creo... que aun estoy a tiempo
Título: ¡Maldito espiritu navideño!
Fandom: Sailor Moon
Claim: Yaten/Mina
Extensión: 2,041 palabras.
Reto: Deseo
No tienes espíritu navideño
Esas habían sido las palabras exactas que Mina le había lanzado, cuando declaro que eso del hombre de rojo entrando por una chimenea era ridículo, y seguía creyendo que era algo ridículo, como también lo era el adornar un árbol dentro de la casa y ponerse contento por que comenzara a nevar.
Yaten estaba aprendiendo que odiaba la nieve, que era demasiado blanco, demasiado fría y generaba bastantes problemas, como el poder caminar decentemente por las calles sin saludar al asfalto un par de veces, y la verdad era que no podían culparlo por no compartir eso que llamaban espíritu navideño, el no celebrara la navidad, no sabia si quiera que significaba eso, era una costumbre terrestre, ridícula como otras tantas que tenían.
Así que no le importaba si no tenia espíritu, y mucho menos le importaba si no le gustaba la nieve, su planeta era un lugar cálido, esa cosa blanca jamás la había visto en la vida y se reusaba participar en esa ridiculez de la navidad, ¡ellos tenían una misión por todos los dioses!. No tenían tiempo que estar perdiendo en fiestas tontas con muchachitas estúpidas.
Lo cierto era que no estaba molesta con las chicas, después de todo ellas eran terrícolas y era completamente natural que se entusiasmaran ante sus costumbres y ante la nieve que según palabras textuales de Rei era la cosa mas hermosa sobre la faz de la tierra, Yaten tenían sus dudas, pero tampoco conocía toda la faz de la superficie terrestre; así que no sabia lo suficiente como para emitir un juicio. Estaba molesto con Seiya y Taiki, por prestarse al juego de las chicas, estaba molesto con Seiya por haber cancelado sus conciertos y haber dejado 10 días para “vacaciones”.
Estaba molesto con Taiki por que había continuado el juego a Seiya, por que estaba planeando una velada con aquellas niñas, dejando su misión en segundo plano, ¡dejando a su princesa como su ultima prioridad!, y eso él no lo podía entender, y no lo podía perdonar. No importaba que Taiki dijera que lo hacían para mezclarse mejor con los terrícolas, para evitar perspicacias; por que el sabia que no era el caso, que ellos lo estaba haciendo simplemente para estar cerca de Tsukino y Mizuno.
El no tenia la culpa de no tolerar todas esas tonterías y mucho menos tenia la culpa de estar ahora fuera, en las calles de Tokio, caminando solo y haciendo las compras de último momento de Mina, por que ella ya no aguantaba mas, su actitud; estaba sopesando la posibilidad de no volver al templo e inventar cualquier cosa para no tener que soportar esa celebración terrestre, cuando sus tropezó con algo.
Maldijo su suerte entre dientes, al tiempo que buscaba lo que lo había hecho tropezar, sin notar si quiera que las calles antes abarrotadas de gente estuvieran de pronto en misteriosa calma, su atención fue reclamada casi por completo por un regalo celosamente envuelto, era curiosamente parecido a uno que Mina había acomodado bajo el árbol, mientras canturreaba uno de esos villancicos que sonaban por toda la ciudad y que él y los otros habían tenido que grabar hacia algunas semanas.
Entrecerró los ojos, completamente convencido que se trataba de una broma de Seiya ¿de que otra manera aparecería un regalo que el había visto bajo un árbol a mitad de la acera? Puso los ojos en blanco y se inclino para tomar el regalo entre sus manos, si Seiya pensaba que actuaria como un tonto para su diversión estaba completamente equivocado.
Frunció los labios intentando adivinar lo que encontraría en el interior del paquete, incluso lo sacudió un poco junto a su oído para intentar adivinar a lo que se estaba enfrentando, pero o la caja estaba vacía o lo que había la llenaba por completo por que no se escuchaba nada. Lanzo un suspiro y se preparo a escuchar a Seiya cuando jalo una parte del lazo del paquete dispuesto a abrir aquella caja. En lugar de dejarla caer en el bote de la basura más cercano como le dictaba su intuición.
