El viernes a la hora de comer me terminé Corazón de tinta. Bueno, en realidad fue justo después de comer, porque mi familia se impacientó y tuve que reunirme con ellos a sólo 20 páginas del final ¬¬ Pero en fin... el caso es que terminó dos días después de haberlo empezado ^o^
Me ha encantado. Eso es lo primero que tengo que decir, aunque creo que salta a la vista.
Por supuesto, la novela tiene poco que ver con la película, como suele pasar siempre. Sin embargo, la peli también tiene su encanto y a veces hace guiños interesantes a la trilogía en general, así que no he llegado a despreciarla en absoluto. De hecho, la tengo grabada en el PC y me pongo algún que otro pasaje interesante de vez en cuando XD
Pero la novela... ha sido brutal. Hacía mucho tiempo que un libro no me atrapaba de esa forma. En su época me leí El Prisionero de Azkaban en un día escaso, y reconozco que cuando publicaron Las Reliquias de la Muerte me pegué un buen atracón con las traducciones extraoficiales que pululaban por Internet (ahhh, aquella sesión de lectura memorable... empecé a las 5 de la tarde y no paré hasta las 8 de la mañana del día siguiente XD) Pero Corazón de tinta no tiene nada que ver. Incluso consumida por el ansia, cosa que me ocurre con harta frecuencia cada vez que un libro se me mete entre ceja y ceja y tardo más tiempo del que me gustaría en conseguirlo, era incapaz de saltarme ni una sola letra. Cada pasaje, cada escena, cada capítulo, cada palabra. TODO en él valía la pena. Y, aunque muchas veces te dejaba un sabor agridulce en la boca, creo que es un gran libro. Un libro imprescindible, para los que nos gusta la literatura fantástica y para los que pretendemos o soñamos con ser escritores.
Me he embutido el Mundo de Tinta en el cuerpo con tanta gula en estos últimos días que dudo mucho que este post me salga coherente. Ahora mismo tengo la cabeza llena de pájaros y los recuerdos se difuminan por el exceso de información. Pero haré un esfuerzo, porque vale la pena.
Primero los personajes. Ejemplo absoluto de "secundarios al poder". Aunque se supone que Mo y Meggie eran los protagonistas, enamoraba muchísimo más Dedo Polvoriento, Elinor o Fenoglio. Por descontado, Dedo Polvoriento me ha hechizado aún más de lo que me hechizó ya en la película, como bien vaticinó Adaz. Y no es de extrañar, cumple todos los requisitos para meterse de lleno en mi corazón. Aunque la película te destripa el origen de su nostalgia, la novela no menciona absolutamente nada de su familia. Te da impresión de ser un mero perro callejero, tan desarraigado en este mundo como en el otro, y a veces cuesta un poco entender su insistencia. Ojalá me hubiese leído el libro antes de ver la película, porque he sufrido lo indecible leyendo. Yo, romántica empedernida, fan absoluta de Dedo Polvoriento y su historia, no podía creer que no se mencionara ni una sola vez a Roxanne, que jamás se hiciera ni un comentario, ni una referencia, ni NADA. Ya hacia el final del libro la impaciencia me corroía tantísimo que tuve que dejar de leer por un rato y trastear por Internet para spoilearme todo lo que sucedía en las secuelas y calmarme por dentro. Menos mal que al final pude respirar tranquila dentro de lo posible y retomé la lectura. Creo que si no habría sido capaz de abandonar el libro.
