30vicios kanda x lenalee (d.gray-man)
Título: Cena
Serie: D.Gray-Man
Personajes: Kanda Yuu x Lenalee Lee
Género: General
Advertencias: G, 586
Tabla: Aquí FINALIZADA
30. Cena
Komui ya estaba llorando cuando le cerraron la puerta en las narices y aunque dos asustados Allen y Lavi lo estaban intentando tranquilizar, él no podía parar al ver como su hermana se había puesto en contra de él y lo había echado fuera del salón. No se merecía ser tratado como un animal y mucho menos aún por su hermana aún cuando se había estado riendo del exorcista japonés.
Todo había comenzado cuando Allen y Kanda habían regresado de una misión. Como normalmente, Allen venía disculpándose por haber tardado en regresar mientras que a Kanda parecía salirle humo por la nariz y venía con los brazos totalmente destrozados (según el propio chico por culpa del brote de soja -véase para los ignorantes, Allen-) con lo que seguía a una recibida preocupada de Lenalee que casi sin obligarlo se llevaba al herido a la enfermería.
Uno debería de conocer a los médicos y enfermeras así que aunque Kanda iba con los dos brazos envenados nadie se quiso creer que era muy grave e incluso él mismo ni se lo creía, pero pobre e inocente Lenalee dijo que aunque quizá se hubieran pasado con las vendas era mejor prevenir que curar y ahí se quedó un Kanda sin poder hacer nada con las manos.
Lavi fue el primero en ofrecerse cuando llegó la hora de cenar y todos se dieron cuenta de que si no le inyectaban la comida con una jeringa (que iba a ser que no), alguien le tenía que dar de comer a pobre Kanda y ahí estaba el pelirrojo con una cucharada de sopa y diciéndole como a los niños pequeños un ‘abre la boca, que viene el tren~~’ haciendo que el pelirrojo y los demás presentes a excepción del moreno se rieran a carcajadas.
Cuando le mordió con rabia la mano (y acabó escupiendo para asegurarse de que no iba a coger su tontería), Lavi se retiró de él, tocándole el turno a Allen que acabó como el otro chico y con amenaza de muerte incluida. Y así estaban todos, turnándose a ver quien le daba la sopa a Kanda y riéndose de la situación hasta que vino la chica y todos callaron.
Solo necesitó un golpe con carpeta en toda la cara de su hermano y una mala mirada para que todos fueran saliendo del comedor hasta cerrar la puerta justo cuando su hermano, que fue el último, salió.
Desde entonces él lloraba, como era normal, y para empeorar la situación no sabía qué era lo que estaba pasando en el comedor aunque se podía imaginar a un Kanda disfrutando de la comida servida por Lenalee por mucho que Reeves le asegurara de que eso era algo que Kanda nunca haría. Como el miedo de perderla era algo que no podía evitar y siendo él tan él como era, no le hizo pudor acercarse a la puerta y escuchar todo ruido que provenía del comedor delante de todos los demás miembros de la organización y ahí se quedó esperando a escuchar algo.
Y estuvo ahí rato y rato y cuando pensó que quizá sí debería de dejar de intentar escuchar lo que pasaba dentro escucho la voz masculina del chico con las manos incapacitadas.
“Otro día, cuando esté bien, podríamos tener una cena normal a solas.”
Y no escuchó respuesta, ni ningún otro ruido y mientras que su mundo parecía irse a pique no pudo ver la cara sonrojada de la chica que asintió tímidamente al chico que tenía en frente.
Serie: D.Gray-Man
Personajes: Kanda Yuu x Lenalee Lee
Género: General
Advertencias: G, 586
Tabla: Aquí FINALIZADA
30. Cena
Komui ya estaba llorando cuando le cerraron la puerta en las narices y aunque dos asustados Allen y Lavi lo estaban intentando tranquilizar, él no podía parar al ver como su hermana se había puesto en contra de él y lo había echado fuera del salón. No se merecía ser tratado como un animal y mucho menos aún por su hermana aún cuando se había estado riendo del exorcista japonés.
Todo había comenzado cuando Allen y Kanda habían regresado de una misión. Como normalmente, Allen venía disculpándose por haber tardado en regresar mientras que a Kanda parecía salirle humo por la nariz y venía con los brazos totalmente destrozados (según el propio chico por culpa del brote de soja -véase para los ignorantes, Allen-) con lo que seguía a una recibida preocupada de Lenalee que casi sin obligarlo se llevaba al herido a la enfermería.
Uno debería de conocer a los médicos y enfermeras así que aunque Kanda iba con los dos brazos envenados nadie se quiso creer que era muy grave e incluso él mismo ni se lo creía, pero pobre e inocente Lenalee dijo que aunque quizá se hubieran pasado con las vendas era mejor prevenir que curar y ahí se quedó un Kanda sin poder hacer nada con las manos.
Lavi fue el primero en ofrecerse cuando llegó la hora de cenar y todos se dieron cuenta de que si no le inyectaban la comida con una jeringa (que iba a ser que no), alguien le tenía que dar de comer a pobre Kanda y ahí estaba el pelirrojo con una cucharada de sopa y diciéndole como a los niños pequeños un ‘abre la boca, que viene el tren~~’ haciendo que el pelirrojo y los demás presentes a excepción del moreno se rieran a carcajadas.
Cuando le mordió con rabia la mano (y acabó escupiendo para asegurarse de que no iba a coger su tontería), Lavi se retiró de él, tocándole el turno a Allen que acabó como el otro chico y con amenaza de muerte incluida. Y así estaban todos, turnándose a ver quien le daba la sopa a Kanda y riéndose de la situación hasta que vino la chica y todos callaron.
Solo necesitó un golpe con carpeta en toda la cara de su hermano y una mala mirada para que todos fueran saliendo del comedor hasta cerrar la puerta justo cuando su hermano, que fue el último, salió.
Desde entonces él lloraba, como era normal, y para empeorar la situación no sabía qué era lo que estaba pasando en el comedor aunque se podía imaginar a un Kanda disfrutando de la comida servida por Lenalee por mucho que Reeves le asegurara de que eso era algo que Kanda nunca haría. Como el miedo de perderla era algo que no podía evitar y siendo él tan él como era, no le hizo pudor acercarse a la puerta y escuchar todo ruido que provenía del comedor delante de todos los demás miembros de la organización y ahí se quedó esperando a escuchar algo.
Y estuvo ahí rato y rato y cuando pensó que quizá sí debería de dejar de intentar escuchar lo que pasaba dentro escucho la voz masculina del chico con las manos incapacitadas.
“Otro día, cuando esté bien, podríamos tener una cena normal a solas.”
Y no escuchó respuesta, ni ningún otro ruido y mientras que su mundo parecía irse a pique no pudo ver la cara sonrojada de la chica que asintió tímidamente al chico que tenía en frente.