Lo terminé a las apuradas; pero el punto es que lo logré, al fin. Terminé de escribir el reto protección, pensé que no iba llegar. Hoy fui al Parque de la Costa desde la mañana, estoy feliz, afónica y empapada por un juego que era con agua, me divertí en grande, las montañas rusas estuvieron mortales y el samba se cayó del asiento (pero dentro del juego) un chico; pero fue gracioso XD Convencí a mi mamá de subierse al Barco del Capitán Piraña conmigo. Nada, soy feliz (:
Les dejo el fic y abajo también el primer reto (:
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Título: De cómo mantener alejadas a las fangirls de tu no-novio.
Claim: Taiki/Mina.
Palabras: 1241.
Summary: Mina está decidida a proteger a Taiki de sus fangirls, sin pensar que tal vez a la única que quiere lejos es a ella.
Disclaimer: Los personajes y todo lo que reconozcas de Sailor Moon son propiedad de Naoko Takenouchi. No pretendo ganar dinero escribiendo y dudo que pudiese ganarlo si me lo propusiere xp
Notas: Es en respuesta al segundo reto de la “dotación anual de crack” para la comunidad de retos “Crack and Roll” (link en mi profile). Es para el segundo reto: Protección. La idea principal del fanfic antes era diferente y no salió como me habría gustado, así que intenté hacer un original, tampoco me gustó, luego uno de Naruto, me gustó menos XD Así que volví a este fandom, aunque a último momento me salió una idea diferente xp
Palabras que tenían que aparecer sí o sí: “¿ayuda de un desconocido?” y “sentirse a salvo”.
Fic empezado con antelación y terminado a las apuradas, así que no prometo que sea bueno xp
Fuera de mis costumbres me decidí a hacer un poco de humor, obviamente fue un intento fallido xp no sirvo para este género, de modo que de ahora en adelante me dedicaré a pleno a hacerlos llorar con muchos fics angust sin finales felices XD nahh, no iba por ahí mano; pero prefiero seguir por campos por donde esté más segura xp
La línea de tiempo del fic es durante la estancia de los “Three Lights” en Tokio, no hay una fecha específica; pero las Sailor scouts aún no se enteraron que Seiya, Taiki y Yaten son las Sailor Star Lights.
Espero que les guste, disfruten la lectura (:
Mina sabe que Taiki es especial. Bueno, en realidad él y sus hermanos son especiales, los tres a su modo. Los tres son cantantes fabulosos y rompecorazones natos. Pero ella es consiente de que el más alto de los tres es sin duda alguna el mejor, diferente, mayor. Muchos pueden pensar que Seiya es que más sobresale, hasta tal vez Yaten lo hace; pero Mina se siente orgullosa de sí misma al darse cuenta de que es una de las pocas que puede ver la gran diferencia entre ellos.
Taiki es único en su especie, tal vez es su forma de andar, alto y elegante, sea lo que más llama la atención, aunque quizá fuere esa peculiar forma de expresarse con palabras difíciles que, aunque no entiendes ni la mitad de lo que dice, quieres seguir oyendo más. Probablemente sea la forma en que lee sus libros de poesía que siempre lleva consigo, misteriosa y uno tiene ganas de sentarse con él y dejar que te lea a ti cualquier verso -aunque Mina no entienda nada de poesía, además de que si le das algo de ritmo puedes cantarla-, porque él lo hace todo especial y genial, hasta podría ponerse a estudiar sólo para estar con él. Bueno, tal vez no tanto. Pero puede llegar a fingir que está estudiando, mientras lo observa leer, aunque de todos modos serían un par de segundos, tal vez un minuto como mucho, porque ella se cansaría de no estar hablando y comenzaría a parlotear de la primera cosa tonta que se le pasase por la cabeza. Aunque en su interior intentaría encontrar un tema de conversación inteligente, pero no encontraría nada, porque toda conversación que ella buscara no parecía lo suficientemente “didáctica” o ese tipo de palabras que usaban Amy. A veces, se preguntaba por qué Amy no le prestaba su cerebro por un par de minutos al menos.