¿Por qué tanto dramatismo? Bueno, ése es otro de los aspectos que caracteriza esta historia y que tanto me ha desconcertado y hecho sufrir. No existen amores absolutos. Los personajes aman a más de una persona, son egoístas y posesivos, tienen malos pensamientos y deseos hacia los demás... y eso los hace tan humanos que a veces dan miedo. En la película todo el mundo terminaba siendo demasiado noble, demasiado correcto. En el libro, Dedo Polvoriento es un cobarde y lo sigue siendo hasta el final. Huye de Fenoglio, huye de la cripta dejando tirados a los demás, huye de la acción y de los problemas. Y no regresa. Lo mira todo desde lejos sin ayudar a nadie. Dedo Polvoriento el espectador, como se llamó a sí mismo. Y al final roba el libro a escondidas mientras todos duermen y se marcha sin decir adiós a nadie, sólo seguido por Farid, y sólo porque éste le pilló con las manos en la masa en el último momento. Además, estaba realmente enamorado de Resa. Pretendía llevársela con él y se sintió traicionado cuando ella eligió quedarse a proteger a su hija. Y eso me trastornó muchísimo, porque odio con todas mis fuerzas el Dustfinger/Resa. Me recuerda que el corazón de ese hombre es tan libre como un pajarillo, y no me gustan los hombres de corazón libre. Aunque luego reflexionas y comprendes... y piensas que él sabía quién era Resa desde el principio, y que nunca lo dijo porque quería arrebatarle a Mo su mujer igual que él había arrancado a Dedo Polvoriento de los brazos de la suya. Y que 10 años es muuucho tiempo, y se hace aún más infernal cuando sabes que no podrás regresar. Y debe ser horrible pensar que has perdido todo y a todos, una angustia tan insoportable que te vuelve loco. Y que todas sus traiciones o acciones mezquinas nacen del miedo y la soledad de un corazón totalmente roto.
Me ha gustado muchísimo su relación con Mo. En la película, Mo no hace más que darle matarile, pero en la novela siempre cuida de él y le perdona y entiende mejor que ningún otro, porque es el único que conoce su historia y comprende que tiene el corazón destrozado. En realidad podría decirse que Mo es el único personaje que puede considerarse noble y bueno en todo el libro, el único con buenos sentimientos, cuyo único pecado sea tal vez el guardar demasiados secretos o el miedo a ayudar a otros con la lectura por si acaso pierde a su hija, ambas cosas más que comprensible y aceptables. Quizá por eso me haya parecido un protagonista tan soso y falto de protagonismo real (siempre se lo comía la gente que lo rodeaba) Pero eso no quita que me haya gustado.
Meggie es harina de otro costal. No es ni la mitad de noble que su padre. Esos pensamientos de "vámonos a casa, mi madre me da igual, ni siquiera la recuerdo, yo sólo quiero estar con mi padre" han sido buenísimos. Qué posesiva. Qué celosa de su propia madre. Y qué sentimientos tan humanos. Ha sido lo mejor de Meggie, la verdad. Eso y su relación con Dedo Polvoriento (más profunda que en la película, desde luego) y con Fenoglio.
Sobre Elinor sobran las palabras, ha sido la reina de la novela para mí. Por varios motivos. Primero, cada vez que abría la boca soltaba una perla digna de apuntarse XD Los diálogos de Elinor han sido buenísimos, y su sentido del humor ácido y agresivo me ha encantado tantísimo que hasta en los momentos tensos me hacía reír. Pero aún así no es una superwoman y el miedo la atenazaba cuando las cosas se ponían chungas. Era la reencarnación de una parte bastante grande de mí misma, enamorada de los libros hasta la obsesión porque sabe que vivir a través de ellos es mejor que enfrentarse al mundo real. Siempre soñando ser protagonista de una aventura, y cagada de miedo cuando por fin le toca vivir una sin querer. Pero de todas formas ha tenido sus momentos estelares, totalmente maravillosos. Sí, Elinor ha sido uno de los mejores personajes de la novela. Quizá incluso el que se me ha hecho más cercano, hacia la que he sentido más empatía, junto con Fenoglio. Uno de mis mayores miedos siempre ha sido convertirme en una Elinor de carne y hueso al hacerme mayor.
Fenoglio. Otro GRAN punto de esta trilogía. Quizá el punto de inflexión que logra ponerte los pelos de punta. Porque sientes miedo al leer desde dentro de su cabeza... y darte cuenta de que es clavado a ti. Para ser sincera, siempre he pensado que los escritores en general nos parecemos bastante. Quizá más los que tendemos a la literatura fantástica antes que a la realista, que casi parecen más ensayos que novelas. Casi todas nosotras hemos empezado a leernos Corazón de tinta prácticamente a la vez, y todas somos escritoras nóveles. Amigas mías, ¿qué os ha inspirado Fenoglio? ¿No os ha parecido tremendamente inquietante?
