noveno día de festival: You gave me life, not just existence 1º parte

Oct 28, 2013 20:28


Lo primero de todo, ¿habéis visto lo que ha hecho cellyls con la página?, ¡¡que nos la ha dejado "Halloweenesca" del todo!!



En fin, siguiendo el calendario vemos que va quedando menos (insertar un "oooohhh" aquí)
Pero vamos a disfrutar de lo que nos queda por leer!!
Esta semana toca uno de dos partes.
Con el banner de nuestra artista: cellyls.




Título: You gave me life, not just existence
Autor: yvarlcris
Beta(s) : Jenny_anderson
Prompt escogido y autor de la idea:
“AU, Steve/Danny

A.U; McDanno; Top!Steve; Bottom!Danno; Friendship; Navy SEALS.

Steve y Danny han sido amigos desde su infancia, prácticamente desde que Steve se mudó de Hawái y llegó a New Jersey por causa del trabajo de sus padres. Lo único curioso de ellos es que no pueden ser más diferentes el uno del otro; Steve McGarrett es un tanto agresivo con casi todas las personas a su alrededor, de carácter bastante voluble y por lo cual, con ayuda de su físico, termina convirtiéndose en el típico matón de sus escuelas. Danny es más calmado, un poco nerd y un poco atolondrado, y también es la única persona a la que Steve escucha. Por lo que Daniel Williams es prácticamente intocable al gozar de su protección, también es la única persona que puede frenar o incitar su violencia con unas cuantas palabras.

Un arma que Danny usa a su favor en muy contadas ocasiones, Steve sabe que Danny a veces lo manipula y la verdad es que le agrada.

En secreto Danny está enamorado de Steve, en secreto Steve ama a Danny pero se niega a aceptarlo; por lo que ambos se ocultan en su amistad y guardan silencio. Solo que Danny lleva mejor las cosas que Steve, puesto que Steve comienza a desarrollar cierta actitud homofóbica, nada más allá de simples bromas que lentamente merman la seguridad de Danny y le indican que quizá nunca pueda confesar a Steve lo que siente por él. Cuando llega la hora de elegir alguna universidad Steve decide unirse a la marina para intentar olvidar u ocultar lo que siente por Danny. Ambos se separan y lentamente dejan de saber el uno del otro, al menos hasta que a Steve le llega la invitación a la boda de Daniel… con otro chico. Ante ese hecho Steve se debate entre aceptar sus sentimientos por su mejor amigo y secuestrarlo o perderle para siempre.

Porque si de algo está seguro Steve McGarrett es que Daniel Williams no podrá ser feliz con nadie más que no sea él.”
De destielwinchi
Personaje/pareja: Danny/Steve
Clasificación y/o Género: Friendship/Romance; homofobia; First kiss; Angst; AU
Resumen: el prompt ya lo explica todo
Disclaimer: Los personajes de Hawaii 5.0 no me pertenecen, son de la CBS y de Peter Lenkov
Advertencias: referencias homófobas.



El pequeño Steve McGarrett, de seis años, se cruzó de brazos en el asiento trasero del coche y miraba al frente con expresión enfurruñada. A su lado, su hermana Mary Ann, dos años menor que él, parecía más interesada en sus muñecas que en todo lo que estaba pasando, cosa que desesperaba todavía más a Steve, porque todo aquello era muy importante… y no dejaba de ser injusto.

-Se te va a quedar esa cara para siempre, como sigas así, y vas a ser muy feo de mayor- le dijo Doris desde el asiento del copiloto.

-Me da igual- masculló Steve, a pesar de que intentó relajar un poco la mueca… por si acaso.

-Vamos, hijo- dijo su padre-, vas a hacer muchos amigos aquí.

-¡No quiero tener amigos nuevos! ¡Yo ya tengo a mis amigos! ¡Quiero irme a casa!

-Esta va a ser tu casa ahora.

-No me gusta. Es feo y hace frío.

John y Doris se miraron, aquello iba a ser más difícil de lo que esperaban.

-¿Quieres jugar?- Doris levantó la vista y vio a un niño rubio que se había acercado a Stevie con una pelota en la mano. Debía tener su misma edad.

