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Feb 08, 2010 15:56

Hola!

Este reto casi acaba conmigo, espero que el próximo sea algo mas facilito porque si no voy a terminar con las neuronas derretidas. En fin, este es mi segundo reto para la dotación anual de crack_and_roll y lo subo hoy, para animarme por los exámenes la verdad.

Reto difícil = Pareja fácil. O todo lo fácil que podía ser teniendo en cuenta de que necesitaba cuatro parejas crack. Al final me he decidido por: el clásico en mi, Chuck/Dan; Eric/Nate, hay que ver lo difícil que es encontrarle una pareja crack a Nate, pensaba en ponerle una chica; pero con todas es pareja cannon, si es que no deja ni a una sola muchacha en paz; hay también un Blair/Scott, que para aquellas que no lo recuerden, yo no me acordaba del nombrecito, Scott es el hijo de Lily y Rufus; y por ultimo un Jack/Rufus, si lo sé, estoy loca, he roto la pareja mas canon y adorada, Lily/Rufus, para terminar juntándole con Jack Bass.

Si os veis con ganas pasaros a leer esta locura ^,^

Titulo: Una boda y una apuesta
Autor: cloe2gs
Fandom: Gossip Girl
Claim: Dan/Chuck, Eric/Nate, Blair/Scott, Rufus/Jack
Reto: Punto de encuentro
Extendion: 3970 palabras
Advertencias: Contiene SLASH (relaciones chico/chico), contiene SPOILER de algunas cosas de la tercera temporada
Resumen: Una apuesta, es un apuesta y Chuck no va a perder. Da igual que sea algo estupido y a primera vista imposible, va a conseguirlo y luego Dan no va a poder negarse a ser su acompañante en la boda de Nate y Eric


Nate volvió a colocarse la pajarita por decima vez en la última media hora. Mientras se miraba en el espejo comprobando que su ropa estuviera perfecta, sus ojos se desviaron hacia la figura del que era su padrino en ese día tan importante, su mejor amigo Chuck Bass, que estaba sentado en un sillón a su espalda con esa petaca plateada que llevaba desde la adolescencia y que, Nate sabia, contenía el mejor whisky escocés que se pudiera conseguir en el mercado.

―No me puedo creer que vayas a hacer esto, Nate ―dijo Chuck notando que el otro le miraba por el espejo.
―¿El qué?
―Ya lo sabes. Casarte. Joder tu vida de la forma en la que estas a punto de hacerlo.
―No voy a joder mi vida.
―¿Conoces algún matrimonio que no lo haya hecho? ¿Uno solo que no haya terminado en un escandaloso divorcio?
―Mis padres no se divorciaron.
―No, claro que no. Tu padre solo termino en la cárcel. Otra forma de joderse la vida ―añadió antes de darle un trago a la petaca y guardarla en el bolsillo interior de la chaqueta del esmoquin negro de Armani que llevaba―. Además, los Van der Woodsen no son conocidos por creer en el “Felices para siempre”.
―Chuck…
―¿Qué? Es cierto. Mama Lily se ha casado ¿Cuántas? ¿5 veces? ¿Y Serena? Corrígeme si me equivoco; pero no llegamos ni a los treinta y este es ya va en camino de convertirse en su tercer marido.
―Sabes que la primera no cuenta. Solo teníamos diecisiete años y aquel tío solo quería estafarla.
―Una boda es una boda, con diecisiete o con cuarenta.

Nate se dio la vuelta para mirar a Chuck. Vio en sus ojos que estaba preocupado por él; aun después de tantos años, Chuck siempre se preocupaba por él. Es por eso, porque vio esa mirada, que tenía que hacer que comprendiera que aquello no era un error, que por una vez estaba haciendo lo correcto.

―Sé lo que estoy haciendo, Chuck. En serio. No es algo alocado ni que haya decidido en el último momento. Quiero a Eric como nunca he llegado a querer a nadie, ni a Blair, ni a Vanessa, ni siquiera a Serena. Solo imaginarme hacer esto con alguien que no sea él, me rompe por dentro.
―No quiero que hagas algo de lo que puedas a arrepentirte.
―No lo hare. De esto no voy a arrepentirme.

Chuck miro la sonrisa que su amigo puso, esa que le decía que era feliz, esa que le llegaba hasta los ojos y que le hacía resplandecer un poco. Le sonrió de vuelta, porque Nate parecía convencido de lo que iba a hacer.