Y eso era simplemente por que se preguntaba que era lo que Seiya estaba tramando, el pelinegro no era precisamente bueno con las bromas, aun que siempre lo intentaba, estaba pensando en la manera de utilizar lo que fuera que hubiera en la caja contra el chico cuando abrió el paquete.
Puso los ojos en blanco cuando se vio rodeado de un intenso humo grisáceo luego de que un extraño puff sonara en la calle, era tal y como el pensaba, simplemente Seiya no era bueno para las bromas. Bueno ya se encargaría el de enseñarle como se debían de hacer estas.
Parpadeo y en ese instante escucho el grito de una mujer, lo que lo hizo dar un bote y girar la cabeza en busca de lo que fuera que había hecho a la mujer lanzar ese grito, fue ahí cuando se dio cuenta de que todo se veía excesivamente grande, como si toda la cuidad hubiera crecido 20 o 30 veces mientras el estuvo rodeado de humo.
Pero aquello era imposible, se empezaba a sentir confundido y aquella mujer no dejaba de lanzar alaridos gritando algo que Yaten no terminaba de entender, aun que tampoco era algo que le importara mucho, dio un paso para continuar su camino cuando noto que algo había pasado con el, no era la cuidad la que había crecido, era el quien había sido reducido, lanzo un grito, peor mas que un grito lo que salió de su garganta fue una especie de gruñido, se quedo paralizado al notar que la mujer que gritaba lo señalaba a él y que ahora entendía lo que estaba gritando.
¡Rata!, se había convertido en una asquerosa y gorda rata, sintió como el corazón comenzó a martillarle con fuerza en el pecho, así como noto entonces la enorme variedad de olores que se arremolinaban a su alrededor, definitivamente iba a matar a Seiya en cuanto tuviera oportunidad. ¿Cómo se había atrevido a hacerle eso? Definitivamente lo mataría lenta y dolorosamente… en cuanto descubriera como volver a la normalidad.
Fue justo en ese momento en que observo un papel dorado justo donde tendría que estar la caja de regalo, un papel dorado que brillaba extrañamente, no tuvo oportunidad de leerlo, por que algo se agito en su interior, una especie de alarma que lo hizo moverse hacia un lado con una torpeza impropia de las ratas, justo en el momento en que una escoba se estrechaba en el lugar donde había estado antes.
Por supuesto ahora era una rata, y las ratas no eran bienvenidas en ningún lugar, dio un giro con rapidez, con la suficiente rapidez para esquivar un nuevo golpe y poder tomar el papel entre los dientes mientras corría entre los transeúntes, y esquivaba uno que otro pisotón y escuchaba los gritos de las féminas cada que lo veían.
Por fin encontró un lugar seguro, y comenzó a leer el papel, en busca de alguna explicación, pero solo había dos líneas ahí, dos malditas líneas.
Solo regresaras a la normalidad si encuentras a alguien que te extrañe con sinceridad, tu tiempo limite es hasta navidad si no como rata te tendrás que quedar atte. el espíritu navideño
Parpadeo una vez, otra y otra mas, moviendo los bigotes de manera inconsciente, maldito fuera el estúpido espíritu navideño, y toda su descendencia, y estúpido el por haberse detenido a abrir el regalo.
¿Y ahora que iba a hacer si ni siquiera sabia en que parte de Tokio estaba?
X - X - X
Mina observo por decima vez en los últimos tres minutos su reloj de pulsera, preguntándose internamente la razón por la que Yaten estaba tardando tanto, entendía perfectamente que los otros no lo echaran de menos, por que bueno… no estaba siendo de ayuda al momento de preparar las cosas para esa noche.
