Hola!
El regalo de este mes es para
herms_weasley de esos retos que nadie llego a contestar, asi que lo he cogido.
Siento haber tardado tanto en traertelo, porque la verdad es que lo tengo escrito desde hace bastante; pero bueno, mas vale tarde que nunca ^,^
Espero que te guste y que fuese lo que esperabas; aunque reconozco que es bastante mas oscuro que lo que suelo escribir
Y ya que estamos ¡FELIZ NAVIDAD!
Fandom: Harry Potter
Autor/a:
cloe2gsPareja: Remus Lupin/Fenrir Greyback
Recibe:
herms_weasleyRanting: R
Notas: Incluye violencia y violacion; aunque esta ultima no sea demasiado explicita.
Epoca: Se situa entre el cuarto y el quinto curso de Harry
No sabe porque acepto esta misión de Dumbledore, nunca le ha gustado mezclarse con los de su especie, especialmente si es en un lugar donde se ha visto recientemente a Fenrir Greyback.
Remus había viajado durante varios días por los bosques de Alemania, sin rumbo fijo, hasta que llego a sus oídos que algunas personas habían visto a una manada de lobos más grandes de lo normal. Así fue como su búsqueda tomo un rumbo fijo, justo al centro de la selva negra alemana.
Con forme caminaba podía oler el intenso olor a licántropo que estaba por todas partes, iba por buen camino. Su lobo interno se sentía deseoso de salir y correr por las verdes extensiones que había a su alrededor, esos grandes árboles que no dejaban pasar demasiada luz solar y que desprendían un fuerte olor a naturaleza, un olor que en Inglaterra solo puedes imaginar. Por primera vez desde que salio de Hogwarts se sentía en paz consigo mismo.
Después de una semana de viaje, por fin encontró lo que estaba buscando; aunque siendo realistas no era lo que el joven esperaba encontrar. Había algunas pequeñas casas, similares a las de las tribus indígenas que había conocido en sus viajes cuando estudiaba artes oscuras, antes de la guerra. Los tejados eran de paja y madera, las puertas estaban abiertas, al igual que las ventanas, los niños corrían de un lado a otro mientras las mujeres cocinaban, lavaban o hacían alguna otra tarea, mientras que los pocos hombres que se veían estaban haciendo armas o simplemente hablando entre ellos.
La gente detuvo sus tareas cuando Remus entro en el perímetro de la aldea. Uno de los hombres se acerco a él y le miro de arriba abajo mientras le bordeaba, reconociéndolo y estudiando si era una amenaza para la manada. El hombre se puso delante de el, todo lo erguido que era, con sus espaldas anchas, sus brazos musculosos, esas manos que podían matar en cuanto se lo propusieran.
- ¿Quién eres y que haces aquí?-dijo con voz ronca
- Mi nombre es Remus Lupin, también soy licántropo
- Lo se, te olimos hace días; pero esperábamos que cambiases de dirección
- Busco al macho alfa
- Ha salido de caza
- ¿Regresará pronto?
- No es de tu incumbencia. Da tu mensaje y márchate, yo se lo haré llegar
- No voy a hacer eso. Se lo daré en persona
- Siéntate ahí y no te muevas- dijo señalándole un poste en el centro del poblado cerca del grupo de hombres y lejos de donde los niños jugaban- Si te mueves o intentas hacer algo estupido, será lo último que hagas
Remus reconocía cuando una amenaza era real y esa lo había sido, así que obedeció al hombre y se sentó apoyándose en el palo, esperando que la partida de caza llegase lo más pronto posible.
Vio como el hombre que le había estudiado le susurraba a otro de ellos, este solo asintió con la cabeza antes de marcharse e internarse en el bosque. Ese fue el momento en el que supo que algo no iría bien.
Algunas horas después apareció un grupo de hombres, con aspecto tan intimidante como los que le habian vigilado desde que llego. Uno de ellos se acerco a ellos y susurro algo al que debía ser el líder, quien se acerco a donde estaba el de ojos dorados y se agacho para estar a su altura
- ¿Qué buscas tan lejos de casa Remus Lupin?
- ¿Usted es el líder de la manada?
- Yo soy el macho alfa, ahora responde
- ¿Podemos hablar en un lugar mas privado?
- Llevadle a la sala de reuniones- dijo incorporándose y andando en dirección a una de las muchas casas
Dos de los hombres del grupo que acababan de llegar le cogieron de los brazos y le levantaron a la fuerza, antes de llevarle a empujones por la misma dirección que había tomado el macho dominante.
La sala de reuniones no era mas que una de las muchas cabañas del poblado, esta tenia un gran asiento, a modo de trono, donde se sentó el líder, en el centro de la misma había un circulo de piedras y en su interior leña para el fuego, no había nada mas, ni una ventana, ni una silla, ni una mesa… absolutamente nada.