―Sera mejor que vaya a buscar a Daniel ―comento Chuck poniéndose de pie y abrochándose los botones de la chaqueta―. Vendré cuando compruebe que ese cabeza de chorlito no se ha asfixiado a si mismo con la corbata.
―Deberías de darle algo de merito ―comenzó a decir Nate―. Lo que aun no me explico es como le convenciste de que viniera contigo. La última vez que se lo pregunte me escupió encima todo el café que estaba bebiendo y comenzó a tartamudear.
―Sí, lo hace a menudo, lo de tartamudear digo, cuando se pone nervioso lo hace mucho. Digamos que perdió una pequeña apuesta ―le respondió desde la puerta de salida.
―No debió de ser tan pequeña. Esto debe ser como salir del armario a lo grande. Y, hasta donde yo sé, Dan quería ocultar lo vuestro el mayor tiempo posible.
―Daniel a veces piensa demasiado.

Una vez en el pasillo, con la puerta de la habitación en la que Nate se estaba preparando cerrada, Chuck se permitio un momento para perderse en sus recuerdos.

―No entiendo toda esta tontería, la verdad ―dijo Chuck con los brazos cruzados de pie en medio del apartamento de los Humphrey.
―Ni yo tu obsesión porque vayamos juntos a la boda de Nate y Eric ―le respondió Dan desde el sofá con un cojín siendo estrujado entre sus brazos―. Además, yo voy a ir, tú vas a ir ¿Qué más da juntos que separados?
―Precisamente por eso, porque a ti te da igual y a mí no, es que quiero que vayamos juntos como la pareja que todo el mundo sabe que somos; aunque ni tu ni yo hayamos dicho nada.
―Pero…
―¿Qué, Daniel? ¿Qué escusa se te va a ocurrir ahora?

Quizás fue la forma en la que Chuck le miraba, como si estuviera derrotado y demasiado cansado como para seguir con esa discusión absurda que se había alargado durante días. Pero al final Dan se preparo para decir algo de lo que sabía podría arrepentirse más tarde. Dejo el cojín a su lado, se puso de pie y apoyo sus manos en la cintura de Chuck mientras dejaba caer su frente contra la de su novio.

―No quiero que la gente piense que somos raros.
―Soy Chuck Bass la gente no va a pensar que soy raro, como mucho que soy un ricachón excéntrico más. Y, créeme Dan, los que te conocen ya saben que eres raro.
―Pero ahora somos todavía más raros que antes ―dijo con una pequeña sonrisa, divertido por lo que su novio acababa de decir―. No solo somos ex hermanastros, si no que eres el sobrino del novio de mi padre y mi jefe.
―Todas las familias son disfuncionales de una forma o de otra. Y con respecto a lo de ser tu jefe... bueno, no lo soy.
―Lo eres. Eres el dueño de la editorial y del periódico donde público. Eso te convierte en mi jefe.
―Hay como unas doscientas personas entre tú y yo, Daniel. Estoy seguro de que se vería mucho mas mal visto si salieras con alguna de ellas. Y además, si no pudiera salir con ninguna de las personas que trabajan en alguna de mis empresas debería mudarme a la Luna para poder follar.
―Tu nombre sale en mis cheques. Eso te convierte en mi jefe.
―¿Quieres que venda la editorial? ¿Eso te haría sentir mejor?
―No, porque entonces no me publicarían ―termino soltando una risilla.
―¿Entonces qué tengo que hacer para que seas mi acompañante en la boda de los futuros Archibal-Van der Woodsen?
―¿Sabes el esqueleto del armario que tenía mi padre? ―le pregunto tras pensarlo un poco.
―Sí. Creo que mi tío le dijo que lo tirara.
―Sí, ese ―respondió como si tal cosa mientras lo arrastraba hacia el sofá―. Mi padre, por supuesto no lo ha hecho, ya sabes cómo adora esa fiesta.
―Sí, lo sé. Es divertido verle disfrazado todos los años de lo mismo. Siempre me hace gracia la peluca que se coloca.
―Bueno, el caso es que si quieres que vayamos juntos y seamos la nueva parejita del Upper East Side, tienes que hacer que el esqueleto baile.
―¿Cómo?
―Pues lo que he dicho. Si el esqueleto baila, iremos juntos.
―Es un trato.

