Tabla: Melódica
Fandom: Glee
Título: I was born to survive (1/?)
Claim: Blaine Anderson/Kurt Hummel
Personajes: Tina Cohen-Chang. Kurt Hummel. Blaine Anderson. Mercedes Jones. Burt Hummel. Finn Hudson. Carole Hummel. Noah Puckerman. Mike Chang.
Parejas: Klaine. Hints de Finnchel y Quick. Tike.
Amistades: Tina/Kurt, Furt, Puck/Finn/Mike, Puckleberry.
Tema: #12: Belleza.
Extensión: 7465 palabras
Advertencias: Spoilers hasta el 2x18, Born this way. Una visión laxa sobre el género binario.
Notas: Debo admitir que estoy amando escribir esta parte de la historia, especialmente porque me las he arreglado para inmiscuir dos de mis más arraigadas ideas de headcanon que tengo para Kurt.
Dedicatoria: Feliz cumpleaños,
michan_kitamura DE: Tina <3
Mañana en el Lima Bean, cuando termina el ensayo de ND. Prometo arrastrar a Mercedes. No acepto un no por respuesta.
DE: Kurt:)
Tienes un trato, chica. Si tú arrastras a Mercedes, ¿puedo arrastrar a Blaine?
DE: Tina <3
Ohhhh, ¿así que va en serio? Sabes que nunca le diría que no a una dosis de slash en vivo ;)
DE: Kurt:)
Vuelves a usar esa palabra refiriéndote a mi y me encargaré de que cierren LJ, Tina. Y sabes que no bromeo.
DE: Tina <3
:( Le quitas toda la diversión a la vida.
DE: Kurt <3
¿Mañana a las 4 pm en el Lima Bean?
DE: Blaine (!)
¿No es lo que hacemos siempre?
DE: Kurt <3
Aja, pero esta vez nos invitaron las chicas de ND.
DE: Blaine (!)
Oh. ¿Tengo que preocuparme? ¿Necesito llevar un discurso preparado?
DE: Kurt <3
No seas tonto, sabes que te adoran.
DE: Blaine (!)
Eso no implica que no quieran mi cabeza.
DE: Kurt <3
Vas a ver que ladran mucho pero muerden poco. Dales una oportunidad.
DE: Blaine (!)
No puedo decir que no a nada que me pidas.
DE: Kurt <3
Cursi.
DE: Blaine (!)
Es tu culpa ;)
DE: Kurt <3
Okey, esto se está volviendo patético. ¿Te llamo en cinco minutos?
DE: Blaine (!)
Cuando quieras (L)
DE: Tina <3
Ey, no me preguntes el por qué, pero Santana se sumó a la movida. ¿Algún problema?
DE: Kurt:)
Nop. Blaine va a estar más feliz que perro con dos colas.
DE: Tina <3
¿?
DE: Kurt:)
No preguntes. Yo tampoco lo entiendo.
DE: Tina <3
:/
DE: Kurt:)
Tina, tu locuacidad nunca deja de fascinarme.
DE: Tina <3
No me asustas con palabras largas, Hummel.
DE: Kurt:)
Vete a la porra, Cohen-Chang Chang. Pero con cariño
DE: Tina <3
Y muy orgullosa!
DE: Kurt:)
Eso no tiene ninguna clase de sentido.
DE: Tina <3
¿Acaso lo hemos tenido alguna vez?
DE: Kurt:)
Cuando tienes razón, tienes razón.
Kurt acorraló a Blaine en el baño del Lima Bean, y aunque era ligeramente consciente de lo que podían llegar a pensar las chicas- especialmente Tina; ojalá el diablo se llevase la mente llena de dobles sentidos de esa chica- se dijo a si mismo que era más importante dejar las cosas en claro con Blaine antes de que todo se volviese tan incómodo que terminara explotando en uno de sus fabulosos arranques de ira y llanto en la mesa.
- ¿Puedes dejarlo de una vez?- Siseó en su oído, y Blaine pegó un respingo ante el contacto inesperado.
- No sé de qué estás hablando, Kurt.- Respondió mientras se acomodaba el peinado en el espejo.
- El peinado está bien, Blaine.- Le hizo notar Kurt poniendo los ojos en blanco.
Blaine no pudo contener una risita.
- Mira quién habla. Si hay alguien que no tiene derecho a decirme nada sobre mi peinado, Kurt, esa persona eres tú.
- Oh, por favor, estoy seguro de que se podría intoxicar a un panda con la cantidad de gel que usas en un solo día.- Blaine lo miró sonriendo con la cabeza de costado, y Kurt no pudo evitar enfurruñarse.- ¿Qué?
- ¿Un panda, Kurt? ¿Un panda? ¿En serio, Kurt? ¿En serio?
Kurt lo detuvo con un dedo acusador sobre su frente.
- Oh, no, Blaine Anderson, ni se te ocurra ponerte todo Kurt Hummel conmigo.
Blaine se rio con ganas, echando la cabeza hacia atrás y llevándose una mano al pecho.
- ¿Acaso ahora eres un adjetivo?
- Siempre fui un adjetivo. No hay nada que me describa mejor que yo mismo.
- En eso tienes razón.- Murmuró Blaine, sensual contra su oído, y aunque Kurt se estremeció y el corazón comenzó a acelerársele, lo empujó de un hombro para mantenerlo alejado el largo de su brazo.
- No vas a distraerme con tu encanto, Anderson.
Blaine pestañeó lentamente y Kurt se preguntó si sería consciente de la sensualidad que llevaba amañada en cada uno de sus gestos. Si conocía algo sobre él, la respuesta era no, y eso solo lo hacía todo mucho más terrible.
- ¿Por qué no?
- Porque esto es serio.
Y esas cuatro palabras fueron suficiente para que Blaine enderezase la espalda y perdiese la sonrisa.
- ¿Qué pasa?
