Keahu se enteraría en su suave vello publico.
Mas de una maldición sale de sus labios cuando este comienza a succionar, dejando que la saliva baje por su mástil cuando llega a la punta y luego volviéndoselo a tragar. No hay duda que por esto es que su amigo es tan famoso en las fiestas, ni siquiera le importa ya que los demás hayan disfrutado esto antes que el, ahora si que sabe a lo que va a aferrarse de ahora en adelante. Es un sucio pensamiento darse cuenta de que si que puedes estar un poco enamorado de tu mejor amigo también cuando este te esta comiendo la polla como si fuera la ultima en la tierra y el debiera venerarla.
Cuando esta por explotar, toma la cabeza de Keahu y comienza follarsela, escuchando el sonido, y mejor aun, sintiendo, como la garganta de Keahu se abre para tomarle todo de forma eficaz, la saliva se desborda por su moreno rostro, y es lo mejor que le ha pasado, porque sus ojos le miran directamente, nublados del placer que le provoca.
Bruscamente, se da cuenta de que una mamada no es suficiente, de que quiere más. El siempre quiere mas, es un egoísta bastardo y lo sabe, pero querer mas de Keahu y no tomarlo eso si que debe ser un pecado. Aunque, eso no le impide no pedir permiso para hacerlo; reuniendo toda la fuerza de voluntad que posee, se detiene, dando dos pasos hacia atrás, dejando a Keahu con su boca usada y entreabierta, probablemente creyendo que todo lo que el quiere es correrse en su rostro.
Colton le toma de los brazos y lo levanta, colocándolo en pocos segundos sobre la encimera de la cocina; teniéndole desnudo como dios lo trajo al mundo en mucho menos tiempo. No pierde tiempo, pega sus labios a toda esa piel morena, mordisquea sus oscuros pezones, pellizca sus caderas y mas importante, sus glúteos, le muerde los muslos y se guía con su lengua a su entrada, succionando sobre el diminuto agujero, acción que tiene a Keahu sollozando mientras se masturba con desesperación.
- Por favor, Colton… por favor… - esta suplicando y eso es bueno, pero sorprendente, como el hecho de que Keahu no sea el santo que espero que fuera. Ni siquiera deja que Colton le prepare, el mismo lo hace, se chupa los dedos y los mete en ese estrecho culo follandose con rapidez para conseguir una preparación patética pero lo suficiente efectiva como para que el pueda meterse de una estocada y solo se produzca un escozor que le tiene rodando los ojos.
Keahu no tarda en sostenerse de sus hombros cuando sus caderas comienzan a moverse, lo apretado que esta es casi ridículo. La respuesta esta en lo que le susurra al oído, muy bajito, casi con rabia al tiempo que le rasguña la espalda, recibiendo la follada de su vida.
- Solo Max, solo Max y después tu… nadie mas… - dice muchas cosas mas, dice que no merece darle esto, que no merece haberse reservado para el solamente, que es un cabrón, que cuando esto acabe se ira; dice un montón de cosas de las que Colton no se acordara nunca porque estará demasiado concentrado en recordar la sensación de ese agarre de terciopelo sobre su pene por toda la vida si pierde a Keahu hoy.
No sabrá eso hasta que termine, hasta que se corra en su interior y recuerde que no han usado condones. No quiere que acabe, quiere que sus caderas sigan golpeando esos firmes glúteos y que las manos de Keahu sigan intentado hacerle daño y, por el contrario, le causen mas de ese placer sucio; quiere seguir rozándole la próstata y sacarle griticos asombrados, además de, por supuesto, sentir como se estrecha su esfínter. Quiere morirse de placer con ese cuerpo y que Keahu se quede.
Para cuando han terminado, Colton esta sentado en sofá, Keahu sobre el, abrazado a sus hombros y respirando agitadamente. El semen que ha depositado en el baja por sus muslos y gotea en los de Colton, aun tiene la polla acunada en los firmes glúteos, y aunque esta rodeado de piel tibia, no se siente igual a estar dentro de su mejor amigo.
Ama los suspiros que salen de la boca del moreno por la forma en la que esta acariciando su espalda y su trasero y su cuello. Se siente mejor de lo que esperaba una vez han terminado, Keahu finalmente ha cerrado su boca, satisfecho con haberse quitado muchos pesos de encima y ahora se deja mimar, como un gato después de una pelea. Se vuelve dócil.
- Keahu… lo siento. - sabe que tiene que decirlo, que tendrá que decirlo por el resto de sus días hasta que este le perdone. - por favor, quédate y déjame quedarme.
- ¿Por qué, Colt? ¿Por qué debería hacerlo?
