[Fic] [The Avengers] Las tribulaciones del Capitán Obvio. Parte 4: Bruce Banner (y Hulk)

Mar 10, 2013 13:57

Fandom: The Avengers/Movieverse
Pairing | Género: Steve Rogers/Tony Stark | Semi-humor, angst, fluffotpismo.
Palabras: ~3.800 esta parte / ~9.000 en total
Rating | Advertencias: MA esta parte | No hay spoilers específicos, creo.

Resumen: Cuatro veces en las que alguien ve juntos a Steve y a Tony, pero no les pilla, y una en la que sí.


Las tribulaciones del Capitán Obvio

Parte 4. Bruce Banner (y Hulk)

La primera vez que lo nota, está en el laboratorio con Tony, que está de resaca. Tony ignora todas las llamadas: las cinco de Pepper, un par de Furia (que terminan entrando al final, porque Bruce no es Tony), ignora a Clint y su arco descompensado (sabe que tiene otro preparado y que solo lo hace para picarle, pero se calla porque picar a Clint es divertido), ignora a Bruce incluso, bajo la máscara de soldador. No pasa nada porque es algo mutuo y para nada novedoso entre ellos dos.

Está en el otro lado del laboratorio, separado por una puerta de cristal, cuando la música baja de volumen, primero un poco y después por completo. Steve ha bajado y habla con Tony, éste parece que le ignora, pero Bruce no ve chispas saliendo del metal.

Finalmente Tony gira la cabeza hacia él levantándose la máscara, Bruce ya está entrando de nuevo a la sala y escucha lo que dicen, Steve le recuerda una sesión de entrenamiento que aparentemente habían organizado, y Bruce apuesta todo lo que tiene a que Steve se irá sólo a entrenar hoy.

Y entonces ambos le sorprenden, porque Steve oculta rápido pero no lo suficiente la decepción con la negativa de Tony, y éste deja que se vaya pero agacha la cabeza y Bruce ve desde su posición cómo se muerde el labio.

Mierda. Acaba de perder todo lo que tiene por culpa de Tony Stark.

-Hey Bruce.

-¿Sí?

-¿Puedes vigilar esto? Solo si se pone rojo, Jarvis controla las medidas seguras.

-Claro.

-Voy a- comienza a explicar, para darse cuenta a la mitad de que Bruce no ha preguntado, así que cierra la boca y señala a la puerta-voy.

Y Bruce se queda mirando esa misma puerta largo rato, sin tener muy claro lo que ha visto.

Pero después de eso es imposible no fijarse en los detalles, las diferencias. Tony es el mismo testarudo inconsciente pero se deja llevar un poco más por Steve de lo que hacía con Pepper incluso cuando estaban juntos.

A veces sube a comer con ellos, y no solo cuando es la comida post-villanos o post-casi-apocalipsis. A veces desayuna con ellos e incluso, hay algunas que Bruce puede jurar que realmente Tony se acaba de levantar.

Es un mes terriblemente tranquilo, lo que hace que Bruce se aburra y se empiece a fijar de más. Porque, ¿y sí...? ¿Y si estaba pasando realmente algo? Cree que Steve no podría fingir, no es tan bueno mintiendo, pero...

Pero entonces un día, Bruce vuelve de ayudar a SHIELD con unas investigaciones, acompañado de Natasha, con la que cada día está más contento de ser amigo y no enemigo, y entra al taller y se encuentra a Tony sin camiseta, jadeando ligeramente y a lo que parece Steve agachado tras él.

Está a punto de irse cuando Steve le ve.

-¿Qué tal ha ido la reunión?

-Shh, no te desconcentres. Ahora empuja- se queja Tony.

Bruce avanza los pasos necesarios para ver que Steve está cambiándole el reactor a Tony. Bruce respira.

Otro día les encuentra saliendo de la habitación de Steve y bajando a desayunar juntos, solo para informar de que se les ha ocurrido una nueva estrategia de seguridad para que cualquiera de ellos pudiera bloquear una planta de la casa en caso de necesidad.

Bruce empieza a pensar que nunca va a ocurrir y al final, deja de darle importancia. No va a ser él quien les diga lo que pasa, aunque a veces tiene ganas de decirle a Tony que se lleven su maldita tensión sexual a otra parte, que hay gente trabajando.