- No quiero que vuelvas a mencionar nada sobre mi regreso al McKinley, sobre Karofksy o nada relacionado.
- Yo no lo mencione; fue Tina quien empezó.- Respondió Blaine a la defensiva.
- Blaine.- Y el tono de Kurt era tan terminante y abrasivo que Blaine solo pudo suspirar y ceder con un gesto de la cabeza.
- Está bien. Como tú quieras. Pero que conste en actas que creo que es una tontería. No tiene nada de malo y no tienes nada de qué avergonzarte, Kurt.
- No me avergüenzo y no es malo. Pero no quiero hablar de castillos en el aire, Blaine. Me duele, ¿sabes? Es horrible la sensación de desear algo y saber que no puedes conseguirlo no porque no puedes, si no porque hay algo más que te lo impide. Algo que está fuera de tu alcance, algo que está fuera de tu control. No quiero tener esperanzas cuando las esperanzas no existen y no quiero dárselas a otros tampoco, ¿entiendes?
Blaine llevó una mano a la mejilla de Kurt, acariciándola con el pulgar.
- No pensé que te afectara tanto, Kurt.
- No tienes ni idea de cómo me afecta todo, Blaine Warbler.
- Quiero tenerla.- Murmuró Blaine, apoyando su frente contra la de Kurt, y quizás era un riesgo demasiado grande, quizás el simple hecho de llevar solos en el baño tanto tiempo era un riesgo demasiado grande, pero Kurt tenía la comisura de los ojos brillantes por las lágrimas y en esa clase de momentos lo único que importaba era Kurt y el resto del mundo bien podía dejar de existir.
- No quiero hablar más del tema, ¿vale?
- Vale.
Respiraron un par de veces con las frentes unidas, y Blaine pudo sentir como la tensión del cuerpo de Kurt iba desapareciendo lentamente.
- Vamos, Blaine, las chicas deben estar pensando cualquier cosa.
Blaine hubiese querido besarlo, como hubiese querido limpiarle las lágrimas a besos, pero el encanto se había roto, y el resto del mundo volvió a ser dolorosamente real, y a Blaine se le puso la piel de gallina de solo pensar que no estaban en un aula vacía en el McKinley un viernes a la noche, mucho menos en Dalton, y que habían tenido suerte de que nadie entrase en el baño mientras mantenían su pequeña conversación. Blaine hubiese querido besarlo, pero tenía demasiado miedo, y el mundo era demasiado real y demasiado pesado en sus espaldas. Blaine hubiese querido besarlo, pero Kurt ya se estaba acomodando el peinado en el espejo, y él sentía un centenar de ojos ardientes clavados en su nuca. Blaine hubiese querido besarlo, pero en cambio le dio un apretón ligero en la mano, rápido y controlando la puerta por sobre su hombro, esperando que fuese suficiente, sabiendo que para Kurt quizás lo era, pero no para él. Blaine hubiese querido besarlo, y sentía que si no podía hacerlo era porque no lo merecía y por eso arrastró los pies miserablemente para salir del baño detrás de Kurt.
- ¿Qué crees que fue el exabrupto de Santana?- Preguntó mientras se acercaban a la mesa, por decir algo, porque sentía que la atmósfera opresora le estaba constriñendo la garganta.
- No sé y no quiero saberlo. La mente de Santana es un misterio.
- Creo que me da un poco de miedo.
- Es normal. Pero también te fascina.
- Quizás un poco. Igual que tú.
- Tomaré eso como un cumplido.
- Es lo que es.
- ¿Qué demonios estaban haciendo tanto tiempo en el baño?- Los atacó Mercedes en cuanto llegaron a la mesa.
- Hablando.- Le respondió Kurt, seco y la morena puso los ojos en blanco, mientras Tina daba palmadas excitada.
- Así que así es como le dicen ahora.- Contraatacó Mercedes entre dientes, y Blaine se dispuso a ponerse cómodo en su asiento para presenciar una de esas discusiones que él consideraba épicas, pero que eran el pan de todos los días en el ámbito de New Directions.
Kurt entró a la cocina luego del largo y agotador día de clases y besó a su padre y luego a Carole en la mejilla. No se le escapó el silencio sepulcral que reinaba en la habitación y miró a su padre alzando una queja inquisitiva, y Burt le respondió con un gesto de la cabeza indicándole que hablarían afuera.
- Carole está preocupada por Finn.- Le susurró su padre, y Kurt puso los ojos en blanco, no por la preocupación de Carole, si no por los melindres de su padre, quien hacia todo ese aspaviento para que ella no supiera de qué estaban hablando cuando Kurt pondría las manos en el fuego por que Carole sabía exactamente qué palabras estaba pronunciando su marido.
- ¿Y puede saberse por qué?
Burt no pudo evitar una risita antes de responder.
- Porque no ha comido nada desde que llegó de la escuela.
- Oh.- Respondió Kurt, sonriendo también.- Vamos, yo también estaría preocupado por eso. ¿Ha dicho algo más?
La sonrisa desapareció de los labios de Burt, y Kurt no pudo evitar enderezar la espalda en un acto reflejo.
- Algo ininteligible sobre Rachel y Quinn, y una canción y una nariz, y no sé qué. No entiendo por qué ese chico no puede tener una única chica como cualquier ser humano normal.- Las palabras no habían terminado de salir de su boca que miró a Kurt con ojos desorbitados y comenzó a articular algo que parecía una disculpa.
Kurt se rió con ganas.
- Está bien, papá, no me lo toma como algo personal. ¿Quieren que hable yo con él? Puede ser que tenga un poquito de ventaja sobre Carole y tú, porque puede ser que tenga algo de información de otra fuente sobre Rachel y Quinn y no sé qué.
Burt se encogió de hombros, pero asintió con la cabeza.
- Dile a Carole que me llame si necesita ayuda con la cena.- Le encomendó antes de subir las escaleras.
Kurt dio dos golpes a la puerta del cuarto de Finn antes de entrar sin anunciarse.