Es algo que ya comenté en su día cuando hablé sobre la película, pero este sentimiento es mucho más fuerte leyendo la novela, en la que te metes dentro de la cabeza de Fenoglio. No es sólo su fascinación ante la posibilidad de que sus personajes hayan escapado de las páginas y ahora anden paseándose tranquilamente por el mundo real, ante sus propios ojos. Sino también su impasibilidad ante ellos, aunque sean de la peor calaña, como si no los creyera capaces de atacarle. Como si tuvieran que profesarle devoción. Y el orgullo y la felicidad con que mira a los malos. Su predilección por Capricornio y Basta, a los que tiene tan perfilados que casi se le cae la baba al mirarlos. Y es que... ¿acaso no habéis sentido también vosotras alguna vez predilección por vuestros villanos? ¿No os han gustado casi más que los buenos, precisamente por sus maldades y por las razones ocultas que las generan? Joer... a mí me ha pasado millones de veces. Tantas que Fenoglio me parecía un alter ego creado precisamente a mi medida. Cuando se encuentra con Carpicornio por primera vez y prácticamente le escupe a la cara esos secretos que él creó para su personaje se me encogió el estómago. De hecho, creo que es una de mis escenas favoritas. Y pensé: ¿acaso no harías tú lo mismo en una situación como esa? ¿Acaso no te sentirías superior a ellos al mirarlos, sin miedo a que te hagan daño, porque sabes que han salido de tu pluma? ¿Acaso no los mirarías fascinada y repetirías "¡Yo te creé! Eres maravilloso dentro de tu maldad, ¡y yo te creé! Conozco todos tus secretos y sé mejor que tú por qué eres como eres, porque yo te creé"?
Los escritores nos sentimos minidioses. No nos damos cuenta, pero nos lo creemos de verdad, con total naturalidad. Ha sido muy inquietante plantearte lo que pasaría si tus creaciones salieran de las páginas y te plantaran cara. Seguro que no te respetarían. No te darían reconocimiento alguno, por mucho que tú hayas navegado en sus mentes hasta profundidades insondables, les hayas dado un rostro, un carácter, un pasado y un futuro. Matamos a quien nos apetece buscando "darle emoción" a la historia, hacemos y deshacemos a nuestro antojo, pero ¿estarían ellos de acuerdo si pudieran opinar? Yo suelo ser fan de los finales felices, pero todo el que me conozca medianamente bien sabrá de sobra que mis personajes son unos desgraciados de tomo y lomo. No hay más que echar un vistazo a Respuestas. Mil y una noches va por el mismo camino. Siento debilidad por los desdichados y los traumatizados con la vida. Y... pensándolo más fríamente, creo que preferiría no encontrarme con ninguno de mis personajes por ahí, o ya me pueden ir reservando cama en el hospital más cercano.
A Fenoglio también se le bajaron un poco los aires cuando comprobó que los golpes de Basta dolían igual que los de cualquier otro y que éste no se reprimía ni un ápice. Pero siguió creyéndose capaz de dominar a sus personajes y cambiar la historia a placer, sin darse cuenta de que habían tomado vida propia hacía mucho tiempo y no le obedecían.
Dios mío, cómo me ha gustado todo esto. Es imposible que te deje indiferente.
Igual que los personajes, los temas que trata la novela no son menos atractivos. La metaficción es lo que más me ha gustado a mí, pero como cada cual tiene su historia el relato se vuelve muy rico. Ha sido extraño saber más de los malos, Capricornio y Basta, por boca de su propio creador. Ese efecto ha sido maravilloso y muy original. Todo lo que envuelve a Elinor también te hace pensar: hasta dónde puede llevar la obsesión por la literatura, hasta qué punto puede alejarte de la vida real. También es hermoso el amor a los libros de Mo y Meggie, un amor que por desgracia brilla por su ausencia en la mayoría de la gente de la vida real.
