Título: Don't let me down.
Fandom: Magic Knight Rayearth.
Claim: Latis/Lucy.
Palabras: 406.
Lucy se removió inquieta entre las sábanas. No lograba dormirse y ya no por temor a las pesadillas que venían atormentándole desde antes de volver a Céfiro, era por algo diametralmente diferente, lo cual le avergonzaba veinte veces más.
Le había dicho a Latis que le amaba.
Por Dios, no se podía ser más estúpida.
Pero es que no lo había pensado jamás, era algo que estaba presente desde que le conoció, terminó siendo algo que formó parte de ella sin darse cuenta. No sólo había sido un descubrimiento para Latis, sino para ella también. No había pensado antes de hacerlo, estaba tan hundida en la oscuridad tratando de hacer renacer su espada que en cuanto vislumbró la luz y él al final del túnel, las palabras escaparon de sus labios, antes de caer inconsiente.
Quería pegarse cabezazos contra alguna pared.
Jamás se había sentido tan avergonzada en su vida. ¿Cómo se lo habría tomado Latis? Porque una cosa era que no tuviese intenciones de matarles por haber matado a su hermano; pero de ahí a llegar a amarle eran cosas diametralmente diferentes.
Y aun cuando no hubiesen hecho eso, Lucy dudaba seriamente que ella tuviese algo que pudiese atraer a alguien de ese modo. Ella no era como Marina, no tenía una larguísima cabellera lacia, ni era imposiblemente alta y experta en esgrima, tampoco era como Anaís, no tenía una voz melodiosa y una capacidad innata de lograr que las personas se sintiesen tranquilas y seguras con ella. Tan sólo era una niña torpe y demasiado valiente (o estúpida, dependiendo por donde se mirase) para su propio bien.
Y es que además no sabía demasiado cómo funcionaba eso de estar enamorada. Más que mariposas en el estómago, sentía un nudo justamente allí cada vez que veía a Latis. Se sentía torpe y pequeña a su lado.
Pero sobretodo se sentía vulnerable porque con tan sólo unas pocas palabras lograría romperle el corazón y eso era peor que mil noches con malos sueños y culpa.
Esos pensamientos le hicieron apretar fuertemente las sábanas que tenían en sus manos y llenar los ojos de lágrimas que amenazaban con salir al exterior. Pero no tenía que pasar eso, tal vez (sólo tal vez) Latis le encontrase linda a su forma y que (por favor, por favor, por favor) no le hundiese aun más de lo que ya se sentía por experimentar por primera vez esa clase de sentimientos.