Cuando sonries (2/11) [AKame] (KAT-TUN)

Sep 28, 2012 22:50

Notas de la traductora: Bueno, la universidad me mata y tengo más fanclubs de los que debería, pero aún así tengo tiempo para todo (sorprendentemente). Tengo muchas traducciones pendientes, entre entrevistas y fanfics, pero lo haré. Puedo hacerlo.

Este fanfic es propiedad de auburn_witch y es muy bueno (si puedo decirlo :P) Espero que les guste :3 Hay más traduccones y fanfics por aquí.

Pareja: Akame

Resumen: Kame de verdad, de verdad quiere ver a Jin, pero no puede. Las razones de esto varían. Jin es una estrella famosa, Kame es solo un chico normal. A pesar de que Kame consigue conocer a Jin, el idol es tímido y difícil de alcanzar. Pero ¿la razón más importante? Kamenashi Kazuya es ciego.

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( Capítulo 1) (Capítulo 2) ( Capítulo 3)

Era una pequeña caja con bordes suaves y sin seguro. Parecía no tener ninguna bisagra pero aún así Kame no podía quitar la tapa. Después de unos minutos consiguió abrirla al tirar de una parte en específico de la tapa. Podía sentir pequeñas bisagras en el interior de la caja y se dio cuenta que la tapa y la caja estaban conectadas por un lado de la tapa. Algo estaba haciendo que la tapa permaneciera abierta. A medida que él experimentalmente abría y cerraba la tapa algunas veces, descubrió que algo se aseguraba de que permaneciera cerrado también. Probablemente había un resorte en algún lado haciendo el trabajo, pero no podía sentir nada parecido. Tendría que preguntarle a Eri-chan acerca de eso cuando llegara.

Después de su exhaustiva revisión de la tapa, Kame procedió a meter los dedos en el pequeño estuche. Ahí había algo muy suave, algo extrañamente familiar. Pasó los dedos sobre eso, sintiendo una serie de suaves pero algo rígidos hilos contra su mano. Parecían mantenerse en su lugar por algo en uno de los extremos y en el otro estaban sueltos. Él tomó lo que fuera que fuese y lo colocó en la palma de su mano, sin dejar de examinarlo. Después de pasar sus dedos a través de los hilos un poco más, se dio cuenta de que era cabello. Cabello humano, si tenía suerte.

A medida que finalmente reconocía donde había sentido ese maravilloso y suave cabello antes, no podía creerlo. Aún así no estaba equivocado. No había otra persona en esta tierra que pudiera tener exactamente el mismo cabello que Akanishi Jin.

Kame había estado gratamente sorprendido cuando el concierto había resultado de alguna manera en realmente conocer a Jin en persona. Él había estado un poco nervioso pero Jin había sido muy amable y habían hablado por un largo rato. Cuando Jin había decidido mostrarle a Kame como era su cabello, él había estado inseguro de cómo reaccionar. Aunque no había podido resistir examinarlo. Era realmente maravilloso, justo como todos le habían dicho.

De pie en su apartamento con un pedazo del cabello de Jin en su mano, lo primero que pensó fue deshacerse de él de alguna manera, pero justo como la última vez no pudo resistir tocarlo. Pasó sus dedos sobre él, empujando a través. Suave. Sorprendentemente suave.

El timbre de la puerta sonó. Él colocó el mechón de cabello apresuradamente de vuelta en la caja, la cerró y la colocó encima de la cómoda de la habitación. Entonces caminó hacia la puerta, abriéndola.

“Hola” la voz de Eri-chan dijo y él sonrió mientras se hacía a un lado para dejarla pasar. “¿Estás listo?”

“Casi” dijo él. “Necesito mostrarte algo.”

Él estaba seguro de que podía decirle a Eri-chan, pero mientras caminaba hacia la cómoda se dio cuenta de que no estaba seguro de cómo reaccionaría. Tomó la pequeña caja, girando para encarar a la puerta.

“Si le dices a alguien de esto, estas muerta” dijo.

“¿Qué es?” preguntó ella, su voz venía de su lado izquierdo.

“Llegó en el correo hoy” explicó Kame, sosteniéndola enfrente de él. “Si hay algo que no esperaba, es esto. Antes que nada, ¿hay un resorte manteniendo esta cosa abierta?”

Él abrió la caja y escuchó a Eri acercarse.

“Si” dijo. “Hay uno.”