**

Tony y Steve llevan un par de días sin hablarse. Ninguno dice nada porque meterse a estas alturas en alguna pelea entre esos dos es salir con el culo escaldado y ya se han acostumbrado a que se arreglen ellos. Bruce sigue pensando que, de verdad, sexo, Steve, Tony, os presento a los tres, haced lo que queráis. Pero lo peor es que intentan que no se note demasiado y obviamente no funciona. En realidad es más que Steve lo intenta y Tony pone los ojos en blanco cada diez minutos, acompañado de una pulla aún más ofensiva que la anterior, a la que Steve acaba respondiendo siempre.

Son como críos.

**

Cuando lleva demasiado tiempo tranquilo, el otro tío se empieza a poner nervioso. Bruce siente toda esa energía arremolinarse dentro de él y aunque es controlable, si lo intenta demasiado acaba por salir en el momento más inoportuno. Y la tensión en la casa es insoportable, así que decide desaparecer en la sala anexa al gimnasio, que tiene todo lo que necesita para su meditación.

Aguantó un año en La India sin dejarle salir, esto debería ser fácil.

Mete el código de seguridad y abre la puerta del gimnasio y, no le sorprende lo que ve. Tony y Steve están en el ring. Le miran, algo alterados, y Tony sangra por el labio.

-Hey, Bruce, estábamos...- comienza Tony, pero Bruce no necesita que termine.

-Oye, si vais a partiros la cara el uno al otro, al menos usad protectores. Has dejado a Tony hecho un desastre-hay algo de agresividad en su voz, como si no fuera del todo él mismo y nota cómo algo dentro de él empuja.

Se pasa una mano por la cara.

-Lo siento. Estaré un buen rato ahí y-mueve la mano hacia ellos en un gesto que pretende explicar algo pero que sabe que no sirve de mucho

-Lo que necesites, Bruce- y ese es Steve, siempre tranquilizador.

Cuando sale cinco horas más tarde y les vuelve a ver en la cocina, parecen haber vuelto a la normalidad y dentro de la cabeza de Bruce, dos personalidades respiran de alivio.

Lo que Bruce no ve.

Cuando vuelve a la torre, tiene el valor de parecer satisfecho consigo mismo. Steve espera hasta que están solos, pero antes de decirle nada, Tony se le adelanta.

-¿A qué viene la cara de palo?

Steve frunce aún más el ceño.

-¿No había otra manera, Tony? ¿Tú solo, en serio?

Se encoge de hombros.

-¿Qué más da?

-¿Eso es todo lo que vas a decir? Porque como justificación no vale mucho.

-¿Por qué me voy a justificar? Ahora hay una base menos de Hydra y nosotros tenemos información que no hubiéramos obtenido de otra manera. Mira, Steve-le esquiva, sin mirarle, y se acerca a la cafetera. Los demás han huido de la cocina porque cuando Steve y Tony discuten lo más probable es salir herido por fuego cruzado-, ya sé lo que vas a decir pero no fue queriendo, ¿vale? Vi algo raro, me acerqué y solo iba a investigar, pero es que he aplicado una nueva tecnología al traje que lo hace invisible a los sensores-

-¿Lo habías probado?-ante la mirada confusa de Tony Steve aún se pone más nervioso-. La nueva tecnología.

-Bueno, aquí, pero sabía-Steve bufa y Tony sube la voz-, sabía que funcionaría. Y funcionó, y para cuando me di cuenta estaba a cargo de todo y con información de sus planes para meses.

-Lo importante no es que funcionara.

-Sí lo es.

- No, Tony, no lo es. Lo importante es no correr riesgos innecesarios, lo importante es que si uno se va a infiltrar en una base de Hydra llena de enemigos, tenga refuerzos. No que lo haga sin que nadie sepa donde está, con una tecnología aún sin probar en campo enemigo. Lo importante es calibrar los riesgos. Lo importante es-

-No ha pasado nada, dios. No te pongas todo Capitán Responsable conmigo, sabes que con lo que hacemos es normal las situaciones en las que corremos riesgos. Pareces nuevo en esto.

Steve se enfada, ahí, porque él lleva haciendo esto el triple de años que Tony, y mucho peor, porque ha estado entre trincheras y porque ha vivido en el maldito campo de batalla y, maldita sea, porque ya perdió a su mejor amigo.

-Pues no lo soy, Stark-escupe-, y al menos yo sé diferenciar entre riesgos que se deben tomar y los que se pueden ahorrar. ¡Podrías haber muerto!

Tony aprieta la mandíbula hasta que Steve está seguro de que la oye rechinar, entrecierra los ojos.

-Pero no lo he hecho.

Coge su taza y sale de la cocina, dejándole con la palabra en la boca, y Steve tiene que hacer gala de su autocontrol para no dar un puñetazo a la pared y dejarla sin azulejos.