Y, por último, el poder de la palabra escrita, de la imaginación y de la voz. Cómo una voz que ama las letras es capaz de traer a la vida aquello que relata al leerlo en voz alta y compartirlo con otros. Yo tengo costumbre de leer en voz alta a mi madre y siempre me he preguntado si se enterará de las cosas con mi lectura. Si las verá con la misma nitidez que las veo yo cuando leo para mí, si disfrutará de ellas tanto como yo. Compartir lectura con alguien es muy especial: cuando ocurre algo gracioso os reís juntos, cuando llega un momento tenso ambos sufrís, ambos os emocionáis o lloráis. Cuando las novelas son de misterio, nosotras intercambiamos teorías durante los descansos (¿Quién crees que lo hizo? ¿Qué te parece fulano o mengano?) Nos enamoramos de los mismo personajes y frikeamos a la vez. Siempre me ha gustado leerle en voz alta, aunque me retrasa mucho la lectura y a veces me impaciento. Quizá sea verdad que al leer en voz alta el lector tiene el poder de traer a la vida lo que está impreso en el papel para evocárselo a quién escucha. Qué gran poder, y qué maravilloso. Una buena voz junto a una buena pluma es una combinación invencible.
Pero, como comenté también al hablar de la peli, traer algo a la vida te quita algo de tu mundo. Cuanta más pasión pones en las letras, más pierdes de aquello que te rodea. Y es cierto. Lo veo en mí misma a veces cuando paso días sin salir de casa, leyendo sin parar. Y lo ves en Elinor, que ha pasado tanto tiempo leyendo sin parar y amando los libros que cuando ha querido recordar se ha encontrado vieja y sola en una casa enorme en la que no hay seres humanos en kilómetros a la redonda. Qué dualidad tan inquietante.
Pero todo eso es lo que se obtiene rebuscando bajo las letras de Corazón de tinta. Incluso sin lecturas tan profundas se disfruta enormemente la historia, porque tiene todo lo que se puede desear. Me ha gustado que los personajes fueran imperfectos (la imperfección es lo que nos hace perfectos XD) El estilo narrativo no se hace pesado en absoluto, es muy fácil y ameno de leer. Te atrapa y no puedes parar, en serio. Además, no sé de quién será la traducción, pero a veces plantaban por ahí frases hechas muy típicas nuestras, muy coloquiales (supongo que será en reflejo del texto original en alemán) que me arrancaban carcajadas aunque no viniese a cuento. La frase de Mo que da título a este post es uno de esos ejemplos, LOL (no me preguntéis por qué, pero cuando me encontré de repente con lo de "más tieso que la mojama" casi me meé de la risa... y eso que el momento en que lo estaba diciendo no era para reírse, precisamente) En fin, ¡muy buena traducción! No puedo decir lo mismo de la edición, porque se les han colado bastantes erratas, pero bueno... desde luego ha estado mucho mejor que la penosa edición que hizo Berenice de El Castillo Ambulante.
Aunque otro de sus mejores puntos ha sido el incluir fragmentos de otros libros al inicio de cada capítulo, siempre en relación al contenido del capítulo correspondiente. Ha sido un detalle que me ha gustado mucho y al mismo tiempo me ha hecho sentir muy pequeña. ¡Qué cantidad de libros! Todos leídos y amados por la autora, de los que yo no conocía casi ninguno. Aún me falta mucha experiencia. Dan ganas de buscar cada uno de ellos y leerlo para intentar averiguar por qué los eligió Cornelia Funke.
En fin, una experiencia maravillosa, sí señor. Aunque casi me pego un tiro con el final. Si las secuelas no existieran me habría dado un yuyu.
Pero existen... y el sábado por la mañana volví a Toledo para hacer unas cosillas, entre ellas comprármelas. A las 10 de la mañana ya estaba en la puerta de Taiga, y la broma me ha costado 47 eurazos (le lloré un poco a la muchacha para que me hiciera un descuento por llevarme los dos tochos y me rebajó el 5%... algo es algo) pero no podía esperar más. Qué mala es el ansia XD
Así que ya me he comprado Sangre de tinta y Muerte de tinta.
