OTRO FIC :D

Sep 06, 2009 21:21

 FIC EMPANADILLA :D

Autora: dmsc_saphr
Título: Momento
Pairing: empanadilla sehhh 
Raiting: al principio nada pero el final no se si tiene algo preoupante.
Disclaimer: esto nunca a pasado y no cobro un duro por escribir esto (cuando lo leáis querréis que os pague yo xD)

NOTAS: lo digo desde el principio: esto es lo más fluffy, empalagoso, azucarado que he escrito y voy a escribir nunca. Ya se lo que pensais, que Villa y fluffy no pueden ir en la misma frase, pero mira, se me ha ido la olla y e escrito esto xD. Por favor, no me pegueis. Yo este fic lo encuentro una caca U_U.
pd: cut dedicado a la Pepu por enseñarme como se hace el lj-cut xD. merciiiii ^^

Mensaje recibido:

"Wolaaa David!!!!!!!!!! m e nterado de k stas n Londres :D xq no m lo as dixo???:( para 1 vez k vienes...¡k kiero nseñart la ciudad!. EXIJO VERTE DAVID VILLA.xD call me plis. xxx"

-¿Pero como coño se ha enterado éste de que estoy en Londres?¿ha contratado espías o que?- pensó David al leer el sms que Cesc Fàbregas le había enviado. Llevaba dos días en la capital británica. Llegó para rodar un anuncio de una marca deportiva muy conocida y hasta el día siguiente no volvería a España.

Después de pensárselo un buen rato decidió llamarlo por dos razones:la primera era que no le apetecía en absoluto quedarse un día entero encerrado en el deprimente hotel en el que se alojaba. La segunda era que, conociendo Cesc, sabía que si no lo llamaba pronto seguiría mandándole mensajes hasta que consiguiera hacerle tirar el móvil por la ventana.

Como el gunner tenía entreno por la mañana, quedaron después de comer, cerca de su hotel. El asturiano llevaba más de diez minutos esperando en la calle con un frio más intenso de lo habitual para ser otoño, y comenzaba a arrepentirse de haber llamado al crío. De pronto, bastante a lo lejos, vió una figura más que familiar acercándose a él tan deprisa como podía. Reconoció que se trataba de Cesc, y mientras caminaba comenzó a observarlo de arriba a abajo. El chico llevaba un grueso jersey de lana que parecía dos tallas más grande de lo normal, una bufanda azul marino alrededor de su cuello y unos tejanos viejos que le quedaban bastante bien. Para su sorpresa, llevaba por fin un peinado decente (que significaba que se lo había dejado corto, sin crestas ni horteradas de esas) e iba bien afeitado. Villa se maldijo a sí mismo por no poder ocultar la sonrisa que se le estaba formando en los labios a causa de ver aquella imagen tan adorable. El chico le recordó a uno de los peluches que tenía él de pequeño.

Cuando Cesc estubo a menos de dos metros de distancia de David, saltó para abrazárlo con todas las fuerzas de las que disponía. Al cabo de unos segundos de estar agarrado a él, Villa tubo que recordarle que estaban en medio de la calle y que le soltara de una vez, ya que podían reconocer al más joven.

- Aaaa!!! que bien que me hayas llamado. Ya verás, te enseñaré lo mejor de Londres- dijo Cesc con una gran sonrisa.
- Tampoco te flipes empanao. Solo tengo esta tarde. Mañana me voy o sea que tampoco podremos ir muy lejos.
-¿Qué?¿te vas mañana?vaya...- se entristeció un poco al oír eso.
-Pero bueno, no sé... podemos ir a pasear o algo.
-Valeee!!! ya sé donde llevarte.- la cara de Cesc volvió a cambiar de expresión.

Lo llevó a pasear por algunas calles que eran prácticamente desconocidas para los turistas, pero que no por ello eran menos hermosas. Pronto se detubieron en un mercadillo en el que vendían antiguedades de todo tipo: algunos muebles, fotos en blanco i negro que hasta David encontró francamente bonitas, discos, pósters viejos...Cesc estubo curioseando por todas las paradas de aquel lugar y hablando con los dependientes sin que el asturiano pudiera entender prácticamente nada, cosa que le frustró un poco.

Más tarde siguieron con el paseo, pero después de cruzar tres calles, Cesc se detubo en seco y miró su reloj.