Sin embrago, no podía creer que todos parecieran no darse cuenta que ya hacia cerca de dos horas que el chico se había ido, y aun cuando las cosas que se le habían pedido no eran realmente necesarias, Mina sabia que Yaten ya tendría que haber llegado. Y estaba realmente preocupada, Seiya decía que no había por que preocuparse que seguramente Yaten estaba en alguno de sus berrinches.
Y en vista de que Taiki tampoco parecía estar preocupado por el peliplateado, ella tendría que estar tranquila, pero no podía estarlo, lo cierto era que extrañaba la presencia de Yaten y eso por supuesto que le preocupaba, con Galaxia haciendo de las suyas en la tierra por medio de las sailor animates no podía permitirse desarrollar sentimientos mas haya de los fraternales con las estrellas pop, y sin embrago ahí estaba preocupada y extrañando a Yaten, quien por cierto seguramente no extrañaría a ninguno de ellos.
Se mordió el labio inferior, mientras observaba a los otros dentro del lugar, Serena extaba concentrada en cortar las verduras, mientras junto a ella, Seiya ríe a carcajadas por la concentración de la rubia, Lita y Amy tenían controlada la cocina, mientras Rei y Taiki daban los últimos toques al lugar.
Viendo que no la iban a necesitar tomo su abrigo y salió a la calle, buscaría por algunas cuadras a Yaten, aun que realmente no era optimista y no pensaba que pudiera encontrarlo.
X - X - X
Ok, ser una rata era mucho mas complicado de lo que había llegado a pensar, si la gente te veía intentaba golpearte, eso si no eras aturdido por los gritos de las mujeres, por favor si solo se trataba de una rata.
Por fortuna ser una rata, también tenia sus partes buenas como la increíble velocidad a la que podían desplazarse y la manera en que podía escalar, y le había costado bastante ubicarse, había tenido que subir a la cornisa de un edificio, sorteando a varias mujeres gritonas, pero lo había hecho y ahora iba rumbo al templo, estaba seguro de que tanto Taiki como Seiya lo habían echado de menos, estaba seguro que ese par lo extrañaría con sinceridad.
Por supuesto si se hubiera puesto a pensar un poco se habría dado cuenta que en aquel lugar había mas mujeres y que en cuanto lo vieran empezarían a chillar como le venia ocurriendo, aun que no podían culparlo por olvidar eso cuando estaba intentando regresar a su forma humana lo antes posible.
La primera que vio a la rata fue Rei, y no pudo evitar el grito que salió de su garganta ni mucho menos el salto que dio a la silla, de ahí se unió Serena, apretando el brazo de Seiya y rogándole que se deshiciera del animal, Lita salió de la cocina armada con la escoba, dispuesta a sacar al intruso cuanto antes.
Yaten apenas y tuvo tiempo de salir del lugar a todo lo que sus cuatro patas daban y se escondió en un hueco cerca de las escaleras del templo, maldiciendo su suerte y al espíritu navideño y comenzando a hacerse a la idea de que no regresaría a la normalidad nunca.
No al menos, mientras Taiki y Seiya no se despegaran de esas chiquillas.
Mina subía los escalones del templo con lentitud, había buscado a Yaten pero no lo había encontrado, asi que regresaba esperando que el chico ya hubiera llegado, antes se quedo parada a mitad de los escalones y miro hacia el cielo.
-Yaten- murmuro simplemente - Yo se que no debería extrañarte tanto- suspiro y continuo subiendo las escaleras.
Yaten parpadeo un momento confundido, en un segundo era una rata escondida en hueco y al segundo siguiente era un hombre, con el pie atorado en un hueco, maldijo su suerte nuevamente, mientras jalaba de su pie, y agradecía a quien fuera que lo había hecho regresar a la normalidad y con la ropa incluida.
Una vez que pudo liberar el pie, sonrió de manera victoriosa para después mirar a Mina en la puerta del templo, contemplándolo divertida, en otra ocasión se habría molestado pero no ahora, así que camino hacia ella y le sonrió.
-Hace frio aquí vayamos dentro- murmuro y antes de que ella contestara, la tomo de la mano y la llevo al interior del lugar.