**

Steve baja al gimnasio todos los días y el de hoy no es una excepción. Se encuentra pensando en Tony porque sabe que la guerra fría que están llevando no puede durar, y porque hoy es el entrenamiento semanal y porque hace cuatro días que no se tocan, ni para bien ni para mal.

Hay muchas razones para pensar en Tony y muy pocas para pensar que va a bajar a pelear con él. Piensa que se encerrará en el taller como lleva haciendo desde que discutieron.

Cuando lleva una media hora pegando al saco aún no ha conseguido empezar a cansarse, y le sorprende la puerta que se abre de un golpe. Tony aparece tras ella.

Steve le mira extrañado.

-¿Qué pasa? Hoy es miércoles, ¿no?

-Pensé que no bajarías-responde Steve, con honestidad.

Tony se encoge de hombros y sonríe pero sus ojos no varían la expresión algo agresiva. La línea entre sus cejas se acentúa, mantiene la mandíbula apretada, respira por la nariz.

Steve ya entiende qué es esto, y pueden jugar los dos.

-Como quieras.

**

-Puedes hacerlo mejor que esto, Tony-le está provocando y lo sabe pero tampoco él lo puede evitar, y Tony está peleando sin pensar, lleno de ira. Hace rato que no acierta y Steve se está hartando de bloquear sus ataques. Le tira otra vez, casi sin esfuerzo porque apenas está sudando, más de nervios y de rabia que del propio deporte porque Tony ni mira bien, ni se defiende bien, y a estas alturas solo pega palos de ciego.

Le tira una vez más, y debería caer de espaldas al suelo pero se retuerce a media caída y cae de bruces, golpeándose la cara directamente contra la lona. Gime de dolor y Steve se siente automáticamente culpable, porque siempre se le olvida que bajo la armadura Tony no es como Steve..

-Tony. lo siento, ¿estás-

Pero no consigue terminar la frase porque la pierna de Tony se estira contra la suya y cae también, y se mueve más rápido que en toda la tarde y le sujeta las manos, poniéndose a horcajadas sobre él.

No le sirve de mucho, porque al momento Steve le empuja y se ponen a rodar sobre la tela blanca, que les raspa los hombros y las piernas, Tony se revuelve como un gato pero Steve no le deja salir, le sujeta las manos al suelo y aprieta los dientes.

Ninguno respira bien. Tony gira la cabeza y escupe hacia un lado, Steve puede ver que es rojo.

Le mira frustrado, como si Steve pudiese entender todo lo que pasa por su cabeza con una mirada, y la mayoría de veces ni siquiera termina de entender lo que le dice con palabras; quiere cogerle de los hombros y agitarle y sacarle los pensamientos a empujones.

Le ve abrir la boca para hablar y se niega, se niega a oírle decir más excusas o a escucharle discutir y no se ve con ganas de soportar otra de sus puñaladas así que le besa, fuerte, aprieta los labios contra los suyos ignorando la herida que tiene en el inferior; le agarra de los hombros con las manos y Tony abre los ojos sólo para cerrarlos al momento y le empuja contra él agarrándole de la nuca. Los dedos de su otra mano se estrechan como tenazas sobre su bíceps, clavan las uñas y dolería si no fuera porque es lo más que ha obtenido de él en todo este tiempo, algo que no sea silencio, vacío, comentariosinsultantes.

Steve se aparta un segundo e intenta alzarse hacia él, pero desliza una mano hasta el pecho, tapando el reactor y apretándole contra el suelo. Tony gruñe pero nota como se endurece aún más contra su ingle, le gusta cómo se empuja contra su mano.

Se conocen ya lo suficiente para saber que hoy no quiere pelea por el control, lo sabe por cómo se lame los labios, excitado, cómo se oscurecen sus ojos al dilatarse sus pupilas.

-Eres un, tú también, lo sabes, no -Tony habla entre dientes, sin respiración. A veces Steve piensa que si se mordiera la lengua se envenenaría-. Vas con tu cara de bueno, con tus ojos azules y- -estira el brazo y le agarra de la camiseta, se la intenta levantar, le araña las costillas.

-Cállate, Tony.

-...y lo que te gusta mandar, Capi.

Pretende salir en tono burlón pero no queda del todo así y Steve alza la mano libre y limpia un poco de sangre del labio de Tony.

-Lo que me gusta es que me obedezcan.

-Has elegido la persona equivocada para eso- levanta la goma de su pantalón con un dedo y lo mueve de un lado a otro, rodeando desde un hueso de la cadera al otro.

Steve se lame los labios. Le mira.

-Puede que para eso sí- tuerce la cabeza-. Pero no para todo lo demás.

