Espejo roto.
Fandom: Axis Powers Hetalia.
Claim: Rusia/Suecia.
Rating: Mature.
Advertencias: Rape~
Para: crack_and_roll
Notas: Hacía tiempo que quería escribir esto *-*;; Está basado en el asalto que realizó Nóvgorod (que es para Rusia lo que Sacro Imperio Romano para Alemania e.e) a las costas suecas y en el cual tomaron las puertas de la catedral de Sigtuna como trofeo.
La espalda del sueco se arqueó sobre el piso helado y duro debajo de su cuerpo semidesnudo. Apenas si era capaz de adivinar el rostro que sonreía enloquecido encima suyo, entre la oscuridad silenciosa de la noche, pero podía escuchar su canto triunfal entre resoplidos y jadeos entrecortados.
Y se maldijo. Maldijo su debilidad, su imprudencia y su incapacidad para hacer algo. Maldijo el momento en que permitió que Ivan lo sujetara por el cuello y lo azotara contra el suelo, una y otra y otra vez hasta que su brazo se cansó y él hubo perdido la mayor parte del conocimiento.
En su inconsciencia, sin embargo, aún lo sentía. Las embestidas que el novgorodino le propinaba con fuerza bestial, las manos grandes y toscas separándole las rodillas y la respiración fría y con aroma a vodka que le golpeó las mejillas y los labios cada vez que el otro se inclinaba sobre él para dejar caer la boca sobre su rostro en besos ansiosos que él no correspondió.
Berwald echó la cabeza hacia atrás sintiendo el martirio abrasador que le desgarraba las entrañas extendiéndose por su columna y arrancándole el aliento. Sintió su propia mirada derrotada observándolo desde los vitrales de la puerta que reflejaban el contorno deformado de sus cuerpos, como un espejo roto salpicado de luces, de fuego y de sangre, y supo que nunca, sin importar el tiempo que pasara o las veces que fuera capaz de derrotarlo en batalla, sería capaz de olvidar el agónico repiqueteo de las campanas de Sigtuna, allá lejos, como a varios kilómetros por encima de su cabeza a punto de romperse del mismo modo que se había quebrado él.
Claim: Rusia/Suecia.
Rating: Mature.
Advertencias: Rape~
Para: crack_and_roll
Notas: Hacía tiempo que quería escribir esto *-*;; Está basado en el asalto que realizó Nóvgorod (que es para Rusia lo que Sacro Imperio Romano para Alemania e.e) a las costas suecas y en el cual tomaron las puertas de la catedral de Sigtuna como trofeo.
La espalda del sueco se arqueó sobre el piso helado y duro debajo de su cuerpo semidesnudo. Apenas si era capaz de adivinar el rostro que sonreía enloquecido encima suyo, entre la oscuridad silenciosa de la noche, pero podía escuchar su canto triunfal entre resoplidos y jadeos entrecortados.
Y se maldijo. Maldijo su debilidad, su imprudencia y su incapacidad para hacer algo. Maldijo el momento en que permitió que Ivan lo sujetara por el cuello y lo azotara contra el suelo, una y otra y otra vez hasta que su brazo se cansó y él hubo perdido la mayor parte del conocimiento.
En su inconsciencia, sin embargo, aún lo sentía. Las embestidas que el novgorodino le propinaba con fuerza bestial, las manos grandes y toscas separándole las rodillas y la respiración fría y con aroma a vodka que le golpeó las mejillas y los labios cada vez que el otro se inclinaba sobre él para dejar caer la boca sobre su rostro en besos ansiosos que él no correspondió.
Berwald echó la cabeza hacia atrás sintiendo el martirio abrasador que le desgarraba las entrañas extendiéndose por su columna y arrancándole el aliento. Sintió su propia mirada derrotada observándolo desde los vitrales de la puerta que reflejaban el contorno deformado de sus cuerpos, como un espejo roto salpicado de luces, de fuego y de sangre, y supo que nunca, sin importar el tiempo que pasara o las veces que fuera capaz de derrotarlo en batalla, sería capaz de olvidar el agónico repiqueteo de las campanas de Sigtuna, allá lejos, como a varios kilómetros por encima de su cabeza a punto de romperse del mismo modo que se había quebrado él.