- Creo que estoy enamorado de ti. - le sale mas fácil de lo que pensaba, pero eso no impide que Keahu le de un coscorrón bien fuerte.
- Vuelve a decir eso.
- Uh… ¿vas a pegar…? ¡Ok, ok, lo digo! Estoy enamorado de ti. - lo repite, sonriendo.
La sonrisa le vale la recompensa en forma de beso tierno que Keahu deja sobre sus labios.
- Estarás bajo vigilancia las veinticuatro horas del día hasta que acabe el semestre, ¿entendiste?
- Lo que digas, lo hare.
Esta mas que encantado en tomo lo poco que le dan, que termina siendo mucho, porque tan pronto Keahu comienza a besarle de nuevo, el comienza a ponerse duro, su polla sola buscando de nuevo ese cálido interior y encontrándolo con facilidad esta vez gracias a la ayuda nuevamente de Keahu, que la toma entre sus dedos y la desliza dentro, quedándose sentado sobre las piernas de Colton que le mira, alucinado por lo hermoso que es Kahuanui cuando le ofrece este espectáculo que si que esta seguro que no se lo merece.
Cuando llegan a la cama por fin, están demasiado agotados para darse un baño, algo de lo que se arrepentirán en la mañana; Colton espera que sea lo único de lo que se arrepienta.
Holland esta sentada en el comedor, repasando las notas de los alumnos que todos los profesores le han dejado para que las suba al sistema de notas electrónico, todo entre ella y Gage y Crystal, es casi un abuso de autoridad que tenga que hacer esto. Pero no puede decir mucho, además, le gusta burlarse de aquellos que no pasan con la nota que tanto les gusta jactarse que tiene. Lo mejor de ver esa tarde, es la nota de Dylan, el idiota ha pasado con una nota perdonable, pero ha pasado y no tendrá que volver a ver esa materia.
Piensa que valió la pena todo lo que tuvo que pasar, y que Tyler es un idiota por aun después de un mes, no haberle dejado claro al pobre chico si quiere o no una relación con el. Ella, una observadora nata, piensa que se la dará, nunca ha visto a Hoechlin mirar a nadie con tal cariño en los ojos, ni siquiera a la misma Jill. No, ella sabe que Dylan es especial.
En cuanto a los otros, le alegra ver que ahora los amigos de Daniel tratan demasiado bien a Tyler, y que Colton se ha mudado a su vieja residencia con Keahu, es bueno ver que por fin el cabeza de chorlito ha resuelto sus diferencias con el moreno y ahora por fin después de cuatro años de amistad son novios.
Ella sigue atrapada con el final de semestre, pero ahora ha conseguido a dos novatas a las que cargarles parte del trabajo también; piensa que valió la pena asignarle a Tyler alguien como Dylan, y reza porque vayan a estar juntos mucho tiempo.
¡Vacaciones! ¡Jodidas vacaciones!
Las vacaciones son mejor que la Navidad, aunque en esta ocasión las vacaciones sean por Navidad y por ende por cuatro largas semanas podrá sentir el placer de levantarse tarde, probar comida de su madre, mordisquearle los tobillos a Tyler usando a Mr Fox de atacante, comer hasta hartarse, molestar un poco mas a su hermano, y hacerle la vida aburrida a Daniel que sigue rodando los ojos cuando interrumpe en la habitación de Tyler solo para ver si lo estas haciendo.
La sexta vez que lo hace logra que Daniel estalle, pero de verdad que estalle. Le causa gracia que el chico siga con su hermano después de lo idiota que fue este, pero es su hermano, por ende su idiota. Perdona a Tyler luego de la deliciosa torta de queso que le compra para el primer día de vacaciones, pero eso no significa que vaya a dejarlo en paz solo porque si.
No explica mucho de lo que paso con el y Hoechlin, por mas que su hermano busque sacarle respuestas, seria demasiado patético decirle a su hermano que cuando el se le confeso al alto lo único que recibió fue un abrazo y un beso. No se siente triste, Holland le ha asegurado que no tiene porque deprimirse, que más temprano que tarde le daría una respuesta. Lo que no le quitaba las ganas de estar con Hoechlin es que tenía su número celular, y para ser alguien que le había rechazado sin decir palabra, le enviaba muchos mensajes.
Tyler estaba en Florida, con sus padres, disfrutando de sus vacaciones en Long Beach. Enviaba muchas fotos del océano y de las viejas casonas que encontraba en sus caminatas matutinas, hablaba de lo horrible que era el café en Florida y de lo terrible que era clima. Un día muy temprano le envió un emoticon que simulaba una carita triste y le envió una foto de su rostro completamente afeitado; eran las seis de las mañanas y el grito que se le salió le valió tener que costar el césped por el resto de la semana.