Ella guardó silencio un momento entonces, probablemente examinando el contenido de la caja.

“Kame” dijo ella, su voz coloreada de incredulidad. “¿Eso es lo que creo que es?”

“Si” dijo Kame. “O no. Eso depende. ¿Es del color correcto?”

“Lo es” dijo ella, su voz aún más cerca. “Del mismo color exacto, creo. No puede ser otra cosa.”

Ella guardó silencio otro momento, aparentemente sin mover sus manos hacia la caja. Kame la cerró, colocándola encima de la cómoda.

“Y pensé que era demasiado cuando te dejó tocar su cabello” comentó Eri-chan, divertida. “Esto está por encima. Y es raro.”

“No me molesta demasiado” dijo Kame encogiéndose de hombros. “Si él no fuera raro, creo que habría estado decepcionado.”

Eri-chan rió.

“Realmente disfrutaste conocerlo.”

“Por supuesto.”

Él siempre había querido hacerlo. Desde que escuchó la voz de Jin por primera vez, le había dado curiosidad acerca de la persona que podría estar cantando así. Aunque no estaba seguro de si podía llamarse a sí mismo un fan. No sabía mucho de Jin cuando no se trataba de cantar. Él era más un escucha que un fan, aunque definitivamente sentía que apoyaba a Jin.

Él había estado especialmente feliz cuando Jin había cantado “Care” en el concierto. La letra de esa canción se había vuelto muy importante para Kame. Especialmente la línea del coro, “seguramente tantas sonrisas como lágrimas que has derramado están esperando por ti”. Esto era algo que Kame podía relacionar demasiado bien, especialmente la importancia de seguir buscando la felicidad sin importar que.

La respuesta de Jin a su pregunta acerca de la canción lo había sorprendido un poco. Jin había dicho que la había escrito cuando necesitaba algo en que creer y que había descubierto que debía creer en sí mismo. Kame no discrepaba precisamente, pero la respuesta de Jin no contenía nada acerca de la importancia del apoyo de otras personas cuando enfrentabas dificultades. Kame había aprendido lo crucial que eso era de la manera difícil y se había preguntado brevemente lo que Jin pensaba de eso.

“Aunque no entiendo porque tenía que enviarte un mechón de su cabello, puedo entender porque quería darte algo” dijo Eri-chan, interrumpiendo los pensamientos de Kame. “Él pareció estar realmente conmovido por algunas cosas que dijiste.”

“¿En serio?” dijo Kame, pensando de nuevo en la conversación. “¿Cómo qué?”

“Fue especialmente cuando hablaste de su voz” dijo Eri-chan. “Él parecía casi sorprendido. Pensé que era algo extraño. Él debe haber obtenido elogios antes, pero se tomó muy enserio lo que dijiste.”

“Entiendo” dijo Kame, pensativo. “Me alegro entonces. Es bueno que haya tenido la oportunidad de decirlo.”

“Bueno e increíble” Eri-chan rió. “Honestamente, ¿cuáles eran las posibilidades de ser escogido para ese evento de saludo? Sabes que fue selección aleatoria. Además, ¿Por qué fuimos invitados a hablar con él?”

“No tengo ni idea.”

“Y esa chica que nos dejó pasar era extraña. Había algo en la forma en que hablaba. Como si fuera un robot.”

“Estoy de acuerdo. ¿Se veía como un robot?”

“No realmente.”

Eri-chan guardó en silencio por un momento

“Vamos tarde” dijo. “Date prisa.”

Dejaron el apartamento juntos hacia una peluquería cercana.

~ Dos semanas después ~

A medida que Kame entraba al café, Ran lo condujo directo al mostrador.

“No quiero chocolate” dijo Kame severamente. “Aunque voy a tomar café.”

“Ya sale” dijo Eri-chan desde detrás del mostrador. “Por favor tome asiento caballero.”

“Si señora” dijo Kame, haciendo reír a Eri-chan.

Él se dio la vuelta y dejó a Ran guiarlo hacia su asiento usual, un gabinete en la esquina.

“¿Está ocupado este asiento?” preguntó en voz alta.

Como no hubo respuesta él procedió a sentarse; estaba sin duda vacío. Eri-chan vino un momento más tarde con su café.

“¿Tu hermano viene a recogerte más tarde?” preguntó ella mientras lo dejaba frente a él.

“Si.”

“¿Entonces, van al hospital hoy?”