Y ya me los he leído.
(*Dik se esconde en un agujero*) ¡Sí, lo sé, estoy enfermísima! Pero joder, no aguantaba la intriga. Me los cepillé los dos el mismo sábado. Por supuesto, esta vez no me los he leído enteros, me he saltado muchísimas cosas. Con Sangre de tinta no tanto, pero con Muerte de tinta sí. No quería alargar más esta obsesión, porque cuando me da con esta fuerza se puede volver peligroso el asunto. He intentado controlarme para no trasnochar, pero el jueves me acosté a las 2 y no pude pegar ojo en toda la noche por las ganas que tenía de seguir leyendo. Me levanté a las 8 y me fui derecha a por Corazón de tinta y no volví a soltarlo hasta que lo terminé por fin. No quería que las secuelas me quitaran el sueño de esa forma otra vez, así que no paré hasta que me las revisé ambas de arriba abajo. Sangre de tinta me lo leí casi entero, o al menos en un 50% aproximadamente. Luego pillé Muerte de tinta, pero con ése no tuve tantos miramientos. Al final el sábado me acosté a las 5 de la madrugada y ayer estuve todo el día medio zombie por el sueño. Pero valió la pena, porque encontré lo que buscaba y eso me hizo muy feliz.
¿Que qué buscaba? El Dustfinger/Roxanne, por supuesto XD Era lo único que me movía. Había hecho tantas suposiciones en mi cabeza y me había imaginado tantas cosas que NECESITABA saber qué pasaba de verdad con ellos dos. Spoilearse cosas por Internet no bastaba, había que leerlo, cada pasaje, cada párrafo. De esos dos sí que no me he saltado ni una letra. Y es que las escenas que comparten son para bebérselas de un trago, por Dios. Se mastica el sentimiento que les une, su pasado juntos es maravilloso y al final todo resultó como lo había imaginado, o incluso mejor. Tal y como se van desarrollando las cosas a lo largo de estas dos novelas, era imposible parar mientras no llegara al ansiado final feliz. Y vaya que se llega, gracias a Dios, para todos y cada uno de los personajes implicados. Excepto para el Meggie/Farid, aunque su relación siempre fue bastante WTF. En realidad Muerte de tinta me pareció en general bastante WTF. Se salvan muy pocos pasajes. Aunque como no me lo he leído en profundidad prefiero ahorrarme el comentario de momento.
Lo mejor de Sangre de tinta son Dedo Polvoriento y Roxanne. Mo se pasa casi todo el libro medio muerto, Resa acompañándole cual fiel esposa, Elinor y Darius en el mundo real y Meggie y Farid... Bueno, esos dos se vuelven tan ridículos que no merecen ni mención. Ok, Meggie sigue más o menos en su línea, pero está en esa etapa de adolescente rebelde-way que también me sacó de quicio en su día cuando tuve que aguantar al Harry de La Orden del Fénix, y su repentino y absurdo enamoramiento por Farid me chirría un montón. Son todo amor y lujo de la noche a la mañana (y de repente en Muerte de tinta no se hacen ni caso... O_o?)
Quizá no me convencen porque Farid no me gusta NADA en este libro. En Corazón de tinta tenía su encanto, el pobre. Se te hacía tierno y le cogías cariño. Pero en Sangre de tinta está insoportable, es más pesado que una vaca en brazos, todo el día persiguiendo a Dedo Polvoriento y dando el coñazo. No me extraña que Roxanne tuviera ganas de patearle. El pobre hombre ha pasado 10 años perdido en un mundo que no es el suyo, muerto de nostalgia por su mujer y sus hijas, y ahora que por fin ha vuelto con ella ¿te crees que tiene ganas de irse por ahí de pingoneo contigo, chaval? ¡Tío, vete a tu mundo! ¬¬ De verdad, qué petardo, todo el día celoso de que Dedo Polvoriento le haga más caso a Roxanne que a él... ¿Y QUÉ ESPERABAS, PANOLI? ¡Es su mujer! Date con un canto en los dientes porque te haya dejado vivir en su casa, seguro que tu presencia allí no favorece mucho que pueda recuperar su intimidad con ella.
