Al final lo he hecho. Porque
wileret es una chantajista de cuidado y me ha echado tal rapapolvo que a ver quien le dice que no a la guapa esa...si ya le tengo miedo a Nekoi a Wile ni os cuento.....asi que....alla va.
Titulo: Your Poison (si, va por la cancion de Alice Cooper)
Fandom: Fassavoy RPS.
Pairing: James McAvoy/Michael Fassbender
Disclaimer: Nada mio...mas quisiera. Entonces la liaria parda xD
Notas: Esta es la tercera (si tercera) parte de dos RPS anteriores. Concretamente de
Nudos y
Lio. Recomiendo leerlos para enternder porque he tenido que hacer la tercera.
Dedicado: a
wileret a quien mas sino? NO ACEPTO CUARTA PARTE ¬¬ queda dicho
Your Poison
Llevaba exactamente una semana. Una semana. Entera. Siete días. Con sus veinticuatro horas cada uno. Eso era el tiempo que llevaba muriéndose por dentro.
Una semana desde aquel momento extraño del nudo de la corbata y de Michael diciéndole que le gustaba su fama de asaltacunas porque era más joven que él.
Una semana desde ese momento en el pasillo y no había dejado ni una sola noche de soñar con él. De sentir aquellos dedos largos sobre su febril piel y de notar sus labios acariciándola. De los dientes mordiendo su blanca piel y de sus gemidos escapándose de su boca.
Una semana. Una semana entera de promociones, fotos, bromas, insinuaciones veladas y, sobre todo, una semana de estar casi veinticuatro horas al lado de Michael Fassbender.
Aún no sabía cómo no se había muerto.
No lo sabía, pero sabía que si seguía así moriría de pura frustración sexual.
A aquellas alturas ya le daba todo igual por eso simplemente llegó un momento en que su cuerpo dijo “hasta aquí me has provocado, Fassbender” y tomó todo el control de su cerebro y moral.
Lo último que recuerda es estar tonteando con Michael en el pasillo, como cada maldita noche antes de despedirse, un par de “te queda bien esa corbata, ¿te has hecho tú solo el nudo?” y un poco de “quizás quieres deshacerlo tú” y lo siguiente que ve es una sonrisa torcida
del irlandés y una chispa de algo que antes no había dejado ver. Lujuria.
Lo siguiente que recuerda es haberle empujado por la puerta entreabierta de su habitación, cerrarla tras ellos y atrapar a Fassbender contra la puerta y besarle como si no hubiese mañana. Sí. Le había besado.
Y sinceramente, ahora se preguntaba por qué no lo había hecho primero. Porque aquellos labios eran justo como los había imaginado su mente. Suaves. Y Fassbender sabía cómo usarlos para volverle loco. Se movía lo justo para provocarle, porque ambos lo habían deseado desde el principio de aquel tour de premiers y entrevistas. Él llevaba todo el ritmo del beso aunque sabía que era cuestión de tiempo que Michael le quitase ese privilegio. El irlandés no era de los que se dejaban controlar.
Tal y como lo predijo. En cuanto el rubio se dio cuenta de que no había sido una broma, que aquello iba para algo más... había tardado bien poco en librarse de su posición y le había arrastrado hasta la enorme cama de la suite. Y luego le siguió. Se subió a la cama y gateó hasta estar encima de él. Besándole. Con todo su cuerpo pegado al suyo. James pensaba que iba a morir en aquel momento. Completamente ido con las sensaciones y a punto de estallar en llamas del calor que le recorría por entero.
Aunque al parecer su suerte era otra distinta. Michael había empezado a deshacer el nudo de la corbata, tal y como él le habría propuesto en el pasillo, cuando unos ruidos a la puerta les dejaron mudos y jadeando el uno contra el otro. Los golpes se repitieron.
”Señor Fassbender, ¿está usted ahí? Tengo un mensaje de la productora.”
Era el botones del hotel que venía a avisarle de algo. James sintió que el mundo se confabulaba para que no pudiese acabar con toda aquella frustración sexual. Michael le miró divertido cuando un gemido lastimero escapó de su boca y se llevó las manos a la cara para taparse.
”Tú quédate
aquí.”-le susurró apartando sus manos de la cara.-”En cuanto despache a ese chico voy a volver a hacerte todas esas cosas que un adulto no debería hacerle a los que son menores que él.
James le dio un codazo en las costillas, pero Michael se levantó riéndose y caminó hacia la puerta aún con la sonrisa maliciosa en la cara que deparaba de todo menos algo bueno.
Sinceramente era lo que quería él. Nada que fuese bueno. Algo tan malvado y venenoso que pudiese sacar de una vez toda aquella atracción. Aunque se temía que fuese todo lo contrario y acabase haciéndose adicto a Michael Fassbender.
Bien mirado... ya lo era.