“Eso es correcto.”

Con cuidado extendió su mano, localizó la taza y probó el café. Estaba grandioso, pero él podía sentir su mano temblar ligeramente y sabía que Eri-chan lo había notado.

“No te preocupes mucho por eso” dijo ella, su tono cálido. “Al menos no se pondrá peor, ¿cierto?”

“Lo sé” respondió Kame, un poco apresurado “Estoy bien.”

La puerta se abrió y cerró. Eri-chan movió los pies a un lado de su mesa, probablemente girándose para ver a quien entró.

“Hola” dijo, su tono sorprendido. “Esto es inesperado.”

“Hola” una voz familiar respondió.

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Mientras Jin entraba al café, encontrarse con Kamenashi Kazuya y Hayashi Eri fue la última cosa que esperaba. Hayashi levantó la mirada mientras entraba, su estaba boca abierta.

“Hola” ella dijo, inclinándose cortésmente hacia él. “Esto es inesperado.”

“Hola” respondió Jin, inclinando la cabeza también.

Kamenashi se había quedado muy, muy quieto mientras él hablaba. Él se dio cuenta de que Kamenashi no podría haber sabido quien entró hasta que él había hablado. A juzgar por la reacción de Kamenashi, él debía haber reconocido la voz de Jin inmediatamente.

“Hayashi Eri y Kamenashi Kazuya, ¿cierto?” dijo, mirando de nuevo a Hayashi-san. “Es un mundo pequeño, ¿eh?”

“Realmente” ella concordó.

Ella parecía haberse recuperado de su reacción inicial de sorpresa y estaba sonriéndole alegremente.

“¿Y qué te trae aquí?” preguntó ella con curiosidad.”¿Una cita?”

Él se descubrió riendo ante su atrevida observación.

“Más bien una reunión de negocios” explicó, aunque sabía que Junno y él estarían hablando de varias cosas y no solo de trabajo. “Aunque llegué un poco temprano.”

“Ya veo” dijo ella, sonriendo tímidamente. “De cualquier forma, ¿qué puedo traerte?”

Fue solo entonces que él notó lo que Eri estaba usando. Una falda negra, una blusa de manga corta y un delantal. Ella sacó un cuadernillo de uno de sus bolsillos y lo miró expectante.

“Trabajas aquí” dijo, dándose cuenta mientras hablaba.

“Eso hago” confirmó ella “¿Café?”

“Si, gracias.”

Ella asintió, escribió algo y desapareció tras el mostrador.

Kamenashi no había volteado a verlo, pero Jin ya se había dado cuenta de lo inútil que habría sido eso. No era ninguna sorpresa. La hora que habían acordado era más de media hora después. Él había comenzado a buscar una mesa adecuada, pero sus ojos cayeron en Kamenashi de nuevo. El chico aún no se movía. Él parecía estar extremadamente concentrado. ¿Qué estaba haciendo? ¿Pensando? ¿Escuchando?

La curiosidad de Jin se despertó mientras caminaba hacia la mesa de Kamenashi.

“¿Puedo sentarme?” preguntó tentativamente, anunciando su presencia.

Kamenashi levantó la mirada de la mesa, mirando justo al frente de él.

“Claro” dijo.

Jin lo hizo, aceptando una taza de café de Hayashi-san. Ella se veía como si quisiera quedarse y platicar, pero un cliente al otro lado de la habitación la llamó y ella se alejó con una sonrisa de disculpa.

“Usualmente no tienes reuniones de negocios aquí, ¿o sí?” Kamenashi preguntó, con el rostro hacia la mesa de nuevo. “Nunca te había notado por aquí antes.”

“No, nunca he estado aquí antes” confirmó Jin.

Ellos se quedaron en silencio por un momento. Él estaba intentando leer la expresión de Kamenashi, pero parecía completamente blanca. Jin rememoró su anterior encuentro, encogiéndose un poco de hombros mientras pensaba en el mechón de cabello. No quería tocar ese tema, pero tenía la sensación de que no habría mucha conversación hasta que lo hiciera. Mirando a Kamenashi, podía notar que el otro estaba mordiendo su labio inferior, viéndose un poco nervioso.

