(no subject)
Título: Atmósfera terrestre en sus ojos
Fandom: Cowboy Bebop
Pairing: Faye/Ed
Género: comedia romántica
Rating: T (por la temática)
Frases/palabras a incluir: “a veces me pones de los nervios”; “yo también te quiero, idiota”; “no es una buena idea”.
Reto: Femslash
Notas: ¡AaaaaaW con estas dos! <3 (interesante aportación XD)
Faye bufó de improvisto, casi igual de improvisto que los graznidos de la más pequeña directos a su inseparable ordenador.
Ed movía la cabeza de un lado a otro, sumida en las excentricidades de cada minuto, sentada sobre el suelo, mientras hacía florituras con ambas manos y la diva se apoyaba contra el respaldo del sillón a pocos metros, arreglándose el pelo como podía.
- ¿Dónde has dicho que estaban los hombres? - volvió a preguntar, mirándose detenidamente las uñas.
- ¡En el centrooooo! ¡Han bajado al centro a por comidaaaaa! - canturreó la informática, chasqueando los dedos bruscamente tras apretar una tecla con los pies descalzos.
- ¿En serio? ¿A por comida? - Faye observó a la treceañera con curiosidad, frotándose todavía las uñas.- Qué servicial por su parte…
- ¡Pero la comida se la toman allíiiii!
- ¿Allí? - frunció el ceño, antes de abrir más los ojos.- ¿Cómo que allí? ¿¡Allí dónde!?
- ¡Centro, centro, centrooooo! - respondió Ed, formando un rombo con las piernas que elevó, después de tumbar la espalda contra el suelo e imitar el ladrido de Ein.
- ¡Aaaargh! - Faye golpeó el mueble de un puñetazo estúpido.- ¡A veces, me pones de los nervios!
¿Sólo a veces?
La niña ignoró aquel comentario con la continua labor de entablar geometría en su cuerpo, devorada, al fin, por los lametones del perro.
La mujer suspiró. “Críos…¡Nada más parecido!”
- ¡Ed quiere que Faye la pinteee! - exclamó de pronto, agitando la cabeza, elevando a Ein con los brazos que señalaron a Faye tras su reciente mirada fija.
- Ahora no, siempre acabas haciéndotelo tú.- la cowgirl se cruzó de piernas, tras el enésimo suspiro.- ¡Mi maquillaje no está para que vayas de cebra!
- ¡Meeeh! - se mordió los labios de manera caótica.- ¡Pero Ed quiere! ¡Ed se divierteee!
- Por Dios.- replicó Faye, cerrando los ojos entre gruñidos.- No es una buena idea ¿Entendido? - insistió, pero la hacker acababa de gatear todo el suelo posible y trepar por el sillón para aferrarse a Faye como si fuera un primate. Ésta apretó los dientes, sin saber porqué hacía tiempo que no conseguía apartarla.
Ed rió, encima de sus piernas y enroscados los brazos alrededor de su cuello, pataleando rápidamente contra tela más carne desenvuelta.
Y para cuando Faye se decidía a lanzarla lejos, Ed deslizaba el rostro hacia arriba, rozando sus pestañas tras la zona junto a las orejas que se erizaron, al igual que el resto de su cuerpo.
La cazarecompensas reaccionó, encogiendo los hombros que terminaron de apegarse a las facciones de Ed que notaba sólo por la sensación recientemente fresca aplastándole la piel del cuello y escalando bajo su garganta. De modo que, finalmente, movió una mano para sostener la espalda de la niña, soplando fuerte tras las mejillas hechas carmín, al darse cuenta de que Ein observaba la escena, ladrando con la lengua fuera.
Yo también te quiero, idiota.
El mundo iba listo, si pensaba oírselo meditar algún día.
Fandom: Cowboy Bebop
Pairing: Faye/Ed
Género: comedia romántica
Rating: T (por la temática)
Frases/palabras a incluir: “a veces me pones de los nervios”; “yo también te quiero, idiota”; “no es una buena idea”.
Reto: Femslash
Notas: ¡AaaaaaW con estas dos! <3 (interesante aportación XD)
Faye bufó de improvisto, casi igual de improvisto que los graznidos de la más pequeña directos a su inseparable ordenador.
Ed movía la cabeza de un lado a otro, sumida en las excentricidades de cada minuto, sentada sobre el suelo, mientras hacía florituras con ambas manos y la diva se apoyaba contra el respaldo del sillón a pocos metros, arreglándose el pelo como podía.
- ¿Dónde has dicho que estaban los hombres? - volvió a preguntar, mirándose detenidamente las uñas.
- ¡En el centrooooo! ¡Han bajado al centro a por comidaaaaa! - canturreó la informática, chasqueando los dedos bruscamente tras apretar una tecla con los pies descalzos.
- ¿En serio? ¿A por comida? - Faye observó a la treceañera con curiosidad, frotándose todavía las uñas.- Qué servicial por su parte…
- ¡Pero la comida se la toman allíiiii!
- ¿Allí? - frunció el ceño, antes de abrir más los ojos.- ¿Cómo que allí? ¿¡Allí dónde!?
- ¡Centro, centro, centrooooo! - respondió Ed, formando un rombo con las piernas que elevó, después de tumbar la espalda contra el suelo e imitar el ladrido de Ein.
- ¡Aaaargh! - Faye golpeó el mueble de un puñetazo estúpido.- ¡A veces, me pones de los nervios!
¿Sólo a veces?
La niña ignoró aquel comentario con la continua labor de entablar geometría en su cuerpo, devorada, al fin, por los lametones del perro.
La mujer suspiró. “Críos…¡Nada más parecido!”
- ¡Ed quiere que Faye la pinteee! - exclamó de pronto, agitando la cabeza, elevando a Ein con los brazos que señalaron a Faye tras su reciente mirada fija.
- Ahora no, siempre acabas haciéndotelo tú.- la cowgirl se cruzó de piernas, tras el enésimo suspiro.- ¡Mi maquillaje no está para que vayas de cebra!
- ¡Meeeh! - se mordió los labios de manera caótica.- ¡Pero Ed quiere! ¡Ed se divierteee!
- Por Dios.- replicó Faye, cerrando los ojos entre gruñidos.- No es una buena idea ¿Entendido? - insistió, pero la hacker acababa de gatear todo el suelo posible y trepar por el sillón para aferrarse a Faye como si fuera un primate. Ésta apretó los dientes, sin saber porqué hacía tiempo que no conseguía apartarla.
Ed rió, encima de sus piernas y enroscados los brazos alrededor de su cuello, pataleando rápidamente contra tela más carne desenvuelta.
Y para cuando Faye se decidía a lanzarla lejos, Ed deslizaba el rostro hacia arriba, rozando sus pestañas tras la zona junto a las orejas que se erizaron, al igual que el resto de su cuerpo.
La cazarecompensas reaccionó, encogiendo los hombros que terminaron de apegarse a las facciones de Ed que notaba sólo por la sensación recientemente fresca aplastándole la piel del cuello y escalando bajo su garganta. De modo que, finalmente, movió una mano para sostener la espalda de la niña, soplando fuerte tras las mejillas hechas carmín, al darse cuenta de que Ein observaba la escena, ladrando con la lengua fuera.
Yo también te quiero, idiota.
El mundo iba listo, si pensaba oírselo meditar algún día.