- Hombre, y luego pretendes que yo golpee antes de entrar en tu cuarto.
- Golpee, lo que no significa que tuviese que esperar una respuesta. Ahora, llegas a hacer eso en mi cuarto, y despídete de tu bateria, Finnigan.
- Lo que sea.- Murmuró el muchacho antes de darse media vuelta para quedar enfrentando a la pared.
- ¿Qué pasa, Finn?- Preguntó Kurt mientras se sentaba en el borde de la cama.
- Nada.
- Finn, los dos sabemos que vas a terminar diciéndome lo que te pasa, por las buenas o por las malas. ¿Me harías el favor de ahorrarme el trabajo?
Finn suspiró mientras retomaba su posición anterior en la cama.
- Kurt, ¿nunca te ha pasado sentir tantas cosas que no te entran en el pecho, y que algunas no pueden ser de verdad, porque no puede ser que sientas tantas cosas?
Kurt sonrió mientras hacía desaparecer una arruga del edredón de su hermanastro.
- Todo el tiempo, Finn. ¿Qué es lo que te está pasando?
- Le rompí la nariz a Rachel.- Escupió el muchacho sin anestesia.
- Ya lo sabía.- Respondió Kurt, impasible.- Me llamó ayer y me lo contó.
- Oh. Oh, bueno. Bueno, entonces, ahora, con esto de que quiere hacerse la nariz de Quinn…
- ¿Qué?- Lo interrumpió Kurt abruptamente.- ¿Qué tiene que ver la nariz de Quinn?
Finn se enderezó en la cama y se rascó la nuca.
- Mmm, ya sabes, eso de que Rachel le pidió a Quinn que fuese el modelo para su cirugía de nariz.
- ¿Cirugía de nariz?- Siseó Kurt, y Finn se encogió un poco en su lugar.- ¿Me estás queriendo decir que Rachel Berry… que Rachel Barbara Berry va a hacerse una cirugía de nariz?
- Emmm… no sé su segundo nombre, pero sí, supongo que sí.
- No puedo creerlo. No. Puedo. Creerlo.- Kurt se puso de pie y comenzó a pasearse ansiosamente por el cuarto.- Esa… esa pequeña… No puedo creer que no me haya dicho nada. ¿Acaso creyó que no me iba a enterar? ¿Qué pensaba hacer? ¿Presentarse de repente con el crimen cometido entre las manos? Oh, pero no es tan fácil, Rachel Berry. Soy puro ojos y puro oídos. No puedes esconderme nada. Y me vas a oír. Por supuesto que me vas a oír.- Se pasó una mano por el cabello, señal de que estaba realmente estresado y volvió a sentarse en el borde de la cama de Finn.- Sí, Finn, disculpa. Prosigue.- Su hermanastro lo miró aterrorizado, con los ojos como platos, pero Kurt le restó importancia al exabrupto con un gesto de la mano.- En serio, cuéntame. Rachel le pidió a Quinn que fuera su modelo para la cirugía. O sea… raro.
- No solo eso.- Suspiró el muchacho finalmente.- Cantaron una canción juntas hoy.
- Oh. Oh. Como hubiera querido ver eso.- La voz de Kurt comenzaba a suavizarse.- ¿Qué canción?
- Algo sobre sentirse bonita, pero…
- I feel pretty, and witty and bright. And I pity any girl who isn’t me tonight.- Tarareó Kurt.- Me encanta esa canción. ¿Esa?
- Umm… sí, pero también hablaba sobre no ser bonita, y ser insegura y…
- Ohhh. ¿Hicieron un mash-up? Eso debe haber sido un montón de trabajo.- Y Kurt comenzó a tararear nuevamente.- My outsides are cool, my insides are blue…
- En serio, Kurt, ¿hay alguna canción que no te sepas?
- No una que podría cantar Rachel.- Le respondió su hermano, sonriendo como un desquiciado.
- Bueno, el punto es que hicieron la canción, el mash-up o lo que sea y… Fue hermoso. Hermoso, Kurt. Sonaban tan bien juntas y…- Finn se llevó las manos al rostro, y se restregó los ojos, como tratando de encontrar las palabras adecuadas.
- Es normal, Finn. Tu novia y tu ex novia cantando juntas. Es normal que tenga un efecto fuerte sobre ti.
- Sí.- Aceptó el muchacho.- Pero fue más que eso. Cantaban esa canción y eran tan… tan diferentes. Nunca había visto a Quinn tan vulnerable, ni a Rachel tan triste. Y me encanta cómo es Quinn, realmente, y es la chica más bonita que hayas visto, pero… Pero no quiero que Rachel se parezca a ella. Porque Rachel es única y es especial, y no quiero que pierda eso sobre ella, ni aunque sea por parecerse a Quinn. No sé si lo que digo está teniendo alguna clase de sentido.
- Sí, Finn. Tiene todo el sentido.- Kurt le sonrió mientras le daba un apretón en la mano.- Ahora voy a hacerte una pregunta, y quiero que seas sincero conmigo. ¿Puedes hacer eso?- Finn asintió con la cabeza.- ¿Todavía te importa Rachel? Quiero decir, ya sé que forman parte de New Directions y eso, pero más allá de lo obvio, ¿todavía te importa Rachel?- Finn apartó la mirada, y a Kurt no se le escapó el brillo de culpa en sus ojos.- Está bien, Finn. Soy yo. No voy a acusarte con Quinn, y nadie va a enterarse de esto, ¿está bien?
- Sí.- Murmuró su hermanastro entre dientes.- Siempre.
Kurt volvió a apretarle la mano.
- Admitir eso es el primer paso para que todo deje de parecerte tan terrible, Finn.- Kurt se puso de pie, pensando que ya había sido suficiente, y que le había dado a Finn material suficiente como para pensar durante un mes.- Te llamaré cuando esté la cena, ¿vale? No quieres que tu madre se preocupe más por ti.