Eso parece dejar a Tony sin palabras. O puede que sea la mano de Steve introduciéndose de un movimiento determinado bajo la tela y agarrándole, le siente duro; bajo sus dedos la piel está resbaladiza de sudor.

Tony gime y se olvida por un momento de que estaba intentando provocar a Steve, apoya las manos en el suelo, palmea la tela sucia del ring y se arquea contra él.

-Steve, dios, joder.

Steve le calla con la boca, esta vez, le besa con la lengua, con los dientes, le besa la mandíbula y las orejas y el punto exacto tras ellas que consigue que Tony se incapaz incluso de hablar. Le besa el cuello, largas lamidas desde el agujero entre las clavículas hasta la barbilla, saborea el salado de su sudor, baja por la camiseta y agarra tela y piel entre los dientes.

Tony murmura algo y Steve alza los ojos. Imagina que él estará parecido, los ojos brillantes, las mejillas sonrojadas, la lengua apareciendo nerviosa entre los dientes. Tony aparta la mirada y Steve la sigue hasta la mano apoyada a su lado y su ingle pega un nuevo tirón cuando sabe donde va a acabar eso.

Deja que Tony alcance sus dedos y los lleve hasta su boca, les da saliva pero nunca es tan sencillo con Tony, navega con la lengua entre los dedos, deja que los meta siempre un poco de más, hasta que no ve ni el principio de ellos. Pierde por un momento el ritmo de su otra mano mirando cómo se hunden en su boca; Tony tiene los ojos cerrados y de repente los abre, clavándolos en los suyos. Steve traga saliva y se queda sin poder apartarlos, y la tensión en la entrepierna empieza a alcanzar un punto tal que se tiene que rozar con su propia muñeca mientras masturba a Tony solo para intentar liberarla un poco.

Tony se quita pantalones y calzoncillos de una vez, y Steve no deja pasar la oportunidad para llevar los dedos húmedos hasta su entrada, y presiona con ambos a la vez, despacio pero sin pausa, hasta que entran enteros y Tony se deshace alrededor de ellos cuando Steve hace el camino contrario, casi hasta fuera y vuelve a hundirlos más rápido, masajeando con el pulgar tras los testículos.

Le masturba suave mientras mira cómo se retuerce contra sus dedos cuando mete un tercero, Tony le habla demasiado y sin mucho sentido, como siempre, “tus putos dedos, Steve, los noto tanto, tan dentro, quiero que- oh, dios, ahí, Stevestevesteve”.

Steve piensa que podría hacer que se corriera así y tener la idea le da ganas de hacerlo, solo por apreciar la presión de su orgasmo entre sus dedos temblorosos. Pero Tony se incorpora entre gemidos y le agarra de la muñeca.

-Ni se te ocurra. Fóllame, ahora.

-Pero aquí no hay-

-Da igual, puedo así. No me mires con esa cara, no me va a doler. Ahora, Steve.

Steve se ríe un poco, sin preguntarse cuándo ha pasado de dar las órdenes a recibirlas y aceptarlas, y el movimiento involuntario hace que Tony sisee y se apriete contra sus dedos, que abandonan la posición para cogerle desde la espalda y levantarle ligeramente el culo. Se sitúa, alineándose con la mano y esparce la humedad de la punta hasta donde puede para facilitar la entrada. Comienza a empujar, (sí, sí, eso es steve) y le penetra poco a poco en un movimiento largo y lento que hace que ambos cierren los ojos y gima, bajo en la garganta.

Nunca se llega a acostumbrar a la sensación de calor, de presión cuando está dentro de Tony, ese primer momento en el que la tensión parece relajarse sólo para volver a atacarle un segundo después, y a cuando se vuelve a hundir por segunda vez, más húmeda que la primera, más fácil.

Las piernas de Tony le rodean y le intentan marcar el ritmo pero Steve le ignora con facilidad y lo hace a su manera, movimientos largos y fuertes que hacen que Tony amague sonidos que no se llegan a emitir, que Steve nota con la lengua en su esternón. Se alza un poco en las rodillas, buscando el ángulo, un poco más arriba, un poco más torcido, y en la siguiente embestida Tony gimotea su nombre, y stevestevemásahí, y más, más fuerte, ahí, y Steve sabe que ha acertado.

Steve apoya lo codos alrededor de la cara de Tony y le besa mientras adelanta las caderas en golpes rápidos y secos, Tony le besa entre gemidos y respira por un momento, suelta el aire que ha ido acumulando en un "Steve” dolorido que se estrella contra su oreja.

