Autor:
darkluthienFandom: Original
Claim: Natasha Volkova
Tabla:
Nella FantasiaTema: #8 - ¡No!
Título: ¡No!
Advertencias: Ninguna
Notas: Natasha, 14 años
¡No!.-
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En el continente había dos lugares en los que podías estudiar magia. Uno era la Academia Mágica de Doaki y la otra era La Torre de los Colmillos en Meridian. La academia aceptaba personas son talento innato para la magia, en su mayoría residentes de Doaki, mientras que en La Torre de los Colmillos, se enseñaba magia a todo aquel que pudiese aprenderla, por lo que la variedad de alumnos era mayor, había gente de todo el continente que deseaba aprender magia. Como en todas las escuelas, la posibilidad de un intercambio siempre existía, a veces por iniciativa de los alumnos, a veces por sugerencia de los maestros.
Cuando desperté esa mañana, supe que algo iba a cambiar. Luego del desayuno en el salón, el Headmaster hizo los anuncios como siempre, ese día el consejo de maestros se reuniría para recibir solicitudes de intercambio.
El día transcurrió básicamente normal, algunos de los chicos de mi grupo discutían sobre la posibilidad de un traslado hacia La Torre, les agradaba más el modo práctico de La Torre además del entrenamiento marcial que se impartía. Antes de la cena la lista fue publicada, yo no presté mucha atención porque la verdad no sentía curiosidad. Pero fue una chica de mi clase de pociones que me alertó. Llegó corriendo hasta mí en uno de los pasillos cercanos a la biblioteca.
- ¡Natasha! - Me llamó - ¡Nikolai se irá a La Torre!
Yo me le quedé viendo unos momentos, antes de echar a correr hasta el tablón de anuncios, necesitaba verlo con mis propios ojos, cuando llegué había una gran multitud frente al anuncio de los intercambios, me abrí camino quedando frente a la lista. Ahí estaba, al final de todos los nombres “Nikolai Gabriev”. En ese instante sentí que el piso debajo de mi dejaba de existir. La lista era un asunto definitivo. No podía seguir leyendo su nombre ahí, por lo que corrí y corrí, alejándome de todos, corrí hasta llegar al jardín de invierno, no me importaba no llevar ropa de abrigo, necesitaba despejar mi cabeza de tantos pensamientos, tanto míos como ajenos, el frio me haría bien.
Cuando llegué me encontré con Nikolai, sentado en nuestro lugar, cuando me vio se levantó de inmediato, acercándose a mí, cubriendo mis hombros con una manta que llevaba sobre los hombros, yo lo miré y sentí entonces mis ojos llenos de lágrimas. El rostro de Nikolai demostraba que él tampoco estaba del todo contento.
- Quieren que me vaya a La Torre, mi naturaleza hibrida será mejor manejada por los métodos de La Torre… Tasha, yo… - No lo deje continuar, me abracé con fuerza a Nikolai, escondiendo mi rostro en su pecho, dejando mis lagrimas correr libremente.
- ¡No! - Dije entre lágrimas - ¡No es justo! ¡No quiero que te vayas! - Pero sabía que no podíamos hacer nada al respecto. Nikolai me estrechó entre sus brazos, alzó mi rostro suavemente y secó mis lágrimas.
- No importa donde me encuentre Natasha, siempre vamos a estar juntos… - susurró antes de besarme suavemente. Fue un beso diferente, yo me entregué a su beso, y algo cambió. En medio de nuestro beso, pude entrar en su mente, sorprendida abrí mis ojos y me separé levemente de él.
- Puedo oírte… pude entrar en tu mente Nikolai - Lo miré sonrojada, avergonzada por haber entrado sin permiso, pero a la vez satisfecha de haber podido derribar esa barrera. Lo abracé nuevamente, besándolo.
- “Así siempre podremos comunicarnos, no importa cuan lejos. No quiero irme. Debo hacerlo. Voy a extrañarte. Tengo miedo. Es un gran reto. ¿Me olvidaras?. No quiero que me olvides. Te quiero muchísimo. ¿Y si encuentras a alguien más? No te olvides de mi.”
Los pensamientos de Nikolai eran tan caóticos como los míos, me aferré más a él, sintiendo nuestra conexión fortalecerse a cada momento.
- Aun no tienes que irte, nos queda tiempo aun. Prométeme que aprovecharemos cada momento juntos.
Nikolai apoyó su frente contra la mía cerrando sus ojos, yo acaricié su rostro suavemente, mirándolo así, tan cerca de mi.
- “Te lo prometo”
Sonreí suavemente, sintiendo como unas cuantas lágrimas escapaban de mis ojos.
Las cosas habían cambiado mucho ese día. Aprendí a prestar más atención a mis sensaciones.