Finn asintió con la cabeza, pero volvió a hablar justo cuando Kurt estaba abriendo la puerta.
- Kurt, ¿por qué Rachel tiene problemas con su nariz? Es decir, ya sé que dice que ayudara a mejorar su talento y eso, pero creo que en realidad lo hace porque no se siente lo suficientemente bonita. Y no lo entiendo. ¿No puede ver lo bonita que es?
La mano de Kurt que estaba apoyada en el picaporte de la puerta comenzó a temblar. No se dio vuelta para mirar a su hermanastro a la cara mientras le contestaba.
- No es tan simple, Finn. A veces el problema no es solo el cómo se ve uno, sino cómo piensa uno que lo ven los demás. Créeme, eso puede llegar a ser lo más dañino y lo más terrible. Cuando uno no se siente querido, o no se siente aceptado, eso es lo que más añicos puede hacer su auto-estima.
- Kurt…- Comenzó Finn, que seguramente no sabía exactamente lo que le pasaba a su hermanastro, pero definitivamente se daba cuenta de que algo pasaba.
- Nos vemos en la cena, ¿sí?- Lo interrumpió Kurt, sin darle la cara, y salió del cuarto antes de darle tiempo a agregar algo más.
- ¿Por qué no me lo contó, Blaine? Está bien, entiendo que quizás no seamos los mejores amigos, y que la mitad del tiempo que pasamos juntos nos la pasamos peleando, pero… pero creí que le importaba un poco más, ¿sabes?
La respiración profunda y pesada de Blaine del otro lado de la línea llenó por unos instantes la conversación.
- ¿Puedo ser honesto contigo, Kurt?
El castaño se acomodó en su cama antes de responder.
- ¿No es eso lo que hacemos siempre?
- Sí, pero tengo miedo de que si digo que eres la versión masculina de Rachel Berry, me dejes…
- Nunca te dejaría por un comentario, Blaine, aunque fuese uno tan desacertado como ese…
- … o me golpees, o algo.
- Oh, eso no lo des por descontado. ¿Acaso alguna vez la gente dirá que Rachel Berry es la versión femenina de Kurt Hummel? Sería un lindo cambio, para variar.
Blaine no se río, pero Kurt hubiera podido jurar que estaba sonriendo del otro lado del teléfono.
- Rachel no te lo contó porque sabe que si alguien puede hacerla cambiar de opinión, ese alguien eres tú, Kurt. No es que te esté sobrevalorando como su amigo: es que te está tasando correctamente, y sabe que si quiere seguir adelante con esto, no puede dejar que te enteres.
Kurt bufó, pero había un sentimiento cálido expandiéndose por su pecho.
- No puedo creer que creyó que no iba a enterarme cuando Finn lo sabe.
- No puedes culparla. Creo que haría cualquier cosa con tal de que Finn se enterase e hiciese algo, cualquier cosa, por detenerla.
- ¿Por qué lo hace, Blaine? ¿Realmente pensará que lo necesita?- Y Kurt supo que la pregunta era extraña, porque siempre era él quien desentrañaba la madeja de las intenciones de Rachel, pero esa vez era un tema demasiado delicado, demasiado personal, demasiado adolorido como para que él quisiera explorarlo. Preguntarle a Blaine siempre era mucho más fácil.- Rachel nunca tuvo problemas con su cuerpo. Y… y digamos que es una chica aceptable.
- Es preciosa, Kurt, y lo sabes.- Kurt bufó, pero no lo contradijo.- Quizás no tenga tanto que ver con lo que ella piensa de sí misma, si no con lo que cree que piensen de ella los demás. ¿Sabes por qué Rachel necesita llamar tanto la atención, Kurt?
- No.- Respondió el castaño, a pesar de que la respuesta era sí, sí, sí.
- Porque necesita sentir que la quieren, necesita sentir que la aceptan, necesita sentir que forma parte. Quizás ella se mire al espejo y le agrade lo que ve, pero si a los demás no les agrada lo que ellos ven, hará lo posible por complacerlos. Está asustada, y no es la verdadera Rachel, la que sabe que lo único que realmente importa es que ella esté cómoda y bien con lo que es, y ese sentimiento simplemente resplandecerá hacia afuera. No puedo decir que sea una situación que me sea totalmente ajena.
- Oh.- Fue la única respuesta de Kurt, y se odió un poco a sí mismo por lo pequeña y temblorosa que sonó su voz al pronunciar ese simple monosílabo.
- ¿Kurt?
- ¿Qué?
- No importa lo que cualquiera haya dicho alguna vez, no importa lo que yo mismo haya dicho antes, eres maravilloso. Eres maravilloso, y lo sabes, no dejes que nadie se meta en tu cabeza y te diga otra cosa, por favor. Por favor.
Por favor, no dejes que nadie se meta en tu cabeza y te haga creer otra cosa que lo maravilloso que eres, porque no es cierto, no es cierto, no es cierto. Por favor, no dejes de creer que eres maravilloso, no dejes de creer que puedes mantener la cabeza alta y la espalda erguida ante lo que sea que te tiren en el camino, no dejes de creer que puedes llevarte el mundo por delante con cada paso, no dejes de creer que las cosas se vuelven más hermosas porque simplemente posas tu mirada en ellas. Por favor, no dejes de creer en nada de eso, porque si tú no puedes creer en eso, Kurt Hummel, ¿qué queda entonces para mí?
- ¡Yo atiendo!
- ¡No, Kurt, es para mí!
- Finn, deja de ser un pesado, por favor, te dije que es para mí.
- Hombre, pero yo digo que es para mí, así que…
Carole pasó impasible por delante de los dos muchachos que forcejeaban y discutían, y abrió ella la puerta de la casa.
- Buenos días, Señora Hummel.
- Carole, Blaine, por favor. Que un chico de tu edad me diga señora me hace sentir que me está sumando treinta años a las espaldas.
