Título: Segunda parada: La misma historia de siempre.
Fandoms: Katekyo Hitman Reborn!/One Piece.
Claim: Tsuna, Chrome, Lambo, Reborn y ¿?.
Advertencias: Nada de spoilers, pero... las advertencias de siempre están ahí :DU *no dice nada más por las dudas*.
Notas: Como de costumbre, parte de
este crossover!AU. Srsly, debo dejar de escribir tanto de esto, nadie no-obligado (como Miyu y Lug) va a querer leer tanta... *se abstiene de usar la palabra que quiere* cosa. Oh, bueno, será una serie de viñetas de las largas :D (???).
Remegio, su primer destino en el largo viaje que emprenderían, no estaba tan cerca de Namimori como a Tsuna le habría gustado. Por segunda vez desde que habían comenzado aquella aventura, se habían visto obligados a detenerse en otra isla para buscar provisiones, y el dinero se les estaba acabando.
-No te preocupes, Inútil. El Noveno está tan orgulloso de tu decisión que prometió pagar los gastos del viaje durante el primer año -le aseguró Reborn, comprendiendo las preocupaciones de su estudiante casi instantáneamente-. Y sino siempre puedes robar.
-¡No somos piratas, Reborn!
-Somos mafia, en definitiva es lo mismo.
Tsuna iba a iniciar otra de sus discusiones acerca de que no estaba interesado en formar parte de la Mafia, pero fue interrumpido por Lambo, quien reclamaba dinero para comprar sus dulces.
Finalmente, resignado, repartió el dinero que quedaba entre la “tripulación”, y (luego de ver que Gokudera estaba lo suficientemente lejos como para no escucharlo) le pidió a Chrome que lo ayudara a vigilar a cierto niño para que no gastase de más.
Luego de caminar un rato y hacer algunas compras (Tsuna agradecía internamente a Chrome por siempre lograr distraer a Lambo cuando se acercaban a tiendas con dulces o uvas, hasta conseguir que se quedara dormido), una vocecita aguda hablando en un idioma desconocido llamó la atención de ambos. Los dos chicos se voltearon para ver a un niño, de aproximadamente la edad de Lambo, con una trenza graciosa en la cabeza (que ya de por sí tenía una forma extraña), sosteniendo en su mano la billetera de Tsuna. El niño se acercó y estiró su bracito, alcanzándole el objeto a su dueño.
-¡Oh! Debió caerse… Muchas gracias -dijo Tsuna, sonriéndole al pequeño mientras agarraba la billetera.
Apenas había vuelto a guardarla, cuando un proyectil impactó contra su espalda, tirándolo al suelo. Era Reborn, como de costumbre, quien se sentó cómodamente en la espalda del pobre futuro Jefe de los Vongola, y miró al niño desconocido fijamente.
-Inútil, siempre molestando a los demás -reprochó el Arcobaleno, aunque sin mucho interés- Tú eres la asesina I-Pin, ¿no es cierto?
El niño, que había resultado ser niña, asintió con cierta expresión de enfado (que en realidad era vergüenza) en su rostro.
-¡¿Asesina?! -exclamó Tsuna, aún en el piso-. ¡Y quítate de encima mío, Reborn! ¡No soy tu sillón!
El supuesto bebé se remitió a tomar el brazo de su alumno y torcerlo en una posición dolorosa, mientras continuaba mirando a I-Pin.
-He oído de ti por tu maestro. -Sin mencionar que sus informantes le habían avisado de la presencia de la asesina pocos minutos antes. Reborn sonrió con cierta maldad- Pero parece que ya no estás con él. ¿Quieres unirte a nuestro viaje?
Chrome observó al Arcobaleno con incredulidad, I-Pin con aún más vergüenza, y Tsuna simplemente…
-¡¿Qué?! -gritó, un poco del dolor de su brazo y su espalda reflejándose en su voz-. ¡Reborn, no puedes invitar niños a nuestro viaje! ¡Es peligroso y…!
Pero su tutor lo interrumpió dándole un golpe en la cabeza, mientras continuaba mirando expectante a la niña pequeña.
Y así fue como el número de su modesta tripulación aumentó por primera (pero no última) vez.