Los ojos de Kamenashi aun tenían algo blanco nublándolos, algo que se veía como humo o niebla en los lentes. No se veía repulsivo ni nada de eso, era solo un poco diferente de los ojos normales. Además, Kamenashi aun era extremadamente lindo. Su rostro era casi angelical a la luz de la ventana y sus manos, que mantenían un agarre suelto alrededor de su taza, eran delicadas. Jin eventualmente se forzó a dejar de observar a Kamenashi y comenzó la conversación

“¿Recibiste mi paquete?” preguntó, incómodo.

“Así es” Kamenashi replicó.

Silencio de nuevo.

“En cierta forma, lo siento” dijo Jin torpemente. “Usualmente no soy de los que hacen las cosas a su antojo así.”

“No me importa exactamente” dijo Kamenashi, encogiéndose de hombros. “Aunque estaba sorprendido.”

“Puedo notar porque” dijo Jin, aun incómodo.

“No fue problema” Kamenashi le aseguró. “Enserio.”

Jin abrió la boca para decir algo más, pero un gruñido bajo del otro lado de la mesa lo interrumpió. Inclinándose hacia adelante, notó que un perro estaba sentado a un lado de Kamenashi.

“Esta es Ran-chan” dijo Kamenashi, estirando y colocando una mano en el collar del perro. “Mi perro guía.”

“Ya veo” dijo Jin sonriendo. “Es adorable.”

“Y protectora” suspiró Kamenashi, pero él también estaba sonriendo. “Hacemos un buen equipo. Ran-chan viene conmigo a donde quiera que voy, ya sea la escuela, el supermercado o donde sea”

“¿Vas a la escuela?”

“A la Universidad. Estoy estudiando para ser profesor.”

Jin no podía decir que no estaba sorprendido. Él quería preguntar si había algún problema con esa profesión ya que Kamenashi era ciego, pero no sabía cómo hacer eso y aún así permanecer amable.

“¿Es divertido?” preguntó en su lugar.

“Si, lo es” dijo Kamenashi, una sonrisa emocionada iluminando su rostro.”Amo mis clases.”

Kamenashi parecía que iba a decir algo más, pero algo lo había distraído. Él se detuvo un momento y escuchó con atención. Jin hizo lo mismo, intentando descubrir con qué estaba preocupado Kamenashi. Después de un momento se dio cuenta de que era Hayashi-san quien estaba hablando con alguien al otro lado de la habitación. Jin miró hacia ella, viendo su sonrisa amable hacia un cliente. Ella era muy bonita también. El cabello corto le quedaba bien. Kamenashi sonrió ligeramente mientras ella terminaba la conversación y se apresuraba hacia el mostrador. Jin lo miró por un momento, pensando en la atención que Kamenashi estaba poniendo a Hayashi-san.

“¿Es tu novia?” preguntó sin molestarse en especificar a quien se estaba refiriendo.

“Dios, no” contestó Kamenashi, casi riendo.

Jin parpadeó, un poco sorprendido por la respuesta de Kamenashi.

“Oh” dijo. “Solo pensé que ustedes dos se llevaban muy bien.”

“Así es” confirmó Kamenashi. “Solo que no puedo imaginar salir con Eri-chan, nunca.”

“¿Enserio?” dijo Jin, inseguro de cómo responder a los comentarios ligeramente rudos de Kamenashi.

“No” continuó Kamenashi. “Verás, he descubierto que soy gay.”

“Oh” dijo Jin, sin estar seguro de que decir, esta vez por razones completamente deferentes. “Oh.”

“Si” continuo Kamenashi, ligeramente divertido ante su pérdida de palabras. “Así que hasta que Eri-chan decida convertirse en un hombre, ella está fuera de la cuestión.”

Jin rió, hacienda sonreír a Kamenashi también.

“Entiendo” dijo, aún sonriendo. “Pobre chica.”

Kamenashi abrió su boca para responder, pero guardó silencio a medida de que se daba cuenta de lo que Jin había dicho. Jin observó su ligeramente confundida expresión mientras intentaba recordar porque había dicho eso. Simplemente se le había escapado, realmente.

“De cualquier forma” continuo Jin, repentinamente desesperado por cambiar el tema. “¿Siempre has sido ciego?”

“No” respondió Kamenashi pero aún se veía un poco pensativo.

Esto sorprendió a Jin, pero antes de que pudiera preguntar algo más fueron interrumpidos.

“¡Kame!” una voz lo llamó desde la puerta. “¿Estás listo?”