- Buenos días, Carole, entonces.
- Daría algo por verte fuera de esas buenas maneras algún día, muchacho.- Se río la mujer, intentando des alborotarle un poco el cabello- sin resultado visible- al dejarlo pasar. Blaine le respondió con una sonrisa radiante.
- ¿Está Kurt en…?
- ¡JA!- Y con ese grito de victoria, Kurt se lanzó a sus brazos, mientras Finn le dirigía una mirada asesina que Blaine creía no haberse ganado para nada, muchas gracias.- Te dije que era para mí, Finn.- Blaine no pudo evitar reír ante la visión de Kurt Hummel, siempre tan compuesto y tan Reina del Hielo sacándole la lengua infantilmente a su hermanastro.
- ¡JA!- Retrucó Finn, señalando hacia la puerta de calle, que aún seguía abierta, y Blaine se volteó para ver a un auto que desconocía estacionándose en el frente de la casa de los Hummel-Hudson, justo detrás del suyo propio. A los pocos segundos, Puck y Mike bajaron de él.
- Eso no importa, Finn. El timbre era para mí, así que yo gané.- Y como recompensa, le dio un puñetazo a su hermano en el hombro.- Vamos, Blaine…- Comenzó Kurt, tomándolo, de la mano, pero fueron inmediatamente interrumpidos por Finn.
- Quédense.- Les susurró el muchacho.- Tienen que ver cómo se porta Puck delante de mamá. No tiene desperdicio.- Kurt asintió con la cabeza, ahogando una risita, y Blaine se quedó boquiabierto anta la facilidad con la que podían saltar de la competencia a la complicidad en un par de segundos. Nadie hubiera dicho que realmente no eran hermanos de sangre.
- Buenos días, señora Hummel.- Fue Mike quien saludó primero, siempre respetuoso y atento, pero Puck le pegó un empujón y pasó por la puerta sin decir nada, directo a los brazos de Carole, quien lo recibió con un beso en cada mejilla.
- Noah, cariño.- Lo recibió Carole con los brazos abiertos, y luego de darle un largo abrazo, lo separó apenas lo suficiente como para poder observarlo de cuerpo entero y le pinchó una mejilla.- Has adelgazado, cariño. Y estás ojeroso. ¿Hay alguna chica que te tiene a mal traer?
Finn y Mike no pudieron ahogar la carcajada. Carole se volteó a ver al último con una sonrisa radiante, sin soltar del todo el apretado abrazo en el que mantenía atrapado a Noah.
- Carole, la mamá de Finn.- Se presentó, siempre sonriendo.- Tú debes ser Mike Chang, ¿verdad?
- Encantado, señora.- Mike le extendió una mano, pero Carole negó con la cabeza y lo atrajo para darle a él también un beso en la mejilla.
- El gusto es mío, cielo. Estos chicos no hacen más que hablar maravillas de ti. Y soy Carole, por favor. Ya tengo bastante con Blaine para que me suba a un pedestal.- El mencionado tuvo el buen gusto de sonrojarse ante el comentario.- ¿Quieren algo de comer mientras hacen lo que sea que tengan que hacer?- Finn y Puck asintieron vehementemente con la cabeza y Carole se río abiertamente.- No les estaba preguntando a ustedes dos. A ustedes dos ni me molesto en preguntarles. Leche con cereales para ustedes dos, no, no me pongas esa cara, Noah, te conozco desde que te levantabas apenas medio metro del suelo, por mucho que te hagas el chico malo conmigo, siempre serás mi niño que toma leche con cereales; un jugo de frutas para Kurt y un café solo para Blaine, ¿estoy bien ahí?- Kurt asintió con la cabeza, sonriente.- ¿Qué puedo ofrecerte a ti, cariño?
- Una taza de leche con miel estaría bien, si no es mucha molestia seño… erg, Carole.
- Por supuesto que no. En diez minutos los proveo, chicos. No dejen que Finn y Noah se coman los muebles en el entretiempo. No, Kurt, Blaine, no quiero ayuda, gracias.- Aclaro apenas los dos muchachos habían abierto la boca. Acarició la mejilla de Blaine al pasar y el moreno se extasió con su perfume floral y su calor tan maternal y tan dulce.- Diviértanse, que para eso son jóvenes, que tanto.
- Creo que puedo entender por qué tu padre se enamoró de ella.- Murmuró Blaine al oído de Kurt mientras Carole se encerraba en la cocina.
- Créeme, yo también.
- Oh, por Gaga, menos mal que acepté quedarme a ver esto.- Se rio Kurt entre jadeos, un poco por culpa de la misma risa, otro poco porque la coreografía era un poco agotadora.- Nunca podrás lograr esta coreografía, Finn. No sé qué te pasó por la cabeza.
- ¡Ey! Yo no digo nada sobre ti no pudiendo… emmm… erg…
- Vamos. Te desafío a que encuentres algo que yo no pueda hacer bien.
- Te odio.
Los otros tres muchachos rieron ante el pequeño baile de la victoria de Kurt.
- Mike, te compadezco.- Dijo finalmente el castaño cuando se apagaron las risas.- La coreografía es maravillosa, de todos modos.
- Gracias, Kurt.- Respondió el asiático, que no parecía corto de aliento ni cansado de ningún modo, mientras que a Kurt le faltaba el aire, Finn se había desplomado en un sillón, Puck parecía a punto de desmayarse y Blaine pensaba que si no conseguía un vaso de agua pronto bien le valdría morirse.- Me gustan los desafíos.
- ¿Por qué están haciendo todo esto?- Preguntó Blaine, curioso.- Quiero decir, es una gran canción, y suena genial en tu voz, Finn, pero…
- Ya, ya, ya, suficientes cumplidos, hobbit. Al punto. La lección de la semana de New Directions es aprender a amar esas cosas que menos nos gustan de nosotros, o que nos hacen imperfectos, o algo así. Las lecciones de Schuester nunca son muy precisas ni tienen mucho sentido.
