Título: Here come the sun.
Fandom: Here comes the sun.
Claim: Lucy/Latis.
Palabras: 583 palabras.
Luego de que se hubiesen ido las Guerreras Mágicas de Céfiro, lo primero que había pensado Latis fue de reconstruir el reino por ellas, porque Lucy se los había regalado para hacer con él el lugar que ellos quisiesen, que ellos decidiesen por sí mismos su destino a base de su fuerza de voluntad.
Las mejoras del reino habían costado sangre, sudor y lágrimas, y hubo tiempos en los que Latis dudó si viviría para ver a Céfiro reconstruido con todo su esplendor de antaño; pero eso jamás mermó sus ganas de un futuro mejor para las siguientes generaciones, se lo debía a ella.
Pero de todos modos intentaba pensar en Lucy lo menos posible, ni siquiera le daban ganas de mencionar su nombre (siempre pensaría en Lucy como ella) porque hacerlo haría escocer aun más la herida que causaba su ausencia, los problemas comenzaban a solucionarse para el pueblo cefiriano; pero él no terminaba por sentirse completo. Sentía que una parte de él se había quedado con Lucy en el mundo místico y que jamás la recuperaría. Porque sin pilar no había persona en Céfiro con la magia suficientemente fuerte como para hacerlo excepto el pilar, ni siquiera Guru Clef, o él. Incluso dudaba mucho que Zagato alguna vez lo hubiese tenido.
Había perdido las esperanzas de que volviese; pero intentaba continuar con el día a día, como lo hizo siempre. Como lo hizo cuando se fue a Autosam, sólo siendo una sombra de sí mismo. Una parte de él estaba feliz por las mejoras en el planeta, por las alianzas con Faren, Cizeta y Autosam, por el reinado próspero de Paris, por la alegría en los rostros cansados de trabajar de los cefirianos, los enormes jardines que volvían a florecer como antaño y la paz que prometía esta nueva época. Pero la otra parte de sí, la que era egoísta y lo quería todo, se sentía infeliz e incompleto. Sentía que jamás terminaría por sentirse completamente feliz hasta que no le tuviese a su lado, que las nubes que tapaban el bello mundo que le rodeaba, no se despejarían hasta que ella volviese.
Y sabía que no era el único que estaba así. Guru Clef, aunque no lo fuese a confesar ni siquiera bajo la peor de todas las torturas, estaba como un zombie, pensativo y se le notaba una nota de melancolía en la sonrisa suave que siempre llevaba puesta en la cara. Paris se negaba a buscar esposa para tener herederos al trono, siempre estaba con evasivas y le gustaría poder reprender su comportamiento irresponsable; pero es por ese mismo sentimiento de vacío que ambos comparten que no podría hacerlo.
Cuando oficialmente el planeta estuvo reconstruido, realmente quiso creer en lo que todos decían "ahora todo está bien"; pero no era capaz.
Y tenía razón porque ese vacío no se volvió a llenar hasta que un día, luego de ir a entrenar con las fuerzas armadas, sintió una conjunción de tres magias poderosas por encima de su cabeza y supo que eran ellas.
Cuando le vio el rostro, más maduro; pero con los mismos ojos expresivos (y esta vez alegres), con la misma sonrisa con esa nota de travesura y con la misma fuerza de voluntad que recordaba, cualquier fantasma del pasado se esfumó y sintió una hermosa sensación en el pecho que creía no haber sentido desde hacía años. Y cuando le besó por primera vez, justo en ese momento supo que ahora sí ya todo estaba bien.