Lo que cerró el trato fue algo en lo que Chuck prefiere no pensar en ese momento, no si se supone que tiene que ir a colocarle la corbata a Dan sin arrastrarle hacia la limusina y perderse toda la ceremonia.

Se detuvo frente a la puerta blanca tras la que sabia estaba Dan ayudando a Eric a prepararse. Que Eric quisiera que Dan le ayudara era un misterio para Chuck, después de todo, el joven Humphrey no se caracterizaba por ser un erudito en lo que a moda se refería, ni siquiera un aficionado, en realidad, a Chuck le sorprendía que pudiera conseguir que sus dos calcetines cuadrasen. El joven Bass levanto la mano para llamar; pero antes de poder hacerlo esta se abrió y por ella salió Serena Van der Woodsen, antes Serena Williams y próximamente Serena Sifakis; el porqué no conservaba su apellido de soltera era algo que Chuck desconocía, aunque ya esperaba que fuera la boda para poder burlarse a sus anchas del nuevo apellido de casada de la rubia.

―Hola, Chuck. ¿Buscas a Dan?
―Sí.
―Pues se acaba de ir.
―¿Cómo? ¿A dónde?
―Rufus y Jack vinieron a felicitar a Eric y se lo llevaron.

El moreno asintió con la cabeza y se dio la vuelta perdiéndose por el pasillo hasta la calle frente a la catedral, donde estaba seguro encontraría al escritor.

Serena por su parte fue hacia la habitación de Nate. Al abrir la puerta y verle no pudo evitar sonreír de felicidad al ver que ese era el hombre al que su hermano amaba, el hombre que le haría feliz; porque si algo sabía bien de Nathaniel Archibald era que haría todo lo que estuviera en su mano para que su pequeño hermano fuera feliz.

― Estas muy guapo ―le dijo la rubia poniéndose a su lado.
―Gracias. Tu también.
―Lo sé ―soltó con una pequeña risilla mientras giraba sobre si mismo y hacia que su vestido champan de dama de honor volara un poco―. Jenny ha hecho unos vestidos preciosos.
―Los Humphrey están llenos de talento.
―¿Sabes? Cuando se me paso el enamoramiento por Kip y quise intentar algo contigo y tú me dijiste que te habías enamorado de otra persona ―comenzó a decir la rubia apoyando la cabeza sobre el hombro del otro―. Lo cierto es que pensé que había sido por Jenny.
―¿Por qué todos pensasteis lo mismo? Dan me dio un puñetazo ¿sabes? Cada vez que piensa que estoy con su hermana se vuelve muy agresivo.
―Así es él. Luego, me entere de que no era Jenny si no Eric y… se sintió un poco raro la verdad.
―Serena, ¿Por qué me estas contando esto?
―Eres mi mejor amigo, Nate, y quiero que sepas que aunque al principio me dolió que ya no me quisieras, ahora me alegro mucho por ti. Espero que mi hermano y tú seáis muy felices juntos ―termino antes de darle un beso en la mejilla―. Aunque podías haberte currado un poco más la proposición.

Cuando dijo lo ultimo salió de la habitación dejando tras de si a Nate algo sonrojado al recordar la forma tan poco romántica en la que se lo había pedido. Llevaba semanas planeando la mejor forma de hacerlo, buscando el mejor restaurante, el mejor día, el mejor anillo… y al final todo había sido… espontaneo.

―Repíteme otra vez porque estamos aquí ―le pidió Nate con las manos en las rodillas mientras intentaba regular su respiración.
―Es divertido ―respondió con simpleza Eric mientras se apoyaba contra un árbol en las mismas condiciones que su pareja.
―Divertido. Ya.
―¿No te diviertes?
―No, si me lo estoy pasando bomba, ¿Qué podría ser más divertido que estar perdido en el bosque corriendo de un lado a otro para que no me maten a balazos de pintura?
―Venga ―le dijo Eric sonriente antes de darle un suave beso―. Reconoce que te lo pasas bien.