Toda su mente está inundada por Tony, su boca abierta contra el cuello, los suspiros que refrescan las zonas húmedas y que le mandan escalofríos que le recorren todo el cuerpo, las manos tras su espalda, las uñas que se enganchan a sus omóplatos. Todo es Tony y Steve empieza a notar cómo se le tensan los testículos y le cuesta conservar el ritmo, Tony es un desastre de ojos cerrados bajo él, murmura incoherencias, se agarra a él como si se fuera a caer y Steve necesita, necesita y mete la mano entre ellos dos.

Le parece oír un tono de triunfo en la voz de Tony pero se pierde cuando comienza a moverla en toques rápidos, y no pasa mucho tiempo hasta que Tony aprieta la frente contra su hombro y gruñe cuando el orgasmo le alcanza, Steve sigue empujando igual y es excesivo, aprieta demasiado y siente demasiado, Tony susurra una orden y es eso lo que le empuja al precipicio, mueve las manos al suelo para evitar que le duela y empuja y mantiene la presión hasta que se corre con un sonido agudo que no es consciente siquiera de hacer, el esfuerzo le deja roto, sin aire, y se deja caer encima de él, sin que importe en ese momento nada que no sean ellos, los ángulos de Tony bajo su cuerpo, sus dedos acariciando la columna.

Tony va a decir algo pero Jarvis le interrumpe.

-Siento molestar, pero el señor Banner tiene intención de venir al gimnasio, señor.

-Joder, Jarvis, ¿cuándo?

-Según mis cálculos, en unos veinte segundos entrará por la puerta, señor.

Se levantan y se miran el uno a otro, las camisetas llenas de semen y sudor, Tony sin pantalones, y Steve se pone en marcha, se los pasa, ignora sus manos pegajosas, y para cuando la puerta se abre y entra Bruce ambos están, al menos, vestidos.

Steve mira la camiseta de Tony y la suya y da gracias porque sean blancas y todo parezca sudor. Pero al momento su preocupación cambia. Es una energía especial en el ambiente, todo pesa más cuando en Bruce la radiación gamma está más fuerte que de costumbre.

Les habla y lo ven claramente, una sombra verde en los ojos, y Steve no puede evitarlo y pone la mano en la mitad de la espalda de Tony. Porque incluso en sus mejores momentos Hulk es impredecible y nunca, nunca es un buen momento si Bruce está intentando combatirlo.

Bruce cruza la puerta y desaparece por el largo pasillo que separa el gimnasio de la sala específicamente creada para sus meditaciones y el posible mal resultado de ellas.

Escucha a Tony suspirar y relajarse contra su mano. Le mueve hasta que le da la vuelta y le acerca a él y le abraza, con la adrenalina de la previsión aún agitándole la sangre dentro del cuerpo. Hay un par de segundos tensos en los que Tony no se mueve pero al final claudica y entrelaza los dedos tras la espalda de Steve.

-Qué miedo da el cabrón cuando se pone así- Steve asiente y baja los labios hasta su hombro.

Tony se deshace de su abrazo y baja del ring, y Steve sabe que si no dice nada lo que ha pasado esta vez va a ocurrir de nuevo. Está cansado, de repente, de discutir, de esconderse, de tener miedo.

-No es que no confíe en ti, ¿sabes?- Tony se queda quieto, sin mirarle-. No es que no sepa que podías hacerlo perfectamente, ni que te quiera quitar mérito por lo que hiciste. Asumí el riesgo de que podía morir cualquier día desde que entré por primera vez en batalla, y sé que tú has hecho lo mismo.

Baja él también, mientras habla, pero no se acerca del todo.

-No te pido que no te arriesgues. Pero no necesitas demostrar un día sí y otro también que eres del tipo de sacrificio, ¿sabes?

-Eso fue lo que tú dijiste.

-Me equivocaba. Me equivoqué contigo. Sé que los seis lo haríamos si fuera necesario, pero no quiero que lo hagamos cuando no lo es. No estás solo, Tony. Ya no- coge aire-. Y yo no quiero volver a estarlo tampoco.

Tony se da la vuelta y Steve sabe que se siente culpable, como si fuera responsable de que Steve esté solo en un tiempo de nadie.

-No pongas esa cara y ven aquí.

Y Tony va, directo a sus labios y todo parece volver a encajar porque cuando ellos dos están así Steve siente que lo pueden hacer todo.

Que todo va a estar bien.

* fandom: marvel universe, * fandom: mcu, * fandom: the avengers, ! fanfic, fic: las tribulaciones del capitán obvio, ship: tony stark/steve rogers, rated: ma

Previous post Next post
Up