-No- contestó Steve cruzándose de brazos con la misma actitud terca y enfurruñada con la que actuaba desde que se habían mudado a New Jersey hacía dos semanas. Una mujer de la nueva extensión de John, cuyo traslado había sido causa de su mudanza desde Hawái, les había hablado de ese parque.

El recién llegado ladeó la cabeza.

-¿Eres nuevo por aquí?

-No quiero hablar contigo.

Doris reprendió a su hijo y sacudió la cabeza.

-Pues no tienes a nadie más con quien hablar- seguía el rubio.

Steve suspiró.

-No te vas a ir, ¿verdad?

En el rostro del otro apareció una gran sonrisa.

-No tienes otra cosa que hacer.

-Anda, dame la pelota.

Durante varios días, Doris fue testigo de aquel pequeño ritual. El niño rubio, que se llamaba Daniel, se acercaba a Steve para que se uniese a sus juegos. Su hijo protestaba y era mezquino mientras intentaba que el otro le dejase tranquilo, pero acababa cediendo ante la testarudez del rubio.

Un día, sin embargo, Doris fue incapaz de concentrarse en su lectura debido a que su hijo no cesaba de removerse inquieto en el banco. Le dirigió una sonrisa.

-¿Buscas a tu amigo? Es raro que no esté por aquí.

-No es mi amigo. Prefiero que no venga, así no tendré que jugar a sus estúpidos juegos- contestó el niño sin dejar de estirar el cuello en busca de algún indicio de la presencia de su nuevo compañero de juegos.

El resto de aquel día, el pequeño McGarrett se mostró nostálgico y se fue a dormir sin decir nada.

-¿Qué le ocurre?- quiso saber John

-Su amigo no ha venido

El hombre asintió.

-Comprendo. Esperemos que mañana aparezca. Steve parecía más contento estos días. Y aún falta hasta que empiece el colegio y haga amigos nuevos.

Algo le decía a Doris que, por muchos amigos que su hijo hiciese, pocos iban a ser como el rubio que había conocido en el parque.

-Ayer no viniste

Danny sonrió

-¿Me echaste de menos?- preguntó ilusionado

-No. Solo quería que supieses lo tranquilo que estuve sin ti.

-Ah, claro- Si no fuese porque los niños eran demasiado pequeños, Doris hubiese jurado que había detectado un cierto tono de sarcasmo en la voz del amigo de su hijo. Éste continuaba amontonando tierra mientras Steve, de pie a su lado, lo observaba.

-¿No me dices por qué no viniste?

El rubio levantó la cabeza

-Creí que no te interesaba

-¡Y no me interesa!, pero seguro que quieres contármelo.

Daniel se incorporó.

-Eres muy raro, Steve- dijo-. Es que Matty estaba enfermo y mi mamá no pudo traerme.

El pequeño McGarrett dirigió una mirada ceñuda al hermanito de su nuevo “no-amigo”. Éste se asustó y corrió hacia su hermano mayor.

-¡Danno! Tu amigo quiere pegarme.

-No te va a pegar, Matt

-¿Danno?

El rubio se encogió de hombros.

-No es capaz de decir “Danny”

-Danno, ¿Tienes grupo para el trabajo de ciencias?

-¿Quieres dejar de llamarme así?

En el patio del instituto, dos amigos charlaban. El más alto era moreno y tenía un cuerpo atlético, era el quarterback del equipo de rugby y era uno de los más codiciados entre las animadoras, a pesar de que su carácter difícil y su escasa paciencia le convertían en el matón del centro. A su lado, uno más bajo, con aspecto de ratón de biblioteca, se enfrentaba a él con las manos en las caderas.

-Siempre te he llamado de ese modo

-Y siempre te he dicho que no lo hicieras

-Me gusta llamarte así, Danno

El rubio sacudió la cabeza aceptando que, con respecto a ese tema, jamás lograría ganar la batalla.

-¿Por qué pierdes el tiempo con ese marica?- gritó James, uno de sus compañeros de equipo.

Steve se giró con mirada feral

-No te atrevas a insultar a Danny- dijo entre dientes provocando que el resto se retirase con cautela.

-No tienes que defenderme siempre

-Deberías dejar de hacer cosas de gays, para que no te tomen por uno de ellos- últimamente, Steve estaba desarrollando una cierta homofobia que a Danny no gustaba nada.