Jin levantó la mirada para ver a un tipo de apariencia ruda acercándose a ellos. Tenía el pelo corto y puntiagudo, vestía pantalones holgados y una sudadera con capucha y tenía una mirada peligrosa. El primer instinto de Jin fue colocarse entre el chico y Kamenashi, pero la expresión del chico se volvió ligeramente más gentil mientras le sonreía a Kame.

“Es hora” dijo mientras llegaba a la mesa.

“Vámonos entonces” accedió Kamenashi.

Mientras Kamenashi y Ran se ponían de pie, el chico miró a Jin sospechosamente, pero Jin no le estaba poniendo mucha atención. En lugar de eso, él estaba buscando en su bolsillo un lápiz y papel. No sabía porque quería darle a Kamenashi su número, pero tras encontrarse dos veces así sería un poco raro si no lo hiciera. No fue hasta que hubo localizado un lápiz y descubierto que podía escribir en una servilleta que se dio cuenta de que Kamenashi no podría leerlo de cualquier forma.

“Adiós entonces” dijo Kamenashi y Jin levantó la mirada para verlo agitar su mano en dirección a la mesa y entonces seguir al chico tenebroso por la puerta, Ran-chan dirigiéndolo.

Jin se desplomó de nuevo en su asiento, un poco frustrado. Aunque no se sentó ahí solo por mucho tiempo. Pronto se le unió Hayashi-san. Ella se veía un poco petulante.

“Ustedes dos parecían tener mucho de qué hablar” observó, intentando y fallando en verse seria.

“¿Se conocen desde hace mucho?” preguntó Jin, ignorando su comentario.

“Desde la secundaria” ella le informó, asintiendo con la cabeza. “Éramos compañeros de clase.”

“¿Y siguen siendo buenos amigos? Eso es un poco sorprendente.”

“Eso creo” dijo ella, mirando a la puerta cerrada. “Nos volvimos muy cercanos en esa clase. Fue en parte a causa de
Kame. Él es increíble, ya sabes. Nunca se ha permitido perder ante su discapacidad. Él siempre intenta muy duro y consigue mantenerse alegre y positivo, a pesar de lo mucho que ha pasado.”

Su expresión pensativa hizo a Jin preguntarse por un momento si ella estaba hablando de eventos en particular o si solo hablaba en términos generales. Ella no le dio la oportunidad de preguntar.

“Sus padres siempre tuvieron una actitud de ‘puede hacerlo’ hacia su condición” continuó. “Le han permitido volverse muy independiente. Aunque su hermano es un poco sobreprotector a veces.”

“Su hermano” repitió Jin. “¿Era ese chico de ahora?”

“Si” confirmó Hayashi. “Koki. Él siempre ha estado ahí para Kame, ayudándolo y apoyándolo. Aun así, ya no es tan necesario. Realmente no hay nada que Kame no pueda hacer si quiere hacerlo.”

“Pero aún así su condición debe complicar las cosas” dijo Jin cuidadosamente, intentando no ser rudo. “Debe ser más difícil para él.”

“Si, por supuesto” la chica coincidió, sonriéndole. “Para empezar, si alguien quisiera darle a Kame su número telefónico, ellos no sabrían como hacerlo. Eso cuenta como una complicación, ¿no es así?”

Ella señaló con la cabeza la servilleta y el lápiz que estaban en la mesa frente a Jin. Jin evitó su mirada por un momento, considerando negar lo que ella estaba insinuando y dándose cuenta de que hacerlo sería inútil.

“Ya veo” dijo, mirándola de nuevo. “Eso es un problema. Aún así, dijiste que no había nada que él no pudiera manejar, ¿cierto?”

“Sin duda lo dije” coincidió ella, sonriendo descaradamente. “Usualmente, diría que el numero es leído en voz alta para que Kame lo escriba en su teléfono Braille. Sin embargo, si eso es imposible por alguna razón, el número puede ser fácilmente escrito y confiado a su amiga. Ella se asegurará de que lo reciba.”

Jin no necesitaba que se lo dijeran dos veces. Él apuntó algunos números en la servilleta y sin decir nada se lo entregó. Ella lo guardó y lo puso a salvo en su bolsillo.

“Solo no vayas a vender mi número en línea” dijo, sonriendo a su pesar. “Eso sería problemático.”

“No lo haré” ella le aseguró. “Aunque no puedo responder por Kame, pero creo que él simplemente vendería tu cabello si necesitara dinero, ¿cierto?”