Ejem, lo siento... PERO ES QUE ME SACA DE QUICIO. En serio, Farid me repele un huevo en las secuelas. Que Meggie tenga celos de Resa hasta lo entiendo, aunque sea su propia madre, porque a fin de cuentas ella siempre ha tenido a Mo para ella sola y cuesta acostumbrarse. Pero Farid lleva un año escaso con Dedo Polvoriento por ahí. Entiendo que se haya encariñado con él porque es la primera persona que lo trata bien en su vida, teniendo en cuenta que en su mundo le daban de palos cada dos por tres (eso lo explica muy bien el propio Farid en Corazón de tinta, me gustó ese pasaje) ¡Pero joer, que lo que siente por él en Sangre de tinta ya no es amor, es obsesión! ¬¬U Podría haberse imaginado que el hombre tenía vida propia, si no habría sido medio estúpido su empeño por volver. Seguramente se creyera que Dedo Polvoriento estaba tan solo en el Mundo de Tinta como en el mundo real, pero salta a la vista que NO, así que deja de joder la marrana y déjale en paz para que rehaga su vida, que bastante se lo merece el pobre.
Bueno, no hablemos de Farid, que me pone de los nervios. Menos mal que sus idioteces se compensan con todo el abanico de secundarios que se abre en el Mundo de Tinta. Roxanne me ha enamorado. Me gusta su carácter tranquilo, orgulloso y fuerte, como una mujer que ha tenido que enfrentarse a muchas cosas desagradables en su vida y aún así ha salido adelante haciendo de tripas corazón. La forma en la que ama a Dedo Polvoriento me pone los pelos de punta, por no hablar de la forma en la que él la corresponde. Siempre he pensado que existen muchos tipos de parejas: las tiernas, las devotas, las melancólicas, las divertidas que a veces se comportan casi más como amigos que como pareja... y las pasionales, las que tienen tanta química que explotan con sólo rozarse. Yo siempre he encasillado el Dustfinger/Roxanne en esta categoría, quizá por todo el exotismo que envuelve a los juglares del Pueblo Variopinto. O quizá porque salta a la vista que ambos removerían cielo y tierra por llegar hasta el otro. Es un amor de los intensos, de los que apenas existen en la vida real y abundan en las novelas. Pero yo siempre he sido fiel discípula del amor intenso, así que ¿cómo no me iban a gustar? XD
Brianna, Violante, Bailanubes, ¡Ortiga!, El Príncipe Negro... me han gustado mucho.
Pero de nuevo la palma se la lleva Fenoglio. En Sangre de tinta está brutal. No se le puede describir con otra palabra. Las cosas que hace dan más miedo que el propio Cabeza de Víbora. Y es que su megalomanía alcanza cotas increíbles dentro del Mundo de Tinta... y de nuevo estremece el sentirse identificada con él. Incluso viendo cómo se desarrollan las cosas a su alrededor, aún se siente capaz de retorcer la historia para "recuperar las riendas", como él mismo dice en una ocasión. No termina de comprender, ni siquiera estando dentro de su propia novela, que esas personas son de carne y hueso, que no puede hacer lo que le venga en gana con ellos ni manipular los acontecimientos a su antojo. Que sus criaturas ya no le obedecen. Y su ceguera le lleva a hacer cosas horribles sin querer, pero con consecuencias desastrosas. Qué miedo da Fenoglio. Qué miedo da un escritor cuyo carácter de minidios se le sube a la cabeza más de lo debido.