-¿Qué son cosas de gays? Alguien pensaría que correr sudoroso tras una pelota, lanzarse sobre otros chicos y acabar todos juntos en las duchas, es más gay que cualquiera de las cosas que yo pueda hacer

-No te pongas sabihondo conmigo- gruñó Steve. Danny dio un paso atrás, pero mantuvo su mirada clavada en su amigo. Conociendo de sobra la agresividad del moreno.

-¿O qué?

-Danny…

-Relájate. ¿Te pones en plan macho alfa?

Steve suspiró y su postura se relajó visiblemente.

-Muy bien- continuó Danny- Y ahora que hablamos de matones… No me interrumpas, Steve… Tenemos que hablar de dos cosillas. Primera- dijo remarcando sus palabras con un dedo-: Esos ataques de agresividad. Tienes que empezar a controlarlos y comportarte como la gente normal, no como un troglodita.

-No me comporto como un troglodita.

-Ya, bueno, lo que quieras. Y Segunda: Han vuelto a meterse con Harold.

-Normal. Si no fuese tan amanerado lo dejarían en paz.

-Steve…

El moreno puso los ojos en blanco.

-¿Quieres que haga algo?

-Procura que lo dejen en paz.

Danny sabía que se estaba aprovechando de su amigo, pero no pudo evitarlo. A fin de cuentas, era por un bien mayor.

Hacía años que había detectado varias cosas. Una era que Steve tenía esa capacidad para amedrentar al resto de chicos, tanto por el físico que había desarrollado con los años, como por los arranques violentos que le daban cuando perdía la paciencia. Nadie se atrevía a contradecirle nada… nadie, salvo Danny, quien no solo era el único que podía gritarle e insultarle sin miedo a las consecuencias sino que parecía el único capaz de tranquilizarlo cuando había una pelea.

Otra de las cosas que había descubierto era que, con solo pedírselo, podía aprovechar esa faceta violenta y temible de su amigo, ya que, simplemente con una palabra, manejaba a Steve a su antojo. Esto era algo que no aprovechaba demasiado, en el fondo, tenía miedo de que los ataques de agresividad de Steve pudiesen resultar peligrosos, pero cuando era necesario, era necesario. Así era como el matón McGarrett que tenía amedrentado a todo el mundo, se convertía a veces en el defensor de los nerds o de los estudiantes objetos de burla por parte de otros compañeros de instituto. Steve solo había insultado a un alumno una vez, tenían ocho años y le había llamado “gordito”, pero Danny estuvo dos semanas sin dirigirle la palabra, y eso hizo que nunca más se plantease hacer nada semejante.

El peor de los descubrimientos que había hecho Danny, era que se sentía profundamente atraído por su amigo. Cuando Steve le miraba y le sonreía, un escalofrío le recorría de arriba abajo y se quedaba sin respiración. Sin embargo, entre que el rubio era muy tímido para ese tipo de cosas y la actitud homofóbica que su amigo mostraba últimamente, decidió que eso era algo que tendría que superar en silencio. Por más que le doliese verlo con alguna animadora colgada del brazo o dirigiéndole miradas de desprecio al pobre Harold, cuyo único crimen había sido confesar en voz alta que le entusiasmaban los chicos de ojos azules.

-Steve, vamos a la playa, ¿te vienes?

-¡Claro! ¡Será divertido!- el quarterback se levantó del banco donde charlaba con su mejor amigo y se dirigió hacia sus compañeros de equipo. Danny sonrió, poco quedaba ya del niño huraño que recordaba a todas horas que las playas de Jersey eran una basura comparadas con las de Hawái. Al ver que no le seguía, Steve volvió hacia el banco.

-Vamos, Danno.

Éste negó con la cabeza. No le gustaba estar con Steve y sus compañeros de equipo, todos haciéndose los machotes e insultando a todo aquel que demostraba un poco de sensibilidad. Si alguien era culpable de la intolerancia de Steve, se encontraba, sin duda, en aquel equipo.

-No puedo, Steve. El jueves tengo recital de piano y debo estudiar.

Steve se mordió el labio y se acercó todavía más

-Solo un rato, por favor. Luego te vas a estudiar… Además, no te hace falta. Ayer te escuché. Sonaba muy bien- Esto último lo dijo en un susurro, como si le diese vergüenza admitir que le había gustado la Sonata de Beethoven que el rubio había estado tocando.

