Autor: Briece
Título: ¿Me extrañas?
Fandom: Morganville's Vampires
Pairing: Claire/?
RAting: PG
Extensiön: 1.675 palabras aprox.
Advertencias: Algo de Spoilers generales hasta Morganville 6.
Nota: Hecho apurado porque me voy al curro.
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Disclaimer: Morganville's Vampires Serie (c) Rachel Caine.
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Faltaban tan sólo seis días para la Navidad.
Uno pensaría que la navidad no existe en una ciudad como esta, pero nunca se podía dejar de subestimar los desesperados esfuerzos de la gente por aferrarse a la normalidad mientras más difícil fuera la situación. Claire creía que eso tendría que ver con eso llamado ‘sanidad mental’, aunque estaba segura que Shane le llamaría ‘maldita ceguera'.
Las tiendas despedían destellos fluctuantes con luces diminutas, y adornos brillantes, y no pudo evitar preguntarse en que pensarían los verdaderos dueños de la ciudad de todo eso, si acaso les divertiría o les irritaría. Después de todo, ni siquiera había una iglesia de verdad funcionando allí. Una especie de ansiedad y nostalgia inesperada creció en su pecho por unos momentos amenazando ahogarla, y tuvo que detenerse y cerrar los ojos para calmarse. ¿Era esto acaso un ataque de pánico como los que hablaban los periódicos? En esta ciudad era casi hilarante sentir ansiedad por un poco de soledad existiendo muchos mayores problemas mortales por los cuales preocuparse. Sus dedos frotaron sin darse cuenta su brazo.
Siguió su camino hacia el campus apresurándose un poco porque quería tener tiempo de revisar una vez más sus referencias en sus informes, cuando de pronto tras doblar una esquina se encontró con un paquete envuelto en papel brillante, con un moño enorme nítidamente hecho, allí mismo en el suelo. Frunció el ceño y miró en todas direcciones, pero no vio a nadie cerca, ni un vehículo visible, pensó en dejarlo allí mismo por si alguien regresaba por él. ¿No se trataría de alguna broma? , se preguntó. Y sin embargo, por una extraña razón no podía decidirse a dejarlo atrás. Sus piernas se negaban a moverse.
Se agachó despacio y lo examinó de más cerca. Ninguna dirección, ni tarjeta a la vista. Lo levantó despacio, diciéndose que no era nada más para que no se estropease el hermoso moño, y luego se dijo que sólo iba a dar un vistacito a ver si eso le daba alguna pista. Después de todo, no era lo mismo si era un par de calzoncillos largos que una joya o algo así, en cuyo caso lo entregaría de inmediato a la policía. Los buenos científicos eran conocidos por su mente curiosa, después de todo.
Desenredó el lazo, movió un poco el papel hacia un lado y … ¡Puf!
Una nube de humo verde la rodeó completamente. Tosió y tosió mientras le lagrimeaban los ojos maldiciendo su curiosidad, su estupidez, y a quien quiera que fuese que se estaba riendo de ella en esos momentos.
Se dobló y sus manos fueron a apoyarse en sus rodillas, y casi se fue de bruces, porque sus rodillas… ¿dónde estaban sus rodillas? Dio un chillido de pánico que fue eso: un chillido. Y se quedó paralizada sin siquiera pestañear.
Una nota con escarcha descendió del cielo lentamente y fue caer justo delante de ella en el pavimento. Unas letras aparecieron en ella (lo que el radar de fenómenos de la ciudad aun era bajísimo), sin embargo lo que decía allí en letras doradas si era diferente: ”"Sólo regresarás a la normalidad si encuentras a alguien que te extrañe con sinceridad"
¿Alguien que me extrañe?... , pensó.
Aparecieron otras letras.
Posdata: Sólo tienes hasta Navidad.
Respiró hondo y se miró las manos, que ahora eran más pequeñas y negras, aunque aun poseía cinco dígitos, y veamos el lado positivo, ahora tenia uñas largas… er… garras largas…
«Esta bien, Claire, cálmate -se dijo-. Has pasado por cosas peores que estas… »
-¡No! ¡No es cierto! -chilló, y corrió por puro pánico. A dónde no tenia idea.
Con una perspectiva diferente del suelo, se encontró corriendo dando tumbos chocando con las piernas de personas que también chillaban para evitarla, y uno que otro grito de “Llamen a control animal”, llegó a sus sensibles oídos. El huir la llevó directo hacia el campus, con sus parques abiertos, y corrió buscando refugio instintivamente al primer árbol que encontró.
* * *
El campus era un lugar de razocinio y razón.
Antes.
Pero claro, con su buena suerte, ese era mismo el árbol bajo el cual Mónica y las monikettes se encontraban parloteando.
-¡Miren! -gritó Gina, dejando caer su carpeta, apuntando en la dirección de Claire-. Un… un…
¿Un qué?, se preguntó Claire.
-Un…¡mapache! -terminó Jennifer.
-Ug -Mónica hizo una mueca de asco (aunque Claire había visto muchas mejores dirigidas a ella en otra ocasión)-. Seguro que ese bicho tiene rabia, habría que darle un tiro -Sip, incluso había hecho peores comentarios de ella, seguro tenia alguna clase de debilidad por animales peludos, alguna buena impresión causada por algún abrigo sin lugar a dudas.
-¿Rabia? -dijo una voz conocida-. Yo que tu, ni me acercaría, ya saben .. . doooce inyecciones -dijo Eve con voz de ultratumba.
La buena de Eve. Suspiró con alivio. Seguro que ahora todo se resolvería.
