Comunidad:
reto_diario.
Título: Un poco de respeto.
Fandom: Katekyo Hitman Reborn!
Claim: Fran/Chrome.
Advertencias: Spoilers por los personajes. Ubicado más o menos en el presente (con lo que Fran tiene como 10 años nomás xDU). Sosedad y OoC.
Notas: NO ME GUSTA X|. Encima que es horrible, tenía otra opción de algo similar-pero-no para escribir con esta canción (Orphans de Jack's Mannequin) y el mismo pairing, y creo que quiero escribirla, PERO SUCKEARÁ DX. DDFGJHFDJG. *Sigh* No se extrañen si el fic es wtf. Me excuso en el meme. (Oh, sí. Este es "5" *Ve a Lug y a Miyu*).
Recorría las calles aquella noche con calma, a pesar de lo peligroso que podría ser. Había abandonado ese lugar lleno de gente estúpida, decidiendo que si quería ser un superhéroe, tendría que entrenarse solo. Si de todas formas, nadie allí sabía apreciar sus talentos (o a él, para el caso).
Podía vivir por su cuenta.
(Ignoremos el detalle de que realmente no se había ido del todo por su voluntad, sino que Ken lo había perseguido hasta lograr que se perdiera, y él tampoco veía mucho sentido a regresar a ese lugar en el que sólo había pasado algunos días)
Una mano suave se posó en su hombro, y escuchó la respiración agitada de una persona atrás tuyo, que se oía como si hubiera corrido para alcanzarlo. Se volteó con calma, quitándose de encima la mano ajena, para afrontar al pervertido que se atrevía a molestar a un futuro superhéroe.
Pero se encontró con la mirada familiar de una muchacha apenas unos años mayor que él, de aspecto tan inocente y frágil que no podía evitar preguntarse cómo no le había ocurrido nada con sólo dar un paso en las calles a esa hora de la noche.
-A-al fin… -murmuró Chrome, aún recuperando el aliento.
Fran no pudo evitar recordar de repente el motivo por el que había aceptado vivir con un grupo de locos y seguir las órdenes de un pervertido posesivo en primer lugar.
-Ken dijo que huiste -continuó la joven, hablando muy bajito.
-No me extraña, su cerebro de perro no le alcanza para entender el significado de “huir”.
Chrome le miró inquisitiva, pero Fran no agregó nada más. Le tomó de la mano como un niño pequeño, y esperó a que ella le guiara a casa. La joven sonrió ante eso.
Bueno. Tal vez alguien sí supiera apreciarlo en ese lugar. Y era suficiente, el aprecio de Chrome valía mucho más que el de un perro estúpido.