- ¿Y se supone que el baile es lo que te hace imperfecto, Finn?- Preguntó Blaine, intentando no sonreír mientras observaba por el rabillo del ojo cómo Kurt golpeaba a Puck en el brazo y le siseaba Vuelve a llamarlo hobbit y te daré motivos para que me llames Sauron, Puckerman. Finn se encogió de hombros.
- Es mi… emmm… ¿peor virtud? ¿Mejor defecto?... ¿Kurt?
- Peor cualidad, Finn.
- Sí, eso.
- ¿Y en qué está trabajando el resto del grupo?- Preguntó Blaine, curioso. Finn, Mike y Puck intercambiaron miradas, encogiéndose de hombros.
- No sabemos demasiado.- Explicó Mike.- Las chicas están un poco obsesionadas con este tema del baile de promoción, y eso.
- Oh, el baile de promoción.- Palmeó Kurt, entusiasmado.- Informen a sus respectivas novias que no las voy a perdonar jamás en la vida si no me consultan sus elecciones de vestido. Excepto Quinn. Quinn es impecable vistiéndose.
- Sí.- Murmuró Puck, y Blaine arqueó una ceja. Kurt le había advertido que el drama en New Directions era arduo y extenso, pero hasta donde tenía entendido, Quinn era la novia de Finn… ¿o no?
- No digas nada.- Siseó en su oído, Kurt y, oh, sí, seguramente Quinn era la novia de Finn, porque el susodicho estaba observando a Puck con los ojos entrecerrados, quien se hacía el desentendido con el ceño fruncido, tamborileando los dedos sobre la mesa de café.
- Quinn me va a volver loco con su obsesión de ser reina del baile.- Murmuró Finn, aparentemente dándose por vencido en su acoso a Puck.
- Lauren también está postulándose.- Informó Puck.- Pero a mí me parece divertido.- Y Blaine se preguntó si había sido el único en notar la nota de desafío en su voz, como diciendo Yo tengo una novia con la que me la pasó bien y tú no. Por la manera en la que Kurt tosió a su lado, se dio cuenta de que no.
- A Tina no le interesan esas cosas.- Murmuró Mike, recostándose en el suelo.- A Tina no suele interesarle la mayor parte de todo ese drama salvo, ya saben, para intercambiar chismes y eso.
- Qué suerte que tienes, hombre.
- Tengo suerte de tener a Tina, sí.- Sonrió Mike, y el corazón de Blaine dio un vuelco al sentir que Kurt lo tomaba firmemente de la mano.
Se quedaron callados durante unos minutos, cada uno perdido en sus pensamientos, Blaine dolorosamente consciente del pulgar de Kurt dibujando círculos en el dorso de su mano.
- Me pregunto con quién irá Rachel.- Rompió finalmente Finn el silencio.
- ¿Sam?- Arriesgó Puck.
- No creo, Rachel no es el tipo de chica de Sam.
- No necesariamente tienen que ser más que amigos para ir juntos al baile.- Puntualizó Kurt, pero puso los ojos en blanco ante las miradas incrédulas que le dirigieron Puck y Finn.
- Yo creo que Rachel tiene el carácter suficiente para ir sola y que no le importe nada.- Puck no pudo ocultar la evidente sonrisa en su rostro, y una vez más Finn le dirigió una mirada asesina y definitivamente en ese momento Blaine se dio por vencido y se dijo que si realmente pretendía entender todo ese drama, iba a necesitar que Kurt se lo explicase a fondo y detenidamente. Y se lo pusiese por escrito. Con colores, de ser posible.
- Rachel va a hacerse una cirugía de nariz.- Puntualizó Mike, y fue como si un baldazo de agua cayese sobre todos los presentes en el cuarto.
- Todavía no puedo creer eso.- Murmuró Finn.
- Yo tampoco.- Respondió Puck.- La nariz de Quinn no va a encajar para nada en el rostro de Rachel.
- No necesita la nariz de Quinn. Es bonita como es.
- Y aunque no fuese bonita, tiene todo el carácter que necesita.
Y en ese momento, los dos muchachos se miraron a los ojos y se sonrieron.
- Y este es el momento para que los dejemos solos debatiendo sobre su mutuo amor eterno por Rachel Berry, un discurso que definitivamente no necesito escuchar.- Susurró Kurt en su oído, tomándolo de la mano y dirigiéndolo escaleras arriba.
- … Y Quinn tuvo el bebé de Puck, pero se lo dio en adopción a la madre biológica de Rachel, y luego comenzó a salir con Sam, pero engañó a Sam con Finn, que acababa de terminar con Rachel, y Sam comenzó a salir con Santana, que no logro entender si usa esto como cable a tierra para olvidarse de Brittany o como tapadera, porque, ya sabes, Brittany está saliendo con Artie, quien aparentemente logró superar lo de Tina, que es lo mejor, porque no creo que Tina y Mike vayan a romper nunca y…
- Okey. Basta, por favor. Creo que voy a tener que insistir en mi sugerencia de que me hagas un diagrama. Y colores. Por favor, colores.
- Colores. Voy a necesitar un arco iris de colores para esto, Blaine.
- Muy apropiado.
Kurt puso los ojos en blanco.
- Oh, por favor. A veces me pregunto qué habré visto en ti.
Blaine simuló sentirse ofendido, pero finalmente contra atacó con su sonrisa más encantadora.
- Soy un excelente besador.
- Mmm-mmm.
- ¿Acaso estás poniendo en duda mis habilidades?
- No lo sé. ¿Tal vez?
- ¿Cómo que no lo sabes? Kurt, pero…
El castaño puso los ojos en blanco una vez más.
- No lo recuerdo, Blaine.
- Pero sí…
- Oh, por favor, Blaine Warbler, bésame de una buena vez
Blaine se dio cuenta que si hubiese caído al chiste de más alto, seguramente se hubiese roto unos cuantos huesos.