Mónica y séquito elevaron la nariz mencionando algo de acudir a los guardias y que vergüenza, y desaparecieron.
Eve hizo soniditos como cloqueos que provocaron que Claire revoleara los ojos (seguro que eso se veía raro en un mapache), y bajó.
-Oooh, linda cosita --dijo Eve extendiendo los dedos cautelosamente hacia ella.
Sí, Eve, llévame a casa, ¡con Shane!
* * *
Y así fue que se encontró sentada en una caja de cartón en el asiento trasero del auto de Eve mordisqueando una barra energética, y por una vez hasta le perdonó lo mal que conducía.
-¡¡Chicos!! -gritó Eve-. Tenemos mascota.
¿Mascota?
Claire sintió que la Casa refunfuñaba algo, y que movía la alfombra casi imperceptiblemente bajo sus pies. Shane llegó de la cocina, con una botella de cerveza en la mano, el pelo en los ojos y miró fijamente a Claire-mapache.
-Tienes que estar bromeando… -dijo con incredulidad. ¿Ven? Su Shane la había reconocido sin duda porque…-. Las nubes de cafeína han terminado por reblandecer tu cerebro, ese es un animal salvaje , mis amigos y yo salíamos a cazarlos cuando éramos niños. No son una mascota, son una plaga
¡No, no, Shane soy yo, mírame bien!, se contoneó hasta pararse sobre sus cuartos traseros.
-Oh, pero si es tan lindo -Eve hizo un puchero.
-¿Quién es lindo? -dijo Michael, saliendo del sótano. Se quedó inmóvil de la manera en que un depredador mira fijamente a su presa. Y cielos, Claire no pudo evitar engrifarse por instinto y sacar los colmillos.
Pero era ¡Michael!, quizás la magia de Michael, podría…
-Oh -dijo Michael-. Es un mapache.
-Sí, ’capitan obvio’ -dijo con burla Shane-. Y no, no podemos tenerlo de mascota. Aunque tenga el buen sentido de que le caigas mal -se burló.
Esto era una pesadilla. ¡Despierta, Claire, despierta!
* * *
Tres días más tarde, Claire aun era un mapache , a pesar de que se las había arreglado para aparecerse en la plaza durante una reunión de la alcaldía y conseguir que Richard y Hannah la vieran ‘hacer sus gracias monas’ -como decía Eve-, y hasta a su amigo el detective cuando fue a tomar café con Eve una tarde, buscando pistas acerca de ‘su’ desaparición.
Mientras tanto Claire había intentado localizar a Amelie, sin resultados, y en esos momentos se sentía hasta capaz hasta de besar a Oliver si eso conseguía que terminara todo esto. Sus padres habían salido a regañadientes del pueblo buscando un empleo nuevo para su padre, y los aeropuertos para variar estaban copados, así que no sabían si regresarían a tiempo para Navidad. Eve, aun estaba discutiendo con el resto de la casa Glass si debían avisarles o no. Después de todo, el tenerlos en Morganville la ultima vez había sido más un estorbo que otra cosa.
* * *
La noche antes de la navidad, ya no pudo soportar estar en la misma casa de sus amigos y sentirlos tan lejos, así que después de charlas perturbadoras en la casa Glass acerca de esterilizarla ‘por su bien’, ella había salido huyendo.
Tenía frío y hambre y sus pasos le llevaron al segundo lugar más familiar para ella en la ciudad de los vampiros: el laboratorio de Myrnin.
Atravesando una tabla claveteada a medias, se introdujo en el espacio conocido lleno de papeles, olores a químicos, a huesos viejos , y a tinta desvaída. No se preguntó porqué no se lo pensaba mejor el acudir al refugio de un vampiro medio loco (cura o no cura) y excéntrico, genio o no, pero ya estaba allí.
De algún modo una tele en blanco y negro funcionaba en un rincón y allí vio con incredulidad el viejo filme clásico “Vale la pena vivir”con el volumen bajísimo (aunque no tanto como para que un vampiro no lo escuchara).
Myrnin estaba sentado en el suelo sobre lo que pareciera un futon, las piernas cruzadas, un libro frente, el cabello oscuro cayéndole sobre la cara. Elevó la mirada, una mano alzada críticamente como para interrumpir un movimiento de una sinfonía como si fuera el director de una orquesta que interpretara música fabulosa sólo en su mente.
Claire-mapache se detuvo con una pata en el aire, la sombra del antifaz en sus ojos aclarando su visión nocturna como nunca antes.
Una sonrisa bailoteó en la cara de Myrnin, se llevó un dedo a los labios. Y luego la miró de arriba abajo.
-Hum, Claire, querida, no sé a qué estás jugando, pero si crees que eso te excusa de haber faltado seis días a tu trabajo estas muy equivocada.
Los ojos de ella se agrandaron. Sus miembros se contorsionaron dolorosamente alargándose , y de pronto era ella de nuevo ‘ella’. Sólo Claire. La nerd flacucha que nadie echaba de menos, nadie excepto…
De un salto se dejó abalanzó sobre Myrnin para darle un abrazo. Un abrazo que terminó de algún modo con ella debajo de él, y ella jadeando fuerte, y luego jalando de la cabeza de él para sentir esos labios burlones sobre los suyos.
-Feliz Navidad, Claire, querida -escuchó mucho más tarde, mientras se quedaba dormida.
La magia actúa extrañamente en Morganville, brutal y salvaje, gallarda y egoísta, y a veces muy de vez en cuando hasta brinda un deseo navideño.
PD: !!Feliz Año Nuevo!!