86400

Sep 15, 2013 15:48



No permito que mis traducciones sean publicadas en ninguna otra página, así que por favor no las utilices ni las adaptes.

(Masterlist)

Bueno, este es un epílogo fanmade que una usuaria de AFF, llamada dyoongoo, hizo. Le he pedido permiso para traducirlo y me lo ha dado.

Es un epílogo de 10080. No fue creado por la autora de esa historia, sino por otra persona. Me pareció lindo y quiero compartirlo con todos ustedes. Recuerden leer esto después de la historia original, no antes. xD Lee 10080 aquí.

¡Espero que les guste! :D



A veces, 86 400 segundos es todo lo que necesita una persona para darse cuenta del verdadero significado de la palabra «hogar».

Nombre: 86400
Autora: dyoongoo
Fanfic original: Click aquí
Idioma original: inglés.
Traductor: Drake15
Género: Angst
Palabras: ~2350
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«Te amo, gigante. Gracias por todo…»

Chanyeol siguió corriendo mientras las lágrimas descendían por sus mejillas, mezclándose con la lluvia que venía del cielo. Corrió tan rápido y tan lejos como sus piernas se lo permitieron, sin importarle adónde estuviera yendo, antes de caer finalmente de rodillas en medio de un parque. El pensamiento de haber perdido a Baekhyun jamás abandonó su mente, e iba a ser eternamente perseguido por los recuerdos de haber hecho que su esposo firmara los papeles de divorcio y haber desaparecido al segundo siguiente.

Jamás pudo superarlo y continuar.

La culpa de no haber estado ahí para Baekhyun y haber priorizado todo lo demás por sobre él, y la culpa de no haber pasado más tiempo con su esposo, invadieron el alma de Chanyeol y reemplazaron a quien una vez fue un hombre feliz por el inútil miserable que era ahora. Habían pasado varios meses y aun así los sentimientos seguían igual de fuertes, impidiéndole ir a trabajar sin ser castigado con el dolor que su trabajo había originado. También causó tensión en su relación con Kyungsoo, a quien no podía mirar sin pensar en el dolor plasmado en el rostro de Baekhyun que envolvía su mente. Tras varios minutos, Chanyeol se levantó de la posición arrodillada en la que se encontraba y contempló los alrededores. Todo lo que veía le recordaba a Baekhyun, y no pudo evitar llorar y llorar hasta quedarse sin lágrimas y no tener más opción que regresar a su «hogar».

El día siguiente llegó, y por primera vez en un tiempo, Chanyeol no fue perseguido por las pesadillas de sus recuerdos. Al abrir los ojos recordó que había dormido en el sofá como varias veces antes, incapaz de dormir en la misma cama que Kyungsoo sin sentir una oleada de culpa y arrepentimiento bañando su ser. Cuando se sentó, vio la hora y se dio cuenta de que Kyungsoo ya se había marchado a trabajar. Fue hasta la habitación y vio el libro de Baekhyun roto por la mitad y lanzado al suelo. Lo recogió, mientras las lágrimas comenzaban a caer por sus mejillas, y releyó la nota del autor, riendo porque estaba haciendo exactamente lo que le había dicho durante tantos años a su esposo que no hiciera. Entonces fue cuando Chanyeol se dio cuenta de que eso no era una película; era la vida real, y no podía hacer que terminara como él quería. Como ambos querían que terminara.

Hurgó en su armario, se lavó y se cambió, y antes de irse de su apartamento por última vez, apagó su teléfono y lo dejó en la mesada de la cocina, junto con una nota para Kyungsoo y su alianza de compromiso. Echó una última mirada al apartamento que había causado que todo eso pasara antes de colocarse el anillo de bodas que pertenecía a él y a Baekhyun, asintiendo para sí y tomando luego su chaqueta. Cerró la puerta y abandonó la ciudad.

«Ya no puedo hacer esto, Kyungsoo. Para ser honesto, cancelé el divorcio ese día. Lo siento. Adiós.»

―¿Ya han terminado con los trámites del divorcio?

―No, señor Park, no aún. Hay un debate sobre si continuar o no con el asunto, ya que su esposo ha fallecido.

―¿No pueden tan solo cancelarlo, entonces? Eso simplificaría las cosas, ¿no?

―Sí, señor, pero ¿está seguro de que eso es lo que quiere?

―Sí, lo estoy. Y me gustaría quedarme con nuestra casa. Pagaré todas las deudas.

Chanyeol llegó a la vieja finca suya y de Baekhyun al atardecer, e inspiró hondo antes de ingresar. El interior estaba en gran parte igual que la última vez que había estado allí, pero un notorio silencio y un ambiente sombrío engullían la casa entera. Ni siquiera los rayos del sol a través de las ventanas de los muros azul pastel de la sala le devolvían el brillo. Y había otra diferencia en el lugar: alguien había construido un santuario en honor a Baekhyun, allí en la sala, y el ver una de las fotos en el santuario causó que los ojos de Chanyeol se llenaran de lágrimas, mientras que él luchaba con cada fibra de su ser por no llorar frente a su esposo, pero sin conseguirlo. Las lágrimas continuaron cayendo por su rostro mientras tomaba una foto de él y Baekhyun durante su boda. Ambos hombres estaban sonriendo de una forma feliz y completamente honesta, ataviados con trajes blancos frente a una bella fuente, con Baekhyun rodeado por los brazos de Chanyeol. Y Chanyeol nunca fue capaz de volver a sonreír de verdad desde el día en que dejó a Baekhyun por última vez; la mayoría de sus sonrisas eran falsas y forzadas, para pretender que todo estaba bien.