Nate puso los ojos en blanco antes de volver a besar al rubio. Esta vez no fue un beso suave, no, fue con cierta rabia, mordiéndole el labio inferior con fuerza para que abriera la boca y poder meter dentro su lengua. Eric dejo caer la pistola de pintura al suelo, haciendo que quedara colgando de su cinturón, y con las manos libres se aferro al cuello de su novio para profundizar un poco más el beso. Tan perdidos estaban besándose el uno al otro que no oyeron las pisadas que se acercaban a ellos. Lo que si notaron, y fue lo que hizo que se separaran, fueron los dos golpes, uno para cada uno, que significaba que ahora llevaban una bonita mancha de pintura y que estaban eliminados del juego.

―Dan ―le regaño Jenny― Tenias que haberles dejado meterse mano en paz.
―Pero si lo he hecho por su bien, ahora ya están eliminados y pueden irse a otro lado sin temor de traumatizar a ningún joven e inocente boy scout.
―Ignorarle, fue un joven e inocente boy scout.

Los dos hermanos se escabulleron entre los árboles, devolviéndoles algo de intimidad a la pareja. Eric se había sentado en el suelo, apoyando la cabeza contra el árbol y reía sin parar mientras veía como la mancha de pintura amarilla que tenía en la pierna goteaba sobre las hojas secas.

Ese no era el momento en el que Nate había pensado. No era romántico, no era único y ninguno de los dos tenía las mejores pintas. Puede que no fuera el momento; pero al ver a Eric con las gafas protectoras que se quitaba y que caían sobre su cuello, al verle con las mejillas sonrosadas por todo el ejercicio que habían realizado y sus ojos brillantes por lo bien que se lo estaba pasando, Nate supo que no encontraría ningún momento mejor. Se puso de rodillas entre sus piernas abiertas y se quito las gafas dejándolas junto a ellos en el suelo.

―Cásate conmigo.

Eric dejo de reír al oírle. Parpadeo un par de veces inseguro de que realmente hubiera dicho lo que él había oído; pero la seriedad con la que el castaño le miraba le convenció de que era real, de que le estaba pidiendo matrimonio en medio del bosque mientras jugaban una partida de paintball.

―¿En serio?
―Nunca he hablado más en serio. ¿Quieres?
―Oh, Dios. Claro que quiero ―dijo antes de abrazarle y besarle con pasión―. Claro que quiero.

Nate le dio un casto beso en los labios y comenzó a revisar en sus bolsillo en busca del anillo que Chuck y él había comprado en Tyffani’s.

―Mierda ―masculló―. Me he dejado el anillo en casa.
―No pasa nada. Luego vamos a por él.

Nate se mordió el labio inferior intentando encontrar una solución. No podía esperar, Eric le había dicho que sí y quería que todo el mundo lo supiera, no podía esperar a que el día acabara y llegaran a casa. Al ver la mancha de pintura de Eric se le ocurrió una solución. Cogió su pistola de pintura y disparo contra una hoja antes de ir a gatas hacia ella, y mojar el dedo en la pintura. Luego, cogió la mano de Eric y dibujo un anillo alrededor de su dedo.

―Esto tendrá que servir como anillo mientras tanto.
―Siempre he querido un anillo morado.

Nate sonrío al recordarlo, sabe que no fue la mejor manera; pero también sabe que Eric no la cambiaría por nada.

―Quita esa sonrisa Nate, parece que estas pensando en cosas pervertidas ―dijo una voz a sus espalda.
―El que piensa cosas pervertidas constantemente eres tú, Chuck. ¿Y Dan?
―Su padre se está encargando.
―¿Y te fías de los dos? ―le pregunto exceptivo sentándose a su lado en el sofá.
―Me fio de mi tío Jackie, que está con ellos.
―No te tomes a mal esto que voy a decir; pero Rufus Humphrey saliendo con Jack Bass debe de ser la cosas más surrealista que vaya a ver nunca.
―Dímelo a mi ―suspiro echando la cabeza para atrás―. Un día me estoy quejando de que mi tío está viajando mucho a la ciudad y al día siguiente viene Dan, pálido como un muerto, para decirme que había pillado a su padre con mi tío metiéndose mano en el sofá.

Tan solo de imaginarse la escena Nate no pudo evitar estremecerse.

―No necesitaba esa imagen en mi cabeza, Chuck.
―Y tú ni si quieras les has visto ―masculló sacando la petanca del bolsillo de la chaqueta y dándole un trago.

