Willow, weep for me
Bow your tallest tree
Down to the infamous hands
Of someone no one understands.
Willow-Emilie Autumn.
En realidad no importa si él está contigo todo el tiempo, porque cuando no es así, puedes verlo en la sombra, sentirlo en la oscuridad, con la cara tapada y medio ausente, penetrándote cada poro con su mirada de águila real (esa que heredaste), poniendo en duda (ridículamente) tu entrega.
Se ha herido la palma de la mano (uno de sus cuchillos, sus únicos amigos aparte de su padre, ha rebotado contra el blanco y ha abierto un tajo en su piel), la cierra contra su pecho, aprieta los ojos y respira agitadamente. Solo el dolor causa ese efecto en ella. "¿Estás bien, Chane?" y ella le dice que sí, que aunque mil cuchillos se clavaran en su vientre, seguiría siéndole tan fiel como puede serlo una buena hija. Pero escucha sus pasos que bajan por las escaleras, pronto lo vé asomarse por la puerta que da al jardín, con un pañuelo blanco que envolverá su herida y beso más carmín que la sangre, más dulce que el azúcar, más tierno que el perfume del jazmín, a posarse sobre su sien. Por eso, aunque Chane no sonría, sabe que es feliz, diga lo que él diga sobre su miseria.
El vagón es de primera clase y el fieltro en el que has dejado tu sangre ha de ser muy costoso. La dejas fluír de esa forma, pensando en las fotos que saldrán en el diario, en cómo lo peor será confirmado ante los ojos de tu padre. Cortaste la conexión por primera vez en años, porque de esa forma podías ahorrarte de preocuparlo hasta que fuera demasiado tarde. Al menos terminaste con sus enemigos, aunque eso te valiera tres tiros en el vientre y una promesa de matrimonio que jamás se cumplirá.
Misión insana. Tabla crack. 06.Retro.
Con espontaneidad
Moore se dice que después de todo, tras la partida de ese niño extraño (no quiere repetir su nombre, ni saborear sus besos en la corta distancia) no ha perdido tanto. Mark murió con Claire. Fin. Eso que vivió con ella era un arma disfrazada. Basta.
Pero ya no puede acercarse a nadie sin preguntarse si adentro tiene un mecanismo endemoniado también. Todos le son sospechosos.
Por eso acepta a Allen en su cama sin demasiadas ceremonias, cuando vuelve a pisar Londres, después de tanto tiempo, ya crecido y ahora más imponente que antes. El único que ni en sus peores pesadillas se le antojaría amenazador (al menos para sí misma).
Un poco más tarde de lo habitual, hacia los cuarenta años, le proponen matrimonio con una locura en la mirada que habla de alguna muerte reciente y trágica, que impulsa a desandar el camino, en busca de un viejo conocido para reemprender su marcha. Y dice que sí, segura de que ahora podrá dejar de tener miedo, si le aferra esa mano llena de cicatrices que aún tiene y se deja guiar con cuidado por el mismo sendero, que seguramente da al Infierno, pero falta tanto y hay hermosas flores a los costados, por lo que festejan como solo lo hacen los recientemente enamorados que se llevan poca edad de diferencia.
Misión insana. Tabla gen. 02.Guarida.
Entre ellas
Es un secreto. Ella se lo ha dicho. Que le desgarrará la garganta con las uñas afiladas que tiene si llega a decirlo alguna vez. Aunque sea a su hermano.
Linalí se ríe cuando siente que la recorre por dentro, que mira sus recuerdos con envidia aunque diga todo lo contrario.
Cuando pone los ojos amarillentos, los pájaros que usualmente descansan sobre su cabeza, bajo un gran árbol en los jardines de la Iglesia, salen volando espantados.
Si Komui no está cerca, ella sale a perseguirlos, pidiendo mil disculpas por haberles perturbado y escucha a la otra reír desde su lugar, donde sea que esté. Lejos, bien lejos, supone Linalí, más que China y que el Tibet sin regreso. Más del lugar en el que está creciendo su futuro marido de cabello blanco.
La otra la vigila a todas horas. Está en todos los lugares a donde va Linalí, en especial cuando cierra los ojos por mucho tiempo (y es entonces cuando se cuela en sus sueños, que no parecen tal cosa).
Como si descorrieran una cortina de una cama enorme, con acolchado oscuro y ella pudiera saltarle encima, con las manos sanguinolentas.
Linalí la mira como el testigo contempla al lobo en acción, sabiendo que un día se volverá cazador.
Recorren juntas una ciudad perdida hecha de sueños al por mayor. Cubiertas de esplendor y riéndose hasta que es de día otra vez.
Entonces Linalí vuelve a ser solo una Exorcista y se olvida de aquella amiga, para ponerse la túnica con la cruz sobre el hombro derecho y cazar a los demonios que son sus juguetes, con un dejo de nostalgia cuando para de soñar y naturalmente, ya no se ven porque son niñas grandes y deben aprender que deben matarse la una a la otra, con gran parsimonia.