Mientras continuaba explorando su antiguo hogar, notó que todo estaba ordenado, y lucía como si hubiera sido hecho recientemente. Al llegar a la vieja habitación de él y Baekhyun, otra oleada de recuerdos y emociones lo consumió, y cayó de rodillas junto a su antigua cama. Los pensamientos de ir a la cama en sus brazos y despertarse de la misma forma. La culpa por haber hecho a Baekhyun irse a acostar solo, mientras él estaba con Kyungsoo en la ciudad. Sintió una puñalada en el pecho mientras seguía llorando, murmurando una disculpa tras otra a Baekhyun por no ser el esposo que debió haber sido.

Se volteó hacia el clóset y vio que la ropa que había dejado aún estaba allí, prolijamente lavada y doblada después de que la hubiera usado esa semana. Recogió unas prendas y se cambió antes de bajar las escaleras y volver al santuario. Tomó la urna de Baekhyun y dejó salir un sollozo, con unas solitarias lágrimas cayendo por su rostro.

―¿Cómo me veo, Baek? Aún recuerdo que esta ropa mía era tu favorita. Lo sigue siendo, ¿no?

Pasó algo de tiempo mientras Chanyeol continuaba hablándole a Baekhyun, reviviendo recuerdos de su tiempo juntos a la vez que se disculpaba por no ser un buen esposo. Decidió llevar a Baekhyun de paseo hasta el árbol donde le había hecho tallar su mensaje aquella semana. Llevando con él un cuchillo y el teléfono de Baekhyun, comenzó a caminar. El aire del campo le trajo recuerdos agridulces, y Chanyeol tuvo que reprimir unas lágrimas al recordar todos los momentos compartidos, e imaginando los que podrían haber compartido si él no hubiera estado trabajando en la ciudad. Unos instantes después, al caminar mirando alrededor del vecindario, recordó por qué habían escogido mudarse allí en primer lugar, y la reacción de Baekhyun:

―Me encanta, Yeol…

―Comprémosla entonces.

―Pero tu trabajo está a una hora de aquí.

―Si te gusta, entonces no me importa el recorrido hasta el trabajo. Son sólo sesenta minutos de ida y luego sesenta de vuelta. No es una hazaña imposible viajar y volver.

Chanyeol se rió, pensando cuán estúpido había sido por pensar que no era imposible. Pero recordó que lo habían hecho porque a Baekhyun le encantaba. Baekhyun, su esposo, su todo, amaba el lugar, y eso era lo único que importaba. Se culpó por no mantener su promesa y por haber hecho imposible lo posible.

Llegó al sendero por el que habían caminado y se abrió paso hasta el árbol en el que había tallado a pedido de Baekhyun. Besó la urna de su esposo antes de sacar el teléfono y descifrar el mensaje grabado hacía meses. Al hacerlo, el aire se vio invadido por el sonido del llanto apagado de Chanyeol, junto a sus susurros pidiendo perdón. Para cuando Chanyeol se hubo calmado, el sol se había empezado ya a ocultar. Recogió el cuchillo y depositó la urna en el suelo con cuidado, y luego usó el teléfono de Baekhyun como traductor y talló su propio mensaje en binario, justo debajo del primero. Terminó el grabado poniendo sus iniciales, y luego volvió a su hogar con la urna en brazos.

«01011001 01101111 00100000 01110100 01100001 01101101 01100010 01101001 01100101 01101110
P.C. y P.B.»

Esa noche, Chanyeol durmió bastante bien. Sus emociones habían drenado toda su energía cuando se recostó en la cama suya y de Baekhyun. Se quedó en su lado de la cama y abrazó la almohada de su esposo. Su perfume aún permanecía allí y también en la sábana, haciendo que Chanyeol suspirara con felicidad antes de cerrar sus ojos.

Esa noche las pesadillas no lo acecharon, sino que fue recibido por Baekhyun, quien le dedicó una sonrisa genuina y un abrazo en agradecimiento, hundiendo su rostro en el pecho de Chanyeol antes de levantar la vista hacia él y darle un corto beso en los labios.

―Siempre te amaré, gigante. Incluso si ya no estoy…

A la mañana siguiente Chanyeol se despertó con el sonido de la lluvia golpeteando contra las ventanas. Llovía con fuerza, y el cielo estaba coloreado de un tono gris pálido. Mientras se levantaba de la cama, sus sentidos lo alertaron de un aroma agradable proveniente del piso de abajo. Se cambió mientras bajaba las escaleras y escuchó pasos viniendo de la sala. Quienquiera que estuviera allí parecía haber escuchado también a Chanyeol, ya que las pisadas se oían más fuertes. Cuando se vieron a los ojos, Chanyeol murmuró un avergonzado «hola» mientras que la otra persona sólo lo miró antes de resoplar y tomar abruptamente sus pertenencias, yendo hacia la puerta para irse tras dar media vuelta.

