Sionn tiene un arma secreta: el chocolate. Sí. Hay fieras a quienes les amansa la música, y hay otras que necesitan algo con más... más cacao.
No hay nada que lleve más cacao que una tarta sacher, ¡AHAHAHAHAHAHAHAHAHAH! Y hasta mermelada, lleva. Y a base de práctica, a Sionn le salen de rechupete gracias a que Antinous, el (ahora ex)novio de su (ahora también ex) amigo Florens le mandó hace años.
Y con la tarta va y se presenta en casa de ISaud, con una sonrisa de pillo instalada en los labios e impaciente por verla. Está tonto, en serio. Entre ella y que el equipo no ha bajado a segunda sino que al parecer sale a flote, Sionn más que caminar va dando brincos por ahí.
Sionn deja esto por aquí raudo como el viento, porque nada más ver ese escote en el vestido de Isaud (habría que inventar una palabra nueva para eso, en realidad. Escote no define suficientemente bien la ausencia de tela en esa espalda) le han entrado unas ganas locas de abrazarla por detrás.
Que lo hace.
Y luego le besa el cuello repetidamente, poquito a poco, atrapándola bien para que no se le escape.
-Hace días que no salimos por ahí. -Cree que tiene unos pendientes, incluso, y no sabe si desenredarse para ir a buscarlos pero al final decide que no, que no hace falta, y se lleva a Sionn hacia arriba por las escaleras, medio tirando de su mano. -Y me apetece arreglarme, no sé por qué.
Bueno, para estar guapa, claro, pero tampoco es que crea que a Sionn le vaya a importar terriblemente si sale en vaqueros y jersey.
Los pendientes no están en su sitio, y ahora sí Isaud se despega para mirar debajo de la cama (deshecha) y en el cuarto de baño. Aprovecha para ponerse colonia.
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No hay nada que lleve más cacao que una tarta sacher, ¡AHAHAHAHAHAHAHAHAHAH! Y hasta mermelada, lleva. Y a base de práctica, a Sionn le salen de rechupete gracias a que Antinous, el (ahora ex)novio de su (ahora también ex) amigo Florens le mandó hace años.
Y con la tarta va y se presenta en casa de ISaud, con una sonrisa de pillo instalada en los labios e impaciente por verla. Está tonto, en serio. Entre ella y que el equipo no ha bajado a segunda sino que al parecer sale a flote, Sionn más que caminar va dando brincos por ahí.
Llama a la puerta y espera, impaciente.
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-Hola... -ronronea, al verle primero la sonrisa y después la tarta.
Luego echa a andar hacia la cocina, sólo para que Sionn vea que su vestido nuevo tiene un escote trasero de impresión.
-Deja esto por aquí... había pensado que podíamos bajar a Edimburgo.
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Que lo hace.
Y luego le besa el cuello repetidamente, poquito a poco, atrapándola bien para que no se le escape.
-Edimburgo, ¿eh? Vale. Donde tú quieras.
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Bueno, para estar guapa, claro, pero tampoco es que crea que a Sionn le vaya a importar terriblemente si sale en vaqueros y jersey.
Los pendientes no están en su sitio, y ahora sí Isaud se despega para mirar debajo de la cama (deshecha) y en el cuarto de baño. Aprovecha para ponerse colonia.
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