- Será un placer.
- Definitivamente.
- Van a hacer Born this Way.
- ¿Mmmm?
- New Directions. Van a hacer Born this way. Es la parte final de la lección sobre amarse a sí mismo, o algo así.
- Oh.
Blaine se abrazó a Kurt con más fuerza, porque esos eran los momentos en los que no sabía que decir, porque nada de lo que dijera podía hacer que Kurt se sintiese mejor. Se preguntó si las cosas no serían más sencillas si nunca se hubiese dado cuenta de las ganas que tenía Kurt de volver a New Directions, o si las hubiese ignorado. Su vida seguramente sería mucho más sencilla, pero Blaine no quería que su vida fuese sencilla. Blaine simplemente quería que su vida fuese Kurt.
- Sí, oh. Y no sólo eso: van a hacerse remeras especialmente para la ocasión.- Blaine sintió cómo se tensaban los dedos de Kurt sobre su hombro y no pudo evitar desear achicarse y esconderse.- Diseño y Gaga. Pareciera que lo hiciesen a propósito.
Blaine dudó sobre si hacer preguntas, si intentar indagar de qué iban las remeras, o no. Perdió un poco el miedo cuando se dio cuenta de que poco importaba lo que él preguntase o no: si Kurt quería contarlo, nadie sería capaz de impedirlo, y si Kurt no quería contarlo, no habría fuerza capaz de conseguir lo contrario.
- Kurt, no creo que…
- Ya. Sé que no lo están haciendo a propósito. Sé que no soy tan importante, Blaine, no te preocupes.
- Kurt, no dije que…
- Blaine.- Y el tono de voz de Kurt era admonitorio y final, y Blaine no pudo evitar sentirse pequeño e indefenso.- Lo siento.
- No tienes que disculparte.
- A veces hablas demasiado.
Y en ese momento Blaine sintió ganas de gritar, de golpear la almohada y tirar algo por los aires, porque, demonios, esa vez sí que no era su culpa, esa vez sí que él no había hecho nada para merecer los comentarios ácidos y las miradas frías. Pero el Blaine que estaba acurrucado contra Kurt en su cama, sintiéndose furioso y a merced a partes iguales, no era el mismo Blaine que había huido del Lima Bean con un comentario ingenioso porque sabía que la discusión se le estaba espiralando fuera de control. El Blaine que estaba acurrucado contra Kurt, quería romper algo, pero no quería nada más que poder volver a acurrucar su nariz en el cuello de Kurt y besarse lánguido y decirse sin sentidos. El Blaine que estaba acurrucado contra Kurt sabía que los dos tenían la capacidad de herirse profunda e innecesariamente, y que hacía falta que uno de los dos tuviera el sentido común de poner el freno. Y sabía, también, que iba a tener que acostumbrarse a que el freno iba a tener que ponerlo él.
Por eso susurró apenas, y si Kurt lo escuchó, puso su grano de arena para que la discusión no escalase a mayores:
- A veces no me escuchas lo suficiente.
Se quedaron en silencio un rato, siendo dolorosamente conscientes de la respiración del otro y de los ruidos que provenían del piso de abajo, donde Mike, Puck y Finn debían seguir ensayando.
- La remera de Finn va a decir Can’t dance. - Dijo Kurt finalmente, y Blaine sabía que era una oferta de paz y la tomó aliviado y anhelante.
- ¿Por qué?
- Porque la idea es que lleven en sus pechos con orgullo aquellos defectos, o aquellas cosas que los hacen imperfectos, y que más quisiesen cambiar sobre sí mismos.- Explicó Kurt poniendo los ojos en blanco.- Como siempre, las consignas del señor Schue son vagas, contradictorias y frustrantes, si quieres mi opinión.
Blaine no pudo contener una risa. El sentido crítico de Kurt era fascinante siempre y cuando no estuviese dirigido hacia él.
- ¿Por qué? Quiero decir,- se apresuró a aclarar, dándose cuenta de que si continuaba con la ronda eterna de por qués, Kurt iba a terminar poniéndole los ojos en blanco a él y criticándolo a él-, ¿no estás de acuerdo con eso de abrazar lo que consideramos defectos de nosotros mismos?
- No.- Respondió Kurt sin duda alguna, la mirada perdida en el techo.- Creo que si hay algo que realmente no te gusta de ti mismo, tienes todo el derecho del mundo a cambiarlo, y si no puedes cambiarlo, bueno, tendrás que aceptarlo, pero tienes derecho a hacerlo con resignación y no orgullo. Creo que el problema radica en que somos muy hipócritas respecto a lo que nos gusta o no nos gusta sobre nosotros. Es decir, muchas veces hablamos sobre cómo no nos gusta nuestro color de cabello, o nuestra estatura, o la forma de nuestras caderas, pero lo hacemos en realidad porque está bien no quererse a uno mismo, lo socialmente aceptable es criticar aquellas cosas de nosotros mismos que la sociedad considere indeseables, aunque nosotros no las consideremos así. Y muchas veces, también, una gran cantidad de las veces, lo hacemos porque nos gusta oír que nos lo desmientan, alimenta nuestro ego el decir mira el corte horrendo que me han hecho esta tarde y que nos respondan, oh, no, pero si te queda fabuloso. Es una de las cosas que no deja de fascinarme y de repugnarme a la vez del humano en sociedad.
En ese momento, Blaine no tenía ganas de otra cosa que de besarlo hasta quedarse sin aliento, de aplastarlo contra el colchón y adorar cada rincón de ese cuerpo magnífico que alojaba esa personalidad increíble. Pero Kurt ya estaba comenzando a ruborizarse, y Blaine podía presentir las disculpas por el exabrupto comenzando a formarse en la punta de su lengua, y entonces dijo lo primero que se le vino a la cabeza para evitarlo.
- ¿Qué diría tu remera?