Danny levantó los ojos sorprendido ante la declaración y se encontró con la cara número 2 de Steve - porque sí, las tenía catalogadas, y ¿cómo de triste era aquello? - , era un cruce entre perrito abandonado y Matty cuando le pedía que jugase con él, aunque Steve nunca admitiría que estaba haciendo pucheros.

-De acuerdo, pero solo un rato.

Steve sonrió con la convicción de que conseguiría que el rato fuese largo.

Otra de las razones por las que Danny era reacio a ir a la playa, era porque el simple hecho de ver a su amigo en bañador hacía que su corazón se saltase latidos. No debería ser gran cosa, verlo sin parte de arriba, teniendo en cuenta la enorme cantidad de veces que se habían quedado a dormir el uno en casa del otro… ¡si hasta habían compartido la bañera alguna vez con seis años!

Precisamente por eso, Danny no quería ir, a los 16 años uno nunca sabe cómo reaccionará su cuerpo, y aunque eran muy pequeños, hay cosas que la fantasía hace que lo vuelven loco a uno.

Pero Steve ya tiraba de su brazo para obligarlo a incorporarse.

-¡Deja al marica!- gritó James, que parecía no aprender-, si no quiere venir, que se quede ahí pintando arcoíris.

La ira hizo que Steve tirase con mucha más fuerza, arrancando, literalmente, al rubio de su asiento. Se volvió hacia su compañero lleno de furia.

-Steve. Déjalo con sus tonterías- le apaciguaba Danny sujetándole el brazo-. A mí no me afecta, no debe afectarte a ti.

El moreno emitió un gruñido y lo dejó pasar. No entendía por qué Danny le impedía patearle el trasero a ese idiota de James. En otras ocasiones, Danny le había pedido que defendiese a otros alumnos, pero jamás lo pedía para él. Steve sabía que Danny se aprovechaba de él para esas cosas y no le importaba.

-Oye… pues sin las gafas y en bañador… tu amigo no está nada mal- dijo Rachel estudiando a Danny “a fondo”

-Sí, el “mariquita” está en buena forma- comentó James a modo de burla.

-Sabes lo que ocurrirá la próxima vez que lo llames así, ¿verdad?

-Vamos, McGarrett. ¡El tío toca el piano!

Steve se inclinó y le habló muy suavemente, para que solo él pudiese escucharlo.

-Me pregunto qué dirá el resto cuando les cuente que vas a clase de repostería…

James tragó saliva y no abrió la boca en lo que quedaba de tarde. Steve se incorporó con una sonrisa satisfecha y se dirigió hacia donde su amigo se encontraba observando las olas, no sin antes dirigirle una mirada de advertencia a Rachel.

-Vamos a jugar un partido, ven

Danny abandonó la contemplación del mar y se giró para encontrarse a Steve, que le miraba sonriente mientras se pasaba el balón de una mano a otra.

-Sabes que el rugby no me va. Soy más de basket.

-Danno…- Y ahí estaba de nuevo la cara de corderito, Danny estaba seguro de que su amigo la había estado practicando delante del espejo durante horas.

-Steve- lo intentó pero no pudo resistirse-, eso es jugar sucio. No puedes poner esa cara.

-¿Qué cara?

-Esa cara, la de un niño al que le acaban de robar la piruleta que se estaba comiendo.

-¡Yo no tengo esa cara!

-Lo que tú quieras.

Y así fue como Danny acabó uniéndose a los bravucones del equipo, y cómo, tras un placaje inesperado, acabó de espaldas en el suelo con su mejor amigo encima.

Estuvieron un buen rato así, mirándose, y, por un momento, Danny pensó que Steve le iba a besar. El corazón le latía tan rápido y fuerte que estaba seguro que en Central Park también lo estaban oyendo. Contuvo la respiración mientras Steve le miraba fijamente.

-No os iréis a enrollar, ¿verdad?- La socarrona voz de Nate los trajo de vuelta a la realidad. Steve se levantó de encima de su amigo como si éste le hubiese quemado.

-Jajaja. Qué estupideces dices- dijo Steve.

En el suelo y con los ojos cerrados, Danny fue el único que percibió la incomodidad y la falsa diversión que se adivinaban en la voz del moreno. Soltó el aire que había retenido y se incorporó.