Nate quiso preguntarle algo sobre lo que pensaba que había oído y lo que eso implicaba; pero unos golpes en la puerta interrumpieron cualquier pregunta que pensara hacer. La puerta se abrió y por ella entro Blair, tan elegante como siempre, con el vestido de dama de honor.

―Hola. ¿Nervioso? ―le pregunto a Nate mientras se ponía a su lado y comenzaba a estirarle de la chaqueta en un intento de desaparecer cualquier arruga que el traje pudiera tener.
―No ―respondió el joven con seguridad―. Sé que esto es lo que quiero hacer.
―Así me gusta. No querría que Serena, Jenny y yo tuviéramos que perseguirte por haber intentado escapar. No cuando llevo estos tacones tan fabulosos ―añadió alzando el pie para demostrar su punto―. Sera mejor que vayas yendo. Empezaremos pronto.

Nate asintió y se dio una última mirada en el espejo. Estaba listo. Era más fácil decirlo que hacerlo. Estaba seguro de que esto era lo que quería hacer; pero aun así estaba nervioso, sentía que su estomago se retorcía y la garganta se le cerraba. Noto algo contra su hombro y al mirar descubrió a Chuck, presionando contra su hombro la plateada petaca. Por un momento nota la tentación de darle un trago, uno pequeño para tranquilizarse; pero no tardo mucho en desechar la idea. Queria estar completamente en sus cincos sentidos cuando diera el sí.

Blair se cogió del brazo de Chuck mientras iban recorrían los pasillos tras el joven Archibal.

―¿Te sirvió lo que te consiguió Scott?
―Sí, lo hizo.

La joven asintió con la cabeza en silencio y siguió andando como si nada; aunque su mente estaba muy lejos allí, recordando el extraño favor que le había pedido el hombre que caminaba a su lado.

El timbre sonó y ella se miro de nuevo en el espejo alborotándose un poco más el pelo y bajándose un lado de la bata de seda que lleva y que dejaba ver un provocativo conjunto de lencería. Cuando el timbre volvió a sonar corrió hacia la puerta y la abrió dándole una mirada provocativa al visitante.

―Vaya Blair, que recibimiento ―dijo Chuck entrando en la casa mientras le daba una detallada mirada―, no recuerdo que te pusieras tan sexi para mí.
―Cállate, idiota ―masculló enojada mientras se colocaba bien la bata y se la ataba con un fuerte nudo―. Estoy esperando a Scott ¿qué quieres?
―En realidad, tengo que hablar con tu amorcito ―comento ignorando el tono brusco de la otra mientras caminaba por el apartamento como si nada y se dejaba caer elegantemente sobre el sofá de cuero de la sala.
―Pues tendrá que ser en otro momento ―comento con autoridad mientras se cruzaba de brazos.

Así, en medio del salón sosteniendo un duelo de miradas, fue como se los encontró Scott al entrar por la puerta con la maleta tras de si.

―¿Pasa algo? ―pregunto el recién llegado mientras dejaba el equipaje a un lado y se quitaba la chaqueta.
―Este idiota ―respondió Blair haciendo pucheros mientras le abrazaba―. Quería darte una sorpresa y lo ha estropeado.
―Yo no he estropeado nada. Es más, podéis ir a hacer manitas a la habitación a mi no me importa. Esperare aquí.

Blair entrecerró los ojos, de esa forma en que solo se permitía hacerlo una vez al año, y que Chuck sabía que significaba que más le valía que dejara de hablar si no quería terminar mal. Lo malo de Chuck es que no entiende de miradas ni de órdenes y que cuando le dices que deje de hacer algo, él solo lo hace con más ganas; porque es Chuck Bass y nadie le dice lo que debe hacer.

―En fin ―dijo Scott intentando relajar la situación―, ¿querías algo?
―Sí. De hecho necesito pedirte algo. ¿Sigues en contacto con aquel chico de los estudios de cine?
―¿Con Jimmy? Sí ¿por?
―Necesitaría que le pidieras un pequeño aparatito. Es esto ―le dijo tendiéndole un papel doblado―. Dile que el dinero no es un problema. Cuando lo consigas, llámame.

Scott cogió el papel con curiosidad; pero antes de que pudiera preguntarle algo a Chuck, este ya se había ido y Blair se está acercando seductoramente hacia él

―¿Qué tal si nos centramos en tu recibimiento? Bienvenido a casa, querido.

