Título: Su nueva vida.
Fandom: It's only life [Original]
Personajes: Sara, Ángela, Raquel.
Rating: G
N/A: Es el prólogo que da pie a la historia original que escribiré basándome en la tabla de frases, de la comunidad
menteoriginal.
Palabras: 846
Estaba nerviosa. Muy, muy nerviosa. Necesitaba gritar, pero sabía que no podía hacerlo. Necesitaba saltar, pero el tiempo se le echaba encima de una forma que no le dejaba hacer más que coger cosas, y más cosas, y meterlas en el par de maletas que tenía abiertas delante suya. Iba a empezar una nueva vida en una nueva ciudad. Lejos de sus amigos, de la seguridad y estabilidad de su casa y de su familia.
Y estaba, sobre todas las demás cosas, asustada.
Cuando consiguió cerrar el par de maletas -algo para lo que le tuvo que reunir toda su fuerza, pues ambas iban llenas hasta sus topes- fue a despedirse de sus padres y su hermano, que ya la esperaban en el salón de su casa.
Nada más aparecer por la puerta sintió la mirada de su madre, dulce y a la vez triste, clavarse en ella. Siempre había sido de lágrima fácil, y que su hija se fuera de casa era algo por lo que no se sorprendió cuando vio que sus ojos estaban ya empañados.
-Mamá, no llores o me echaré a llorar yo tambien.-dijo sonriendo de medio lado, a la vez que dejaba las maletas y se acercaba a su madre para abrazarla.
-¿Pero cómo quieres que no llore?-contestó la mujer separándose unos centímetros de su hija.-Si mi niña ya se ha hecha una mujer.-añadió, mirándola casi con adoración.
Sara sonrió mientras se separaba de su madre del todo y se acercaba a su padre. Sabía que, al contrario que su madre, él era un hombre de pocas palabras, pero con una mirada se entendieron a la perfección. Ladea ligeramente la cabeza antes de abrazarle y de, segundos después, separarse de él. No necesitaban más para despedirse, y ambos lo sabían.
-¿Y de mi no te despides?-escucha la voz de su hermano tras ella.
-Faltaría más, enano. Pero tienes que prometer que los cuidarás, o me cabrearé y cogeré el primer avión que haya para venir y te la cargarás.-dice sonriendo divertida después de girarse para mirar a su hermano, que asiente y la atrae hacia él para abrazarla.-Está bien, basta de despedidas y de lágrimas.-añade separándose de ellos y cogiendo las maletas.-El taxi ya debe estar esperando.
Lentamente se gira, y siente como si el tiempo fuera muy lento. Antes de cerrar la puerta vuelve a mirar a su familia y sonríe mientras se despide con la mano.
Entonces, solo entonces, es completamente consciente de que no es exactamente un adiós, pero tampoco un hasta pronto. Es, simplemente, una despedida por tiempo indefinido. Por el tiempo que tarde en aprender a vivir sin ellos.
Se había despedido ya de su familia, pero sentía como si todavía le quedara algo más que aclarar antes de irse. Sabía que no iba a ser fácil, pero tenía que hacerlo, así que se paró en medio del aeropuerto y sacó su móvil.
Tenía que hacer esa llamada.
-¿Ángela?-escuchó la voz, en tono sorprendido.
-Si.-murmuró, empezando a arrepentirse de haber llamado. Aquello solo se lo haría más difícil.
-¿Pero no cogías hoy el avión?
-Si, estoy en el aeropuerto. Pero necesitaba hablar contigo. Ya sé que nos despedimos ayer, y que no querías que lo hiciera, pero tengo que decirte algo.
-Me estás asustando.-el tono de la voz cambió de repente, y aunque en apariencia se notaba tranquila se podía notar cierto matiz de miedo en ella.
-Daniel, te quiero. No lo olvides.
No quería llorar, no quería mostrarse débil delante de tanta gente, así que no dio tiempo a que el chico contestara y colgó. Una parte de ella sabía que no tenía que haberlo hecho, y la otra le decía que era lo mejor. Puede que se fuera lejos, pero habías cosas que tenía que dejar claras antes de hacerlo.
Y desde luego decirle a su novio de ocho años que le quería era una de ellas.
El aeropuerto se le antojaba más grande que nunca, y el camino hacia la puerta de embarque, donde se encontraría con sus amigas, demasiado largo.
Tal vez son los nervios, se decía a si misma. Porque si, estaba ansiosa por subir a ese avión. Por despegar. Por llegar a Londres y arrasar. Porque llevaba soñando con un trabajo como el que había conseguido allí desde que terminó la carrera, hacía ya un par de años. Y por fin tenía la oportunidad delante de ella.
Cuando vio a sus amigas a lo lejos su primera reacción fue caminar más rápido y ensanchar su sonrisa. Y cuando por fin estuvo delante, tomó aire y riendo las abrazó.
-¿Y esta efusividad?-preguntó Ángela, contagiándose del buen humor de su amiga.
-Chicas, hoy va a ser un gran día. Se merece esta efusividad y toda la del mundo.-contestó ella, resuelta.
-Raquel, hoy lo que va a ser es un día muy largo. Genial, pero largo.-bromeó Sara.
-Esta bien, da igual.
Una voz de mujer anunciando que podía empezar a embarcar interrumpió su conversación. Las tres se miraron sonriendo y se entendieron a la perfección.
Acababa de empezar su nueva vida.