-Yo me tengo que ir ya- dijo preparándose para los intentos de Steve de retenerle.

-Sí, se te hace tarde, Danny.-Steve pudo ver la sorpresa en el rostro de su amigo antes de girarse. -¡Vamos nenazas! Sigamos con el partido.

A partir de ese momento, algo cambió. Steve y Danny seguían siendo amigos y continuaban yendo juntos a prácticamente todas partes, pero ya no se daban esos toques afectuosos y sus espacios personales habían aumentado considerablemente. Danny estaba avergonzado y con el corazón roto, considerando que todo había sido su culpa, la casi imperceptible reacción que había tenido su cuerpo cuando su amigo estaba sobre él no había debido de ser tan imperceptible. Steve lo había notado y ahora mantenía esa distancia incómoda.

-¿No estás vestido aún?

-No voy a ir, mamá.

-¿Cómo que no vas a ir?

-¿Qué crees que pensarían mis amigos si me ven ir a un recital de piano?

-¿Qué crees que pensaría Danny si no vas a verle? Después del concierto iremos a Grimaldi’s a tomar unas pizzas.

-No puedo ir.

Doris dirigió una mirada a su marido, que simplemente se encogió de hombros.

-Hay comida en la nevera- dijo al fin.

Steve esperó a que su familia se fuese y bajó la cabeza, sintiéndose totalmente avergonzado y viendo en su cabeza los azules ojos de Danny mirarle con tristeza.

Las clases habían terminado y la familia McGarrett había organizado unas vacaciones a Hawái para reunirse con los viejos amigos. Habían sugerido a Danny, a quien consideraban de la familia, que fuese con ellos, pero éste había declinado la oferta.

-He venido a despedirme… y a pedirte perdón por no haber ido a tu recital- Steve, de pie en el medio de la habitación de Danny, parecía un niño pequeño; eso sí, superdesarrollado.

-No pasa nada. No toqué bien.

-Mamá dice que estuviste sublime.

-En absoluto. No te preocupes. Por cierto, hay algo que quería preguntarte- el rubio se acercó a su amigo y puso su mano en el brazo del otro. Steve se tensó y Danny reafirmó un poco su agarre.

La reacción del moreno fue completamente inesperada. Lo apartó de un fuerte empujón.

-¡No me toques!- gritó. Y pudo ver como su empujón conducía a su amigo hacia el escritorio haciendo que éste se diese un fuerte golpe contra una de las esquinas. Se horrorizó con lo que acababa de hacer - Lo… lo siento- dijo antes de salir corriendo.

-¿Ha pasado algo entre Steve y tú? - quiso saber la señora Williams.

-No, ¿Por qué?- preguntó Danny intentando disimular la punzada de dolor que sentía cuando el tema salía a la luz. De pronto, tomó una resolución-. De hecho, ahora mismo iba a su casa. Los McGarrett ya han vuelto de Hawái, ¿no?

-Hace ya una semana, hijo- contestó su madre haciendo notar que parte de su pregunta era por esa razón. Generalmente, Steve y Danny eran incapaces de estar separados un par de horas… mucho menos un mes.

Daniel hizo como que no se daba cuenta del mensaje implícito en las palabras de su madre y se dirigió a la puerta.

-¡Adiós mamá!

Había ido cientos de veces a aquella casa y, sin embargo, jamás había estado tan nervioso como en aquel momento. Le sudaban las manos y era incapaz de estar quieto, desplazando el peso de su cuerpo de un pie a otro mientras esperaba.

-¡Hola Danny!- El rostro de Mary Ann, secretamente enamorada; o eso creía ella pues su hermano había encontrado y leído su diario en varias ocasiones; del mejor amigo de su hermano, se iluminó con una sonrisa- ¡Hacía tiempo que no nos veíamos!

El muchacho asintió y le dio un abrazo.

-¿Todo bien por Hawái? ¿Lo has pasado bien?

-Muchísimo. Pasa y te cuento

Danny carraspeó.

-¿Está tu hermano?

Mary Ann frunció el ceño

-¿Steve no te ha dicho nada?

-¿Decirme qué?

-Se ha ido a Annapolis. A la Academia Naval de los Estados Unidos.

Continuará

- festival: primer, - publicaciones: fanfictions, fandom: hawaii five-0

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