Se asoma desde detrás de las cortinas, y los focos lo deslumbran. Así que cierra los ojos, parpadea, y cierra la cortina brúscamente, soltando una maldición. Está muy alterado, y de pronto ver con manchitas de colores no lo tranquiliza nada. Tampoco ayuda el hecho de que, a pesar de no haber visto a nadie por culpa de los focos, sí que ha oído a mucha más gente de la que esperaba oír.
Vale que la Sala Nox será una chufa, pero él no puede evitar tener arañas bailando claqué en el estómago.
-Aghhh... -hace, volviendo a su posición sentado detrás de la batería. Se revuelve un poco el pelo y se recoloca el pañuelo del cuello (es como su signo). Luego se frota los ojos porque las manchas de colores siguen ahí, insistentemente brillantes.
Gabe está con la vista baja y la mano en el pelo. No se da cuenta que va haciendo un "hmmmmmmm" cada pocos segundos, como si estuviera muy concentrado. Simplemente está empanado, ni siquiera piensa en el público y todo eso que siempre le ilusiona. Con el concierto sí que piensa, porque nació para ser músico (obviamente), pero no está nervioso.
¿Qué se habrá puesto Iphie? ¿Vendrá siquiera? Él no le ha dicho nada desde el día del cine.
Alza la vista y mira al resto, que parecen los de siempre.
Para él este concierto es igual que el de Sala Rana Lunar y que el de más allá. Que el de Hogwarts no, porque estaban todos sus compañeros, pero tampoco le dio tanta importancia.
Se rasca la barbilla, y como no tiene reloj no sabe la hora, pero murmura un:
El concierto ha sido tan genial como siempre, aunque hoy Victoire no ha llorado. Igual que tampoco tiene planeado tirarse encima de Teddy en cuanto salga. Lo hará después, tampoco quiere que su reputación sufra TANTO.
Justo acaban de desaparecer ellos del concierto y Victoire, exultante, se recoge el pelo detrás de las orejas y mira a su amiga. Sonríe mucho y se encoge de hombros.
Hoy Iphigenia está muy guapa, y aunque Victoire no es la típica cotilla que no cree a sus amigas cuando estas niegan que les gusta un chico, no deja de pensar que ahí ocurre algo.
A Iphigenia le encanta ir a conciertos. Lo malo es que con el trabajo en San Mungo no puede ir a todos los que le gustaría. Pero tiene muy claro que no se va a perder jamás ni uno de Los Merodeadores, porque son geniales, de verdad. Se lo pasa mejor que en cualquier otro concierto posible. En serio, preferiría ir a un concierto de Los Merodeadores antes que a uno de los Nimbus 2000, aunque le regalaran la entrada.
Hoy precisamente ha hecho malabares intercambiando guardias (ha salido perdiendo y todo) por venir al concierto. Y claro, ya que le ha costado tanto, pues se ha arreglado a conciencia.
A conciencia pero inconscientemente. Se ha puesto el vestido rojo con lunares blancos. Ese que le gustaba a Gabe. Claro que ella está segura, segurísima, de que se lo ha puesto porque es el que mejor le queda.
Mira a Victoire, con una sonrisa muy amplia.
-¿Vamos a verlos? -pregunta, con la voz un poco más aguda de lo normal por la emoción.
Se ríe un poco, divertida pero emocionada también. Como siempre que ve a Teddy detrás de la batería encima de un escenario.
-Vamos.
Asiente, convencida, y coge la mano de Iphigenia para abrirse paso entre la gente. Sube los dos escalones a un lado del escenario, porque como duda que tengan camerino ni nada, lo más probable es que estén detrás de las cortinas otra vez.
Y en efecto, ahí están. Dave, Rawdon y Gabe. Mira a Iphigenia con una sonrisa, mientras la suelta para que... pueda hablar con Gabe.
Iphigenia va delante de Victoire, porque está un poco acelerada y tiene ganas de decirle a Los Merodeadores, y en especial a Gabe, lo geniales que han estado.
-¡Felicidadeees! -chilla, cuando terminan de subir los escalones hasta arriba del escenario.
Como Victoire la suelta, y a Dave y a Rawdon no los conoce apenas, corre a acercarse a Gabe, muy sonriente.
-Has... Habéis estado grandes, ¡grandes! -exclama, retorciéndose los dedos de la emoción.
Le daría un abrazo, pero aún tiene la guitarra colgando.
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Vale que la Sala Nox será una chufa, pero él no puede evitar tener arañas bailando claqué en el estómago.
-Aghhh... -hace, volviendo a su posición sentado detrás de la batería. Se revuelve un poco el pelo y se recoloca el pañuelo del cuello (es como su signo). Luego se frota los ojos porque las manchas de colores siguen ahí, insistentemente brillantes.
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¿Qué se habrá puesto Iphie? ¿Vendrá siquiera? Él no le ha dicho nada desde el día del cine.
Alza la vista y mira al resto, que parecen los de siempre.
-¿Cuánto queda?
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Se rasca la barbilla, y como no tiene reloj no sabe la hora, pero murmura un:
-Nada.
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Internamente tiene las tripas anudadas. Más o menos.
Ignora un poco al resto, afinando el bajo por quinta vez.
Justo termina cuando alguien dice su nombre en alto, y se descorren las cortinas.
Empieza el concierto.
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Justo acaban de desaparecer ellos del concierto y Victoire, exultante, se recoge el pelo detrás de las orejas y mira a su amiga. Sonríe mucho y se encoge de hombros.
Hoy Iphigenia está muy guapa, y aunque Victoire no es la típica cotilla que no cree a sus amigas cuando estas niegan que les gusta un chico, no deja de pensar que ahí ocurre algo.
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Hoy precisamente ha hecho malabares intercambiando guardias (ha salido perdiendo y todo) por venir al concierto. Y claro, ya que le ha costado tanto, pues se ha arreglado a conciencia.
A conciencia pero inconscientemente. Se ha puesto el vestido rojo con lunares blancos. Ese que le gustaba a Gabe. Claro que ella está segura, segurísima, de que se lo ha puesto porque es el que mejor le queda.
Mira a Victoire, con una sonrisa muy amplia.
-¿Vamos a verlos? -pregunta, con la voz un poco más aguda de lo normal por la emoción.
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-Vamos.
Asiente, convencida, y coge la mano de Iphigenia para abrirse paso entre la gente. Sube los dos escalones a un lado del escenario, porque como duda que tengan camerino ni nada, lo más probable es que estén detrás de las cortinas otra vez.
Y en efecto, ahí están. Dave, Rawdon y Gabe. Mira a Iphigenia con una sonrisa, mientras la suelta para que... pueda hablar con Gabe.
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-¡Felicidadeees! -chilla, cuando terminan de subir los escalones hasta arriba del escenario.
Como Victoire la suelta, y a Dave y a Rawdon no los conoce apenas, corre a acercarse a Gabe, muy sonriente.
-Has... Habéis estado grandes, ¡grandes! -exclama, retorciéndose los dedos de la emoción.
Le daría un abrazo, pero aún tiene la guitarra colgando.
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