Sandrine revivía en esos instantes aquella vieja pesadilla en la que sus piernas no corrían tan rápido como deseaba mientras huía. Solo que ahora se hallaba en la realidad y se precipitaba por los pasillos del internado cargando con un niño inconsciente.
La adrenalina había desaparecido unos corredores atrás, ahora la cabeza le daba vueltas, el
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-¿Qué ocurre? -pregunta asomándose por un extremo del biombo que cubría la camilla, sabiendo que un buen porcentaje de las personas que entran a la enfermería no lo hacen con calma, pero la forma de precipitarse de aquella mujer la preocupa.
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-Se menos de lo que quiero y más de lo que deberia- Suspiró. Recordó que, en el tiempo que paso escondido en la Abadia de Westminster, vio varios casos de "alferecia", y todos ellos fueron asesinados de las formas mas crueles y tortuosas. Incluyendo a su tio, cortado con la temida "Sierra" y sus dos primas, que fueron sumergidas en agua hasta que las burbujas dejaron de brotar de sus bocas.
((La sierra era un metodo en el cual se colgaba boca abajo al acusado con las piernas abiertas y se le comenzaba a cortar a la mitad, por lo que la sangre seguia llegando hasta la cabeza y tardaba en morir))
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