No le importaba ser un chico enamorado hasta el sol, encantado con cada tontería que le enviaba Tyler a su celular. Sin duda era genial cada vez que recibía una foto de su rostro; el también enviaba fotos. De los tickets al juego de los Knicks, al de los Yankees, de las entradas al concierto de Coldplay; de la ropa nueva de Mr. Fox, de sus nuevos deportivos, de su rostro sonriente junto al de Daniel y su hermano.
No pierden el contacto, hablan hasta tarde, incapaces de creer que no hablaron de esas cosas cuando estaban en la universidad. Les sorprende las muchas cosas que tienen en común, como la obsesión con el helado (Tyler con el helado de café, algo que le parece excesivamente raro, además que nunca lo ha probado, pero promete que lo hará cuando se vean de nuevo). También les obsesiona las edificaciones, algo obvio porque estudian la misma carrera.
A través de los mensajes, Dylan llega a sentirse aun mas enamorado de ese chico; llega a obsesionarse con la idea que pudieron ser algo, pero se conforma con su amistad, la cual aprecia que le sea ofrecida luego de todo lo que paso para hacerse notar con Tyler. Es reconfortante saber que podrá pasar muchos meses en esto, porque ha resistido muchos años sin la necesidad de tener un novio, y tampoco es tan importante, lo genial es que podrá vivir con ello y que mantendrá a raya los sentimientos que tiene por Tyler si es necesario.
La nieve se ha retrasado este año, lo que es triste, ha caído lluvias largas, pero nada de nieve, le pone triste que la Navidad este cerca y no haya ni un montoncito pequeño de nieve en el que dejarse caer muerto por un rato. El aire frio si que ha venido, no tan fuerte como los años anteriores tampoco, los meteorólogos dicen que es el calentamiento global, el dice que es su mala suerte.
El sábado le dice a Tyler que va a mostrarle una maravilla arquitectónica a la cual su madre le gustaba llevarlo de adolescente, cuando iba con ella a su trabajo de diseñadora industrial en la Gran Manzana cerca de Central Park. Tyler pregunta sobre que lugar, y cuando Dylan le dice exactamente a donde ira y que no tiene su permiso de buscarlo en internet. Cuando ese día pase y este metido en su cama en la noche, pensara en lo ingenuo que fue al creer que Hoechlin no podría conocer ese lugar.
Llega a Central Park a las diez de la mañana, lleva su boina negra y una camisa a cuadros sobre una franela. No esta haciendo tanto frio como imaginaba, al menos no a la entrada del parque toma muchas fotos para enviárselas a Tyler, diciéndole cosas como que esta hambriento y hay un carrito de corndogs que huele muy bien. Se compra tres corndogs y se los come casi que de un mordisco, no tiene vergüenza lo que tiene es hambre y mucha.
Saluda a varias personas que no ha visto en mucho tiempo y que son regulares del parque, habla de la universidad vagamente y regresa a su camino original, que le lleva nada mas y nada menos que a la fuente de Bethesda, es un sitio que el mundo entero debe estar cansado de ver en películas poco originales; pero la verdad es… que es un lugar mágico, que te roba el aliento cuando pasas cerca de el. El, en lo personal, adora la fuente; solía sentarse en la orilla y mirar al Ángel con su mano extendida por horas, solo mirar.
Sin embargo, hoy no es el Ángel lo que le interesa mirar; quiere mostrarle a Tyler algo que sabe que le encantara. Se dirige con paso apresurado, saltando como un niño, a las terrazas y dirigiéndose al pasaje inferior.
No puede creer la magnificencia del lugar, lleno de hermosos colores ambarinos y con acabados casi perfectos; un joya de la arquitectura del siglo IXX; pocas veces ha venido aquí a admirar el lugar; su sitio favorito para leer era sobre ellas al borde del puente, no en el piso superior, que a pesar de la luz que se colaba e iluminaba los hermosos paneles, no era suficiente para el que prefería la libertad de tener el sol dándole directo en la piel y con el paisaje del Ángel azul a la vista.
Cuando vio historia en el colegio, su maestra los trajo aquí y les explico muchas cosas del lugar, les dijo la historia oscura que se vivió cuando era un sitio para la venta de drogas y la brillante cuando estaba recién construida y era un restaurante italiano, hasta que por fin la comisión para la conservación lo recupero como un espacio turístico, y dios, si que había turistas estos días. Incluso el pasaje inferior estaba lleno de personas, no tantas como sobre la terraza, pero las suficientes para hacer a alguien como Tyler ponerse nervioso.
