Reto Funeral Blues

Jun 15, 2012 17:54


Autor:denadadetodo
Título: Nuevas Venganzas.
Fandom: NCIS.
Claim: Gibbs/Ziva.
Reto: Funeral Blues.
Extensión: 1002 palabras.
Advertencias: spoilers de final de temporada
Notas: --



Siempre la lluvia le ha traído malos  recuerdos. Remembranzas de muerte, sufrimiento y dolor; nadie lo considera un poeta o un hombre supersticioso, pero si lo fuera, se podría decir que el cielo siempre llora sus desgracias.

Esta Noche también llueve, se puede sentir en el aire el aroma de tierra mojada mezclándose con el hedor de pólvora, dolor y muerte

Fue allí donde la risa llegó a sus ojos por primera vez, fue en aquel mismo ascensor donde le diera su primera colleja, fue allí donde todo empezó, en medio del dolor y la perdida, de la traición y el rencor; envueltos en el caos de investigaciones de asesinatos, tratando de darle un sentido a aquellas  vidas arrancadas, fue allí donde todo termino para ella, en medio de una venganza sin sentido, en medio de más sufrimiento y dolor.

El Astillero Naval aún se encuentra envuelto en la bruma del terror, su alma aún se siente confusa a pesar de todo. No se arrepiente de haber ido por Abby primero, se arrepiente de no haber hablado antes con Ziva.

No abran más filetes a medio hacer, tampoco más cervezas frías mientras se habla de todo y de nada; los silencios cómodos y las sonrisas de medio lado que provocaban, se quedaran perdidas en medio de recuerdos y dolor. Ella no era Shannon, tampoco era Kelly pero él igual la quería.

Aun queman en sus dedos el tacto de las cicatrices, aquella aspereza de su piel al volver de Somalia, recuerda cada uno de sus huesos marcados a fuerza de hambre y sed, recuerda cada una de sus pesadillas, los gritos de terror en medio de sus sueños, los abrazos consoladores que compartían, los besos que lograban prenderla fuego y hacerla en parte, olvidar el terror.

-Lo siento Agente Gibbs, hicimos todo lo que pudimos, cuando llegó la agente David se hallaba en estado crítico, simplemente su cuerpo no pudo soportar la gravedad de las heridas.

El no responde, su cerebro procesa una a una las palabras que recita el medico; él ya lo sabía cuándo vio su cuerpo laxo y sangrante ser sacado del ascensor.

Se limita a asentir mientras se aleja a toda prisa de la sala de espera, aún debe esperar noticias del resto del equipo; conoce aquella vieja sensación, la sed de venganza crecerá con cada nueva lesión, con nada nueva herida, con cada víctima de aquella barbarie creada por Dearing.

Leon Vance lo observa a lo lejos, sabe que a veces es mejor simplemente mantener el silencio, en Tel Aviv la noticia ya fue recibida, el director David acaba de perder a la última de su progenie.

No ha llorado, ni siquiera se le ha quebrado la voz, Vance no está sorprendido, conoce a aquel hombre, sin embargo al despedirse un dejo de melancolía y tristeza ha teñido su voz, estará en Washigton para recoger los restos, sus dos hijas descansaran juntas, su único hijo, aun muerto, sigue siendo un paria.

Abby observa todo con ojos rojos, hinchados y llorosos; por fin se ha sentado, después de girar una y otra vez sobre sus pasos, después de preguntarse a ella misma, más de mil veces, porque su amiga tuvo que morir, después de intentar consolar a Gibbs y de que él la intentará consolar a ella, sin embargo el dolor no se va, solo se embota y se adormece, trayendo recuerdos de risas y llantos, de reproches y perdones.

La habitación de Tony permanece a oscuras, las cortinas y ventanas cerradas no se deben al exceso de iluminación, tampoco al ruido proveniente de los pasillos del hospital, simplemente necesita oscuridad, la misma oscuridad que carcome y llena su alma.

Quizá sea aquel viejo hábito de culparse por todo, de sentirse responsable de lo que pase a su alrededor, de sentirse inútil cuando las cosas fallan, de sentirse responsable por las personas que le importan, un hábito que aprendió antes de conocer a Gibbs, un hábito que él se encargó de fortalecer con el ejemplo.

Aun puede sentir el olor  metálico de la sangre, recordar la oscuridad terrorífica en aquel espacio cerrado y pequeño, sentir el peso de Ziva sobre él, recordar como poco a poco la fuerza abandonaba a su compañera y se entregaba al cansancio que precede a la muerte.

De nada valió intentar darle fuerzas con palabras, recordarle que había sobrevivido a cosas peores, querer inculcarle esperanzas de un futuro no tan lejano, intentar mostrarle que quizá aún tuviera fuerzas para luchar. El cuerpo de Ziva se dio por vencido en medio de sus brazos, sus labios pronunciaron  una despedida casi ininteligible, que sonó, más fuerte que cualquier grito desgarrado por el dolor.

El no culpa a nadie, se siente demasiado débil aun para llorarla, sabe que será difícil ver su escritorio vacío, no verla picar a Tony, no escuchar su risa o sus confusiones idiomáticas.

Saben que no importa si cambian o no las paredes, si los escritorios continúan o no, en las posiciones acostumbradas, ya poco importa el muro con las fotos de los más buscados, poco importan los terroristas que por ahora caminan libres.

Algunas heridas sanaran antes, otras tardaran un poco más, sin embargo en las almas de todos se ha desatado un demonio, uno que lleva la palabra venganza grabada a fuego, demonios que harán correr la sangre de Dearing como el hizo correr la de su compañera y amiga.

Gibbs sabe que en su vida acaba de ingresar un nuevo Hernandez. Una nueva sed de venganza lo invade y crece de a pocos, con el recuerdo de cada risa compartida, con cada lágrima y cada beso, con el recuerdo de todo aquello que vivieron y todo lo que les falto aun vivir.

Su cuerpo descansara a miles de kilómetros de distancia, las banderas de dos países cubrirán su féretro, sus amigos llorarán y vengarán su muerte, el recordará su vida.

pareja: gibbs/ziva, fandom:ncis, fanfic

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