Aunque no se trate de algo premeditado, Max y él han ido adoptando ciertas costumbres que les gusta repetir. Ir al pub a tomar unas birras, por ejemplo. O a ver partidos. Quedar para entrenar para el equipo de beisbol.
O ir a comer al Ginger's.
Ir a comer al Ginger's era de lo más normal y más cuotidiano del mundo, hasta que Martin empezó a hablar con Tabitha. Y luego empezaron a hacerse amigos. Y ahora Martin cree que Tabitha es demasiado atractiva para ser su amiga.
Van caminando hacia la cafetería, pues, pero Martin tiene la mente puesta en la noche de Halloween. Se ha cruzado un par de veces con Tabitha desde entonces, pero se han saludado y ya está.
-Es una niña, -dice, sin venir a cuento de nada.- Tabitha, digo. La camarera. ¿Qué tendrá...? ¿20 años?
Primero se pensaba que hablaba de Jason, uno de los de su equipo que siempre tira el bate de forma muy afeminada después de batear, pero resulta que no. Casi se ríe pero al final sólo se le escapa el aire sin hacer ningún ruído. La sonrisa no se la quita nadie. Se toca la barbilla y murmura, encogiéndose de hombros:
-Eso ya es mayor de edad -y mira a su amigo de reojo, a saber a cuento de qué le ha venido eso a la cabeza- ¿Prefieres ir a otro café?
Se gira para mirar a Max, y puede ver su sonrisa perfectamente. Se ríe también, un poco de sí mismo, un poco de la situación.
-No, -dice, decidido y sin perder la sonrisa.- Me gusta Tabitha. -Y aunque en este caso lo decía sin segundas intenciones, se da cuenta de lo que ha dicho al instante, por lo que resopla, en parte divertido.- Ese es el problema, ¿no? Bueno, está bien, -deja de sonreír por un momento, poniendo cara de circumstancias- es mayor de edad, pero...
Si Martin espera que Max le haga de consejero moral lo tiene claro. Una chica guapa y joven (de 20 años, menos sería ya hasta a él le parecería demasiado) te busca, ¿cómo vas a decirle que no? ¿Por qué? ¿Quién dice que esté mal?
-¿Pero? Tú no la has buscado, que es ella. Aprovecha -aparta la vista, pensándoselo, y añade con descaro- Yo aprovecharía -pero después se ríe.
Como mucho podría considerarse "mal" si ella fuera alumna suya, pero no lo es.
Y una vez escuchó que la edad mínima de una conquista tenía que ser tu propia edad dividida en dos y sumándole 8, pero no se lo va a decir a Martin, que no salen los cálculos e igualmente es una tontería.
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O ir a comer al Ginger's.
Ir a comer al Ginger's era de lo más normal y más cuotidiano del mundo, hasta que Martin empezó a hablar con Tabitha. Y luego empezaron a hacerse amigos. Y ahora Martin cree que Tabitha es demasiado atractiva para ser su amiga.
Van caminando hacia la cafetería, pues, pero Martin tiene la mente puesta en la noche de Halloween. Se ha cruzado un par de veces con Tabitha desde entonces, pero se han saludado y ya está.
-Es una niña, -dice, sin venir a cuento de nada.- Tabitha, digo. La camarera. ¿Qué tendrá...? ¿20 años?
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-Eso ya es mayor de edad -y mira a su amigo de reojo, a saber a cuento de qué le ha venido eso a la cabeza- ¿Prefieres ir a otro café?
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-No, -dice, decidido y sin perder la sonrisa.- Me gusta Tabitha. -Y aunque en este caso lo decía sin segundas intenciones, se da cuenta de lo que ha dicho al instante, por lo que resopla, en parte divertido.- Ese es el problema, ¿no? Bueno, está bien, -deja de sonreír por un momento, poniendo cara de circumstancias- es mayor de edad, pero...
Pero casi le dobla la edad.
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-¿Pero? Tú no la has buscado, que es ella. Aprovecha -aparta la vista, pensándoselo, y añade con descaro- Yo aprovecharía -pero después se ríe.
Como mucho podría considerarse "mal" si ella fuera alumna suya, pero no lo es.
Y una vez escuchó que la edad mínima de una conquista tenía que ser tu propia edad dividida en dos y sumándole 8, pero no se lo va a decir a Martin, que no salen los cálculos e igualmente es una tontería.
-¿Qué ha pasado?
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