Titulo: Sueños de normalidad (Parte II) - ¡Caen aliens del cielo!
Fandoms: Doctor Who/Katekyo Hitman Reborn!
Claim: Tsuna, Gokudera, Yamamoto, Doctor (Eleven), Amy.
Advertencias: Post arco del futuro para KHR, y ubicado cerca del principio de la quinta temporada de DW.
Notas: Continuación de
Sueños de normalidad. Es tan soso que me quiero pegar diez tiros por haberlo escrito :'D.
-¡Tú! ¡Tú eres el Doctor!
-Me abruma tu fama internacional, Doctor -dijo en broma la muchacha pelirroja.
-Intergaláctica -corrigió el alienígena, y luego se dirigió a Gokudera-. Ah, quiero decir, ¿te conozco?
Tsuna quería morir. Quería que la tierra lo tragase. Quería desaparecer. O mejor aún: quería despertarse y darse cuenta de que estaba soñando, nada más. Pero no, aquello era real. Dos personas muy extrañas acababan de salir de una caja azul, y Gokudera le estaba impidiendo una huída rápida de allí.
Para colmo, Yamamoto parecía encontrar que la situación era muy divertida. ¿Por qué no podía tener amigos normales?
-No me conoces, ¡pero yo he leído todo sobre ti! -respondió Gokudera al Doctor, con una emoción que Tsuna había visto pocas veces… y nunca en situaciones favorables para él-. ¿Eres un alien, no es cierto?
-Bueno, eso depende del punto de vista. Es decir, si me preguntas a mí, no podría llamarme a mí mismo “alien”. ¿Tú dirías que eres un alien? Probablemente no, pero aún así hay millones de criaturas en el universo que te llamarían alien -dijo el Doctor, sin hacer mucho sentido (como de costumbre) -. Eso suponiendo que los aliens existan, porque ¿podrías decir que no soy humano? Además…
-Es un alien -le interrumpió la chica, poniendo los ojos en blanco-. Y tú eres apuesto, chico.
-¡Amy!
Tsuna observaba la escena desde lejos, rodeado de un aura azul y gris. Yamamoto ahora se había acercado a la escena diciendo “¿así que eres un alienígena? Te ves como humano” (a lo que el Doctor había respondido “No, tú te ves como un Señor del Tiempo”), como si no fuera suficiente.
Pero Tsuna no iba a ver todo negativamente. Ahora que estaba solo, aquella era una buena oportunidad para huir. Esos dos podían arreglárselas solos.
Mas en cuanto se volteó supo que estaba en un error. Soltó un grito (que definitivamente no sonaba como el aullido de una adolescente asustada) apenas vio aquella criatura en el cielo: un ser que tal vez cualquiera hubiese confundido con un humano a la distancia, pero sólo faltaba un segundo vistazo para notar el error. Era gigantesco para ser un hombre (parecía medir unos tres metros), tenía además la piel cubierta de lo que parecían grandes escamas blancas, y en el lugar donde se suponía que debían estar sus pies había dos enormes garras similares a las de un ave rapaz. Se elevaba en el cielo gracias a un par de alas que uno habría esperado ver más en una imagen de un dragón occidental que en aquella especie de humanoide.
En el rostro de aquella criatura (también cubierto por escamas) sólo había un par de ojos completamente negros y carentes de brillo. Ojos que lo miraban fijamente a él.
-¡Décimo, corre! -le gritó Gokudera, quien venía rápidamente en su dirección para protegerlo.
-¡Tsuna, vete de ahí, rápido! -agregó Yamamoto.
Los dos desconocidos venían detrás de ellos, pero Tsuna sabía que ninguno llegaría a tiempo para ayudarlo, y aunque así fuera, él los quería lejos de aquella criatura. Así que echó a correr con toda su fuerza.
Pero no fue lo suficientemente rápido. No tardó en sentir cómo las poderosas garras de esa criatura se clavaban en sus hombros y lo elevaban en el aire. Sin embargo, el dolor de Tsuna fue mitigado casi inmediatamente, porque enseguida se dio cuenta de que aquella criatura no estaba sola: había decenas de ellas en el cielo, descendiendo a atacar a sus amigos.
Desde el cielo pudo ver cómo Gokudera y Yamamoto se defendían, mientras el Doctor les gritaba cosas ininteligibles para él. Y él ni siquiera podía intentar liberarse del agarre de esa criatura, porque la caída definitivamente iba a matarlo. Y porque por algún motivo que no lograba comprender, carecía de energía para moverse.
Por amor al cielo, ¿dónde estaba Reborn cuando lo necesitaba?