En fin, el tema era que Taiki era mejor que cualquiera de los tres y, para Mina, era más que obvio. Sabía que era el que más tenía encanto, galantería e inteligencia. Era evidente, cualquiera se daría cuenta. Y ese era justamente el tema que ella le molestaba hasta sacarle canas verdes, no lograba soportar que tantas chicas insufribles se le tiraran encima a él. Taiki merecía más respeto, por favor. Ella sabe que cuesta mantenerlo a salvo, es demasiado guapo para su propio bien; pero ella está decidida a hacerlo sentirse a salvo con ella, es la única que lo puede cuidarlo como Dios manda.
¿Esto podría llamarse ayuda de un desconocido? Sí, puede ser y lo más probable es que lo sea… por el momento, claro está. Taiki merece una novia con carácter fuerte, decidida y con la capacidad de mantener a sus admiradoras lejos, para que se quede tranquilo. Mina sabe que ella encaja totalmente en ese papel, está hecho a su medida, nacieron el uno para el otro, aunque aún él no se haya dado cuenta, cuando conociera su interior se daría cuenta de ello. Serían la pareja más famosa de esa década y tal vez siglo. Aún lo eran, pero Taiki es un chico inteligente y se daría cuenta que ya no puede soportar ser su no-novio y querrá ser el novio de la grandiosa Mina Aino. Por supuesto, era un plan perfecto.
Era difícil mantenerse lejos de esa loca rubia, más difícil de lo que realmente le gustaría. El único posible escondite para Taiki era la biblioteca, sabía de sobra que ella jamás se acercaría a una, le tenía alergia a los libros, hasta dudaba que supiera que había una en el colegio.
Suspiró satisfecho con la tranquilidad del ambiente. Dejó sus libros de Trigonometría e Historia sobre la mesa vacía que iba a ocupar. Ese lugar era su preferido del colegio, estaba a salvo de todas esas chicas molestas (sobre todo esa rubia que insistía e insistía con “protegerlo”. ¡Dios mío! No se daba cuenta de que a única que prefería a 500 kilómetros de distancia era ella), que no se acercarían a la biblioteca ni aun si les pagasen, y las pocas que había eran demasiado tímidas como para acercársele a hacerle alguna proposición extraña. Se conformaban con cuchichear acerca de él y sus hermanos. Y como Taiki no los escuchaba, los dejaba pasar sin mayor importancia.
Iba a agarrar el libro de Historia para comenzar a estudiar cuando su peor pesadilla entró haciendo un ruido insoportable con el tacón de sus zapatos, pisando fuerte y anunciando su llegada, sin darse cuenta de la furiosa mirada que le dirigió la bibliotecaria. Claro, ¿quién querría a Mina Aino en su biblioteca? Pero más la pregunta correcta es, ¿qué rayos hacía justamente ella allí? Seguramente, su amiga Amy le había dado la noticia que sí existía una biblioteca allí. Rayos, justo que le había llegado a caer bien la chica de pelo azul.
- ¡Taiki!- gritó desde la otra punta de la otra punta del aula, ganándose una cantidad innumerable de miradas furiosas y varios “¡Shh!” que fueron olímpicamente ignorados por la rubia.
Debían ser ciertos todos aquellos dichos que decían que todas las rubias son huecas. Ineptas, intratable, insoportables, pesadas, acosadoras, con voces que si las escuchas sólo quieres arrodillarte y rogar para que se calle de una maldita vez. Claro, pero tampoco hay que generalizar. Rodó los ojos ante ese pensamiento.