―Hay comida en la cocina. Por favor limpia todo cuando termines.

―¡Luna, espera!

Entonces fue cuando todo encajó. Era Luna quien había hecho el santuario para Baekhyun. Era quien había cocinado el desayuno para ofrecérselo a su esposo, y quien había mantenido limpia y ordenada toda la casa por Baekhyun. Se había quedado con él incluso después de muerto, y nunca se fue de su lado, al contrario del pobre remedo de esposo que era él, pensó Chanyeol. La realidad de la situación lo golpeó más duro que un camión y se vio reducido a un manojo de lágrimas, sintiéndose culpable y avergonzado por todo el dolor que le había causado a la persona que amaba. Le había tomado demasiado tiempo el darse cuenta de que sólo quería realmente a Baekhyun, y cuando lo hubo hecho, ya era demasiado tarde. Se fue, tal como Luna se había ido recién, abruptamente y sin decir palabra.

Chanyeol pasó el resto de la mañana desayunando con Baekhyun antes de limpiar. Le dijo a su marido que jamás volvería a dejarlo y que sería el esposo que debió haber sido desde el comienzo. Iba a volver a ser el Chanyeol del que Baekhyun se había enamorado, e iba a rogar por que lo perdonara hasta que finalmente lo consiguiera.

Era de tarde cuando Chanyeol había decidido que invitaría a Baekhyun a cenar a un restaurant que había descubierto, y que siempre lo había querido llevar desde que se había mudado a la ciudad. Había tomado un autobús de vuelta a la ciudad, con una foto de Baekhyun enmarcada en su bolso y una de su boda también. El viaje de vuelta a la ciudad fue largo gracias al tráfico, y ya estaba por anochecer cuando llegaron. Chanyeol decidió que iría de compras para ambos mientras esperaba por la reserva de su hotel.

Caminando por las calles citadinas, miró el dedo donde tenía su anillo de bodas y cerró sus ojos, recordando luego el día de su boda y cuán felices estaban por estar juntos como una pareja casada, bajo los rayos del sol, mientras intercambiaban sus votos. Chanyeol sintió una gota de humedad en su rostro cuando abrió los ojos, y no supo si eran sus lágrimas o la lluvia que había empezado a caer. Echó otro vistazo a su anillo antes de murmurar otra disculpa hacia su esposo y pedirle perdón. Cerró los ojos, conteniendo las lágrimas que querían salir. Estaba muy ocupado con su disculpa para darse cuenta de que estaba parado en la mitad de un cruce de trenes y las barreras habían bajado. Una luz brillante, un silbido fuerte y los gritos de los transeúntes lo devolvieron a la realidad, pero ya era demasiado tarde. Mientras Chanyeol levantaba la vista hacia la luz brillante que iba hacia él, vio a Baekhyun, tal como lucía cuando habían contraído matrimonio, con una sonrisa en el rostro y los brazos extendidos. Notó que Baekhyun le estaba diciendo algo, y cuando se dio cuenta de qué era, supo que le había dado una segunda oportunidad para comenzar de nuevo. Un nuevo comienzo donde podría volver a pasar tiempo con la única persona que amaba, que nunca había dejado de amar y que amaría por siempre.

―Te amo, Baekhyun.

Al decir esas palabras que sabía que significaban mucho más que antes, Chanyeol extendió los brazos hacia su esposo, cerrando los ojos, y sonrió.

Chanyeol se despertó en la cama suya y de Baekhyun, con el sonido de los pájaros y los tibios rayos del sol brillando a través de la ventana. Se frotó los ojos antes de mirar alrededor del cuarto iluminado y observó que todo tenía un brillo etéreo por el sol. Se distrajo cuando escuchó a la puerta abrirse y se volteó a mirar. Una sonrisa se le dibujó en el rostro cuando vio la puerta abierta y a quien estaba tras ella. Allí, brillando etéreamente como la vez en que se conocieron, sosteniendo una bandeja con un desayuno para dos y cafés tal como les gustaban, estaba él. Mientras dejaba la bandeja en la mesa de luz, Chanyeol no pudo resistir abrazar a su esposo y acercarlo para un beso que añoraba tanto. Cuando se separaron, Baekhyun levantó la vista hacia él, sonriente, y Chanyeol supo que aquel era el final que ambos habían deseado.

―Buen día, mi gigante.

―¿Esto es real, Baek?

―Es tan real como quieras que sea.

Miró a su alrededor, acarició las mejillas de su esposo y le dio otro beso dulce, sin dejar de sonreír.

Eso, pensó Chanyeol, era real, y era lo único que importaba.

―Estoy en casa, Baek. Finalmente he vuelto adonde pertenezco.

―Bienvenido a tu hogar, Yeol.

―Sí… mi hogar.

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