Remus fue empujado hasta que se coloco en el centro de la sala dejando tras él el círculo de piedras. El ingles fue consciente de que no había mas salidas y de que un campo protector impedía aparecerse, por lo que sino les gustaba lo que tenia que decirles lo mas probable es que ese fuera su fin.
- Habla
- Me envía Albus Dumbledore
- ¿Por qué?
- Estoy seguro de que conocéis la situación del mundo mágico
- Si, la conocemos muy bien. Los magos, que se creen superiores a nosotros los licántropos, están en medio de una guerra. ¿Solo has venido para informarnos de esa minucia?
- En absoluto. Dumbledore quiere saber si estaríais dispuestos a uniros a nosotros para combatir al que no debe ser nombrado
- ¿Por qué habríamos de hacer eso?- pregunto levantando una ceja- ¿Por qué íbamos a participar al lado de un hombre que lo que quiere es mantener la sociedad tal como esta? ¿Por qué apoyar a los que nos expulsan de sus comunidades, nos persiguen y nos matan como animales?
- ¿Quizás por que la otra alternativa es peor?
- Te diré una cosa Remus Lupin, nada es peor que esto- dijo poniéndose en pie- Es posible que tú no sepas como sobrevivimos los hombres lobos, porque siempre has vivido entre magos; pero te lo explicare. Si enfermamos no podemos ir a un hospital mágico sino que nos tenemos que conformar con uno muggle donde no entienden los cambios que ha sufrido nuestra sangre y por ello no pueden sernos de ayuda, los niños no pueden ir a colegios mágicos, porque no les admiten así que deben estudiar dentro de la manada, no podemos vivir en las ciudades porque en el momento en que un mago nos ve al día siguiente hay decenas de aurores vigilando la ciudad, no nos dan trabajo en el mundo al que pertenecemos, en el momento en que encuentran una manada hacen un censo para evitar que nos reproduzcamos y aumentemos en número, para lo cual visitan las manadas todos los años y matan a los recién nacidos. Ese es el mundo real en el que los licántropos vivimos, lo que tú vives solo es una fantasía. No me pidas que me una al bando que mantiene esta situación de decadencia para mi especie y me avergüenza que tú, un licántropo, te hayas unió al bando de los opresores
- Entiendo tu punto de vista y soy consciente de que nada de lo que te diga, te hará cambiar de opinión respecto a ello; pero te pido que si lo que quieres es proteger a tu manada el otro bando tampoco es mucho mejor
- Mi decisión ya ha sido tomada respecto a este asunto, por eso siento lo que va a pasar
- ¿Qué es lo que…?
Remus no pudo terminar la frase, pues un golpe seco en el cuello hizo que perdiese el conocimiento y se sumiera en una profunda oscuridad.
Cuando abrió los ojos deseo no haberlo echo. Ya no estaba en la cabaña de la aldea, ahora estaba en una cueva oscura llena de humedad. Le habían dejado colgando de los brazos, los cuales le habían sido encadenados al techo de la cueva. No había nadie mas, estaba solo.
Los días pasaron y nada pareció ir a mejor. No sabia cuanto tiempo llevaría allí, no había comido ni bebido nada durante los días de cautiverio, solo estaba ahí, colgado, sin hacer nada. Había intentado romper las cadenas que le tenían cautivo; pero ni siquiera con su fuerza sobrehumana fue capa de mover o deformar un solo eslabón.
Acababa de salir de uno de los muchos momentos de inconsciencia cuando se dio cuenta de que no estaba solo. Era la primera vez que veía a alguien desde que le llevaron a aquel lugar. Era un hombre delgado y alto, diferente de los hombres que componían la manada que había visitado; con un abundante pelo canoso y grandes patillas, sostenía entre sus dientes un largo puro y una sonrisa maliciosa que no presagiaba nada bueno. Solo de verle Remus tembló inconscientemente, toda su vida había estando evitando este enfrentamiento. Había esperado no tener que volver a ver esa cara en lo que le quedaba de vida, la cara del hombre que le arruino de forma irremediable, la cara de Fenrir Greyback.
Fenrir avanzó hacia él y se coloco mas cerca de lo que Remus consideraría necesario, el mayor le miró sin apartar la sonrisa de su cara y sacándose el puro de la boca le echo una bocanada de humo que hizo que sus prisionero empezara a toser, con lo que su sonrisa se amplio.
- Hola Remus- dijo con su voz ronca- Ha pasado mucho tiempo
- No el suficiente
- Recuerdo cuando te mordí. Eras tan pequeño, una delicia- dijo pasando la lengua por sus labios- Una autentica delicia, con esos ojitos dorados y tu cuerpecito tan casto y puro
Remus intento ignorar sus provocaciones; pero Fenrir parecía estar disfrutando de la situación. Notaba como el mas joven intentaba alejarse de él, podía oler su miedo y no había nada que disfrutase mas que el miedo de los demás.
- No te imaginas las veces que he deseado esto- dijo acercándose aun mas a Remus- Tenerte a mi merced, justo como ahora.
