Apr 02, 2010 17:55
Sí, así es, aún no me he ido. Es más, vengo dando guerra con la tabla (soy de las que cumplen sus propósitos... tarde o temprano), así que aquí otro nuevo Vicio, pero esta vez mi mío solo mío Seth aparece en escena :)
Fandom: Crepúsculo
Claim: Seth/Leah (Sam/Leah implícito)
Vicio: 9. Verdad
Asuntos de sangre
Seth nunca pensó que si la pequeña Leah le sacaba media cabeza era porque se había hecho mayor (ignorantemente se lo atribuía a los vasos gigantes de leche que se tomaba cada mañana). Igual que no se percató de que las muñecas habían empezado a desaparecer de su habitación, y a sus amigas ya no les gustaba jugar a saltar la comba. Pero sin duda lo que más le desconcertó es que de la noche a la mañana el cuarto de su hermana estaba totalmente vetado para él. "Es porque Leah se está haciendo una mujer, y necesita intimidad" fue la respuesta de su madre ante su queja.
Y a todo eso, le siguieron multitud de cambios desconcertantes. Como que en la comida ya no se discutía porque él dejara su habitación desordenada, sino por la factura telefónica, y que el cuarto de su hermana había dejado de oler a pastel de chocolate para estar intoxicado de una mezcla extraña entre pinta uñas y colonia de coco. Aunque lo que se llevaba la palma de la mano era el repentino interés de los chicos de la Push por ella.
-Oye chaval, ¿tú sabes si Leah tiene novio?- le preguntó Sam Uley un día después de echar unas canastas cogiéndole por los hombros de manera confidencial.
-No- es todo lo que Seth pudo contestar después de dubitar unos segundos con los ojos abiertos de par en par ante una pregunta tan rara bajo su punto de vista.- ¿Por qué?
-Bueno es una chica muy guapa, es extraño, ¿no crees?
-No es una chica, es mi hermana - y aquella tarde pensó que el mundo estaba rematadamente loco. ¿Leah, una chica? Já.
Pero pudo comprobar lo equivocado que estaba cuando días más tarde vio al mismo Sam que se reía de las coletas de Leah unos meses atrás arrinconándola contra una pared susurrándole algo aparentemente muy gracioso en el oído. Y en ese entonces no lo entendió.
Aunque para ser francos, ahora tampoco lo hace. No sabe como las personas pueden llegar a cambiar tanto, o como la vida las puede hacer cambiar. Y le encantaría decir que su hermana está más gorda que nunca porque su Alfa y ella están esperando un bebé, y él será tío por primera vez, o que su relación podría haber sido la historia de amor más bonita del condado. Pero por desgracia está muy lejos de ser así.
La verdad es que Leah Clearwater lleva años sin reírse de verdad, hasta dolerle el estómago y toda la mandíbula. Las fresas con nata y los partidos de baseball han quedado guardados en el mismo baúl en que solía enterrar a Sam bajo toneladas de olvido y polvo. Ya no le cuenta las historias de las constelaciones como cuando eran más pequeños y se escapaban por la ventana a tumbarse sobre el tejado para contemplar la noche despejada de la Push. Incluso muchas veces Seth imagina que si Leah pudiera irse a otro lugar, lo haría. Pero se queda, fingiendo que puede con todo, fingiendo por él.
Tal vez por eso jamás le ha supuesto un problema dar la cara por ella frente a todos. Porque sabe que aunque resulte una arpía insoportable la mayor parte del día, y se le haya olvidado como hablar sin utilizar el sarcasmo a modo de saludo, Leah sigue siendo aquella chica que le dibujaba bigote y barba con pasta de dientes cuando se quedaba dormido.
Así que supone que no podrá evitar - minúsculamente, y de manera inconsciente - odiar a Sam. No por besarla a escondidas cuando aún no tenían edad para hacerlo, sino por haberle devuelto a su hermana hecha pedazos después de tomar lo mejor de ella.
Y es que en asuntos de sangre, Seth nunca perdona.
30vicios