Pero la cosa no se queda ahí, porque si hay otro que pone los pelos de punta a base de bien en Sangre de tinta y su continuación es Orfeo. Orfeo, el fan obsesionado, el fanfickero por excelencia. Increíble pero cierto. Dios, eso sí que dio miedo. El escritor que vive de las historias de otros escritores, que las exprime y las modifica para sacarles el jugo, despreciando a sus autores porque no supieron aprovechar al máximo las posibilidades que ellos mismos ponían sobre la mesa. Orfeo sí que es megalómano, sí que se cree un dios capaz de hacer suya cualquier historia que se le cruce por delante. Y como reúne el arte de escribir y de leer, su poder es increíblemente peligroso. Y... ¿acaso no somos así los autores de fanfics? Amamos las historias que leemos y por eso tenemos el don de Lengua de Brujo, trayendo a la vida las letras, pero al mismo tiempo escribimos para completar esas lagunas que los autores de nuestras obras favoritas nunca compartieron con nosotros, esos secretos profesionales que comparte el escritor con su libro, secretos que nosotros intentamos diseccionar y exprimir, ávidos de más detalles, de más historias. Sentirse identificada con Orfeo es mil veces peor que sentirse identificada con Fenoglio, porque Orfeo es un miserable. Pero yo también he sido miserable a veces, poniendo verde a JK Rowling por no saber manejar su propia saga. ¿Es que acaso puedo hacerlo yo mejor? Lo peor es que a veces he pensado que sí.
Vamos, por si hubiese poco sobre lo que reflexionar ya con Corazón de tinta...
En fin, sobre Muerte de tinta hay poco que decir. De ése he leído muy poco. Pero lo poco que he leído no me ha dado muy buena impresión. También he visto críticas bastante malas por la web, pero la verdad es que no me importa mucho, porque acaba bien, que es lo importante. ¿Que Meggie y Farid se hacen aún más repelentes? Bueno, ¿y qué? La capacidad de autosuperación humana no tiene límite XD Mo y Dedo Polvoriento pasan bastante tiempo juntos y tienen escenas buenísimas. Eso es todo lo que puedo decir. Cuando me lo lea con calma ya veremos si es tan malo como parece. Lo único que no puedo soportar es que pongan verde a Cornelia Funke porque "se ha olvidado de que está escribiendo para niños". WTF?! ¬¬ Siempre pasa lo mismo y no me canso de repetirlo, pero en serio, ¿estas novelas os parecen aptas para niños de 8 años? ¡No jodas! El público al que llega seguramente sea más adolescente. Los últimos tomos de Harry tampoco eran precisamente "para niños", pero cuando el protagonista crece no puede seguir haciendo lo mismo que cuando tenía 11 años, ¿no? Y ni siquiera Corazón de tinta era muy recomendable para niños pequeños, a no ser que quieras traumatizarlos de por vida, así que las secuelas mucho menos, que se van haciendo más oscuras y complejas. Deberían redefinir el término de "literatura infantil", esto es como la gente que se cree que todas las películas de dibujos son para niños y les plantan a sus hijos de 7 años La tumba de las luciérnagas, por poner un ejemplo contundente ¬¬
En fin, ahora ando leyéndome de nuevo con más calma (es decir, sin saltarme trozos XD) Sangre de tinta. Cuando lo acabe ya os contaré qué tal, si es que hay algo más que añadir a lo que ya he dicho. Estoy disfrutando como una enana de Dedo Polvoriento y de Fenoglio, que chupan cámara a lo bestia en este libro y se convierten en los auténticos protagonistas. También estoy disfrutando con toda mi alma del Dustfinger/Roxanne, juju XD En honor a ellos he cambiado el header durante unos días conmemorativos, luego volveré a poner el de Amélie.
Ah, ¿sabéis qué? ¡Es una de esas noticias que conmueven mi corazoncito friki! XD Resulta que quién interpreta a Roxanne en la peli de Corazón de tinta es Jennifer Connelly, QUE ES LA MUJER DE PAUL BETTANY EN LA VIDA REAL. ¡¡Kyaaaaaaahhhhhhh!! *O* ¡QUÉ FRIKI SOY! XD Pero son una pareja estupenda y me encantan. Jennifer es preciosa, qué nostalgia verla después de tantos años (era la prota de Dentro del Laberinto, pero en un primer momento no caí) Es perfecta para Roxanne, igual que Paul fue perfecto para Dustfinger. Cuando supere el trauma que me ha causado Orfeo seguramente escriba sobre ellos.
Definitivamente, soy incorregible XD