- Aléjate- gruño Remus
- No me des ordenes- respondió acariciando su pecho sobre la camisa del otro- El que da aquí las ordenes soy yo. Si te hubieras venido conmigo, como debió de ser en un principio tendrías claro quien es el jefe
-¿Tu? No me hagas reír
- Si te hubiese llevado conmigo cuando te mordí, las cosas serian distintas. Pero el destino me ha dado una segunda oportunidad, una que no pienso dejar pasar
- ¿De que hablas?
- No sabes la de veces que he soñado contigo, Remus Lupin- dijo pasando la lengua por su mejilla- Con tu cuerpo infantil primero, luego con el adolescente. Tu cuerpo puro y virginal.
Remus se estremeció, no solo por las caricias que no deseaba o la cercanía del otro, también lo hizo porque le horrorizaban las intenciones de ese monstruo que tenia ante él, las intenciones que había tenido cuando le acababa de morder y no tendría mas de 7 años.
- Lo cierto es que el tiempo te ha venido bien. No eres tan virginal como deseaba; pero aun así voy a tenerte bajo mi, gimiendo por más.
- Que te jodan, cabron pervertido- dijo escupiéndole a la cara.
Fenrir rió ante ese echo y se limpio la cara con una mano, la misma con la que sujeto la cara de Remus antes de besarle con rabia. El cautivo no se quedo quieto y cunado noto una lengua que no era la suya en su boca, mordió con todas sus fuerzas, consiguiendo un puñetazo por su atrevimiento.
- ¿Quieres jugar fuerte? Pues jugaremos fuerte
Fenrir le arranco la camisa y paso una de sus largas uñas por el torso lleno de cicatrices de Remus, el cual solo pudo hacer un quejido de dolor cuando le corto con esa misma uña y la sangre comenzó a correr. Aunque el liquido carmesí no llego muy lejos antes de encontrarse con la lengua del captor.
- Deliciosa, como su dueño
Fenrir le volteo retorciéndole las muñecas que aun seguían ancladas al techo de la caverna. Remus ahora si que estaba aterrado, no sabia que le iba a hacer; pero después de haberle oído tuvo claro que con tocarle no seria suficiente. Grito de dolor cuando algo choco contra su espalda con un golpe seco, intento girar la cabeza para ver que con que le había golpeado ese loco de Fenrir y por el rabillo del ojo pudo verle sosteniendo un látigo. Cerro los ojos y espero el siguiente golpe, que supo que no tardaría mucho en llegar, cuando lo hizo se mordió los labios con fuerza, no pensaba darle la satisfacción de oírle gritar.
Remus no sabia cuanto le había golpeado, hacia mucho que perdió la cuenta, solo sentía el dolor y la repulsión cada vez que Fenrir lamía sus heridas, recogiendo la sangre que escapaba de su cuerpo. El miembro de La Orden estaba inmóvil, demasiado cansado para moverse; pero cuando vio al otro desabrochándole los pantalones saco fuerzas de donde casi no quedaban, no iba a permitir que ese monstruo le pusiera una mano encima de esa forma, jamás.
Contra mas se resistía Remus, mas ansioso y excitado estaba Fenrir. El mayor termino de desnudarle y sin ni siquiera prepararle le penetro sin consideración. Remus grito de dolor con esa intrusión; pero grito aun mas cuando Fenrir comenzó a moverse sin esperar que el cuerpo del menor se acostumbrase a él. Cada movimiento que el otro hacia llevaba a Remus al umbral del dolor hasta que en sin saber cuando cayo en un estado de inconsciencia.
Cuando Remus abrió los ojos, lo único que hizo fue mirar al techo en silencio. No sabia como había llegado ahí, no sabia cuanto tiempo había estado en aquel lugar, ni siquiera como consiguió salir de allí. Lo único que sabia era que estaba en Grimauld Place, que la Orden le había rescatado y que Fenrir estaba muy lejos de allí.
Oyó la puerta abrirse y olio a Sirius entrando en la habitación y acercando una silla a la cama del licántropo.
- ¿Te encuentras mejor?- pregunto casi en un susurro
- ¿Tu que crees?- respondió con voz amarga
- Se que es una pregunta absurda; pero no estoy muy seguro de que decir en estas situaciones
- No creo que hayas tenido que enfrentarte a muchas situaciones como esta
- Me refiero a situaciones en las que importa el próximo comentario, porque nunca se sabe cual va a ser el detonante de un sin fin de emociones descontroladas
- Lo se; pero no necesito que digas nada, porque no hay nada que puedas decir que me vaya a hacer sentir mejor
- ¿Quieres un poco de chocolate caliente? Eso siempre te ha animado
- No. Solo no me dejes solo
- No lo haré, nunca mas te dejare solo
- “Eres mió. No lo olvides” Eso es lo ultimo que hoy antes de quedar inconsciente- dijo después de una pausa
- No pienses mas en ello, no dejare que te vuelva a poner un solo dedo encima.