El recuerdo de Hoechlin lo hizo sonreír, le extrañaba, no había nada que deseara más que verle de nuevo. Quería verle, abrazarle, usando la excusa de que dos semanas de estar alejados eran más que suficientes, quería sentirse cálido de nuevo.
Alguien desde atrás le cubrió los ojos, que de no haber tenido apretados hubiera rodado. Su hermano no podía ser mas infantil, nada mas el seguía haciendo esas bobadas de cubrirle los ojos a los demás, como si tuviera cinco.
- Tyler, ¿no estas muy viejo para esto?
- Bueno… tengo veinticuatro, casi veinticinco, así que quizás si, pero me gusta hacerlo.
El corazón de Dylan se para. Su cerebro le grita “¡Tyler equivocado!”.
- Oh dios… - Hoechlin le libera el rostro y el se gira para verlo, allí, sonriendo como siempre, con su remera gris y sus pantalones holgados y sus converse nuevas, esas que les ha enseñado hace una semana. - ¿Cómo…? ¿Por qué… porque estas aquí?
- ¿No puedo visitar a un amigo? - pregunta, pasando su brazo por la cintura de Dylan, que enseguida se cuelga de su cuello, abrazándole con todo lo que tiene, cerrando sus ojos y aspirando el delicioso aroma del Lacoste mezclado con el aroma a café de Tyler; le dará vergüenza admitirlo, pero se le sale un gemidito cuando eso pasa y cierra los ojos porque los siente escocer. - te extrañe también. - Tyler susurra a su oído antes de besarlo.
Un momento después, Dylan se separa de el, limpiándose la nariz con el dorso de la mano porque se le ha empapado de mocos y el no quiere que Hoechlin lo vea así. Lo que no hace es soltarlo, sigue sosteniéndose de la orilla de su camisa, pensando que en cualquier segundo desaparecerá de su vista y el se quedara solo y necesitado de nuevo.
Cuando se atreve a mirarlo a los ojos, Hoechlin esta sonriendo suavemente, y su ceño esta fruncido en una mueca de preocupación.
- Debí decírtelo antes… pero no sabia como hacerlo… quiero que seas mi novio.
Dylan por poco se va al suelo del alivio, de que, ¡Diablos!, espero por esas palabras demasiado tiempo, las soño por meses, se obsesiono con ellas, y ahora no puede hacer mas que suspirar de alivio y chocar las palmas contra sus muslos, además de darle una mirada con el ceño fruncido a Tyler.
- ¿En serio? - pregunta en un tono agudo y acusador. - no solo me asustas a muerte sino que quieres que sea tu novio. No es justo.
Tyler parece confundido de repente, también muy avergonzado.
- Uh… ¿yo…? ¿Yo leí las señales mal? Pensé que con el beso…
- Yo quiero ser tu novio, pero, ¿en serio? Después de todo este tiempo… me suena a insulto y aun asi el corazón se me va a salir ahora mismo, - suspira, viendo como el alivio llena las facciones de Hoechlin de nuevo. - quiero ser tu novio también. - esta vez lo dice sin aliento, la felicidad comienza a llenarle de adrenalina. Se muerde los labios porque quiere gritar lo feliz que es, pero tampoco quiere asustar a su novio tan rápido, ¡su novio!
- Eso… un alivio. - sonríe de lado, mostrándole los dientes de nuevo. Estira su mano y toma la de Dylan en ella. - extrañe esto, el calor de tu mano sobre la mía. - confiesa, sujetándole firme. - pero sobre todo te extrañe a ti.
Eso pone una sonrisa boba en el rostro de Dylan, que apoya su cabeza en el pecho de Tyler, suspirando de nuevo, ni la vida entera le servirá para superar este momento tan idílico. Sus oídos se deleitan en las palabras que siempre quiso escuchar; cuando de verdad piensa que el corazón se le va a salir es cuando Tyler se inclina para besar su mejilla, es un beso tímido que le hace cerrar los ojos y deleitarse en el beso de mariposa que dura mas de lo normal.
- Me gustas, Dylan.
Tyler Hoechlin es realmente un Ángel, la manera en la que llego a su vida cuando mas lo necesitaba, y como se quedo cuando mas lo anhelaba. No es solo su primer novio, sino el único que piensa tener en toda su vida. Su alma entera le pertenece ahora, y sabe que es demasiado pronto aun en el tiempo, pero las palabras “yo te amo” le bailan en la lengua por el resto del día; no las dice, pero sabe que las estará pensando hasta que Tyler se las diga, y entonces, sabrá que su amor es verdadero y único.
FIN
Art Post (Vayan a visitarlo!!!)