- Madre mía, son más de las cinco- exclamó de repente- venga rápido, vamos a una cafetería- el catalán cogió a David de la muñeca y se dirigió a paso acelerado hacia una cafetería que habían visto antes al cruzar la última esquina.

- ¿Pero donde vas tan rápido?- dijo Villa intentando soltarse- ¿Y qué que sean las cinco?

-Pues que es la hora del té.

David se paró en seco. Cesc se giró para ver que le pasaba y lo vió inmóbil, como intentando asimilar lo que acababa de decir. Acto seguido, el asturiano comenzó a reír de una manera descontrolada y toda la gente de la calle se giró para ver quién era el autor de semejante escándalo.

-¿Pero qué pasa?¿ por qué te ries?- preguntó el más joven desconcertado.

-Tio..¿pero qué es eso de la hora del té? dijo Villa aún riendo. ¿me estás hablando en serio? es que...joder, francamente me cuesta imaginarte tomando té con galletas y discutiendo sobre Shakespeare con caballeros ingleses nenazas de esos.

-¿Qué?no no. Yo no tomo té, no me gusta. Yo aprovecho para salir a comer donuts, porque a esta hora todo el mundo está en las cafeterías, haciendo vida social. Y yo ahora quiero mi donut, y también me apetece chocolate calentito, que tengo frío.

-Exacto, viva la comida sana. Luego no te quejes si te lesionas, criajo- dijo Villa aún sonriendo- pero mira, ya que vamos me tomaré un café, que yo también tengo frío.

Después de comprarlo todo, decidieron comérselo mientras seguían paseando. Cesc quiso llebarlo a un parque enorme que conocía cerca de allí. Cuando faltaba poco para llegar y mientras conversaban, Cesc se comió un trozo de donut casi tan grande como su boca.

-¿Pero qué haces?- le dijo Villa casi lamentándose-¿es que no comes en tu casa o qué?¿pasas hambre por que no sabes cocinar?

Cesc lo miró y se encogió de hombros. Estaban llegando al parque y ya podían distinguir los árboles que había en él, todos de colores naranjas, rojos, amarillos...incluso Villa se sorprendió ante ellos.

-Esta ciudad es preciosa en esta época- dijo el más joven con un tono melancólico.

- Sí, es bonito- respondió Villa aún observando los árboles.

-Te he echado de menos.

-¿Qué?- exclamó el asturiano sorprendido por lo que acababa de oír. Era increíble como Cesc era capaz de comportarse como un niño pequeño y al minuto siguiente soltar esas cosas sin sentir verguenza. Realmente su sinceridad lo descolocaba.

- Pues eso, que hace mucho que no nos vemos y...te he echado de menos.

En ese momento Villa esperó a que le hiciese la gran pregunta, la pregunta que temía desde hacía rato.

-¿Tu me has echado de menos también?- Villa quería que lo tragara la tierra, porque no sabía que contestar. Pensó que lo mejor era tomárselo en broma y decirle algo así como si te refieres a si he echado de menos tus tonterías y tu hiperactividad pues la verdad es que no. Pero antes de que pudiera reponder el catalán abrió los ojos como platos y se dirijió corriendo (o todo lo deprisa que podía sin derramar el chocolate) hacia una enorme parada de flores que había en medio del inmenso parque. David bufó como si se hubiera quitado un peso de encima, pero realmente se sentía extraño desde el momento en que Cesc le preguntó aquello. Al llegar, el gunner comenzó a mirar hacia todos los lados admirando la variedad de colores y aromas de las flores. Mientras, Villa se iba acercando hacia allí con paso mas lento. Decidió que no tenía ganas de comerse a cabeza en aquel momento, así que se centró en lo que estaba haciendo el catalán.

-¿Ahora te has vuelto una tía? ¿desde cuando te gustan las flores empanao?

-Siempre me han gustado- respondió mientras se acercaba a unas en concreto-¡mira, estas son mis favoritas!- exclamó. Entonces alzó su mano y tocó suavemente una de las flores, acercándolas para sentir su aroma.

Villa se quedó observándolo, y en aquel momento sucedió algo. Algo en el interior de David. Algo que en seguida le hizo recordar una pregunta que le formuló alguien hace mucho tiempo.