- ¿Qué?- Preguntó el castaño con una ceja arqueada.
- Que qué diría tu remera, Kurt. No la del señor Schue. Aquella remera que debería decir lo que siempre criticamos sobre nosotros mismos, aquello que la sociedad nos dice que está mal, pero en realidad nos gusta y no cambiaríamos. Esa sería la verdadera confesión.
Kurt volvió a mirar el techo y le acarició la espalda, pensativo.
- Yo no me critico gratuitamente.
- Lo sé.
- Pero… hay una cosa… nada, olvídalo.
- Kurt.- Blaine tomó el mentón del castaño entre los dedos, obligándolo a mirarlo a los ojos.- No voy a hacer que me cuentes nada que no quieras, pero no te olvides de que soy tu mejor amigo y siempre hemos sido completamente honestos el uno con el otro. Puedes contarme lo que quieras.
Kurt se llevó las manos a las mejillas, porque podía sentir el rubor subiéndole por todo el cuerpo.
- Hay una cosa… hay una cosa sobre mí que no critico, pero que nunca admitiría abiertamente que me gusta sobre mí.- Se pasó una mano por el cabello, y ese fue el momento en el que Blaine supo que la conversación era seria.- No sé cual es la palabra correcta para utilizar, supongo que afeminado es la palabra que cualquiera utilizaría para describirme. Cierta proporción de esa gente debe pensar que soy afeminado por que soy gay; otra debe pensar que soy gay porque soy afeminado y una gran cantidad debe opinar que decir que soy gay y afeminado es una redundancia. Pero la verdad es que ninguna de las opciones es correcta. Soy afeminado porque soy así, y la verdad es que podría cambiarlo, o aunque sea atenuarlo un poco, pero la verdad es que no quiero.
Blaine respondió acariciándole la cintura muy levemente, pero no dijo nada. No iba a ser hipócrita como para opinar que era una característica de Kurt que no había notado; pero era, precisamente, una característica de Kurt, como lo eran los ojos azules o la preferencia por la comida orgánica. Era una característica de Kurt a la que no había que darle mayor prevalencia sobre las otras, porque al fin y al cabo así era Kurt y, para Blaine, ser afeminado no era más reprochable que preferir los damascos frente a las fresas. De todas formas, Blaine no era tan iluso como para no darse cuenta de que él no era un parámetro representativo del resto de la sociedad.
- ¿Por qué… por qué te gusta?
Kurt suspiró y Blaine supo que había llegado al meollo de la cuestión.
- No te lo voy a negar. Porque me gusta llamar la atención. Me gusta resaltar. Pero también porque soy distinto, y me gusta verme distinto, oírme distinto, sentirme distinto, que todo el mundo sepa que soy distinto. Y porque… okey, esperaba poder llegar más lejos en esta relación sin tener que contarte esto. Si te horrorizas demasiado, sólo házmelo saber, ¿vale? Prefiero que me lo digas de frente y no que…
- Kurt.- Tuvo que detenerlo Blaine nuevamente.- A menos que estuvieses… no sé, a favor de la inquisición, o algo así, no hay ninguna opinión que pudieras tener que pudiera hacerme cambiar mi opinión sobre ti. Y sé que esas ideas no las tienes. Así que sigue adelante. A menos que vayas a criticar a Katy Perry. Porque eso es más de lo que cualquier relación podría soportar, créeme.
Kurt le golpeó el brazo y los dos se rieron, y Blaine se sintió aliviado al demostrar que no importaba que tan solemne pareciera el tema que estaban tratando: aún poseía la facultad de hacer reír a Kurt en cualquier momento.
- No. Lo que quiero decir es que… okey, quizás sea mejor que lo diga de una buena vez: no creo estrictamente en eso del género binario, Blaine. Y sí, soy definitivamente un chico, y soy definitivamente gay, porque soy un chico al que le gustan los chicos, y que se ofendió cuando pretendieron que hiciera de Frank n Furter solo porque es el chico gay, porque iría drag por ser Angel, pero por Frank, olvídalo. Pero creo que los límites deberían poder empujarse un poco más, tenemos una idea muy preconcebida de qué es masculino y qué es femenino, y eso no solo ha dejado de ser razonable y ser sano, Blaine. Eso ha dejado de ser hermoso, y eso es algo que la humanidad no puede permitirse jamás. El género masculino es maravilloso, y el género femenino es maravilloso, y para mí es tan evidente que lo andrógino debería figurar alto en nuestros parámetros de belleza, pero, por el contrario, lo escondemos, lo tapamos, como si fuera algo horrible, como si fuera una abominación. Y es un desafío, es verdad, y entonces uno de los peores insultos que se le puede decir a un chico es mariposa, y a una chica, marimacho. Y no lo entiendo, Blaine, no lo entiendo. Porque si me lo preguntan, el mundo en el que Allison pudiera jugar al fútbol desde pequeña sin que nadie la mirase raro, y Steven pudiera decidir vestir camisas de color rosa, y la gente no le dedicase un segundo pensamiento, sería un mundo más feliz, y más sano. Y, sobre todo, más hermoso. ¿Por qué obligarnos a seguir un molde, cuando ser distintos es lo que nos hace especiales, nos hace únicos, nos hace más fuertes? Y este es el momento en el que me doy cuenta de que llevas diez minutos sin decir una palabra y me callo para que puedas soltar tu grito horrorizado.
Blaine, boquiabierto, no podía controlar el temblor de sus manos. Tenía tantas opiniones, tantas ideas, tantas críticas y tantos aplausos, y lo único que podía hacer era mirarlo embelesado. Tendrían tiempo para hablar, para intercambiar opiniones, para construir castillos en el aire y un mundo feliz en sus ilusiones, para sopesar conceptos y transgredir normas, pero en ese momento, con la boca seca y los ojos húmedos, lo único que pudo hacer fue estirar una mano y acariciarle una mejilla.
- A veces me pregunto cómo puedes ser real.