En Baeza, con Rosaura Álvarez

Nov 24, 2006 17:03


Casualidades de la vida: la semana pasada, antes de saber que en ésta acudiría a las Jornadas sobre Ayala, ya estuve en Baeza por una cuestión distinta, aunque literaria también: acudir al acto de entrega del X Premio Internacional de Poesía "Antonio Machado" de Baeza, que promueve la prestigiosa Editorial Hiperión, y que en esta edición ha recaído en Rosaura Álvarez por su poemario El áspid, la manzana. El acto se celebró en el aula donde Don Antonio Machado impartía su cátedra de francés, en lo que hoy se conoce como antigua Universidad. El recinto está exactamente como cuando el ilustre profesor daba sus clases: las gradas y los muebles (que se recuperaron a tal efecto), la filigrana de los estrados y la balaustrada, incluso las lámparas y las perillas para encenderlas-

Resulta que en esta obra Rosaura ha tenido el detalle y el regalo extraordinario de dedicarme un poema, cosa que, como comprenderéis, me ha hecho mucha ilusión. El poema se titula "momento musical"; la elección de éste se explica por nuestra común afición a la música: no son pocos los grandes conciertos compartidos ya, y aún más las conversaciones sobre ella; diría que más que sobre poesía. Algo que me ha agradado especialmente es el tono claro y feliz del poema; me gustaría pensar que no ajeno a como ella pueda verme (en el libro hay otros poemas sobre música y ha escogido dedicarme éste):


 

(Nota vanidosa: óbservese la nómina de dedicatarios, entre los que se incluye a Muñoz Rojas, uno de los poetas españoles más importantes de la segunda mitad del siglo XX, entre otros.)

Rosaura Álvarez (nacida en Granada en un año que la coquetería quiere dejar indeterminado) llegó a la poesía en plena madurez , con la publicación del poemario Hablo y anochece (1986), tras una carrera artística que inició en la pintura (con diversas exposiciones en su haber) y en la música. Eso hace que nuestra autora no haya pasado por los balbuceos propios de la poesía juvenil, sus imitaciones evidentes, sus desequilibrios o ingenuas ambiciones. La poesía de Rosaura surge como Atenea de la cabeza de Zeus: adulta y con todas las armas y pertrechos, caracterizándose por una búsqueda de la palabra precisa y la concisión formal (la mayoría de sus poemas son muy breves); el intento juanramoniano de lograr el vocablo exacto para atrapar la impresión indecible, la esencia misma de las cosas, y una tendencia a la palabra suntuaria o arcaizante y la referencia cultural. Uno de los rasgos de estilo de la poesía de Rosaura es, por ejemplo, la ausencia de artículos, desautomatizando así el sustantivo, haciéndolo esencial, arquetípico, en la búsqueda antes dicha. En el áspid, la manzana, continúa con esta línea, ahondando en el tema del dolor del ser humano en cuanto desarraigado de la Naturaleza (de ahí la referencia al mito bíblico de la caída del título), y el consuelo por el arte, las cosas gratas y mínimas de la vida, y, sobre todo, la amistad.

SIN TARDES
¡Qué bien le viene al corazón / su primer nido! (Juan Ramón Jiménez)

Los "cellos" en adagio
-el disco, de vinilo-.
Tú, la tarde, nostalgia de unos brazos
o quizá Mahler.

La tarde pálida y mortal se va.
Le imploro: quédate
-la flauta canta agónica-.
Desvaída la luz se ausenta
despacio, muy despacio.

La cuerda toda en "ostinato" grita.
Luego, mudez.

Y, compulsiva, torno
a Mahler una y otra y otra vez...
por si hallara tu voz
-que ya no tiene tardes.

CON EL ARTE

Envuélveme de nuevo.
Cicatriza la llaga de mi luz
abierta en oquedad de soledades.
Y sean mis adentros otro ir
hacia ternuras de silencio,
hacia el verso candente,
que no sabré decir y, fiel, me abrase.

ESTRENO

Estreno libro. La factura bella.
Por su cubierta mi palpar lo asume.
como a su propio cuerpo. Y un cordial
fuego me invade de veraz presencia
-oscuro hueco antes de gestarse.

EL ENVÉS DE LA PALABRA

Porque te ocultas a mi afán,
tenaz persigo: silbo, rito, lumbre
de ti en mis profundas aguas
-acecho reverente del bucear insomne-.

Y juegas y te escondes y coqueta
muestras lúdico el ritmo, rasgo,
aroma de un jardín de extraños sinos.

En par de la alborada
naces cual tibio sol
-azar sobre mi frente-:
pura y bella en temor indescifrable.

Y me gozo y me palpo
guiñol entre tus dedos, pues
en seda de tu asombro me has nacido.

SÍMIL

Como el insecto que en la noche
hacia la luz se inclina y va y viene
en danza de zigzag y laberinto,
y con sus febles alas da y retorna,
topa, llena el silencio con dolido
concierto de sus élitros,
ciego de turbación, desasosiego.

Del mismo modo el pecho,
tanta vez, en designio de palabra.

personal, libros, poesía

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