Se armó de toda la paciencia que le quedaba -la cual realmente era escasa, por no decir nula- y esperó la inminente invasión de su espacio personal, tendría que encontrar un nuevo escondite pronto, por no decir AHORA. Ella se acerca a paso lento, en una clara y fallida forma de aparentar una elegancia que claramente no poseía, batiendo sus pestañas descaradamente y sentándose en la silla enfrente suyo. Cuando por fin dejó de pisar tan fuertemente, las miradas curiosas se apartaron de ellos, sólo por unos instantes, para volver a posarlos en ellos con más disimulo, cosa que evidentemente Mina no poseía. Dios supiera qué rayos quería ahora, quizá si le ofrecía su tarea de Historia para que la copiase se iría, aunque desplazó esa idea recordando la última vez que había hecho eso y sus deberes terminaron destrozados, de alguna manera que hasta ese día no llegaba a terminar de entender.
-Taiki- lo llamó nuevamente, con voz cómplice y baja, como si estuviese a punto de contarle un secreto de estado o algo parecido, aunque conociéndola, seguramente se trataba de alguna bobería.
- ¿Qué?- preguntó sin apartar la vista de su libro, cosa que pensaba que molestaría a la rubia por la poca atención que le dirigía y se iría; pero debería haber supuesto que aquello jamás pasaría.
-Las chicas de tercero te van a preparar una emboscada a la salida- murmuró, mirando para sus lados como si quisiera impedir que alguien oyese lo que le estaba diciendo-. Tengo un plan para salvarte de ellas-. Jo debería haberlo supuesto, otra de sus artimañas para conquistarlo, ¿es que no se cansaba?- Pero antes deberías saber que hay más interesadas en protegerte, todas somas rubias, no puedes confiar en las morochas, porque descubrí que…-. Taiki la interrumpió antes de siguiera diciendo estupideces y que perdiera la poca cordura que le quedaba.
-No importa, prefiero que las que me protejan sean morochas- dijo tomando rápidamente sus cosas y saliendo a la misma velocidad con cualquier destino, antes de que Mina pudiera procesar su último comentario.
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Título: Demencia marítima.
Claim: Zack/Cody.
Palabras: 911.
Summary: Slash/Twincest. Pasar tanto tiempo en un barco definitivamente hace estragos en la coherencia hasta el punto de no saber quién estaba más loco; pero ninguno de los dos les importaba realmente. Spoilers de “Gemelos a bordo”.
Disclaimer: La serie televisiva “Zack y Cody, gemelos a bordo” son propiedad de Disney Channel Estudios. Esto simple ocio, saben que no gano centavo partido a la mitad.
Notas: Ubicado en la segunda temporada, durante el capítulo en que Cody quiere decirle a Beiry que le gusta; pero vuelve en el tiempo. Esto es raro malo y cutre x.x
Cody caminaba de un lado a otro en el camarote como una fiera enjaulada, tenía aquella expresión graciosa en la cara que tanto hacía divertir a Zack, estaba a punto de lanzar a reírse, es que era demasiado. Su hermano tenía fruncido el seño, con una mano sobre el mentón y la otra detrás de su espalda. Zack estaba seguro de que en cualquier momento, Cody se marearía de dar tantas vueltas de aquí para allá, sobre todo con movimiento del barco. Aunque no lo iba a detener, era aun más graciosa su expresión cuando su rostro cambiaba de color, sobre todo ese color intermedio entre azul y verde. Definitivamente, Cody era todo un espectáculo.
De pronto, y para molestia de su Zack, Cody se detuvo y lo miró frunciendo aun más el seño molesto - y para colmo sin una seña de que en cualquier momento se pondría azul o verde-.
- ¿Cómo puedes estar tan tranquilo?- lo interrogó claramente irritado. No espera, no sólo irritado: escandalizado, furioso y parecía apunto de tirársele encima y destriparlo. Aunque Zack sabía de sobra que se molesta por cualquier cosa, aquella vez era mucho más fuerte. ¿Qué rayos le pasaba? ¿En serio creía que se tragaría el chiste de que enserio había viajado en el tiempo ya tres veces? Estaba de broma, era lo más seguro. Pero su hermano se empeñaba en hacerle creer lo contrario y Zack comenzaba a pensar seriamente en que tal vez en verdad pensaba que eso era cierto. -Te lo digo en serio- insistió -. Viajé en el tiempo, ya tres veces. En el baile, saqué a bailar a Beiry y cuando le dije mis sentimientos pasamos la línea meridional y volvimos en el tiempo-. Repitió por tercera o cuarta vez desde que llegó al camarote.