La ceremonia había acabado. Por fin estaban en la parte preferida de los invitados, la recepción. Chuck había cedido el salón más grande del Palace para la ocasión y había contratado al grupo favorito de Eric, tal como Nate le había pedido, uno de esos grupos independientes que tocaban en clubs de mala de muerte por un tanto por ciento de las consumiciones y que no eran demasiado conocidos, al menos hasta ese día; pero eran buenos y eran los que su mejor amigo quería.

Desde su asiento, Rufus observaba hacia el medio de la pista de baile, hacia donde su hijo y Chuck bailaban ajenos a las miradas que les lanzaban de reojo el resto de los invitados. No pudo evitar sonreír al ver lo felices que ambos jóvenes se veían. Noto como alguien apartaba la silla de su lado y se giro para encontrarse con Jack tendiéndole una copa de champan que no dudo en aceptar.

Era raro como habían sucedido las cosas, un día estaba felizmente casado con Lily, el amor de su vida, y al día siguiente estaba emborrachándose en un bar por su traición. Semanas después, y muchos abogados de por medio, era de nuevo un hombre libre que vagaba por la ciudad en busca de un local en el que volver a abrir la galería de arte. Quizás fue el destino o solo una coincidencia; pero el local perfecto para lo que tenía pensado pertenecía a Jack Bass. Luego las cosas sucedieron de manera extraña, encuentros de negocios por el local que terminaban en la cafetería de la esquina, viajes relámpago desde Australia, miradas cómplices y besos furtivos que sabían a poco y les dejaban deseosos de mas… y sin saber muy bien como, los dos estaban en una relación homosexual, algo que nunca pensaron que sucedería.

―Hacen una bonita pareja ―comento Jack como si nada.
―Me alegra que el plan de Chuck funcionara. Dan a veces necesita que le presionen un poco ―comento con diversión.

Rufus metió el dedo meñique en la salsa que habían preparado para pasta, lo chupo para probarla y luego cogió la pimienta y echo un poco mas antes de volver a moverla.

―¿Esta lista? ―le pregunto Jack colocándose a su espalda y mirando por encima del hombro.
―Creo que ahora sí. Prueba ―respondió cogiendo un poco con la cuchara de madera que había utilizado para darle vueltas.
―No está mal. Aunque prefiero probarla de tu dedo.

Rufus rio ante eso antes de girar la cabeza para darle un beso.

―Vamos a comer.

Rufus estaba repartiendo la comida cuando el timbre de la casa sonó.

―Voy yo ―se ofreció Jack antes de ponerse de pie

Rufus asintió con la cabeza mientras terminaba de servir la pasta. No tardo mucho tiempo antes de que Jack volviera junto a Chuck.

―Hola, Chuck ―le saludo el mayor de los Humphrey―. ¿Te quedas a comer?
―No, solo he venido a por una cosa. ¿Seguís teniendo el esqueleto de Halloween?
―Por supuesto ―dijo Rufus con una sonrisa.
―Para mi desgracia ―masculló Jack casi a la vez
―Esta en el armario ¿te lo busco?
―Si no es mucha molestia.
―No, no te preocupes. Voy a por él

Un par de minutos después el mayor volvió con un esqueleto de plástico dentro de una bolsa de deportes.

―¿Y para que lo quieres? ―le pregunto su tío sirviéndose una copa de vino.
―Daniel y yo hemos hecho una apuesta ―respondió cogiendo la bolsa―. Me acompañara a la boda de Eric y Nate si consigo que baile.
―¿Y cómo piensas hacer eso? ―le pregunto con curiosidad Rufus.
―Le pedí a Scott un aparato que se utiliza en el cine para mover algunos objetos.
―Entonces supongo que os veremos allí.
―Así es. Buen provecho.

Chuck acerco mas sus cuerpos mientras se movían al ritmo de la canción.

―No ha sido tan malo ¿verdad? ―le pregunto en voz al oído.
―Aun no sé como conseguiste que el esqueleto bailara.
―Soy Chuck Bass, puedo hacer cualquier cosa, ya deberías saberlo.
―Aun así, nunca dejas de sorprenderme.

Dan le beso tiernamente en los labios antes de apoyar la cabeza contra su hombro y seguir bailando.

fandom: gossip girl, crack_and_roll, pairing: chuck/dan

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