Afortunadamente, Jin no tuvo que responder a su última conclusión. Su teléfono sonó y ella leyó el mensaje mientras se ponía de pie.

“Tengo que irme” dijo, mirando por la ventana. “Mi turno termina ahora. ¡Fue bueno hablar contigo de nuevo!”

Ella agitó su mano, se dio vuelta y comenzó a caminar, pero entonces se volvió de nuevo hacia él.

“Veré que lo reciba” añadió, su mano reposando en el bolsillo donde la servilleta estaba almacenada seguramente. “Definitivamente.”

Ella se quitó el delantal entonces, lo arrojó detrás del mostrador y desapareció por la puerta. Jin la miró cruzar la calle hacia un chico que estaba saliendo de una estética localizada al lado contrario a la cafetería. El chico tenía cabello obscuro y usaba una camiseta con la leyenda “Beatboxer”. Ellos desaparecieron por la calle juntos.

Jin no tuvo que esperar mucho tiempo hasta que Junno se apareció. Desafortunadamente, no estaba solo. Nana-san estaba con él, viéndose aburrida y efectiva como siempre.

“No la hubiera traído” dijo Junno mientras ella estaba ordenando café en el mostrador. “Ella insistió en que tenía un mensaje importante, así que realmente no tenía elección.”

El mensaje importante resultó ser una invitación para una audición.

“Es en dos meses” le dijo Nana, colocando un folder en la mesa. “Para el nuevo drama de Takizawa Hideaki, él es un director.”

“¿Enserio?” dijo Jin, recogiendo el folder e ignorando el hecho de que ella pensaba que no sabía que Takizawa Hideaki era un director. “¿Me están considerando?”

“Obviamente” dijo rígidamente Nana-san. “De otra manera, ¿te lo estaría diciendo?”

“Calma, calma” dijo Junno, palmeando su hombre. “Solo toma algo de café, ¿quieres?”

Jin hojeaba el folder, inmerso en su contenido. El drama era acerca de un joven con un pasado trágico. Él no miró los detalles por ahora, pero podía ver cuál sería la parte difícil. Este personaje parecía ser extremadamente alegre.

“¿Estas interesado?” preguntó Nana, interrumpiendo sus pensamientos.

“Por supuesto” respondió inmediatamente. “Todos quieren ser dirigidos por Takizawa. No puedo perder una oportunidad como esta.”

“Entonces está decidido” dijo Junno. “En dos meses asistirás a la audición. Funciona bien con el horario también. Si pasas estarás atado a Japón por el próximo año para la filmación y promoción, pero eso se ajusta tus otras actividades bien.”

“Si” Jin coincidió. “Es grandioso.”

“¿Estás seguro de que puedes hacerlo?” dijo Nana, metiéndose en la conversación.

Junno puso los ojos en blanco a Nana quien estaba mirando fijamente a Jin, sus ojos entrecerrados.

“Por supuesto que puedo” dijo Jin mirándola. “Este papel no parece muy complicado.”

“Tienes que sonreír” ella le recordó. “Enfrente de una cámara. No has podido sonreír enfrente de una cámara por un largo tiempo.”

“Puedo hacerlo” repitió Jin, sonando mucho menos seguro de lo que se sentía. “La audición es en dos meses.”

“Y por esos dos meses no tienes mucho que hacer” señaló Junno, sacando su agenda. “Unas cuantas grabaciones de comerciales, entrevistas de revistas, grabar y promover la nueva canción… Bueno, así que hay algunas cosas, pero también estarás relajándote y recargándote de la gira. Ya sabes. Pensando las cosas de nuevo. Corrigiendo cosas.”

Junno no tenía que agregar ‘aprender a sonreír’ para hacer que Jin se diera cuenta de que eso era lo que en realidad estaba intentando decir. Jin solo asintió.

“Buena suerte con los preparativos entonces” dijo Nana sin sonar convencida. “La necesitarás.”

“Oh, ¿podrías callarte?” suspiró Junno, perdiendo la paciencia. “Aquí. Café. Bébelo.”

Mientras Nana resoplaba, Jin intentó bloquear su discusión completamente. Eso no fue muy difícil (se había acostumbrado sorprendentemente a ello) pero resultó ser un poco más complicado suprimir la ansiedad que las palabras de Nana habían causado en él. Después de un rato lo consiguió, pero entonces su mente estuvo completamente preocupada preguntándose cuando (o si) Kamenashi le llamaría.

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