-En serio, Cody, la broma ya dejó de ser divertida- al fin habló, mientras se acomodaba en el sillón donde estaba sentado, tomando un chocolate que tenía sobre la cama (probablemente desde hacía varios días) -. Voy a empezar a pensar que estás loco. Que sufres de demencia marítima- dijo soltando una carcajada. Su hermano lo observó más fastidiado, insultado, ultrajado.
Cody no había oído eso.
- ¿Loco, yo?- su hermano lo observó más fastidiado, insultado, ultrajado-. Tú eres el que sufre de “demencia marítima” o lo que sea- comenzó olvidando el tema anterior-. Dejas todo para el día siguiente cuando sabes que no vas a hacerlo tampoco, eres un sucio que tiene ropa sucia por todas partes del camarote, te portas mal cuando sabes que te van a castigar y no te importa. Haces un montón de tonterías, te comportas como un niño ¿y yo soy el loco?
-Es comportarse como un adolescente- dijo rodando los ojos y continuó-, y tú no lo estás haciendo muy bien que digamos. Además, en el caso que tuvieras razón con todo eso, tú sigues siendo el más loco por en serio creer que viajaste en el tiempo.
- ¡Rayos, Zack! En serio viajé en tiempo, las anteriores veces que te hablé no tardé tanto en convencerte- dijo exasperado, a punto de arrancarse los pelos de la cabeza -. ¿Por qué te cuesta tanto creerme?
Zack sólo pudo rodar los ojos en respuesta. Demencia marítima definitivamente.
-Está bien, no me creas- declaró finalmente y cuando Zack creyó que iba a decirle que todo había sido una broma, le obligó-. Pero como hermano, me vas a ayudar- le dijo acercándose a Zack y tomándolo del pelo-. Por favor- haciéndole un puchero.
-No, Cody. Me quiero preparar la fiesta- ya estaba hastiado.
Con los brazos intentó quitarse de encima los de su gemelo; pero antes de poder lograrlo, Cody estampó su rostro contra el suyo, besándolo con fuerza, haciendo chocar su dientes, claramente molesto. No era un beso común, sólo había labio, ninguno de los dos dejaba pasar la lengua. Era simplemente una descarga de todo lo que Cody había sufrido esa casi media hora tratando de explicarle a Zack que en verdad había viajado en el tiempo. Era demasiado terco y eso lo exasperaba de tal manera…
Zack no pudo reprimir un quejido de dolor en el momento en que Cody le mordió el labio inferior, hasta casi hacerle sangrar. Quería gritar “¡Ya para!”, pero su cuerpo no hacía ningún intento por apartar los labios -y dientes- de su gemelo de los suyos. ¿Es que la demencia marítima era contagiosa?
Cuando Cody por fin se apartó, lo miró sin ninguna expresión clara en el rostro, parecía entre confuso por su propia acción como Zack y conteniendo un sentimiento más que su hermano no era capaz de descifrar.
-Eres raro- declaró casi escupiendo las palabras, cortando el anterior silencio-. Me contagiaste la demencia marítima. Cody sólo pudo rodar los ojos. ¿En serio aún pensaba lo de esa locura?-. Te ayudaré…- dijo suspirando-, pero recuerda: tú estás más loco.
-Sí, sí- aceptando lo que decía con resignación.
Después de unos minutos, salieron del camarote hacia el lugar donde se haría la fiesta, siguiendo por tercera vez el plan con Cody suplicando que la próxima vez no fuese tan difícil convencer a Zack, que probablemente comenzaba a tener razón con lo de la locura. Debía estar loco por lo que acababa de hacer.
Pasar tanto tiempo en un barco definitivamente hace estragos en la coherencia hasta el punto de no saber quién estaba más loco; pero ninguno de los dos les importaba realmente.