¿Jamás has tenido un momento perfecto? un instante en tu vida en el que sientes que todo está bien, que todo está en harmonía. En el que a luz, el color, el sitio donde estás...todo es perfecto. ¿Jamás te has sentido en paz con el mundo, deseando que no cambiara nada?. Es una sensación que aparece de repente, y la reconoces, porque dentro de tí sientes una felicidad casi imposible de describir. Todos la tenemos tarde o temprano.

Cuando a Villa le preguntaron eso puso cara de ¿pero qué me estás contando?, pensando que jamás le habían dicho semejante gilipollez. Pero ahora el asturiano ya no podría responder igual, porque lo estaba teniendo. La imagen del atardecer en Londres, en aquel parque medio vacío, donde los árboles ahora parecían dorados y cobrizos a causa de la luz del sol; la suave brisa que transportaba un frío que la ropa conseguía apartar de la piel; la imagen de Cesc sonriente, con su jersey enorme, su bufanda y su chocolate caliente medio vacío en una mano, mientras olía aquellas flores... aquello era sin duda su momento perfecto. Por que en ese momento Villa se sintió en paz con el mundo.

Un momento más tarde, Cesc se le acercó para preguntarle qué le pasaba, y Villa solo le pudo responder con una sonrisa franca que nada, cosas mías. Entonces, sin que sirviera de precedente, David le compró al catalán una de las flores que tanto le gustaban. La cara de Cesc habría sido digna de retratar en ese momento.

- Es...¿es para mí?

- Y para quién va a ser si no, atontado.

- ¿Pero por qué me compras una flor?

-Pero tendrá narices...¡no te voy a comprar el ramo entero!¡que no soy tan moñas! de echo no sé ni por que acabo de comprarte una, vaya cursilada. Haces que me vuelva una nenaza.

A ello Cesc solo pudo sonreir y abrazarlo lo más fuerte que pudo. Y como ya no había nadie en el parque, Villa le devolvió el abrazo. Estubieron así un buen rato, y Villa pudo oler perfectamente el aroma del champú de Cesc, y le gustó mucho. Por que le hizo recordar los momentos que pasaron juntos, en las concentraciones con la selección, y David tubo que admitir que sí, le echaba de menos. Echaba de menos su sonrisa, su olor, sus besos, la manera de susurrarle en el oido su nombre cuando lo hacia suyo, la forma tan tierna que tenía de depertarlo a la mañana siguiente....echaba de menos todo de él. Entonces ya no pudo más. Cogió la cara de Cesc y lo besó con toda la ternura del mundo, para recordar sus labios, para volver a acostumbrarse a la forma de besar que tenía el joven, que era sin duda la mejor del mundo. Porque amar a Cesc era lo mejor del mundo.

Después de estar besándose un buen rato, decidieron marcharse del lugar, ya que comenzaba a oscurecer. Después de cenar, Cesc le suplicó a David que no fuera a su hotel, que se quedara a dormir en su casa. A ello el asturiano no pudo negarse, así que se fueron a casa del catalán a pasar la última noche de Villa. Una vez allí, se sentaron en el sofá, y después de decirse mil cosas al oído entre besos y caricias, David llevó a Cesc a la cama. Allí lo abrazó, lo desnudó muy lentamente y lo tumbó en el colchón. Villa no tardó en meterse también en la cama, encima de él, con cuidado, y lo siguiente que ocurrió lo recuerda demasiado borroso. Porque le hizo el amor, con todo el cariño y la pasión del mundo, como si no existiera nada más que aquella cama y ellos dos. Al acabar, David hizo que Cesc acostara su cabeza en su pecho para seguir mimándole, y al final se quedaron dormidos abrazados.

A la mañana siguiente, ya en el aeropuerto, se despidieron con un largo abrazo. Cesc no quería soltarlo, y David le dijo que no se pusiera así, que pronto se verían en la siguiente concentración de la selección. El catalán le hizo caso, con una mirada triste en sus ojos y al verlo, David posó sus manos en las mejillas de Cesc. Le dijo algo en voz baja que solo el catalán pudo oír. Después le dió un beso y se despidió de él, haciendo que Cesc lo saludara gritando ya con una enorme sonrisa en los labios, recordando lo que Villa le acababa de decir.

Te echaré muchísimo de menos.

empanadilla, fics

Previous post Next post
Up